domingo, 11 de diciembre de 2011

“El Sueño de Maria"

El sueño de María

Tuve un sueño, José, y realmente no lo puedo comprender, pero creo que se trataba del nacimiento de nuestro hijo. La gente estaba haciendo preparativos con seis semanas de anticipación , decoraban las casas, compraban ropa nueva, salían de compras muchas veces y adquirían elaborados regalos. Era un tanto extraño, ya que los regalos no eran para nuestro hijo; los envolvían en vistosos papeles y los ataban con preciosos moños y todo lo colocaban debajo de un árbol. Sí, un árbol José.

Dentro de sus casas, esta gente había decorado el árbol y las ramas estaban llenas de adornos brillantes y había una figura en lo alto del árbol, me parecía que era un ángel, era realmente hermoso. Luego vi una mesa espléndidamente servida, con platillos deliciosos, y muchos vinos, todo se veía exquisito y todos estábamos invitados.

Toda la gente se veía feliz, sonriente y emocionada por los regalos que se intercambiaban unos a otros, pero, sabes José, no quedaba ningún regalo para nuestro hijo, me daba la impresión de que nadie lo conocía porque nunca mencionaron su nombre.

¿No te parece extraño que la gente trabaje y gaste tanto en preparativos para celebrar el cumpleaños de alguien a quien ni siquiera mencionan y que da la impresión de que no lo conocen?
Tuve la extraña sensación de que si nuestro hijo hubiera entrado a esos hogares, para la celebración hubiera sido solamente un intruso.


Todo se veía tan hermoso y la gente se veía feliz, pero yo sentía enormes deseos de llorar, porque nuestro hijo era ignorado por casi toda esa gente que lo celebraba.

¡Qué tristeza para Jesús, no ser deseado en su propia fiesta de cumpleaños!
Estoy contenta porque sólo fue un sueño, pero ¡qué terrible sería si esto se convirtiera en realidad!


Este cuento de autor desconocido que lleva por título «El sueño de María» nos hace reflexionar sobre lo que se ha hecho una costumbre muy arraigada en nuestra sociedad. Se trata de la práctica de hacer caso omiso del Cumpleañero más importante del género humano.

¿Acaso no se le concede a su nacimiento tanta importancia que marca la división de la historia? Las designaciones «antes de Cristo» y «después de Cristo» lo ponen de relieve como el Personaje por excelencia de la historia universal. Con razón que a la Virgen María le pareciera tan extraña la manera como actualmente celebramos el cumpleaños de su hijo. Es como si todos, menos Cristo, cumpliéramos años ese mismo día.

Si bien no tiene sentido que hagamos caso omiso del Cumpleañero más importante del género humano, es porque ese hijo de María, y por eso llamado «el Hijo del hombre» en los Evangelios, era también el Hijo de Dios. Dios nuestro Creador, que nos hizo a su imagen y semejanza, se humilló y tomó nuestra naturaleza humana, naciendo en un pesebre, para que nosotros pudiéramos nacer de nuevo y algún día ser glorificados, asemejándonos a Él en su naturaleza divina.

El verdadero sueño de María era que el mundo reconociera a su hijo Jesucristo como el Hijo de Dios. ¡Qué hermoso sería si eso se hiciera realidad!

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