jueves, 17 de mayo de 2012

San Pascual Baylón Yubero


San Pascual Bailón Religioso (año 1592)  Querido San Pascual: consíguenos del buen Dios un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía, un fervor muy grande en nuestras frecuentes visitas al Santísimo y una grande estimación por la Santa Misa.  Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y veréis lo que son los milagros (S. J. Bosco).  San Pascual BailónLe pusieron por nombre Pascual, por haber nacido el día de Pascua (del año 1540). Nació en Torre Hermosa, Aragón, España.  Es el patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna. Desde los 7 años hasta los 24, por 17 años fue pastor de ovejas. Después por 28 será hermano religioso, franciscano.  Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en el cual trabajaba como pastor, que el mejor regalo que le podía ofrecer al niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia.Un día otros pastores le oyeron gritar: "¡Ahí viene!, ¡allí está!". Y cayó de rodillas. Después dijo que había visto a Jesús presente en la Santa Hostia.  De niño siendo pastor, ya hacía sus mortificaciones. Por ej. la de andar descalzo por caminos llenos de piedras y espinas. Y cuando alguna de las ovejas se pasaba al potrero del vecino le pagaba al otro, con los escasos dineros que le pagaban de sueldo, el pasto que la oveja se había comido.  A los 24 años pidió ser admitido como hermano religioso entre los franciscanos. Al principio le negaron la aceptación por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer. Y el único libro que leía era el devocionario, el cual llevaba siempre mientras pastoreaba sus ovejas y allí le encantaba leer especialmente las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Sma. Virgen.  Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Cuando los demás se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor.  Ayudaba cada día el mayor número de misas que le era posible y trataba de demostrar de cuantas maneras le fuera posible su gran amor a Jesús y a María. Un día un humilde religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante un cuadro de la Sma. Virgen y diciéndole: "Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor". Pocos minutos después el religioso aquel se encontró con el santo y lo vio tan lleno de alegría en el rostro como nunca antes lo había visto así. Cuando los padres oyeron esto, unos se rieron, otros se pusieron muy serios, pero nadie comentó nada.  Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento y el sabio Arzobispo San Luis de Rivera al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes".  Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Tenía que atravesar caminos llenos de protestantes. Un día un hereje le preguntó: "¿Dónde está Dios?". Y él respondió: "Dios está en el cielo", y el otro se fue. Pero enseguida el santo fraile se puso a pensar: "¡Oh, me perdí la ocasión de haber muerto mártir por Nuestro Señor! Si le hubiera dicho que Dios está en la Santa Hostia en la Eucaristía me habrían matado y sería mártir. Pero no fui digno de ese honor". Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía. Y Pascual que no había hecho estudios y apenas si sabía leer y escribir, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo. Y él sintió lo que dice la S. Biblia que sintieron los apóstoles cuando los golpearon por declararse amigos de Jesús: "Una gran alegría por tener el honor de sufrir por proclamarse fiel seguidor de Jesús".  Lo primero que hacía al llegar a algún pueblo era dirigirse al templo y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado.  Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, entonces sí se sentía inspirado por el Espíritu Santo y hablaba muy hermosamente. Había recibido de Dios ese don especial: el de un inmenso amor por Jesús Sacramentado.  Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.  Pascual nació en la Pascua de Pentecostés de 1540 y murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés. Pascua significa: paso de la esclavitud a la libertad). Y parece que el regalo de Pentecostés que el Espíritu Santo le concedió fue su inmenso y constante amor por Jesús en la Eucaristía.  Cuando estaba moribundo, en aquel día de Pentecostés, oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?". "Es que están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso momento!", y quedó muerto plácidamente.  Después durante su funeral, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Hasta su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.  Por 200 años muchísimas personas, al acercarse a la tumba de San Pascual oyeron unos misteriosos golpecitos. Nadie supo explicar el porqué pero todos estaban convencidos de que eran señales de que este hombre tan sencillo fue un gran santo. Y los milagros que hizo después de su muerte, fueron tantos, que el Papa lo declaró santo en 1690.  El Sumo Pontífice nombró a San Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna.
Pascual Baylón Yubero
LienzoS Pascual.jpg
Retrato de San Pascual Baylón, conservado en la parroquia de Torrehermosa.
Nacimiento 16 de mayo de 1540
Torrehermosa, Zaragoza
Fallecimiento 17 de mayo de 1592
Villarreal, Castellón
Venerado en Iglesia Católica
Beatificación 19 de octubre de 1618
Canonización 16 de octubre de 1690
Festividad 17 de mayo
Atributos hábito franciscano, custodia, sombrero y cayado de pastor por su oficio juvenil
Patronazgo Obras, asociaciones y congresos Eucarísticos, Diócesis de Segorbe-Castellón; Villarreal, Torrehermosa, Alconchel de Ariza y otras localidades.
Pascual Baylón Yubero (Torrehermosa, Zaragoza, España, 16 de mayo de 1540 - Villarreal, Castellón, España, 17 de mayo de 1592) fue un fraile franciscano. Es venerado como santo por la Iglesia católica con el nombre de san Pascual Bailón o Baylón. Es patrono de las obras, asociaciones y congresos eucarísticos, y de la diócesis de Segorbe-Castellón.

