viernes, 7 de octubre de 2011

EL ANGEL, LA ESTRELLA Y LA PALOMA


"En este tiempo de Navidad hemos celebrado las tres epifanías o manifestaciones de Dios a los hombres. Andábamos como ovejas que no tienen pastor y una luz nos brilló. Dios nos ha dado tres luces, tres manifestaciones, para revelarnos en Cristo su salvación. Tres epifanías a través de tres hechos sorprendentes, maravillosos, extraordinarios. Tres signos de la presencia divina a la humanidad: El ángel que anuncia el nacimiento de Cristo a los pastores de Belén, la estrella que guiaba a los Magos de Oriente y la paloma que desciende sobre Cristo al ser bautizado en el Jordán. Tres momentos en los que Dios a través de estos signos se manifiesta en primer lugar al pueblo de Israel, depositario de las promesas divinas, representado en los pastores; en segundo lugar a todas las naciones de la tierra, representadas en los Magos; y en tercer lugar la confirmación del Padre y del Espíritu Santo, este es mi hijo muy amado, mi predilecto. Una epifanía trinitaria dónde aparecen las tres divinas personas, la voz del Padre, la presencia del Espíritu en forma de paloma y el Hijo que sale del agua habiendo recibido el bautismo de Juan el Precursor. El ángel, la estrella y la paloma son los tres signos visibles de la presencia de Dios en estas tres epifanías de la Navidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un sólo Dios que se da a conocer a los hombres para mostrarnos el camino de la redención. Escuchemos la voz del ángel, dejémonos guiar por la estrella y acojamos al Espíritu que grita en nosotros, Abba, Padre, y nos conduce a la verdad plena.

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