lunes, 3 de octubre de 2011

La Familia


Dios es familia porque es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Jesús cuando viene a vivir entre nosotros, lo hace en el seno de una familia.

Jesús crece en ella. Allí se educa, aprende a rezar y a trabajar. El experimenta su condición de hijo, vive en sujeción a sus padres. Con ellos comparte alegrías y tristezas, pequeños y grandes acontecimientos.

La familia es el gran regalo que nos hizo Dios.

Pero es un regalo que hay que cuidar con mucho amor; porque sólo el amor nos permite superar las dificultades de la convivencia diaria y ser felices.

A la familia hay que cuidarla, amarla y servirla.

Los 10 Mandamientos de la convivencia

1- Alégrense con los que se alegran, lloren con los que lloran (Romanos 12, 15)

2- Pónganse de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes; vivan en perfecta armonía (1 Corintios 1,10)

3- Que la conversación sea siempre agradable y de buen gusto sabiendo cómo tratar a cada uno ( Colosenses 4,6)

4- Si ustedes se están mordiendo y devorando mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los unos a los otros (Gálatas 5, 15)

5- Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, así cumplirán la ley de Cristo (Gálatas 6, 2)

6- Sopórtense mutuamente con caridad. Traten de conservar la unidad de l Espíritu, mediante el vínculo de la paz ( Efesios 4, 2-3)

7- No pronuncien palabras inconvenientes... eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad (Efesios 4, 29-31)

8- Estimen a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás (Filipenses 2, 3-4)

9- Que nadie devuelva mal por mal. Esfuércense por hacer siempre el bien...estén siempre alegres. Oren sin cesar.(1 Tesalonicenses 5, 15-17)

10- Evita las cuestiones estúpidas y carentes de sentido : ya sabes que provocan serios altercados...Quien sirve al Señor tiene que ser amable con todos ( 2 Timoteo 2, 23-24)

El niño y Dios

El niño es muy observador y se da cuenta de pequeños detalles que connotan la actitud religiosa de los padres: signos de la cruz, momentos de oración y silencio a lo largo de la jornada, asistencia a los actos de culto, etc.
A partir de los 3 años se despierta en el niño un notable interés por Dios, le gusta ponerse a rezar, inventar oraciones.
Es el momento para que empiece a confiarse en Dios. Se cree en Dios porque cree en el amor de su papá y de su mamá y de las personas que son cariñosas con él. Acepta lo que le proponen porque cree en esas personas. Le aplica a Dios las cualidades de sus padres.
A partir de los 3 años también se da la edad de los porqués y que se puede usar para hacer catequesis con ellos. Admitirá que Dios es bueno, que lo acompaña, que le puede hablar. Los padres deben cuidar toda imagen de Dios relacionada con el castigo o el temor.
A los 4 años el niño puede ver a Dios como Todopoderoso y creador del mundo. Se le puede hablar de la Santísima Trinidad ( se puede enseñar la señal de la Cruz y hacer una catequesis sobre el Padre como creador, el Hijo entregado para que nos amemos y el Espíritu Santo que nos enseña a amar).
Ente los 4 y 6 años el niño descubre la figura del madre en el seno de su familia. En esta etapa el niño le aplica a Dios las cualidades protectoras.


Ser padres es parecerse tanto a Dios

Ser padres es la vida que se entrega totalmente con un amor ilimitado, sin condiciones.
Ser padres es corregir una vez, animar muchas veces y sonreír siempre.
Ser padres es un estilo de asumir la vida, es trabajar y fatigarse pensando en el hijo que se ama.
Ser padres es no medir el sacrificio para que él crezca en equilibrio.
Ser padres es ser capaz de cualquier renuncia.
Ser padres es escuchar sus pequeñas o grandes inquietudes y responder siempre con la verdad a sus preguntas.
Ser padres es recibir su reflexión y sus ideas aunque no coincidan con las nuestras.
Ser padres es facilitar su desarrollo y confiar en él.
Ser padres es reflejar a Dios, es tener sus ojos, si mirada, su voz, su criterio y su palabra.