Vida

Pascual nació en Torrehermosa el día de la Pascua de Pentecostés, de ahí su nombre. Hasta los siete años permaneció en su localidad natal, a partir de los siete hasta los veinte vivió en Alconchel de Ariza, viviendo con Martín García, un vecino del pueblo. Pascual se dedicó al pastoreo de las ovejas. En Alconchel de Ariza aprendió a leer y a escribir de manera autodidacta con la ayuda de devocionarios.
Posteriormente emigró al Reino de Valencia para trabajar a cargo de don Aparicio Martínez en Monforte del Cid (Alicante). Tras el suceso conocido como "milagro de la aparición", pidió ingresar en la orden franciscana, en el convento de Nuestra Señora Orito, en Orito, una pedanía de Monforte del Cid, famosa por la sencillez de los religiosos franciscanos alcantarinos que lo habitaban. Vistió los hábitos en 1564, en el convento ilicitano de San José y profesó en Orito el 2 de febrero de 1565.

El milagro de la aparición de la Eucaristía


San Pascual vivió en Monforte en lo que es hoy la Ermita de San Pascual, a escasos metros del ayuntamiento.

Escultura de San Pascual sobre el Puente del Mar de Valencia.
En la pedanía de Orito (Monforte del Cid, Alicante) se encuentra la conocida "Ermita de la Aparición" donde supuestamente san Pascual tuvo una visión de Jesucristo en la Eucaristía. Este hecho sirvió para que la Iglesia católica haya nombrado a san Pascual patrón de los congresos eucarísticos. En toda la zona alicantina, principalmente en Orito, Elche, Alicante, Monforte del Cid, Novelda y Aspe,Crevillent y Vega Baja se guarda una gran veneración a san Pascual, destacando el pueblo de Albatera donde se celebra una gran fiesta en su honor.

Profesión de fe eucarística

Con una personalidad de asceta y místico, desarrolló su fe a través de la caridad fraterna, y defendió la presencia de Cristo en la Eucaristía de los ataques de los protestantes hugonotes cuando cruza Francia como mensajero del provincial de su orden.

Milagros

Entre los milagros que se le atribuyen destacan la multiplicación del pan para los pobres, la curación de enfermos, el don de profecía y el que narra cómo de una piedra salió agua para unos pobres. La tradición popular afirma que muchas veces orando experimentaba tanta alegría que se ponía a bailar (por eso algunos creen que su apellido es un apodo por esta reacción característica).
Tras una vida durante la que cultiva su espíritu con la oración, la escritura y realizando los más modestos trabajos de lego en varios conventos de la zona -llamada Provincia de San Juan Bautista-, murió en el convento alcantarino del Rosario en Villarreal, en donde fue refitolero y limosnero, el 17 de mayo de 1592, también Pascua de Pentecostés. La leyenda dice que tras su muerte, sucedió que, durante la misa de réquiem, en el momento de la consagración, sus ojos se abrieron para adorar al Santísimo Sacramento.

Obras

San Pascual escribió dos devocionarios para su edificación personal, editados en el año 2000 con el título de Opúsculos de san Pascual Bailón. Uno de ellos fue regalado al rey Felipe II y el otro se encuentra en la Basílica de San Pascual de Villarreal.

