“El ritual antiguo es más contundente y eficaz que la moderna versión”
El padre Salvador Hernández Ramón es el exorcista oficial de la
diócesis de Cartagena-Murcia: cuatro obispos consecutivos han confiado
en él para esa función. Ha decidido hablar de su lucha contra demonios,
maleficios y oscuridades en el reciente libro del periodista José María
Zavala «Así se vence al demonio» (LibrosLibres). Lo hace por la misma
razón que su maestro, el exorcista oficial de la diócesis de Roma, el
padre Gabriel Amorth, que en 1990 publicó su libro «Habla un exorcista»:
para evangelizar, ayudar a la gente oprimida por el Maligno, prevenir
contra las prácticas de riesgo (brujería, «new age», adivinación,
amuletos…) y animar a una vida de sacramentos y cercanía con Dios.
- ¿Cómo ha llegado usted a servir a la Iglesia como exorcista?
- Hace 27 años que trabajo en pastoral de prisiones y visito
cárceles. Desde el principio me encontré allí con chicos que habían
jugado con espiritismo, ouijas o habían realizado pactos satánicos. Me
decían que no podían cambiar, que todo les iba mal porque pertenecían al
demonio, que estaban enganchados, etc…
- ¿Enganchados como drogadictos?
- Llevo años trabajando con drogadictos. Fundé una asociacion para
que se desenganchen. Muchos no admiten su problema: te dicen “bah, sólo
soy porrero [fumador de hachís] de fin de semana”, o “no estoy
enganchado, yo controlo”. Pero no controlan, ni el que se dedica a la
droga ni el que se dedica a la magia.
- ¿Hay magia sin intervención demoníaca?
- Toda la magia consiste en que actúen demonios. Cuando actúan
hechizos o maleficios, siempre hay detrás un brujo. Un brujo es una
persona que busca poder y está dispuesta a hacer daño. Pacta con un
demonio, pero el demonio siempre acaba dominando al brujo. Algunos
magos, cuando ven que ´ya no controlan´ y que se acerca su destrucción,
acuden a mí, me piden ayuda. Para liberarles son necesarios muchos años
de exorcismo y un cambio de vida, una vida cristiana fuerte.
- ¿Cuánta Nueva Era es realmente diabólica, con presencia demoníaca?
- Muchas ofertas de la Nueva Era, como el reiki, consisten en que
alguien te impone las manos. ¿Qué garantías tienen de esa persona? Puede
ser un brujo camuflado. He tratado muchos que vienen del reiki, de
recibir esa imposición de manos, de abrirse a guías, a entes, ¡es como
el espiritismo, es abrir una puerta a los espíritus malignos! También
puede darse en pseudo-meditaciones trascendentales. La Conferencia
Episcopal de EEUU ya explicó que el Reiki y otras técnicas de Nueva Era
no son eficaces según la comunidad científica, no tienen rigor…
Pertenecen al mundo de la supersticion. Pero yo he visto varios casos de
demonios introducidos por reiki o por invocaciones.
- En el libro “Así se vence al demonio” no se mencionan fenómenos de
liberación de lo maligno ligados a la Renovación Carismática Católica,
como la oración de liberación o la oración en lenguas (en griego,
glosolalia). El padre Rufus Pereira, de la Asociación Internacional de
Exorcistas, cuenta que su primer caso lo solucionó orando en lenguas al
estilo carismático, no con un exorcismo… ¿qué validez le otorga a esto?
- No niego que haya dones y carismas que ayuden a la liberación. Eso
depende sólo del Espíritu Santo. Pero creo que el ritual de nuestra
madre, la Iglesia, da mayor eficacia a la liberación a corto, medio y
largo plazo.
- ¿Y qué validez tiene una oración de liberación o una orden a un
demonio, para que se vaya, por parte de un cristiano protestante o un
pastor evangélico, etc…? Conozco exorcistas que lo valoran y otros que
no.
- “Si tienes fe como un granito de mostaza”… La fe en Cristo, Dios y
Hombre, invocarle a Él y su salvación, es eficaz, aunque seas
protestante. Pero la eficacia de la Iglesia y de su ritual es mayor.
Además, los sacramentos, la comunión, la confesión, obran por su propia
gracia y son poderosos.