Carta de un hijo a sus padres

Trátame con la misma cordialidad y amabilidad con que tratas a tus amigos.
No me des órdenes; si me pidieras las cosas en vez de ordenármelas yo las haría más rápido y con más gusto.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer. Decídete y mantén la decisión.
No me des todo lo que pida; a veces pido para saber hasta dónde puedes llegar o cuánto puedo tener.
Cumple las promesas, ya sean buenas o malas. Si me prometes u permiso o un dulce, dámelo; pero si es un castigo, también.
No me compares con nadie, especialmente con mis hermanas o hermanos. Si me ensalzas ante los demás, alguien va a sufrir; pero si me haces de menos el que sufre soy yo.
No me corrijas las faltas delante de nadie; enséñame a mejorar cuando estemos solos.
No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y además me enseñas a gritar y, eso, yo no quiero aprenderlo.
Déjame valerme por mi mismo; si tú lo haces todo por mí, nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mi. Tampoco pidas que yo las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Así haces que me sienta mal y que pierda fe en lo que dices.
Cuando haga algo malo no me exijas que te diga por qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.
Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá mi estima por ti; también aprenderé a admitir mis equivocaciones.
No me pidas que haga una cosa que tú no haces. Aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no lo digas; pero nunca haré lo que digas y luego no hagas.
Cuando te cuento un problema no me digas "no tengo tiempo ahora para boberías" o "eso no tiene importancia". Trata de ayudarme y comprenderme.
Enséñame a conocer y a amar a Dios. No importa si en el colegio o en la parroquia me los quieren enseñar, porque de nada vale, si yo veo que ustedes ni conocen ni aman a Dios,
Quiéreme y dímelo. Me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario.
Me agrada.
Cariñosamente,
TU HIJO/A.


La misa y la familia con chicos.

Cuando los padres con hijos chicos van a Misa ocurren distintas situaciones o "escenas":
Algunos pequeños encaran el altar y se paran al lado del celebrante, o comienzan a hacer monerías, o se suben a escalones y comienzan a hacer equilibrio... otros o comienzan a gritar o a golpear algún objeto... y los hay que corren estrepitosamente desde la puerta al altar. Algunos padres se descontrolan y les tiran la oreja o el pelo o les aprietan el brazo de tal modo que debe quedar morado o los retiran hacia la calle con "cara" de "te voy a matar".

Sin embargo es muy importante que los padres vayan con sus hijos a Misa, así van aprendiendo lo que significa el día del Señor.
No tenemos recetas para dar pero sí podemos recoger la experiencia de distintas familias:

a) Explicarles en nuestra casa adonde vamos, qué vamos a hacer y cuál es el significado de la Misa (con indicaciones según la edad de los chicos). Esto hará que los niños vayan entendiendo y por lo tanto no se pongan a charlar porque están aburridos.
Se puede explicar las partes de la Misa, recalcando que la más importante es la consagración y que es el momento oportuno para rezar y pedir por las necesidades de la familia. Según la edad se puede comentar a la salida las lecturas del día, lo que hará que el niño el domingo siguiente esté más atento.

b) si ya saben leer conseguirles cancioneros para que puedan seguir los cantos y si no saben leer enseñarles los más breves o los estribillos.

c)a los más pequeños no dejar que se desplacen solos (que estén en el banco junto con los padres).

d)Ponderarlos cuando se portaron bien y hacerles notar cuando no fue así.

e)Los niños aprenden de los padres, si ven que ellos siguen con devoción la celebración, tomarán este ejemplo.

No hay una solución única. No obstante, no hay nada mejor que asistir a la santa Misa en familia, aunque en alguna oportunidad pasemos un mal rato. Bien lo vale por lo que se consigue.


Cuento sobre hermanos: PUENTES POR CONSTRUIR

No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer conflicto serio que tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes en forma contìnua.
Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso".
"Sí", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted. Mire, al otro lado del arroyo, en aquella granja, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor".
"La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros y él tomó su buldózer y desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros".
"Bueno, él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero?"
"Quiero que construya una cerca, una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más."
El carpintero le dijo: "Creo que comprendo la situación. Muéstreme donde están los clavos y la pala para hacer los hoyos de los postes y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho."
El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.
El carpintero trabajó duro todo el día midiendo, cortando, clavando. Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo.
El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó. No había ninguna cerca de dos metros; en su lugar había un puente. Un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.
En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano le dijo: "Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho".
Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. "¡No, espera!", le dijo el hermano mayor, "quédate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti". "Me gustaría quedarme", dijo el carpintero, pero "tengo muchos puentes por construir".

