miércoles, 12 de octubre de 2011

Señor, ten compasión de mí



Hoy te quiero gritar, como la mujer cananea:

¡Necesito compartir mis dificultades del camino,

el peso de la vida, los agobios, las insatisfacciones,

mis fallos, preocupaciones, mis miedos, mi fragilidad!

¡Ten compasión de mí!

¡Socórreme, Señor!

Métete en todos los rincones de mi casa,

invádenos a todos con tu amor,

enséñanos a vivir a tu manera,

que es difícil hacerlo bien.

Envuélvenos a todos, haznos sentirnos habitados.

Aunque no estemos ciegos, ni cojos, ni lisiados,

estamos tensos, agitados, angustiados,

gastamos en exceso y corremos demasiado,

vivimos cerca y juntos, pero en soledad,

sin cuidarnos bastante, con indiferencia.

Ten compasión de todos,

danos entrañas de misericordia.

Contigo, Señor, los ciegos veremos la belleza,

los sordos, al hermano,

los mudos y los tímidos, nos comunicaremos,

los fríos y los secos, seremos misericordiosos,

los tristes y los grises, cantaremos cada día,

los huérfanos y solos, disfrutaremos de tu Amor.

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