- ¿Y si una persona oprimida por el demonio le dice: “Bueno, padre,
ya no le necesito más, yo ya rezo por mi cuenta y voy a misa de vez en
cuando, no necesito sus exorcismos”?
- A medias tintas, no hay eficacia. Una profesora de Nueva Era que
acudía a mí para los exorcismos no quería asumir una vida cristiana
plena. Le dije: “Teléfono rojo con Dios no lo tiene nadie”. Hay que
pasar por los sacramentos, la oración… Lo otro es Nueva Era y engaño.
Cuando uno es liberado y baja la guardia se expone a que vuelva el
demonio. No funciona eso de ser inconstante, o llevarse agua y sal
exorcizada y “ya me arreglo yo”. No, hace falta conversión y
sacramentos. Hay gente liberada del maligno que recayó luego por ir a
macrobotellones o sitios de desenfreno, por romper su vida de fe.
- ¿Tiene sentido que un exorcista interrogue a un demonio? Me refiero a cuando lo tiene “atado”, muy debilitado…
- San Juan al demonio le llama padre de la mentira. De veinte cosas
que te diga, la mayoría son falsas. Cuando está ya muy debilitado y
agotado quizá te anuncie el día en que saldrá finalmente, y luego puede
que sea cierto. Pero por lo general yo no les creo nunca. Jesús no
parlamentaba con ellos, los expulsaba. Es inútil tratar de sacarle
información a un demonio sobre temas dogmáticos, exégesis, etc… Una
pérdida de tiempo. Todos ellos buscan dirigir a la persona a su
destrucción.
- ¿Qué síntomas indican una presencia demoníaca en una persona?
- Todos tienen aversión contra lo sagrado, cruces, imágenes santas,
Biblia… Luego hay otros signos, distintos según la persona: fuerza
descomunal, dilatacion de pupilas, cosas antinaturales, hablar lenguas
desconocidas, etc…
- ¿Qué es lo que lleva a sufrir esta presencia diabólica?
- Hoy hay menos “defensas” porque hay más increencia y hedonismo y se
da la espalda a Dios. Volvemos a una época pre-cristiana, como en el
Imperio Romano. Ese vacío lo ocupan falsos sucedáneos: la Nueva Era, las
sectas, el satanismo…
- Hay quien alarga la lista y añade de todo: el alcohol, la droga, el rock…
- El desenfreno es malo siempre. El rock que puede llevar a lo
demoníaco es el satánico. No todo el rock es malo. Yo de chaval estuve
en un grupo de rock “bueno”, con 14 años. Nos llamábamos “The Buitres”,
jaja. Y luego en otro que se llamaba “The Surfing”. Y voy a decir algo
que poca gente sabe: resulta que Benedicto XVI es un gran experto en
rock satanista. Parece mentira, pero es algo que él ha estudiado.
- ¿Y cómo se combate la acción maligna, diabólica?
- Todo eso se combate con oración, sacramentos, una buena confesión
(los pecados mayores primero), rezando el Rosario, meditando la Palabra
de Dios, con la devoción al Arcángel San Miguel… La invocación a San Pío
de Pietrelcina y Juan Pablo II molesta mucho a los demonios, porque son
dos grandes santos…Veo también que hoy en las casas cristianas faltan
imágenes cristianas. Y que es importante bautizar a los niños cuanto
antes… ¡Alguna enfermera o doctor, quizá de una secta satanista, podría
hacerles un maleficio antes de su bautizo! En un caso que cuento en el
libro el demonio nos dijo: “Yo llegué antes”, es decir, consagraron al
demonio a ese niño antes de que le bautizaran.
- Este tema de los brujos es complejo… ¿Cómo averiguar quién hace
maleficios, cómo demostrarlo? África tiene un problema con miles de
personas estigmatizadas como supuestos brujos, cuando se trata sólo de
niños o ancianos, cabezas de turco… Pero en República Centroafricana,
por ejemplo, se mantiene un “crimen por causar daño mediante brujería”,
heredado del Código de la época colonial francesa…
- Por supuesto que hay una pléyade de charlatanes de feria, buscones y
aprovechados, que no tienen base satánica real y son falsos magos,
estafadores que sacan el dinero a los ignorantes. Pero si se comprueba
realmente que alguien es un sacerdote satánico, con eficacia real y
repetida para causar el mal, con pruebas y testigos ¿no debería haber
alguna penalización para alguien así? Está por legislar. Nosotros, los
exorcistas, oramos desde la misericordia y pedimos la conversión de
todos.
