martes, 7 de febrero de 2012

ABRAHAM FUE UNA BENDICIÓN



¿Mi oración me hace bendición para los demás?

Hacer silencio, oscurecer al mundo para que brille la luz nos permite entrar en el Sagrario íntimo de nuestro corazón y hablar el idioma del amor, el silencio que se hace sonoro al escuchar la voz de Dios, al llenarse de su presencia.

Este es el primer paso en la oración, llegar a esa presencia. ¿El fruto de la oración, de esta presencia? El mismo que Abraham, llegar a ser bendición para los demás:
"De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición"

Sé tú una bendición, este es el reto de nuestra vida de oración, transformar nuestro corazón para ser bendición para los demás.

Encuentra 10 minutos en tu jornada, haz silencio, escucha al Amado y pídele ser bendición para los demás. En mi vida, ¿soy bendición para los demás? Cuándo me presento a la gente, soy motivo de alabanza, dan gracias a Dios por mi presencia, que es la presencia de Dios... ¿hasta qué punto llevo a Dios a los demás y no a mí mismo? Buena tarea para esta semana....

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