martes, 6 de diciembre de 2011

San Gerardo Mayela (Majella)

San Gerardo Mayela (Majella)
Nació en abril 1726 en Muro Lucano (Italia)
Canonizado por el Papa Pio X, 11 Diciembre, 1904.
Dotado de los los dones de profecía, fenómeno de "bilocación" y se dice que poseía el don de ciencia infusa y de dominio sobre los animales, éxtasis, el don de discernimiento , visiones o locuciones sobrenaturales,levitación, discernimiento de espíritus, y la penetración de los corazones, poderes ilimitado sobre la naturaleza, la enfermedad y los demonios, dones de sanación, Don de hacerse invisible, Obediente a Dios y a los superiores etc.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores que éstas hará...Juan 14:12
Él predijo el día y hora de su muerte. Un taumaturgo durante su vida, él ha seguido fiel a su trabajo aun después de la muerte.
Nuestro Señor Jesucristo me ha hecho saber que pronto habré de dejar esta vida; pero haré todo lo posible para que también después de mi muerte se acuerden ustedes de estas cosas. 2 de Pedro :14-15
Patrón de las señoras embarazadas y las parturientas, nacimientos, niños, madres encinta, confesiones, hermanos seglares, maternidad, Intercesor de los médicos, madres,mujeres embarazadas,movimientos a favor de la vida, niños no nacidos, personas inocentes falsamente acusadas.
En Muros, de Lucania, san Gerardo Maiella, religioso de la Congregación del Santísimo Redentor, que, lleno de amor por Dios, abrazó un género de vida austera y, consumido por el celo por Dios y las almas, aún joven descansó en el Señor.
Gerardo quiere decir: "Valiente para la defensa" (Del alemán: Ger: defensa, ard: valiente)
Intercesor de los médicos
A comienzos de 1800, casi cincuenta años después de su muerte, un médico de Grassano declaraba: "Desde hace muchos años no ejerzo la profesión de médico. La ejerce por mí Fray Gerardo": este médico tomaba tan en serio el patrocinio de Gerardo, proclamado beato sólo en 1893, quien en vez de recetar medicinas prefería dejar a sus pacientes una medalla del buen religioso.
Le rendimos honor el 16 de Octubre porque Murió el 16 Octubre, 1755 , algunos celebran su fiesta hoy ,otros el 30 de Octubre.

ORACIÓN PARA PEDIR UN FAVOR
(Fuente :Devocionario.com)

Beatísima Trinidad, yo tu hijo, te doy gracias por todas las gracias y privilegios que otorgaste a San Gerardo, especialmente por aquellas virtudes con que lo adornaste en la tierra y la gloria que ahora le das en el cielo. Concluye tu trabajo, oh Señor, para que tu Reino venga a la tierra. Y por sus méritos de aquellos que están en unión con Jesús y María, concédeme la gracia por la cual te pido (mencionar aquí su petición).
Y tu, mi poderoso intercesor, San Gerardo, siempre dispuesto a ayudar a quienes recurren a ti, ruega por mi. Acude delante del trono de la Divina Misericordia y no te marches sin haber sido escuchado. A ti te confío este importante y urgente asunto (mencione aquí su petición). Graciosamente toma entre tus manos mi causa y no permitas que termine esta oración sin experimentar los efectos de tu intercesión. Amén

ORACIÓN DE UNA MADRE POR LA FAMILIA
Oh Glorioso San Gerardo que viste en cada mujer la imagen viviente de María Santísima, Esposa y Madre de Dios, y la quisiste, con tu intenso apostolado, a la altura de su misión, bendíceme a mi y a todas las madres del mundo. Vuélvenos fuertes para mantener nuestras familias unidas; socórrenos en la difícil tarea de educar cristianamente a nuestros hijos; da a nuestros maridos el coraje de la fe y del amor, a fin de que, basados en tu ejemplo y confortados por tu ayuda, podamos ser instrumentos de Jesús para hacer a este mundo mas bueno y justo. En particular, ayúdanos en las enfermedades, en el dolor y en cualquier necesidad; o al menos danos la fuerza de aceptar cristianamente cada cosa para que seamos imagen de Jesús Crucificado como lo fuiste tú. A nuestras familias, danos la felicidad, la paz y el amor de Dios.
San Gerardo, Ruega por nosotros.
Oración por las mamás y los niños
Dios y Padre nuestro, tú sembraste en san Gerardo María Mayela
un amor increíble a tu Hijo Crucificado, con quien se identificaba,
ayúdanos a seguir siempre tus pasos
y ofrecerte nuestra vida sin guardarnos nada.
A ti te invocamos, Señor de toda vida,que concediste a san Gerardo, a lo largo de su corta existencia,
un especial cuidado por la vida naciente y las mujeres embarazadas,
Este rasgo típico de su caridad constituye para toda la Iglesia
un estímulo a amar, defender y servir siempre a la vida humana.
Bendice, por intercesión de san Gerardo,a todas las mujeres que esperar un nuevo nacimiento y a los hijos que llevan sus entrañas, para que ambos lleguen sanos a un feliz alumbramiento.
Y a toda tu Iglesia dale el don de amar,anunciar, defender y ofrecer la vida,que es el mismo Redentor Jesucristo,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