- ¿Cómo se forma un exorcista del siglo XXI?
- La enseñanza teórica que dan en los cursos del Regina Apostolurum,
en Roma, está bien: leyes, temas de sectas, psicología… Van a ellos
exorcistas y gente que trabaja en temas relacionados con sectas o
satanismo. Yo estuve en uno. Pero además, como dicen en el “talego”, “me
busqué” la vida. Hice amistad con el padre Gabriel Amorth, el exorcista
de la diócesis de Roma. Había leído su libro en Planeta Testimonio. Él
aprendió de su maestro, el padre pasionista Candido Amantini. Y estuve
con él un año, aprendiendo en Roma. Mis cuatro obispos vieron la
necesidad de especialización; de ahí mi experiencia con Amorth. Es bueno
especializarse, tener la teoría y acumular casos.
- ¿Y qué aprendió?
- Bueno, los dos hemos visto que el ritual antiguo, el de 1614,
sintetizado por Pablo V, es más eficaz que la nueva revisión, la
moderna. Los liturgistas que la hicieron no consultaron a los
exorcistas: tiene salmos más bonitos, pero es descafeinado, suave. Yo
usaba antes el ritual moderno, de los años 90, pero hoy veo más eficaz
el de 1614.
- ¿Tiene que ver con el latín?
- No sé si tiene algo que ver el latín. Lo que está claro es que
tiene más “mandatos”, más órdenes de expulsión, es más contundente.
- ¿Cuántos exorcistas hay en España?
- Una estadística en el libro dice que hay 18 diócesis con exorcista
oficial; es una tercera parte de las del país. Los que trabajamos en
este campo nos consultamos unos a otros, compartimos experiencias, etc…
El padre Lorenzo Alzina, de Mallorca, que lleva en esto desde 1976, me
consulta casos, me envía algunos… También hablamos con el padre Juan
José Gallego, de Barcelona; el padre Enrique, aquí en Madrid… “Tengo tal
caso, ¿como lo trabajas tú?” Por ejemplo, casos que se quedan
atrancados. Pero el ritual necesita frecuencia, hay gente que le cuesta
viajar cada semana a otra región para recibir los exorcismos. Debería
haber más sacerdotes dedicados a este ministerio.
- ¿Cómo evita el exorcista caer en el divismo? En varios países hay
casos de exorcistas, igual que en otros servicios que llaman la atención
de la gente, llevados por la fama hacia la desobediencia, ¿cómo se
prevé esto?
- Nuestra referencia siempre ha de ser Cristo y su humildad. La
humildad es el antídoto contra todos los engaños del demonio. “Aprended
de mí que soy manso y humilde de corazón”, dice el Señor. Además, los
exorcistas no liberamos a nadie, no tenemos mérito: el que libera es el
Señor.
- En el libro cuenta usted muchos casos y además, y es más asombroso
aún, hablan personas que han sufrido en carne propia o en su familia
casos muy asombrosos… ¿No le da miedo la notoriedad?
- No quiero autobombo. Cuando acabe la promoción del libro, a la que
me comprometí, me vuelvo a lo mío, mi parroquia, mis casos, mis presos.
Sólo lo hago porque Juan Pablo II pidió que los exorcistas estuviésemos
también en los areópagos modernos. “No flowers for me”, si se me permite
el inglés macarrónico. Se trata sólo de ayudar a la gente. Después de
ver las orejas al demonio, nunca mejor dicho, muchos pasan de la
increencia o el ateismo práctico, de una vida de comodidades, a una vida
de oración, fe y dos o tres rosarios al día…
San Benito, protégenos
Te
conjuramos, espíritu del Mal, para que no te acerques a estas páginas,
ni a sus autores, ni a sus familias; y que te alejes de esta medalla de
San Benito bajo cuya protección y amparo han sido colocadas; en el
nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y
todo lo que en ellos se contiene. Asimismo, que desaparezcan y se
alejen de esta medalla toda la fuerza del Adversario, todo el poder del
Diablo, todos los ataques e ilusiones de Satanás, a fin de que todos los
que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo. Amén. Así sea.