Patronazgo


Sepulcro de San Pascual Baylón, en Villarreal.
Fue beatificado por el papa Pablo V el 19 de octubre de 1618 y Canonizado por Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690. Declarado patrono de todas las asociaciones y congresos eucarísticos por el papa León XIII el 28 de noviembre de 1897. Fue declarado patrono de la diócesis española de Segorbe-Castellón por el papa Juan XXIII el 12 de mayo de 1961. Es asimismo patrono de Villarreal, Torrehermosa, Alconchel de Ariza y otros lugares, y santo titular de muchos templos, parroquias y monasterios en el mundo entero. En muchos lugares es patrón de cocineros y pasteleros.
El rey de España Carlos II estableció en 1681 su patronato regio sobre la capilla de Villarreal donde reposaban los restos del santo.
El 17 de mayo de 1992, festividad de san Pascual Bailón y IV centenario de su muerte, el rey de España Juan Carlos I reinauguró la Real Capilla y presidió el traslado de los restos del santo a su nuevo Sepulcro, obra del escultor Vicente Lloréns Poy. Estos restos son la parte que sobrevivió a las llamas tras el incendio de la basílica durante la Guerra Civil española. Para proteger las cenizas del santo, ciudadanos de Villarreal fueron trasladando los restos a sus casas y algunos se quedaron pequeñas partes de las cenizas, que aun hoy no se han recuperado en su totalidad.

Romería de san Pascual

Todos los años, en los días anteriores al 17 de mayo se viene celebrando en Orito la tradicional Romería de san Pascual, que tiene como punto de llegada el santuario sito en la montaña conocido como Cueva de san Pascual, en el mismo término de Orito. A esta histórica tradición suelen acudir cada año centenares de romeros de toda la Vega Baja y comarcas limítrofes. Se celebra una popular feria, con misas y otros festejos en honor a san Pascual Bailón.
También acuden muchas personas de Villarreal en peregrinación hasta Torrehermosa y Alconchel de Ariza el mismo día 17 de mayo.

Véase también


San Pascual Bailón
Religioso
(año 1592)

Querido San Pascual: consíguenos del buen Dios un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía, un fervor muy grande en nuestras frecuentes visitas al Santísimo y una grande estimación por la Santa Misa.

Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y veréis
lo que son los milagros (S. J. Bosco).
San Pascual BailónLe pusieron por nombre Pascual, por haber nacido el día de Pascua (del año 1540). Nació en Torre Hermosa, Aragón, España.
Es el patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna. Desde los 7 años hasta los 24, por 17 años fue pastor de ovejas. Después por 28 será hermano religioso, franciscano.
Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en el cual trabajaba como pastor, que el mejor regalo que le podía ofrecer al niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia.Un día otros pastores le oyeron gritar: "¡Ahí viene!, ¡allí está!". Y cayó de rodillas. Después dijo que había visto a Jesús presente en la Santa Hostia.
De niño siendo pastor, ya hacía sus mortificaciones. Por ej. la de andar descalzo por caminos llenos de piedras y espinas. Y cuando alguna de las ovejas se pasaba al potrero del vecino le pagaba al otro, con los escasos dineros que le pagaban de sueldo, el pasto que la oveja se había comido.
A los 24 años pidió ser admitido como hermano religioso entre los franciscanos. Al principio le negaron la aceptación por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer. Y el único libro que leía era el devocionario, el cual llevaba siempre mientras pastoreaba sus ovejas y allí le encantaba leer especialmente las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Sma. Virgen.
Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Cuando los demás se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor.
Ayudaba cada día el mayor número de misas que le era posible y trataba de demostrar de cuantas maneras le fuera posible su gran amor a Jesús y a María. Un día un humilde religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante un cuadro de la Sma. Virgen y diciéndole: "Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor". Pocos minutos después el religioso aquel se encontró con el santo y lo vio tan lleno de alegría en el rostro como nunca antes lo había visto así. Cuando los padres oyeron esto, unos se rieron, otros se pusieron muy serios, pero nadie comentó nada.
Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento y el sabio Arzobispo San Luis de Rivera al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes".
Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Tenía que atravesar caminos llenos de protestantes. Un día un hereje le preguntó: "¿Dónde está Dios?". Y él respondió: "Dios está en el cielo", y el otro se fue. Pero enseguida el santo fraile se puso a pensar: "¡Oh, me perdí la ocasión de haber muerto mártir por Nuestro Señor! Si le hubiera dicho que Dios está en la Santa Hostia en la Eucaristía me habrían matado y sería mártir. Pero no fui digno de ese honor". Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía. Y Pascual que no había hecho estudios y apenas si sabía leer y escribir, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo. Y él sintió lo que dice la S. Biblia que sintieron los apóstoles cuando los golpearon por declararse amigos de Jesús: "Una gran alegría por tener el honor de sufrir por proclamarse fiel seguidor de Jesús".
Lo primero que hacía al llegar a algún pueblo era dirigirse al templo y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado.
Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, entonces sí se sentía inspirado por el Espíritu Santo y hablaba muy hermosamente. Había recibido de Dios ese don especial: el de un inmenso amor por Jesús Sacramentado.
Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.
Pascual nació en la Pascua de Pentecostés de 1540 y murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés. Pascua significa: paso de la esclavitud a la libertad). Y parece que el regalo de Pentecostés que el Espíritu Santo le concedió fue su inmenso y constante amor por Jesús en la Eucaristía.
Cuando estaba moribundo, en aquel día de Pentecostés, oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?". "Es que están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso momento!", y quedó muerto plácidamente.
Después durante su funeral, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Hasta su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.
Por 200 años muchísimas personas, al acercarse a la tumba de San Pascual oyeron unos misteriosos golpecitos. Nadie supo explicar el porqué pero todos estaban convencidos de que eran señales de que este hombre tan sencillo fue un gran santo. Y los milagros que hizo después de su muerte, fueron tantos, que el Papa lo declaró santo en 1690.
El Sumo Pontífice nombró a San Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna.

