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Luis Rabata, Beato |
Presbítero Carmelita
Martirologio Romano: En Randazzo, en Sicilia, beato Luis Rabatá,
presbítero de la Orden Carmelitana, fidelísimo en su observancia de
la Regla y resplandeciente en su amor a los enemigos
(1490).
Etimológicamente: Luis = Aquel que es un guerrero ilustre,
es de origen germánico.Nació en
Erice-Trápan (Italia) en 1443.
Desde muy niño fue dado a la
piedad. Pronto vistió el hábito carmelita en el convento de
la Anunciación de Trápani.
Hizo su noviciado con grandes anhelos de
perfección, entregándose más tarde por su profesión, al servicio de
Dios con admirable generosidad.
Su humildad sufrió dura prueba cuando los
superiores le mandaron se ordenara de sacerdote, pues, en su
anonadamiento, nunca se juzgó digno de tan excelsa dignidad.
Cumplió ejemplarmente
este sagrado ministerio, tanto en la predicación como en el
confesonario.
Su prudencia y santidad de vida eran tan notorias que
los superiores sometieron de nuevo su humildad a prueba nombrándole
prior del convento reformado de Randazzo.
Los Procesos de canonización (1533
y 1573) documentan la santa vida de nuestro Beato como
ferviente religioso, que supo conciliar los deberes de una observancia
impecable con los de su amor al prójimo, al que
le obligaba su deber sacerdotal siempre iluminado por la caridad.
Se
decía de él que solamente el verle movía a devoción.
Al
ver tanta santidad en un humilde religioso lleno de celo
apostólico contra el vicio, un hombre perverso, Antonio Cataluccio, aprovechando
la ocasión de que el Beato volvía de su postulación
le arrojó una saeta a la cabeza, que lo dejó
gravemente herido.
Malamente pudo llegar a su convento y aunque pidieron
al Beato que denunciara al agresor, nunca quiso decirlo sino
que de todo corazón lo perdonó e hizo por él
especial oración.
Sufrió durante algunos meses fuertes dolores, que no le
impidieron dedicarse a la más subida contemplación.
El Señor le reveló
su cercano fin y el término de sus trabajos.
Recibidos los
últimos sacramentos sin perder la paz y su total conformidad
con la voluntad de Dios, exhaló su último suspiro en
1490.
El papa Gregorio XVI, el 1842, aprobó su culto, su
oficio y su oración.
Su fiesta se celebra el 8 de
mayo.
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