La vida de San Gerardo

pozzo di san Gerardo

San Gerardo, Santo del Pueblo.

Biografía
Gerardo nace en 1726 en Muro, pequeña ciudad del Sur de Italia. Tiene la suerte de tener por madre a Benedecta que le enseñará el inmenso e ilimitado amor de Dios. Se siente feliz porque siente estar cerca de Dios. Gerardo tiene solamente doce años cuando, al morir su padre, se convierte en el único sostén de la familia. Se hace aprendiz de sastre. Tras cuatro años de aprendizaje, justo cuando estaba capacitado para abrir una sastrería propia, dice que quiere entrar al servicio del Obispo local de Lacedonia.

Ya desde entonces Gerardo pasaría horas enteras junto a Jesús en el Santísimo Sacramento, que es el sacramento de su Señor crucificado y resucitado.En 1745, a la edad de 19 años, vuelve a Muro estableciéndose como sastre. Su negocio prospera pero es poco el dinero que recauda. Regala prácticamente casi todo lo que tiene. Pone aparte lo que necesita su madre y sus hermanas y el resto lo da a los pobres, o bien como ofrenda para misas. Se trata de un constante crecimiento en el amor de Dios.

Durante la Cuaresma de 1747 decide asemejarse lo más posible a Cristo. Quiere servir totalmente a Dios y pide ser admitido por los Frailes Capuchinos, pero su petición es denegada. A los veintiún años intenta hacerse ermitaño.

Con los Redentoristas

En 1749 los Redentoristas llegan a Muro. Los misioneros son quince y se instalan en las tres parroquias de la ciudad. Gerardo sigue la misión con todo detalle y decide que ésta es la vida que anhela. Pide ser admitido como miembro del grupo pero el Superior, Padre Cafaro, lo rechaza a causa de su salud enfermiza. Tanto importuna Gerardo a los misioneros que, cuando éstos están a punto de marcharse de la ciudad, el Padre Cafaro aconseja a su familia que lo encierren en su habitación.Con una estratagema que, en adelante, seguirá encontrando un eco especial en el corazón de los jóvenes, Gerardo anuda las sábanas de la cama y se descuelga por la ventana para seguir al grupo de misioneros. Deja una nota en su casa "No os preocupéis, voy a hacerme Santo". Corre cerca de 18 kms. antes de alcanzarlos. "Llévenme con ustedes, denme una oportunidad; en fin, me echan a la calle si no valgo" dice Gerardo.

Ante tanta insistencia, al Padre Cafaro no le queda otra salida que darle al menos una oportunidad. Envía a Gerardo a la comunidad Redentorista de Deliceto con una carta en que dice: "Les mando a otro hermano, que será inútil para el trabajo…"Gerardo se enamora total y absolutamente de la forma de vida que Alfonso, el fundador de los Redentoristas, ha previsto para los miembros de su congregación.

Hace su primera profesión el 16 de julio de 1752, y el hecho de que se trate del día en que se celebra el Santísimo Redentor además de ser la festividad de Nuestra Señora del Monte Carmelo le llena de felicidad. Desde aquel día, a excepción de alguna breve visita a Nápoles y del tiempo pasado en Caposele donde morirá, la vida de Gerardo se desarrollará en la comunidad Redentorista de Iliceto.

La etiqueta de "inútil" no le durará mucho. Gerardo es un trabajador excelente y en los años siguientes llega a ser jardinero, sacristán, sastre, portero, cocinero, carpintero y albañil en las reformas de Caposele. Aprende rápidamente: visita el taller de un grabador de madera y será bien pronto capaz de hacer crucifijos. Para la comunidad se convierte en un tesoro y, además, con la sola ambición de hacer siempre y en todo la voluntad de Dios.