Para reflexionar: ¿Qué puentes debes construir con tus hermanos?



Padre Nuestro Conyugal

Padre Nuestro que estás en el Cielo;
como esposos te invocamos para crecer en el amor a Ti y entre nosotros.

Santificado sea tu Nombre;
y con amor santificar a nuestra esposa/o, creciendo en el diálogo, en el respeto, en la fidelidad y en la confianza.

Venga a nosotros tu Reino;
para que nuestro vínculo sea de unidad, nuestro trato sea de servicialidad.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
te pedimos aceptar tu voluntad sobre nosotros y también aceptar al otro en sus limitaciones.

Danos hoy nuestro pan de cada día,
te pedimos trabajo para sostenernos dignamente pero sin que sea lo que quite nuestro encuentro.

Perdona nuestras ofensas como perdonamos a los que nos ofenden: haznos generosos en el perdón mutuo.

No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal: protégenos de la división y de todo lo que atente con nuestro matrimonio.
Amén.



Oración de un padre

San JoseAyúdame, Señor, a comprender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo que quieren decirme y a responderles todas sus preguntas con amabilidad. Evítame que los interrumpa, que los pelee o contradiga.
Hazme cortés con ellos para que ellos sean conmigo de igual manera. Dame el valor de confesar mis errores y de pedirles perdón cuando comprenda que he cometido una falta.
Impídeme que lastime los sentimientos de mi hijos. Que no me ría de sus errores y que recurra a la violencia como castigo.
No me permitas que induzca a mis hijos a mentir o robar. Guíame hora tras hora para que confirme, por lo que digo y hago, que la honestidad es fuente de felicidad.
Modera, te ruego, la maldad en mi. Evítame que los incomode y cuando esté malhumorado, ayúdame, Dios mío, a callarme.
Hazme ciego ante los pequeños errores de mis hijos y que vea las cosas buenas que ellos hacen.
Que no los castigue para satisfacer mi egoísmo. Ayúdame para concederles todos los deseos que sean razonables y apóyame para tener valor de negarles las comodidades que yo comprendo que les harán daño.
Hazme justo y ecuánime, considerado y sociable para mis hijos, de tal manera que ello sientan hacia mi, amor y respeto.
Hazme digno, Señor, de que sea amado e imitado por mis hijos.




Oración de un anciano por sus descendientes.

Señor, ya se acerca el final de mi vida, tengo mucho más ayer que mañana;

Te agradezco mi pasado y en tus manos dejo el futuro,
Que se haga tu voluntad, ahora y siempre.

Tú me concediste la gracia de participar en la cadena de la vida: recibí de mis padres la vida que me regalaste e hice posible que otros recibieran ese don inestimable.

Hoy quiero pedirte por ellos, por mis hijos, por sus hijos, por los hijos de los hijos de mis hijos y por los que vendrán:

Permíteles gozar de la vida, como me lo concediste a mi,

Muéstrales tu amor de Padre, revélate a ellos misericordioso y comprensivo,
no tengas en cuenta sus faltas e imperfecciones,
sino la promesa que hiciste a nuestros antepasados
de sentarnos en tu Reino al final e los tiempos.

Dales la fuerza necesaria para vencer la tentación, que no les falte el pan de cada día, y que aprendan a perdonar a quienes los ofendan.

Enséñales a vivir en paz y sencillez y permíteles que vean a los hijos de sus hijos. Amén.



