miércoles, 28 de marzo de 2012

Domingo de Ramos

El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Marcos.

En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén, y la austera memoria - anamnesis - de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.

Vamos con el pensamiento a Jerusalén, subimos al Monte de los olivos para recalar en la capilla de Betfagé, que nos recuerda el gesto de Jesús, gesto profético, que entra como Rey pacífico, Mesías aclamado primero y condenado después, para cumplir en todo las profecías. .

Por un momento la gente revivió la esperanza de tener ya consigo, de forma abierta y sin subterfugios aquel que venía en el nombre del Señor. Al menos así lo entendieron los más sencillos, los discípulos y gente que acompañó a Jesús, como un Rey.

San Lucas no habla de olivos ni palmas, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey, gente que gritaba: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto".

Palabras con una extraña evocación de las mismas que anunciaron el nacimiento del Señor en Belén a los más humildes. Jerusalén, desde el siglo IV, en el esplendor de su vida litúrgica celebraba este momento con una procesión multitudinaria. Y la cosa gustó tanto a los peregrinos que occidente dejó plasmada en esta procesión de ramos una de las más bellas celebraciones de la Semana Santa.

Con la liturgia de Roma, por otro lado, entramos en la Pasión y anticipamos la proclamación del misterio, con un gran contraste entre el camino triunfante del Cristo del Domingo de Ramos y el Viacrucis de los días santos.

Sin embargo, son las últimas palabras de Jesús en el madero la nueva semilla que debe empujar el remo evangelizador de la Iglesia en el mundo.

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Este es el evangelio, esta la nueva noticia, el contenido de la nueva evangelización. Desde una paradoja este mundo que parece tan autónomo, necesita que se le anuncie el misterio de la debilidad de nuestro Dios en la que se demuestra el culmen de su amor. Como lo anunciaron los primeros cristianos con estas narraciones largas y detallistas de la pasión de Jesús.

Era el anuncio del amor de un Dios que baja con nosotros hasta el abismo de lo que no tiene sentido, del pecado y de la muerte, del absurdo grito de Jesús en su abandono y en su confianza extrema. Era un anuncio al mundo pagano tanto más realista cuanto con él se podía medir la fuerza de la Resurrección.

La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el triunfo de la resurrección; mientras que la lectura de la Pasión nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.

Domingo de Ramos
Recibieron a Cristo mientras entraba a la ciudad con palmas y ramos en muestra de que era el Mesias

Domingo de Ramos
Domingo de Ramos

Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.

Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban:
"¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"

Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.

La muchedumbre que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños, cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén.

Fueron muchos los que siguieron a Cristo en este momento de triunfo, pero fueron pocos los que lo acompañaron en su pasión y muerte.

Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.

¿Qué significado tiene esto en nuestras vidas?

Es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.

Explicación de la Misa del Domingo de Ramos

La Misa se inicia con la procesión de las palmas. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego se comienza la Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.

Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas benditas a nuestro hogar. Se acostumbra colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos siempre darle la bienvenida en nuestro hogar. Es importante no hacer de esta costumbre una superstición pensando que por tener nuestra palma, no van a entrar ladrones a nuestros hogares y que nos vamos a librar de la mala suerte.

Oración para poner las palmas benditas en el hogar: Bendice Señor nuestro hogar. Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en él. Por tu intercesión danos paz, amor y respeto, para que respetándonos y amándonos los sepamos honrar en nuestra vida familiar, Sé tú, el Rey en nuestro hogar. Amén.

Sugerencias para vivir la fiesta:

  • Hacer nuestras propias palmas y llevarlas a bendecir a la Iglesia.
  • La siguiente tabla contiene el Calendario Litúrgico de la Iglesia Católica para el año 2012.

    2012 CALENDARIO LITÚRGICO FECHA
    CICLO B
    EPIFANÍA (celebrado domingo 8-Ene) 06-Ene
    BAUTISMO DEL SEÑOR 08-Ene
    2ª del tiempo ordinario 15-Ene
    3ª del tiempo ordinario 22-Ene
    4ª del tiempo ordinario 29-Ene
    5ª del tiempo ordinario 05-Feb
    6ª del tiempo ordinario 12-Feb
    7ª del tiempo ordinario 19-Feb
    MIÉRCOLES DE CENIZA 22-Feb
    1ª de Cuaresma 26-Feb
    2ª de Cuaresma 04-Mar
    3ª de Cuaresma 11-Mar
    4ª de Cuaresma 18-Mar
    5ª de Cuaresma 25-Mar
    DOMINGO DE RAMOS 01-Abr
    DOMINGO DE PASCUA 08-Abr
    2ª de Pascua 15-Abr
    3ª de Pascua 22-Abr
    4ª de Pascua 29-Abr
    5ª de Pascua 06-May
    6ª de Pascua 13-May
    ASCENSIÓN DEL SEÑOR 20-May
    PENTECOSTÉS 27-May
    SANTÍSIMA TRINIDAD 03-Jun
    CUERPO Y SANGRE DE CRISTO 10-Jun
    11ª del tiempo ordinario 17-Jun
    12ª del tiempo ordinario 24-Jun
    13ª del tiempo ordinario 01-Jul
    14ª del tiempo ordinario 08-Jul
    15ª del tiempo ordinario 15-Jul
    16ª del tiempo ordinario 22-Jul
    17ª del tiempo ordinario 29-Jul
    18ª del tiempo ordinario 05-Ago
    19ª del tiempo ordinario 12-Ago
    20ª del tiempo ordinario 19-Ago
    21ª del tiempo ordinario 26-Ago
    22ª del tiempo ordinario 02-Sep
    23ª del tiempo ordinario 09-Sep
    24ª del tiempo ordinario 16-Sep
    25ª del tiempo ordinario 23-Sep
    26ª del tiempo ordinario 30-Sep
    27ª del tiempo ordinario 07-Oct
    28ª del tiempo ordinario 14-Oct
    29ª del tiempo ordinario 21-Oct
    30ª del tiempo ordinario 28-Oct
    31ª del tiempo ordinario 04-Nov
    32ª del tiempo ordinario 11-Nov
    33ª del tiempo ordinario 18-Nov
    CRISTO REY 25-Nov
    CICLO C
    1ª de Adviento 02-Dic
    2ª de Adviento 09-Dic
    3ª de Adviento 16-Dic
    4ª de Adviento 23-Dic
    NAVIDAD 25-Dic
    SAGRADA FAMILIA 30-Dic

