viernes, 7 de octubre de 2011

LA PUERTA ESTRECHA


"Cristo nos invita a entrar por la puerta estrecha, ¿qué puerta es esta? El Señor nos dice que hay una puerta ancha, un camino fácil y espacioso que lleva a la perdición y que existe una puerta estrecha, un camino difícil, que pocos van por él y pocos dan con ella. Delante de pongo dos caminos. La vida es siempre opción, elección. En muchos momentos y situaciones de nuestra existencia nos vemos ante la tesitura de tomar una decisión. Muchas veces no somos plenamente conscientes de ello, otras ni tan siquiera nos paramos a examinar las consecuencias de nuestros actos. Desde que venimos a la existencia en este mundo hasta nuestra salida de él, continuamente tenemos que elegir entre diversas opciones y caminos. Unas veces son decisiones intrascendentes, pero otras son determinantes e importantes para nuestro presente y futuro. Entre estas opciones están las que implican un juicio ético o moral. A veces es muy difícil elegir bien y no equivocarse, pero también de los errores aprendemos. Nuestra fe nos alienta a elegir el camino del bien, pero si equivocamos este camino nos anima a retomar el buen camino, a volver sobre nuestros pasos, a cambiar de rumbo. Nunca es tarde. Dios nos ama y está siempre dispuesto a la misericordia y al perdón, a levantarnos con su gracia de cada una de nuestras caídas. Cristo nos pide que nos esforcemos por seguir el camino del bien, por entrar por la puerta estrecha, porque nos conoce y porque sabe de nuestra limitación y de nuestras dificultades para obrar siempre el bien sin desfallecer. El apóstol Pablo exclamaba: Señor cuántas veces dejo de hacer el bien que amo y me encuentro con el mal que aborrezco. Es la experiencia del pecado. Llevamos un tesoro en frágiles vasijas de barro, pero al fin y al cabo, nuestra naturaleza es débil. Nos advertía el Maestro, velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil. Acudamos al Señor, pidamosle su gracia para seguir el camino de Dios que es una senda estrecha y difícil. Esforcémonos por entrar por la puerta estrecha que no es otra que la cruz de Cristo y tu cruz y la mía. Cargad con la cruz de cada día y seguidme, dice el Señor. La puerta estrecha es también el costado abierto de Cristo, traspasado por la lanza, de dónde brota sangre y agua, bautismo regenerador y eucaristía vivificante. Sacramentos de la Salvación. Por esta puerta nos encontramos con el corazón ardiente de Cristo, corazón amorosísimo y misericordioso, horno ardiente de caridad donde somos purificados y hechos nuevas criaturas a imagen y semejanza del único Hijo de Dios.

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