San Antonio Abad, ayúdanos
San
Antonio Abad, patrono de los eremitas, nos enseñó que "la meditación
fortalece el alma contra las pasiones y el Mal". Y dejó escrito que para
luchar contra el Mal, son infalibles armas tales como la fe, la
oración, la paz interior o la humildad. Su símbolo y el de los
primitivos Antonianos, la cruz Tau de color azul - cruz de la que siglos
después se apropiaron los franciscanos-, es también el nuestro, junto a
la medalla de San Benito, el patriarca de los monjes. Ambos santos
ejemplares son nuestros protectores e inspiradores en la constante lucha
que mantenemos contra las fuerzas del Mal.
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El demonio existe. Sigue actuando hoy. Si Dios
le dejara libre, ninguno de nosotros sobreviviría. No pudiendo matar
nuestro cuerpo, busca matar nuestra alma. Pero ¿Cómo nos defenderemos
de él sin saber de qué maneras puede atacarnos? En el combate directo
con el maligno pocos hombres han acumulado tanta experiencia como el
Padre Gabrielle Amorth. El exorcista oficial de la diócesis de Roma.
Oigámosle.
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En el año 1986 el vicario de la diócesis de
Roma, el entonces Cardenal Poletti, me encargó hacer exorcismos. Me
dio esa facultad para ayudar al Padre Cándido, exorcista muy conocido,
con 36 años de experiencia. Que estaba un poco enfermo y necesitaba
ayuda. Entré así en un mundo nuevo. En el mundo de los exorcismos, del
cual nunca me había ocupado. En nuestras comarcas, nunca se había
oído hablar de exorcismo, ni de la existencia de un exorcista.
Cuando me di cuenta que había poquísimos
exorcistas, pensé escribir un libro sobre los exorcismos. Yo quería que
ese libro expusiera las instrucciones que el Padre Cándido me había
dado a mí. El Padre Cándido, un Pasionista muerto en 1992, fue mi
maestro durante seis años. El libro se llama “Habla un Exorcista”. Y
yo creí que tendría un éxito modesto. Pero la realidad es que obtuvo
un grandísimo éxito. En italiano está ya en la décima octava edición, y
ha sido traducido a catorce lenguas. También ha sido traducido al
español, y ya está en la tercera edición. El libro ha sido leído con
interés, también en otras naciones. ¿Porqué?. Porque efectivamente, en
toda la Iglesia Católica Latina, se había abandonado por tres siglos
el ritual de los exorcismos. Y de ahí, que se haya hecho interesante
hablar de ellos.
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Quisiera subrayar el nuevo impulso dado a la
reanudación de los exorcismos, que se vio favorecido por dos
acontecimientos importantes: El primero, fue el discurso que pronunció
el Papa Pablo VI el 15 de noviembre de 1972, en el que calificó al
demonio de “peligro número uno para la salvación de las almas”. Fue un
discurso que tuvo un gran eco, y hasta provocó escándalo en aquellos
para quienes el diablo es una figura mítica y no un ser real. Debo
también admitir, que a los exorcistas nos prestó un buen servicio la
película El Exorcista. Un film que tuvo gran resonancia en todo el
mundo, a pesar de tener escenas irreales, con efectos espectaculares.
Pero logró difundir de nuevo la palabra exorcista, y la figura de ese
sacerdote que tiene el poder de expulsar al demonio.
Mientras que ahora, entre nosotros, en toda
la Iglesia Católica Latina, encontrar un exorcista se ha convertido
una tragedia. Es dificilísimo. En este libro que he escrito en tantas
lenguas, figura la dirección del editor. Este recibe continuamente
cartas de todo el mundo. También de España. De gente que querría venir
a Roma para ser exorcizados por mí. Y yo trato de disuadirlos, porque
para exorcizar a una persona no basta un exorcismo. Algunos creen que
pueden venir a Roma, recibir un exorcismo y volverse a casa curados.
Se necesitan muchos y muchos exorcismos. Yo he escrito, que puedo
estar contento, si en un caso de mediana gravedad, la persona se libera
en cuatro o cinco años, al ritmo de un exorcismo por semana. Se
entiende así que no se puede pretender, que una persona que está por
ejemplo en Madrid, venga a Roma una vez por semana durante cinco, seis
ó siete años. A veces incluso se necesitan más.