En 1754, su director espiritual le pide que escriba en una cuartilla lo que desea por encima de cualquier otra cosa. Escribe: "Amar mucho a Dios; estar siempre unido a Dios; hacerlo todo por Dios; amar a todos por Dios; lo único que cuenta es hacer la voluntad de Dios".

La verdadera santidad viene siempre probada por la cruz.

En 1754, Gerardo tiene que pasar por una gran prueba, una prueba que, con solo ella, le hubiera hecho acreedor al poder especial de ayudar a las madres y a sus hijos. Entre sus obras de apostolado está la de alentar y ayudar a las chicas que quieren entrar en el convento. A menudo se hace incluso cargo de la dote prescrita cuando, de otra forma, una chica pobre no podría ser admitida en una orden religiosa.

Neria Caggiano es una de estas chicas a las que ayuda Gerardo. Pero coge aversión al convento y después de tres semanas vuelve a casa. Para explicar su actitud, Neria empieza a inventarse falsedades y a hacerlas circular acerca de la vida de las monjas; pero cuando la buena gente no se cree tales historias sobre un convento recomendado por Gerardo, decide salvar su propia reputación destruyendo el buen nombre de su bienhechor. En una carta que dirige a S. Alfonso, superior de Gerardo, le acusa a éste de pecados de impureza con la joven, hija de una familia en cuya casa Gerardo se hospeda con frecuencia durante sus itinerarios misioneros.

Gerardo es llamado por S. Alfonso para que responda a tal acusación. En lugar de defenderse, Gerardo permanece en silencio, siguiendo el ejemplo de su divino Maestro. Ante su silencio, S. Alfonso no puede hacer otra cosa que imponer una severa penitencia al joven religioso. Se le prohíbe a Gerardo el privilegio de comulgar y se le prohíbe también todo contacto con el exterior. Para Gerardo no es fácil renunciar a su celo en favor de las almas, pero esto no es nada comparado con el hecho de que se le haya privado de la Santa Comunión. Sufre tanto que pide ser relevado del privilegio de ayudar a misa.

Poco tiempo después, Neria enferma gravemente y escribe una carta a S. Alfonso confesando que sus acusaciones contra Gerardo eran falsas, fruto de su pura invención y una auténtica calumnia. San Alfonso se siente lleno de felicidad al saber que su hijo era inocente. Pero Gerardo, que no se ha dejado abatir durante el tiempo de la tribulación, tampoco salta de gozo ahora ni siquiera cuando llega la hora de su justificación. En ambos casos siente que se ha cumplido la voluntad de Dios y eso le basta.


Obrador de milagros

Pocos santos son recordados por tantos milagros como los que se le atribuyen a S. Gerardo.

El proceso de su beatificación y canonización revela que hizo cantidad de milagros, de todo género y tipo.A menudo cae en éxtasis cuando medita sobre Dios y su santa voluntad. Diversos testimonios auténticos revelan que, en más de una ocasión, se le vio y se pudo hablar con él en dos sitios distintos al mismo tiempo.

La mayoría de sus milagros se producen para ayudar a los demás. Hechos extraordinarios como los que ahora referimos se convierten en algo normal cuando uno ojea su vida. Restituye la vida a un chico que se había caído desde una empinada roca; bendice la escasa cosecha de trigo de una familia pobre y les llegará hasta la próxima siega; en varias ocasiones multiplica el pan que está distribuyendo a los pobres. Un día camina sobre las borrascosas aguas para conducir un barco lleno de pescadores y llevarlo a puerto seguro. Muchas veces Gerardo desvela a la gente sus pecados ocultos y que se han avergonzado de confesar, haciendo que se arrepientan y hagan penitencia tras recibir el perdón.

También su milagroso apostolado en favor de las madres da comienzo aún en vida del santo. Un día, cuando está a punto de dejar la casa de sus amigos, la familia Pirofalo, una de las hijas le advierte que ha olvidado en casa su pañuelo. En un instante de percepción profética, Gerardo dice: "Guárdalo. Un día te será útil". El pañuelo es conservado como un precioso recuerdo de Gerardo. Años más tarde, la chica a la que había dejado el pañuelo se encuentra en peligro de muerte durante el parto. Se acuerda de las palabras de Gerardo y pide el pañuelo. Casi enseguida sale de peligro y da a luz a un perfecto niño. En otra ocasión, una madre pide las oraciones de Gerardo porque está en peligro junto al niño que lleva en su seno. Ambos saldrán sanos y salvos del trance.

