miércoles, 19 de octubre de 2011

Construyendo puentes



Se cuenta que, cierta vez, dos hermanos que vivían en granjas vecinas, separadas apenas por un río, tuvieron un conflicto. Fue la primera gran desavenencia en toda una vida de trabajo uno al lado del otro, compartiendo las herramientas y cuidando uno del otro.

Durante años trabajaron en sus granjas y al final de cada día, podían atravesar el río y disfrutar uno de la compañía del otro. A pesar del cansancio, hacían la caminata con placer, pues se amaban. Pero ahora todo había cambiado.

Lo que comenzara con un pequeño malentendido finalmente explotó en un cambio de ásperas palabras, seguidas por semanas de total silencio. Una mañana, el hermano más viejo sintió que llamaban a su puerta. Cuando abrió vio un hombre con una caja de herramientas de carpintero en la mano.

- Estoy buscando trabajo, dijo el carpintero, quizás usted tenga un pequeño servicio que yo pueda hacer.

- ¡Sí!, dijo el granjero, claro que tengo trabajo para usted. Ve aquella granja al otro lado del río. Es de mi vecino. No, en realidad, es de mi hermano más joven. Nos peleamos y no puedo soportarlo más. ¿Ve aquella pila de madera cerca del granero? Quiero que usted construya una cerca bien alta a lo largo del río para que yo no tenga que verlo más.

- Creo que entiendo la situación, dijo el carpintero, muéstreme donde están las palas que ciertamente haré un trabajo que lo dejará a usted satisfecho.

Como precisaba ir a la ciudad, el hermano más viejo ayudó al carpintero a encontrar el material y partió. El hombre trabajó arduamente durante todo aquel día.

Ya anochecía cuando terminó su obra. El granjero regresó de su viaje y sus ojos no podían creer lo que veían. ¡No había ningún cerco! En vez de cerco había un puente que unía las dos márgenes del río. Era realmente un bello trabajo, pero el granjero estaba furioso y le dijo:

- "Usted ha sido muy atrevido en construir ese puente después de todo lo que yo le conté".

Sin embargo, las sorpresas no habían terminado. Al mirar nuevamente hacia el puente, vio a su hermano que se acercaba del otro margen, corriendo con los brazos abiertos. Por un instante permaneció inmóvil en su lado del río. Pero de repente, en un impulso, corrió en dirección del otro y ellos se abrazaron en medio del puente.

El carpintero estaba recogiendo su caja de herramientas cuando el hermano que lo contrató le dijo emocionado:

- ¡Espere! Quédese con nosotros algunos días más.

El carpintero respondió:

- Me encantaría quedarme, pero, desgraciadamente tengo muchos otros puentes que construir.

** Muchas veces dejamos que los malentendidos o enojos nos alejen de la gente que queremos, muchas veces permitimos que el orgullo se anteponga a los sentimientos. No permitas que eso pase en tu Vida. Aprende a perdonar y valora lo que tienes. Recuerda que perdonar no cambia en nada el pasado pero si el futuro.
No guardes rencores ni sentimientos de amargura que solo te lastiman, te alejan de Dios y de las personas que te quieren.
Aprende a ser feliz y disfruta de las maravillas que Dios ha creado. Él te ama y desea que tengas una vida dichosa, llena de amor y armonía.
No permitas que un pequeño desliz malogre una gran amistad...
Recuerda que el silencio a veces es la mejor respuesta...
Una casa feliz es lo que más importa. Haz todo lo que esté a tu alcance para crear un ambiente en armonía.
Recuerda que la mejor relación es aquella donde el amor entre dos personas es mayor que la necesidad que ellas tienen una por la otra.

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