El exorcismo es una oración de imprecación.
Para que tenga éxito, es necesario que en algún momento dado,
intervenga el Señor de manera verdaderamente milagrosa.
Allí donde no hay exorcistas, trato de poner a
los interesados en contacto con los grupos de oración carismática
católica. Que no hacen exorcismos, sino oraciones de curación y
liberación. También estas oraciones son eficaces, porque Jesús dio el
poder de expulsar demonios, con la fuerza de su nombre, a todos los
que creen en él. La diferencia es esta, que el exorcismo es una
oración oficial, hecha en nombre de la Iglesia, con la autoridad de la
Iglesia, y por sí, es más eficaz, más fuerte. En cambio, la oración
de liberación, es una oración personal. Pero si se hace con fe, también
resulta muy eficaz esta oración de liberación, que pueden hacer todos
los que creen en Jesucristo, sean hombres, mujeres, niños o adultos.
Si el sacramento de la confesión libera las
almas del poder de Satanás. Para sustraer los cuerpos a la posesión
del maligno, se requiere el exorcismo. Veamos, qué es y cómo se
realiza.
El exorcismo es una plegaria. No es por tanto
algo espantoso. Algo que hace temblar a la gente. Es una simple
oración. En la que se pide a Dios liberar a la persona de la presencia
o de la influencia del diablo. Y se manda al diablo que en nombre de
Cristo, se valla.
Yo antes de empezar me pongo la estola, que
es el típico indumento sacerdotal, estola violeta. Me pongo la estola
larga, porque me es más cómodo, poder ponérselo sobre la espalda, a la
persona que debe ser exorcizada. Luego, empiezo con el agua bendita.
Esto es, un frasco con agujeros. Y bendigo a la persona con el agua
bendita. Luego, le hago besar el crucifijo. Yo uso un crucifijo en que
está inserta la medalla de san Benito, que contiene varias frases
contra el demonio. San Benito no era exorcista, pero era un santo. Y
sabemos que los santos liberan del demonio, aún sin ser exorcistas. Es
interesantísimos ver cuántos santos, sean hombres o mujeres, han
liberado a personas del diablo. Por ejemplo, en tiempos de Santa
Catalina de Siena, cuando un exorcista no lograba liberar a una
persona, la enviaba a Santa Catalina de Siena, que no era sacerdote,
que no era exorcista, pero era santa y lo liberaba.
Para ser exorcista es necesario ser sacerdote
nombrado por el obispo. Un obispo no puede nombrar exorcista a un
laico. Sólo puede designar a un sacerdote.
Luego, le hago besar el crucifijo. Y a
continuación empiezo a decir mis oraciones con la mano sobre la cabeza.
En general, los sacerdotes exorcistas tienen en la otra mano, el
libro con el ritual de los exorcismos, pero yo no lo necesito, porque
me los se de memoria, después de haber hecho tantos. Y pongo la otra
mano sobre la espalda. Y así, recto. En un determinado momento utilizo
el óleo. Óleo de los catecúmenos. Que es el óleo que usan en el
bautismo. Y unjo con él a la persona.
Recuerdo, que para liberar a una persona
posesa, se necesitan tantos y tantos exorcismos. Por eso conviene
tener cerca un exorcista. Yo acostumbro a decir a los que me vienen:
“diríjase a su obispo y pida el exorcismo”, con la esperanza de que
los obispos, a fuerza de oír tantas y tantas demandas, se decidan a
nombrar exorcistas, aunque sólo lo sea, para verse libre de la
insistencia de tantas personas.
Normalmente, la persona no se libera durante
un exorcismo. El exorcismo reza por la liberación. Pero a menudo la
persona se ve libre cuando acude a un santuario Mariano, como por
ejemplo, el de nuestra Señora del Pilar, o incluso al más cercano a su
casa. A menudo se liberan después de una larga adoración eucarística.
He tenido casos de pacientes míos que se han liberado en meses,
después de haber rezado durante toda la noche ante la gruta de
Lourdes. Es importantísima la oración. El evangelio nos dice que algunos
diablos no se echan sino con la oración y el ayuno. Naturalmente es
importante que rece la persona interesada, que recen sus familiares, y
que se haga plegaria en cada comunidad religiosa o grupos de
oración. Porque la liberación del demonio es fruto de una intervención
extraordinaria de Dios, que se obtiene mediante la oración.