...tanto que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocados por su cuerpo eran llevados a los enfermos, y estos se curaban de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos. Hechos 19:12

De salud enfermiza, era evidente que Gerardo no podía vivir largo tiempo...

En 1755 le viene una violenta hemorragia junto con disentería y la muerte puede sobrevenirle en cualquier momento. Todavía, sin embargo, tiene que enseñar una gran lección sobre el poder de la obediencia. Su director espiritual le pide que se restablezca si tal es la voluntad de Dios; inmediatamente desaparece su enfermedad y abandona el lecho para unirse a la comunidad.

Sabe, sin embargo, que esta mejoría es sólo temporal y que le resta poco tiempo de vida, solo algo más de un mes. Al poco tiempo debe volver al lecho y empieza a prepararse para la muerte. Se entrega totalmente a la voluntad de Dios. Sobre su puerta pone el siguiente letrero: "Aquí se hace la voluntad de Dios, como Dios quiere y hasta cuando Él quiera". A menudo se le oye decir la siguiente plegaria: "Dios mío, deseo morir para hacer tu santa voluntad". Poco antes de la medianoche del 15 de octubre de 1755, su alma inocente vuela al Cielo.

Cuando muere Gerardo, el hermano sacristán, todo excitado, toca la campana a fiesta en lugar de hacerlo con el tañido de difuntos. Se cuentan por millares los que se acercan para pasar ante el ataúd de "su santo" y para llevarse un último recuerdo del que tantas veces les ha socorrido. Tras su muerte, se producen milagros en casi toda Italia, todos atribuidos a la intercesión de Gerardo.

En 1893, el Papa León XIII lo beatifica y el 11 de diciembre de 1904 el Papa Pío X lo canoniza proclamándolo santo de la Iglesia Católica.

El Santo de las madres

Debido a los milagros que Dios ha obrado por intercesión de Gerardo en favor de las madres, las mamás de Italia pusieron gran empeño en que se nombrara a S. Gerardo su patrón.

En el proceso de su beatificación se asegura que Gerardo era conocido como "el santo de los partos felices".Millares de madres han podido experimentar el poder de S. Gerardo a través de la "Cofradía de S. Gerardo". Muchos hospitales dedican su departamento de maternidad al santo y distribuyen entre sus pacientes medallas e imágenes de san Gerardo con su correspondiente oración. A millares de niños se les ha impuesto el nombre de Gerardo por padres convencidos de que, gracias a la intercesión del santo, sus hijos han nacido bien.

Oración Novena a San Gerardo Maiella
Fiesta:16-21- 30 de octubre
Gerardo quiere decir: "Valiente para la defensa"
Traducida por Angie Ware para uso privado del Portal Manantial Divino
Oh San Gerardo, que ha hecho tu vida un lirio puro de castidad y virtud, que has llenado tu mente y tu corazón con pensamientos puros, palabras santas y buenas obras. Todo lo has visto a la luz de Dios, acogiéndolo como un don de Dios, la mortificación de tus superiores, los malentendidos de los hermanos, las adversidades de la vida. En tu camino a la santidad heroica, era reconfortante la mirada maternal de María. A quien has amado desde tu tierna infancia. Has tenido la alegría de cerrar los ojos ante los ojos de su madre. Oh San Gerardo, con tus oraciones Obténme amar con todo mi corazón a Jesús y María. Que nuestras vidas, como la tuya, sea un himno perenne de amor a Jesús y a María. Gloria al Padre ...
Suplicas San Gerardo Maiella
Traducida por Angie Ware para uso privado del Portal Manantial Divino
Oh San Gerardo,
con tu gracia y tu intercesión
han llevado a muchos corazones a Dios,
y te conviertes en socorro de los afligidos,
apoyo de los pobres, ayuda de los enfermos.
Tú que conoces mi dolor,
Compadécete de mi sufrimiento.
Tu que consuelas a tus devotos,
Escucha mi humilde oración.
Lee en mi corazón, ve cómo sufren.
Lee en mi alma
y sáname,fortaléceme, consuélame.
San Gerardo, ven pronto en mi ayuda!
San Gerardo, "Yo soy de los
que con vosotros alaba y da gracias a Dios
¿Qué te cuesta aceptar mi oración?
Voy a seguir llamadote
hasta que haya una respuesta completa a mi oración.
Es cierto que yo no merezco tu agradecimiento,
pero escuchala por el amor que conducea Jesús,
por el amor que lleva a la Santísima Virgen María.
Amén.
ORACIÓN PARA PEDIR UN FAVOR
Fuente: Devocionario