ORACIÓN A SAN PASCUAL BAILON



(PROTECTOR DE LA VIVIENDA)

Jesucristo, Señor y Salvador Nuestro, que dijiste a tus apóstoles: "Todo lo que en mi nombre pidáis, lo haré", invocamos tu clemencia, y por tu santo nombre de Jesús y por tu preciosa sangre que por nosotros derramaste en tu pasión y por las lagrimas que derramó tu Santa e Inmaculada Madre, yo te pido, con la poderosa intercesión de San Pascual Bailón, que me ayudes a encontrar la vivienda que deseo, e igualmente te suplico para todos aquellos que están sin techo o que tienen problemas con la vivienda.
San Pascual Bailón, modelo de humildad y cristianismo, confío plenamente en tu valiosa mediación ante Dios y la Santísima Virgen para que mi pedido sea concedido.
Que así sea.
(También en esta oración San Pascual intercede ante Dios por objetos perdidos, para hallar vivienda o venderla y para construcciones que no se pueden terminar.)
Si Dios por Medio de San Pascual Bailón concede la gracia se deberá bailar en honor al Santo.



San Pascual Bailón adorando la Eucaristía
Oleo, Bernardo López Piquer
 
San Pascual Bailón
Religioso, 1540- 1592
Fiesta 17 de Mayo
Sobresalió por su devoción a la Virgen y por su amor a la Eucaristía.
El amor de su vida fue Sagrada Eucaristía


Hijo de humildes campesinos, Martin Bailón e Isabel Yubero, Pascual nació el 16 de mayo de 1540 en Torrehermosa, Aragón (España). El segundo de seis hermanos. Le llamaron Pascual porque nació en la vigilia de Pentecostés. 
Desde los 7 hasta los 24 años trabajó como pastor de ovejas.
Tal era su amor a la Eucaristía que el dueño del rebaño decía que el mejor regalo que le podía ofrecerle al niño era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa.

Desde el campo donde pastoreaba alcanzaba a ver el campanario de la iglesia del pueblo. De vez en cuando se arrodillaba para adorar al Santísimo Sacramento desde lejos.
Un día, mientras el sacerdote consagraba, otros pastores le oyeron gritar: "¡Ahí viene!, ¡allí está!". Cayó de rodillas. Había visto a Jesús venir en aquel momento.  Se le apareció el Señor en varias ocasiones en forma de viril o de estrella luminosa.

Desde niño hacía duras penitencias, como andar descalzo por caminos pedregosos. Cuando alguna oveja pasaba al potrero del vecino, pagaba a este de su escaso salario por el pasto que la oveja se había comido.
Entra con los Franciscanos.
A los 24 años ingresó en el convento de los frailes menores (franciscanos) de Alvatera. Al principio no lo aceptaron por su poca instrucción. Apenas había aprendido a leer para rezar el pequeño oficio de la Santísima Virgen María que llevaba siempre mientras pastoreaba. Sus favoritas oraciones eran a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen.

Los franciscanos le asignaron oficios humildes. Fue portero, cocinero, mandadero y barrendero.
Su tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos en cruz. Por las noches pasaba horas ante el Santísimo Sacramento. Continuaba su adoración tarde en la noche y por la madrugada estaba en la capilla antes que los demás.
Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, lo inspiraba el Espíritu Santo. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar. Al llegar a un pueblo iba primero a la iglesia y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado.