    Lecturas y Evangelio del Domingo

    Lectura Dominical Sun Apr 01 2012



    Domingo 01 de abril de 2012 - Domingo de Ramos


    Lecturas de la liturgia

    Isaías 50,4-7

    No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado

    Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabilaba el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

    Salmo responsorial: 21

    Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

    Al verme, se burlan de mí, / hacen visajes, menean la cabeza: / "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; / que lo libre, si tanto le quiere." R.

    Me acorrala una jauría de mastines, / me cerca una banda de malhechores; / me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R.

    Se reparten mi ropa, / echan a suertes mi túnica. / Pero tú, Señor, no te quedes lejos; / fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.

    Contaré tu fama a mis hermanos, / en medio de la asamblea te alabaré. / Fieles del Señor, alabadlo; / linaje de Jacob, glorificadlo; / temedlo, linaje de Israel. R.

    Filipenses 2,6-11

    Se rebajo, por eso Dios lo levantó sobre todo

    Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

    Marcos 14,1-15,47

    Pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte

    [C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:

    S. "No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo."

    Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura

    C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:

    S. "¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres."

    C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

    +. "Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta."

    Prometieron dinero a Judas Iscariote

    C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

    ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?

    C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

    S. "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?"

    C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

    +. "Id a la cuidad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena."

    C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

    Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo

    C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús:

    +. "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo."

    C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

    S. "¿Seré yo?"

    C. Respondió:

    +. "Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!"

    Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza

    C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

    +. "Tomad, esto es mi cuerpo."

    C. Cogiendo la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

    +. "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios."

    Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres

    C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:

    +. Todos vais a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas." Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea."

    C. Pedro replicó:

    S. "Aunque todos caigan, yo no."

    C. Jesús le contestó:

    +. "Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres."

    C. Pero él insistía:

    S. "Aunque tenga que morir contigo, no te negaré."

    C. Y los demás decían lo mismo.

    Empezó a sentir terror y angustia

    C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

    +. "Sentaos aquí mientras voy a orar."

    C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

    +. "Me muero de tristeza; quedaos aquí velando."

    C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:

    +. "¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres."

    C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

    +. "Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil."

    C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:

    +. "Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega."

    Prendedlo y conducidlo bien sujeto

    C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

    S. "Al que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien sujeto."

    C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

    S. "¡Maestro!"

    C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

    +. "¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras."

    C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

    ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

    C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumo sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él, diciendo:

    S. "Nosotros le hemos oído decir: "Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres."

    C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:

    S. "¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?"

    C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:

    S. "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?..."

    C. Jesús contestó:

    +. "Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo."

    C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:

    S. "¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decís?"

    C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

    S. "Haz de profeta.

    C. Y los criados le daban bofetadas.

    No conozco a este hombre que decís

    C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:

    S. "También tú andabas con Jesús, el Nazareno."

    C. Él lo negó, diciendo:

    S. "Ni sé ni entiendo lo que quieres decir."

    C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

    S. "Éste es uno de ellos."

    C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro:

    S. "Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo."

    C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

    S. "No conozco a ese hombre que decís."

    C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: "Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres", y rompió a llorar.]

    ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?

    C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto:

    S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"

    C. Él respondió:

    +. "Tú lo dices."

    C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de nuevo:

    S. "¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti."

    C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:

    S. "¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"

    C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

    S. "¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?"

    C. Ellos gritaron de nuevo:

    S. "¡Crucifícalo!"

    C. Pilato les dijo:

    S. "Pues, ¿qué mal ha hecho?"

    C. Ellos gritaron más fuerte:

    S. "¡Crucifícalo!"

    C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

    Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado

    C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

    S. "¡Salve, rey de los judíos!

    C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.

    Llevaron a Jesús al Gólgota y los crucificaron

    C. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de "la Calavera"), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: "El rey de los judíos". Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

    A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar

    C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

    S. "¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días sálvate a ti mismo bajando de la cruz."

    C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:

    S. "A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos."

    C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

    Jesús, dando un fuerte grito, expiró

    C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

    +. "Eloí, Eloí, lamá sabktaní."

    C. Que significa:

    +. "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"

    C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

    S. "Mira, está llamando a Elías."

    C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:

    S. "Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo."

    C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

    * Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

    C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

    S. "Realmente este hombre era Hijo de Dios."

    [C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

    José rodó una piedra a la entrada del sepulcro

    C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra en la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.]



    Semana Santa :: Domingo de Ramos

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