Beatísima Trinidad, yo tu hijo, te doy gracias por todos los dones y privilegios que otorgaste a San Gerardo, especialmente por aquellas virtudes con que lo adornaste en la tierra y la gloria que ahora le das en el cielo. Concluye tu trabajo, Oh Señor, para que tu Reino venga a la tierra. Y por los méritos de aquellos que están en unión con Jesús y María, concédeme la gracia que te imploro (mencionar aquí su petición).
Y tu, mi poderoso intercesor, San Gerardo, siempre dispuesto a ayudar a quienes recurren a ti, ruega por mi. Acude delante del trono de la Divina Misericordia y no te marches sin haber sido escuchado. A ti te confío este importante y urgente asunto (mencione aquí su petición). Te suplico que tomes entre tus manos mi causa y no permitas que termine esta oración sin experimentar los efectos de tu intercesión. Amén.

Oración a San Gerardo Maiella pidiendo el don de la castidad y pureza.
Salmos 51:7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.
« Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios».
Isaías 1:18
El Señor dice:
"Vengan, vamos a discutir este asunto.
Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo,
yo los dejaré blancos como la nieve;
aunque sean como tela teñida de púrpura,
yo los dejaré blancos como la lana.
Autor: Angie Ware
San Gerardo Maiella flor pura y casta del Jardín de San Alfonso de Ligorio, que con tan ilustre maestro tu alma reflejó la pureza del brillo celestial; del mismo Dios que te hizo digno de taladrar en tu alma la imagen viva de la inocencia que Dios nos pide a todos nosotros imitar para seguir viviendo en santidad , tu que nunca tropezaste con los pecados de este mundo que corrompe el alma y la ennegrece, dignate limpiar nuestra alma para que en ella no queda la huella del pecado, intercede por nosotros que no pudimos imitarte en tu pureza original y que ahora ardientemente deseamos y anhelamos el lirio puro y blanco de la Santidad, para que volvamos a ser limpios y puros y recobremos nuestra inocencia , para que seamos nuevas criaturas en Cristo mas blanco que las nieve , y que toda mancha del pecado de nuestro pasado sea removida por siempre, para que siguiendo tu resplandeciente ejemplo de pureza caminemos tras las huellas de tus pasos y un día podamos ser dignos de contemplar el rostro de Cristo.
Oh Dios por los merito de San Gerardo te suplicamos que fortalezcas nuestra voluntad , dominio propio y propósito de enmienda para nunca mas caer presos en la esclavitud del pecado. Amen

San Gerardo Maiella rezaba así:
"¡Oh Dios mío, si pudiera convertir a tantos pecadores cuantos son los granos de la arena del mar y de la tierra, las frondas de los árboles, las hojas de los campos, los átomos del aire, las estrellas del cielo, los rayos del sol y de la luna, todas las criaturas de la tierra!"
(Escritos espirituales, Materdomini 2001, 155).
SAN GERARDO NUESTRO HERMANO


Oh! San Gerardo, hermano nuestro, con mucha confianza pedimos tu protección para nuestra familia.

Tú probaste el gozo del cariño del hogar, los sacrificios del trabajo y de la pobreza. En tu hogar empezaste a conocer y amar a Jesús y a la Virgen Maria, y por amor a ellos elegiste vivir en una familia religiosa, los Misioneros Redentoristas, quienes te ayudaron para alcanzar plenamente tu
vocación a la santidad, consagrando toda tu vida a Dios.

Mira, Oh! San Gerardo, a nuestra familia. Por tu intercesión esperamos gozar de buena salud y de un seguro y honesto trabajo. Ayúdanos a vivir en perfecta caridad entre todos nosotros, padres, hijos y parientes todos. Danos vivir con valentía nuestra fe cristiana.

Aleja de nosotros todo mal y defiéndenos de toda enfermedad. Consuela a los ancianos. Fortalece y acompaña a los jóvenes en su búsqueda de un porvenir tranquilo. En particular, Oh! San Gerardo, te pedimos por todas las Madres y los niños. Y ya que eres invocado como su especial Patrono, alimenta su esperanza en el porvenir: haz florecer la sonrisa de una nueva vida a las jóvenes parejas, que esperan en oración el gozo de la paternidad.

Por ultimo, te pedimos que nuestra familia se refleja en la familia de Nazareth, para realizar así en la tierra, la vida de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN MARIA Y A SAN GERARDO



Oh! Virgen María, llena de gracia por Dios Padre y bendita entre todas las mujeres: Todas las gene­raciones te proclaman bienaventurada porque engendraste al mismo Hijo de Dios, y en tu regazo Jesús encontró cariño, afecto, protección y seguridad contra la maldad del mundo.

Tú, Reina y Madre nuestra, por obra del Espíritu Santo fuiste la mas fecunda de las Madres, siendo al mismo tiempo la mas pura de las Vírgenes.

También nosotras, madres cristianas, en un hermoso día, recibimos nuestros hijos como don precioso de Dios Padre. Los cobijamos en nuestro regazo, y como Vos, fuimos las criaturas más felices de este mundo.

En este día confiamos a tu corazón de madre nuestros hijos y a nosotras mismas. Ellos son nuestros hijos, pero son también tuyos. Nosotras los queremos mucho, pero tú ciertamente los quieres mucho más, ya que eres la Madre de Dios y de los hombres.

¡Cobíjalos en tu regazo como un día cobijaste al Niño Jesús. Dondequiera seas su guía y su amparo! ¡Que ellos experimenten tu perpetuo socorro; que gocen de tu mirada maternal y de tus caricias!.
Y tú, oh San Gerardo, que siempre manifestaste tu ternura para con los niños, te rogamos que te unas a nuestra acción de gracias a Dios Padre por el don maravilloso de los hijos.

A ti también confiamos nuestros hijos. Aprétalos muy fuerte a tu corazón, como apretaste a Jesús crucificado, tu único amor y tesoro.
Protégelos, defiéndelos, socórrelos, guíalos a lo largo del camino que los lleva a la casa de Dios Padre.

Tu mismo, Oh! glorioso San Gerardo, presenta nuestros hijos a la Virgen María, y dile que nosotras los queremos mucho, como ciertamente también tu los amas.

Aquí, en la tierra, protegidas por ti y la Virgen María, queremos formar la familia del Señor, donde reine el amor y la concordia, la mutua estima y la paz; donde se trabaje y se rece juntos, donde se comparta el dolor y la alegría.

Esperamos así, Oh! San Gerardo, compartir un día todos juntos contigo y la Virgen Maria y nuestros hijos, la alabanza sin fin a la Divina Familia, la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
PARA EL DON DE LA MATERNIDAD


Oh! San Gerardo, Tú siempre hiciste la voluntad de Dios hasta el heroísmo. Y Dios te ha glorificado obrando por tu intermedio obras maravillosas.
También yo quiero siempre su voluntad y a ella quiero conformar toda mi vida.

Pues te pido que por tu intercesión Dios Padre me haga digna de participar del don de la Maternidad, como instrumento de su creación, y así manifestar su rostro maternal al hijo que con gozo y trepidación tanto espero y deseo cobijar en mis entrañas primero y después sobre mi corazón.

Oh! San Gerardo, fíjate en mi rostro de mujer y haz realidad mi sumo: y que el amor que Dios mismo bendijo el día de mi casamiento, sea fecundo en el don de un hijo.

Estoy segura que tu intercesión conseguirá que cuanto antes en mi hogar brote una nueva vida que testimoniará el amor infinito de Dios Padre para con la humanidad. Esto espero, esto tanto anhelo y quiero, si esta es la voluntad de Dios Padre. Amén.
POR UN EMBARAZO EN RIESGO



Oh San Gerardo tu conoces cuanto he deseado esta maternidad, y cuanto me ha llenado de gozo el sentir los primeros latidos de mi hijo, y así he tenido la certeza que mi cuerpo era el santuario de una nueva vida.

Ahora tu conoces también que mi niñito en mí seno se encuentra en peligro, y así mi embarazo corre riesgo.

Oh! San Gerardo, fíjate en mi angustia y desazón. Por favor no permitas que mi alegría se vuelva en llanto. Ruega, ruega con insistencia a Dios Padre por mi hijito, para que el nazca sin problemas, y así los dos juntos experimentemos su infinito amor maternal que nos cobija generosa y fielmente por toda la eternidad.

Oh! San Gerardo, confío en tu solícita protección. Me pongo en tus manos y en ti espero. Amén.

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