En una ocasión, un hermano religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante una imagen de la Sma. Virgen y le decía diciéndole: "Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor".  El religioso pudo ver que el santo rebosaba de alegría.

Pascual compuso bellas oraciones al Santísimo Sacramento. El Arzobispo San Luis de Rivera, al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes".
Le enviaron a París a entregar una carta al general de la orden. En camino defendió la Eucaristía frente a las herejías de un predicador calvinista, por lo que casi lo mata una turba Hugonotes. El se alegró por haber tenido el honor de sufrir por su fidelidad al  Señor y no se quejó.
Aunque Pascual apenas sabía leer y escribir, era capaz de expresarse con gran elocuencia sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía. Tenía el don de ciencia infusa. Sus maestros se quedaban asombrados de la precisión con que respondía a las mas difíciles preguntas de teología.
Le dedicaron este verso: De ciencia infusa dotado,

"siendo lego sois Doctor,
Profeta y Predicador,
Teólogo consumado... "

Se destacó por su humildad y amor a los pobres y afligidos. Era famoso por sus milagros y su don para llevar las almas a Cristo. Martín Crespo relató como el santo le había librado de su determinación de vengarse de los asesinos de su padre. Habiendo escuchado el viernes santo el sermón sobre la pasión, sus amigos le exhortaban a perdonar. El se mantenía inmovible.  Entonces Pascual lo tomó del brazo, lo llevó a un lado y le dijo: "Mi hijo, ¿No acabas de ver la representación de la pasión de Nuestro Señor?".
"Entonces -escribe Martín- con una mirada que penetró mi alma me dijo: "Por el amor de Jesús Crucificado, mi hijo, perdónalos".
"Si, Padre", contesté, bajando mi cabeza y llorando. "Por el amor de Dios yo los perdono con todo mi corazón" Ya no me sentí la misma persona"

Cuando estaba moribundo oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?". "Están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso momento!", y quedó muerto en aquel preciso momento. Era el 15 de Mayo de 1592, el Domingo de Pentecostés, en Villareal de los Infantes, España.
Durante su misa tenían el ataúd descubierto y en el momento de la doble elevación, los presentes vieron que abrió y cerró por dos veces sus ojos. Su cuerpo aun después de muerto, manifestó su amor a la Eucaristía. Eran tantos los que querían despedirse de el que lo tuvieron expuesto por tres días.

Hizo muchos milagros después de su muerte.
Beatificado el 29 de Octubre de 1618 por el Papa Pablo V
Canonizado el 16 de Octubre de 1690 por el Papa Alejandro VIII

Declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos y Asociaciones Eucarísticas por León XIII por el breve apostólico Providentissimus, de 28 de noviembre de 1897.
Oración:Querido San Pascual: consíguenos del buen Dios un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía, un fervor muy grande en nuestras frecuentes visitas al Santísimo y una grande estimación por la Santa Misa.




NOVENA




[Estampa religosa de San Pascual Bailón]
  • Festividad: 17 de mayo
  • Fecha de beatificación: 1618
  • Fecha de canonización: 1690
  • Nacionalidad: española
  • Orden: franciscanos
  • Patrón: cocineros, congresos y organizaciones eucarísticas (proclamado por el Papa León XIII) 


ACTO DE CONTRICIÓN
Dulcísimo Jesús mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas: por ser Vos suma bondad me pesa de haberos ofendido y propongo, con vuestra gracia, no volver a pecar. Amén.




Meditar a continuación la reflexión del día que corresponda:

DÍAS


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Dios, que al bienaventurado San Pascual, Confesor tuyo, honraste con el ardiente amor a los sagrados Misterios de tu Cuerpo y Sangre: concédenos propicio que así como percibió la espiritual dulzura y suavidad de este divino convite, merezcamos también el percibirlos nosotros. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

DÍA PRIMERO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue sublimado a la excelsitud de la Santidad, porque fue humildísimo lego franciscano. Imítalo: mientras no seas humildísimo, no te tengas por virtuoso.
ORACIÓN. Humildísimo San Pascual: por amor de Jesús, manso y humilde corazón, os ruego me otorguéis la virtud de la humildad y con ella la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