Oración a la Virgen que desata los nudos ante problemas matrimoniales

Señora mía ¡Madre Santa de Dios! Muy confiado en la protección de tu influjo,
Luz del Espíritu Santo pido tu singular custodia
Y tu seno Maternal, que intercedas por la unión.
Tú, que con generosa gracia, deshaces los nudos complejos de la vida conyugal,
Hoy te ruego por la mía; por faltas nuestras he tejido,
una maraña de escollos en la cinta del amor,
por culpa nuestra, he llegado a la angustia y desazón,
que la existencia torna en sórdida y atribulada;
¡Mira aquí, Madre Nuestra!, Tus hijos somos;
perdona nuestros errores,
ayúdanos a desanudar esta madeja terrible,
tú eres compasiva, sufrida y Santa Mujer!, Madre del Cristo hasta en la Cruz;
Nosotros somos el hijo que El te ha señalado,
con toda esperanza, consuelo, con angustiosa carencia, pido tu intercesión,
¡Madre de toda pureza! Es mi deseo enmendar, desatando los nudos, que agobia a mi pareja;
¡Tú! junto al Hijo, Señor Nuestro, por mi matrimonio intercede,
que renovada la cinta sea, y los votos restaurar;
¡Dame Madre mía hoy, una oportunidad! el lazo no romperé, con que Dios ha unido,
con el amor te suplico, afecto y devoción, con la que celebro tu santísima Concepción,
Aceptes en tu gracia a mí; que por tu poderosa ayuda,
ante el único Mediador, y por tus méritos dispongan, se encaminen mis cosas
y estos nudos se deshagan, fruto de la vil ofensa,
Obra a tu Voluntad, tus humildes hijos suplican,
conseguir la paz armoniosa, que nuestro hogar requiere,
por ejemplo tomare, al que en Nazaret construyeron,
¡Oh! Sagrada Familia, Estable, Santo Modelo, con el Amor Maternal,
fraterna e intima unión, Del Hijo del Hombre, su Madre, y San José carpintero.
En tu inmenso y Maternal Amor, Bienaventurada Virgen María,
la que desarmas los nudos, Socórrenos,
Auxílianos, Aconséjanos, por nosotros Aboga,
y el camino ilumina, hacia el fin de vida plena,
Tómame en tu seno Madre mía, a merecer tu Santidad Materna
que por tus méritos gozas, con tu Hijo, Nuestro Señor, El supremo Hacedor.
Dios te salve, Hija de Dios Padre.
Dios te Salve, Madre de Dios Hijo.
Dios te Salve, Esposa del Espíritu Santo. Amen.


Oración de las embarazadas

Señal de la Cruz.

Prepara mi corazón, Señor, para este rato de oración. Celebro con gozo a San Ramón Nonato ya que él te amó y fue fiel al Evangelio. Él vivió intensamente el seguimiento de Jesús, y le dedicó toda su vida. Él es el modelo de todas las cristianas y especialmente para mi porque estoy a punto de dar a luz. Por este motivo, ya que San Ramón es el patrono de todas aquellas que van a ser madres, imploro su intercesión ante vos, Señor. Haz que su memoria sea para mi estímulo de fidelidad a ti.
Oh Señor, Padre de bondad, Vos me habéis hecho el inmenso beneficio de engendrar a un hijo. Te doy las gracias por haberme hecho partícipe de vuestra paternidad en dar la existencia de un nuevo ser. Mientras espero su parto, vengo a pedirte tu protección por intercesión de mi abogado San Ramón Nonato, a fin que este fruto de mis entrañas pueda llegar felizmente a la luz de la vida. Así lo espero por los méritos infinitos de Nuestro Señor Jesucristo, vuestro Hijo y los de su Madre Santísima, la Virgen María.

**Ver san Ramon Nonato



Oración de acción de gracias para después del nacimiento del hijo:

Te damos gracias, Señor, por esta hijo/a que hemos recibido como un don de tu amor. Haz que seamos capaces de alimentarle, fortalecerle y educarle, de tal manera que sea plenamente miembro de la familia humana y en definitiva de la gran familia de Dios. Que, con nuestro ejemplo y nuestra palabra, aprenda que, si ha venido a este mundo, ha sido para llevar a cabo en él una misión de amor y de paz tal como lo hizo tu hijo Jesucristo.

Te damos una vez más las gracias por mediación de San Ramón Nonato, nuestro protector. Que la intercesión que ha hecho nos ayude también a dar a nuestro hijo una santa educación inspirada en los valores cristianos.

Contentos y agradecidos por el nacimiento de nuestro hijo/a, te dirigimos ahora aquella plegaria que tu hijo nos enseñó: Padre nuestro ....



No hay comentarios: