¡Tarde te amé, oh mi Dios,
Oh Santa Trinidad,
Hermosura tan antigua y tan nueva,
Tarde te amé!
Tú estabas dentro de mí, yo. Fuera.
Por fuera te buscaba y me lanzaba
Sobre el bien y la belleza
Creados por Ti.
Tú estabas conmigo y yo
No estaba ni contigo ni conmigo.
Al retenerme las cosas lejos de Ti,
Yo no te veía ni te sentía,
Ni siquiera te echaba de menos.
Tú, oh Dios compasivo,
Mostraste tu resplandor
Y pusiste en fuga mi ceguera.
Exhalaste tu perfume
Y aspiré tu belleza.
Ahora respiro y suspiro por ti.
Viniste a mí y, al encontrarte
En Ti, mi hambre y mi sed
Quedaron saciados.
Me tocaste, y me abrazo en tu paz.
San Agustín
No hay comentarios:
Publicar un comentario