__________

DÍA SEGUNDO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue ángel de inocencia, tesoro de angélicas virtudes y, sin embargo, mortificaba durísimamente su cuerpo con asperísimas penitencias. ¿Quieres tú ir al cielo por la senda cómoda del regalo de tus apetitos?
ORACIÓN. ¡Santo mío! Alcanzadme del Señor el espíritu de penitencia, para que llore mis culpas pasadas y para que no me deje arrastrar jamás de mis desordenadas pasiones. Y con esta gracia otorgadme la que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


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DÍA TERCERO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual se hizo sordo a los halagos y sonrisas del mundo despreciando sus risueñas promesas y vistiendo pobrísimo sayal. No camines tú en busca de la vanidad terrena, que el mundo es un mentiroso avaro de sus dones. Imita a San Pascual y aspira a los dones del cielo.
ORACIÓN. Amadísimo San Pascual: poned, os lo suplico, aversión en mi alma a los placeres y vanidades locas del mundo, y un grandísimo amor a las dichas estables y purísimas de la gloria, y dadme la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


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DÍA CUARTO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue modelo insigne de pureza e inocencia de costumbres. Niño, pastorcito, religioso, siempre brilló en él la gracia del candor bautismal y el odio a la más pequeña imperfección. Ama tú la pureza de vida, que es lo felicidad verdadera.
ORACIÓN. Angel de pureza, amado San Pascual: concédeme que imite vuestra angelical vida, aborreciendo mis pecados, venciendo mis tentaciones y viviendo puro en la presencia del Señor; y alcánzame asimismo la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


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DÍA QUINTO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual vivió en la tierra siempre unido a su Dios, por medio de la oración. Su pensamiento, sus anhelos, sus suspiros al cielo subían y en el ciclo estaban. La oración fue para él tesoro de consuelo y mina de santidad. ¿Cómo vives, pegado siempre a la tierra sin pensar nunca en tu Dios, que tanto piensa en ti?...
ORACIÓN. Os suplico, gloriosísimo San Pascual, me obtengáis del Señor el espíritu de oración para que, despegándome de la tierra, suspire por la dicha que me espera a vuestro lado en la gloria. Concédeme también la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


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DÍA SEXTO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual amó ardientemente a Dios, como a su Creador, a su Redentor, y a su Padre amantísimo; y amó tiernísimamente a las criaturas, como a hijas de Dios y como a hermanas suyas predilectas. Por esto fue amado singularmente de Dios y de los hombres. ¿Posees tú la virtud excelsa de la caridad? El cristiano sin caridad es árbol estéril.
ORACIÓN. Por caridad, amadísimo Santo mío, os ruego que me deis una chispa de la que inflamaba vuestra alma, para calentar mi aterido corazón, y con ella la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


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DÍA SÉPTIMO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue serafín extático de la Sagrada Eucaristía. Día y noche velaba ante el Sagrario; la Hostia sacratísima era el blanco de sus anhelos y el centro de sus amores. ¿Cómo agradeces tú la bondad infinita de Jesús, prisionero de amor en la tierra? Visítalo en el Sagrario y recíbelo con frecuencia.
ORACIÓN. Serafín del Sagrario, glorioso San Pascual: haced que me enamore, como Vos, de la Sagrada Eucaristía, y que, como Vos, sienta hambre santísima de recibir a mi Dios sacramentado. Otórgame juntamente la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


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DÍA OCTAVO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. San Pascual fue hijo amantísimo de la Madre Dios y todos los días la obsequiaba con afectuosas muestras de devoción. Ama tú a María, que amarla es recibir sus caricias maternales, es salvarse.
ORACIÓN. Protector mío San Pascual: infundid en mi pecho ternura filial a la Reina del cielo, para que me cuente entre sus hijos predilectos, en la tierra y en la gloria. Concédeme también la gracia que os pido en esta Novena. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.


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DÍA NOVENO 

Comenzar con el acto de contrición.
REFLEXIÓN. La muerte es el eco de la vida. La vida de San Pascual fue santísima, y su muerte fue santísima: un deliquio, un arrobo, un sueño dulcísimo en el Señor. ¿Quieres tú obtener buena muerte? Imita a San Pascual: vive santamente.
ORACIÓN. Por vuestra dichosísima muerte, ¡oh bendito San Pascual! os ruego encarecidamente me consigáis del Señor la gracia de no morir en pecado mortal; la dicha de morir santamente y la felicidad de la gloria, juntamente con la gracia que solicité en este Novenario. Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias. Terminar con la oración final para todos los días.

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