En sustancia, la oración del exorcismo se
resume en una frase: “en nombre de Jesús, Satanás, vete”. Porque se
basa en este poder que Jesucristo dio a lo apóstoles, después a los 72
discípulos, y finalmente a todos los que creen en él: “en mi nombre
expulsarán a los demonios.” Por eso, lo esencial, es la imposición a
Satanás; "en nombre de Jesús, Satanás, sal".
Durante los exorcismos suelen suceder tantos
hechos insólitos. Tengo en la mano una serie de objetos, que han sido
vomitados durante los exorcismos. Me sucede que muchas veces las
personas, tienen un mal maléfico hecho mediante la invocación al
demonio con un sacerdote de Satanás, o con personas ligadas a Satán, y
que hacen maleficios. La causa más frecuente, por la cual una persona
se ve atacada por el demonio, es porque ha sido víctima de un
maleficio. Se trata de una persona que, por odio o por interés o
venganza u otro motivo ha encargado a un satanísta, a un sacerdote de
Satanás, a un mago, o a una bruja, que le haga un maleficio a alguien.
Qué es un maleficio. Es hacer mal a una persona por medio del diablo.
Maleficio es una palabra genérica. El mal infringido a la persona,
por medio del diablo, puede hacerse de muchos modos diversos. La forma
más común del maleficio, es el hechizo. El maleficio puede hacerse
con un hechizo, con el mal de ojo, con una maldición, con un rito brujo,
con una macumba, con un rito satánico. Puede hacerse de muchos modos
diversos. A veces las personas que lanzan maleficios, usan objetos,
que por vía maléfica, introducen dentro de la persona o dentro de la
casa. Por ejemplo, sucede que una persona no logre dormir, y crea
haber recibido algo malo. Mira dentro de la almohada, y descubre
objetos extraños, que han sido colocados dentro. Mechones de pelo,
cuerdas atadas. El caso más grave que yo he conocido, es el de uno, que
dentro de su almohada encontró un sapo. Cómo consiguió entrar dentro.
Por vía maléfica, por vía mágica, mediante un maleficio. O sea, a
través de la acción del diablo.
Las víctimas, para liberarse, necesitan
deshacerse de los objetos que les han metido en el estómago de modo
invisible. Y sucede entonces, cuando vomitan estos objetos, salen cosas
verdaderamente extrañas. Voy a enseñarles algunas. Por ejemplo, vean
uno que vomitó en una sola vez una cadena metálica así de larga. Esto
otro, es un abre latas. Muchas pilas. Incluso viví el caso de una
persona a quien el demonio le dijo que le haría vomitar una radio
transmisora completa. Aquí veo otros objetos, a menudo figuras de
plástico, clavos, pilas, llaves. O sea, objetos varios, que han sido
vomitados. Yo me he dado cuenta que estos objetos se materializan en
el instante en que salen de la boca. Si uno hubiese hecho una
radiografía del estómago a aquella persona antes del exorcismo no habría
visto nada. Me di cuenta de eso viendo varias veces escupir a
personas poseídas. Un exorcista debe habituarse a recibir muchos
salivazos.
La posesión es la más estricta a curar pero
también la más rara de las actuaciones diabólicas. El demonio tiene
otros modos más solapados y eficaces de influir en el mundo sin que
sus víctimas se percaten. Descubrámoslo.
Tengamos presente, que el demonio es un ángel
caído y conserva toda su inteligencia y toda la capacidad que tienen
los espíritus impuros. El diablo ejerce una doble actividad: la
ordinaria y la extraordinaria. La actividad ordinaria es tentar al
hombre al pecado. Es la actividad que a él más le interesa y a la que
todos estamos sujetos. Cristo, al hacerse hombre, aceptó someterse a
las tentaciones del diablo. Ciertamente él derrotó a Satanás en su
intento. Nosotros no poseemos la misma fortaleza que Jesucristo, pero
contamos con la gracia y la pedimos con la oración y los sacramentos. Y
sabemos por la Biblia, que Dios no permitirá que seamos tentados más
allá de nuestras fuerzas. Pero es necesaria nuestra resistencia y
nuestra lucha.
