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Honorato de Amiens, Santo |
Patrón de los Panaderos y Pasterleros
Martirologio Romano: En Amiens,
de Neustria, Francia, san Honorato, obispo. († c.600) Es un nombre latino (Honoratus) que
significa en primer lugar "persona a la que se honra
por sus merecimientos". Como derivado de éste, llegamos al
significado de "honrado" que nos es más familiar. Tuvo que
ser en los primeros tiempos del cristianismo un sobrenombre bastante
frecuente, convertido luego en nombre, puesto que aparecen en el
santoral hasta ocho santos así llamados, sin contar el femenino
Honorata, con cuyo nombre tenemos una santa (hermana de San
Epifanio) que murió en Pavía el año 1500 y San
Honorio, nombre de la misma raíz latina y que suele
asimilarse con el de Honorato.
San Honorato, patrón de los panaderos,
fue obispo de la localidad francesa de Amiens allá por
el siglo VI. Nació en Port-leGrand, en Pothieu, no conociéndose
con exactitud en que fecha concreta, y murió en la
misma localidad un 16 de mayo en la primera mitad
del siglo VII (alrededor del 650).
Era miembro de una
de las familias más importantes del país y practicó desde
la infancia la virtud. Fue San Beat su maestro y
su guía espiritual, y fallecido su prelado, y en atención
a sus altas virtudes fue escogido para sucederle, pese a
su fuerte resistencia, ya que no creía merecer tal honor.
Según
cuenta la tradición, durante su consagración, Dios quiso confirmarle con
un prodigio, y los asistentes vieron descender sobre su cabeza
un rayo divino y un aceite misterioso.
Cuando se supo en
Port-leGrand que había sido proclamado al episcopado, su mamá, que
estaba en esos momentos cociendo pan en la casa paterna,
acogió la buena nueva con completa incredulidad, y dijo que
sólo se lo creería si la requemada pala para hornear
que tenía en la mano echase raíces y se convirtiese
en árbol. Fiel a su palabra, a continuación plantó en
el patio de la casa la pala, convirtiéndose en una
morera que pronto dio flores y frutos. Todavía en el
siglo XVI se seguía enseñando este árbol en la casa
paterna de San Honorato. Desde entonces, floristas y panaderos se
disputaron el santo patrón.
Volviendo a la vida del santo, después
de haberse producido el milagro, se cuenta que durante su
episcopado fue honrado con otros sucesos extraordinarios, tales como la
invención de los cuerpos de los santos Fuscio, Victorico y
Genten, que habían permanecido ocultos de los fieles más de
trescientos años. Dicen también de San Honorato, que su obispado
fue significado por una serie de prodigios que demostraron su
santidad, siendo, además especialmente distinguido por el Señor.
Sigue la leyenda
atribuyendo a este santo numerosos milagros durante su vida y
después de su muerte. Muchos siglos después de su fallecimiento,
para socorrer las necesidades del pueblo en épocas de terrible
sequía, el obispo Guy, hijo del conde de Amiens, ordenó
una procesión general en la que se llevó la urna
con el cuerpo del santo alrededor de los muros de
la ciudad, consiguiéndose, al fin, la lluvia tan deseada y
necesitada. Se le atribuyen a lo largo de los siglos
infinidad de milagros, los paralíticos anduvieron, los sordos oyeron, los
ciegos vieron y los prisioneros recobraron la libertad.
San Honorato señalaba
claramente a los molineros y a los panaderos como sus
protegidos. El culto a San Honorato desbordó los límites del
obispado y se extendió, primero, por todo el país, y
más tarde, más allá de las fronteras.
En 1202, el panadero
Renold Theriens, regaló en París unos terrenos para construir una
capilla en honor al santo. Más tarde, esta llegó a
ser una de las más ricas de París, dando lugar
además a la Rue y al Faubourg Saint Honoré, una
de las calles más simpáticas y bulliciosas de la capital
gala. En 1400, los panaderos de París establecieron su cofradía
en la iglesia de San Honorato, celebrando desde entonces su
fiesta patronal el 16 de mayo y propagando esta devoción
y patronazgo por todo el mundo.
Era tan grande esta devoción,
que en 1659, Luis XIV precisa que cada panadero "debe
observar la fiesta de San Honorato, asistir el día 16
de mayo al servicio divino y pagar todos los domingos
una retribución para subvenir a las expensas de la comunidad".
De
todas formas, no en todos los lugares de religión cristiana
o católica, los panaderos rinden culto a San Honorato. En
otros sitios lo fue San Ludardo, que en el siglo
XIII, ejerció la profesión de panadero; en Saint-Denis lo es
San Illes, porque su nombre en griego, significa trigo; en
Flandes y en diversaas localidades belgas es San Ambert, obispo
de Cambrai, porque un panadero fue curado por su mediación;
en Valencia es la Virgen de la Merced; en Castellón,
Nuestra Sra. De Lidón; en Zaragoza, Santa Rita de Casia.
Sin embargo, no siempre lo ha sido, en Barcelona, fueron
también patronos de la panadería San Gim y San Juan
del Pan.
Aunque haya lugares concretos en donde no sea San
Honorato patrón de los panaderos, lo cierto es que para
casi todo el mundo cristiano, no cabe lugar a dudas,
a quien se debe venerar. El 16 de mayo ha
sido y lo será siempre él día en que los
panaderos festejan su patronazgo.
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