Esta es la actividad ordinaria del demonio.
Su actividad extraordinaria es la de producir trastornos maléficos e
incluso la posesión diabólica. Cuando decae la fe aumenta la
superstición. Nosotros vivimos en un período en que de fe hay
poquísima. Entonces, he aquí que va ocupando un gran espacio la
superstición. Hoy la superstición puede practicarse de varios modos
diversos. Como el de quienes se dejan esclavizar por magos. No son
sólo personas ignorantes. También caen en esto, políticos,
empresarios, personalidades del deporte, que no toman sus decisiciones
sin antes consultar a su mago de confianza. Son pues, lacras muy
difundidas que abren la puerta a la posesión diabólica.
El demonio puede atacar no sólo a personas
individuales sino a comunidades enteras. No hay duda de que el demonio,
entre todas las personas, busca preferentemente a las que ejercen más
influencias sobre los otros. No me cabe ninguna duda que Stalin fuese
satanista. Se vendió a Satán para tener éxito. No tengo ninguna duda
también, de que un personaje como Hitler estuviese completamente
invadido por Satanás. Hay que notar que Satán puede influir en grupos
enteros. Yo creo que todo cuanto el nazismo ha hecho ha estado
enteramente inspirado por Satán. Porque los nazis cometieron
atrocidades que racionalmente no se pueden explicar.
Vemos así, cómo el diablo influye en el mundo
de la política y en la vida social. Trata de apoderarse de los medios
de comunicación de masas. En la televisión por ejemplo, en los
programas de la tarde, predominan las películas de sexo, horror y
violencia. Y tanta juventud y tantas personas mayores y de todas las
edades, embotan sus mentes y se alejan enteramente de Dios a través de
la continua visión de sexo, horror y violencia.
Es importante tener en cuenta, que el diablo
puede atacar no sólo a personas individuales, sino a un grupo entero,
que puede ser de poca monta o de gran importancia. Un ejemplo de grupo
de poca monta, es el de un amigo mío que exorcizó a una clase entera
de treinta a treinta y cinco jóvenes, que estaban simultáneamente
influidos por el diablo. Y hubo que proceder a los exorcismos para
liberarlos.
El diablo puede atacar de cuatro modos
distintos. La posesión diabólica, la vejación, la obsesión y la
infestación. La posesión, es cuando el diablo parece que entra dentro
de la persona y actúa utilizando los miembros de esa persona. Es la
forma más grave. Y si queremos un ejemplo bíblico, tenemos el caso del
endemoniado de jeraza, que tenía una fuerza hercúlea y que asaltaba a
quienes pasaban por aquel camino.
La segunda forma es la vejación. Cuando el diablo no está en
la persona pero causa perturbaciones desde fuera. Por ejemplo, muchos
santos han sido atacados por el diablo. Como el cura de Ars, que era
echado de la cama, o por el Padre Pío, que era fustigado
continuamente. Creo que casi todos los santos han sufrido vejaciones
fuertes por parte del diablo.
La tercera forma es la obsesión. Esta se
produce, cuando a uno le vienen pensamientos obsesivos, invencibles,
que le martillean la cabeza y le incitan a la desesperación y al
suicidio. También me he tenido que ocupar de varios de estos casos.
La cuarta forma es la infestación. Está
reservada no a las personas sino a las casas, objetos e incluso los
animales. El caso más común es el de la infestación de casas por el
diablo. También puede actuar sobre objetos y algunas veces en
animales. En estos casos, también se pueden practicar exorcismos.
El hombre ¿Cómo puede defenderse? La defensa
principal es vivir en gracia de Dios. Cuando uno se acerca con
frecuencia a los sacramentos, aunque le hayan lanzado un maleficio,
puede que rebote como el búmeran. O sea, que el maleficio recaiga
sobre la persona que lo lanza y no contra la persona contra la cual se
dirige, que está acorazada con la gracia de Dios. Acorazada por la
posesión de la Virgen, de los ángeles, y por tanto puede estar segura.
Sería un error gravísimo tener miedo al
demonio. La Biblia nunca ha dicho que le tengamos miedo. Nos dice que
le resistamos con fuerte fe. La fe vence al diablo. Esta es la
victoria que vence al mundo: vuestra fe. Con la fe se vence al demonio
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