viernes, 4 de mayo de 2012

Volverán a encontrarse con el Padre



Juan 14, 6-14. Fiesta de Felipe y Santiago Apóstoles. Jesús es la vida que da la paz, la alegría y la fuerza que tanto deseamos.
 
Volverán a encontrarse con el Padre
Del santo Evangelio según san Juan 14, 6-14.


En aquel tiempo dijo Jesús a Tomás: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

Oración introductoria

Ven, Espíritu Santo, inspira este momento de oración, para descubrir o confirmar el camino, la verdad y el estilo de vida que me propone Cristo Resucitado y pueda vivir así, en plenitud, la voluntad de Dios.

Petición

Concédeme, Padre Bueno, vivir ese amor unitivo con Cristo, que Tú concedes a quienes te lo piden.

Meditación del Papa

Hoy, como en todas las épocas, el mandato apostólico encuentra su fuente y su foco central en la proclamación del Hijo de Dios encarnado, que es la plenitud de la revelación divina y "el camino, la verdad y la vida".

El Salvador de toda la creación, y portador de la Buena Noticia para todos y el cumplimiento de los anhelos más profundos del hombre. La revelación definitiva de Dios que viene a nosotros en Jesucristo y que los creyentes de todo el mundo proclaman, se expresa de manera concreta en las Sagradas Escrituras y en la vida sacramental de la Iglesia.

El poder salvífico de Cristo es proclamado también, en las vidas de los santos que han llevado con entusiasmo el mensaje del Evangelio y lo han vivido con fe entre sus hermanos y hermanas. La revelación cristiana, cuando es aceptada en libertad y por obra de la gracia de Dios, transforma a los hombres y las mujeres desde el interior y establece una maravillosa, relación redentora con Dios, nuestro Padre celestial, a través de Cristo, en el Espíritu Santo. Este es el corazón del mensaje que enseñamos, este es el gran regalo que ofrecemos en la caridad a nuestro prójimo: compartir la misma vida de Dios. Benedicto XVI, 17 de mayo de 2011.

Reflexión

Toda la vida de Jesús gira en torno a su Padre. Se puede decir que está realmente enamorado de Él. Busca complacerlo en todo y hacer de su voluntad la primera prioridad de su vida. "Señor, enséñanos al Padre y eso nos bastará". ¿Por qué pide esto Felipe que es el mismo discípulo que dijo a Jesús "enséñanos a orar?" Tal vez sea porque ve a Jesús tan alegre en su quehacer cotidiano de frente al Padre, porque ve que el estar con el Padre le da tanta energía y entusiasmo. Tal vez sea porque él mismo quisiera experimentar esa felicidad que ve Jesús cuando está con el Padre.

Jesús responde que el secreto de su gozo, es decir, estar con el Padre, no es tan oculto como parece. La clave está en estar con Jesús que siempre está cercano a nosotros, dispuesto a venir cuando lo llamemos.

Propósito

Al final del Evangelio dice Jesús que aquello que pidamos en su nombre lo concederá. Que la primera petición sea justamente esa: Jesús, quiero estar contigo, permíteme conocerte más.

Diálogo con Cristo

Jesús, eres camino, camino al Padre. Jesús eres verdad, verdad de que podemos conocer a Dios y amarlo. Jesús eres vida, vida que da la paz, la alegría y la fuerza que tanto deseamos como Felipe.


Conoce más acerca de la Fiesta de Felipe y Santiago Apóstoles


viernes 04 Mayo 2012
Viernes de la cuarta semana de Pascua

San Gregorio Iluminador



Leer el comentario del Evangelio por
San Rafael Arnaiz Barón : «Donde yo estoy, también estaréis vosotros»

Lecturas

Hechos 13,26-33.


Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios.
En efecto, la gente de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, ni entendieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado, pero las cumplieron sin saberlo, condenando a Jesús.
Aunque no encontraron nada en él que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo condenara.
Después de cumplir todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del patíbulo y lo pusieron en el sepulcro.
Pero Dios lo resucitó de entre los muertos
y durante un tiempo se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los mismos que ahora son sus testigos delante del pueblo.
Y nosotros les anunciamos a ustedes esta Buena Noticia: la promesa que Dios hizo a nuestros padres,
fue cumplida por él en favor de sus hijos, que somos nosotros, resucitando a Jesús, como está escrito en el Salmo segundo: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.


Salmo 2,6-7.8-9.10-11.


"Yo mismo establecí a mi Rey
en Sión, mi santa Montaña".
Voy a proclamar el decreto del Señor:
El me ha dicho: Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.

Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra.
Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla

Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor.


Juan 14,1-6.


"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy".
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?".
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Rafael Arnaiz Barón (1911-1938), monje trapense español
Escritos espirituales, 12/04/1938

«Donde yo estoy, también estaréis vosotros»

¡Ah! si el mundo supiera lo que es amar un poco a Dios, también
amaría al prójimo. Al amar a Jesús, al amar a Cristo, también forzosamente
se ama lo que Él ama. ¿Acaso no murió Jesús de amor por los hombres? Pues
al transformar nuestro corazón en el de Cristo, también sentimos y notamos
sus efectos... Y el más grande de todos es el amor... el amor a la voluntad
del Padre, el amor a todo el mundo, que sufre, que padece... Es el padre,
el hermano lejano, sea inglés, japonés o trapense; el amor a María... En
fin. ¿Quién podrá comprender el Corazón de Cristo? Nadie, pero chispitas de
ese Corazón hay quien las tiene..., muy ocultas..., muy en silencio, sin
que el mundo se entere. Jesús mío, qué bueno eres. Tú lo haces todo
maravillosamente bien. Tú me enseñas el camino; Tú me enseñas el fin. El
camino es la dulce Cruz..., es el sacrificio, la renuncia, a veces la
batalla sangrienta que se resuelve en lágrimas en el Calvario, o en el
Huerto de los Olivos; el camino, Señor, es ser el último, el enfermo, el
pobre oblato trapense que a veces sufre junto a tu Cruz. Pero no importa;
al contrario..., la suavidad del dolor sólo se goza sufriendo humildemente
por Tí. Las lágrimas junto a tu Cruz, son un bálsamo en esta vida de
continua renuncia y sacrificio; y los sacrificios y renuncias son
agradables y fáciles, cuando anima en el alma la caridad, la fe y la
esperanza. He aquí cómo Tú transformas las espinas en rosas. Mas ¿y
el fin?... El fin eres Tú, y nada más que Tú... El fin es la eterna
posesión de Ti allá en el cielo con Jesús, con María, con todos los ángeles
y santos. Pero eso será allá en el cielo. Y para animar a los flacos, a los
débiles y pusilánimes como yo, a veces te muestras al corazón y le
dices..., ¿qué buscas? ¿qué quieres? ¿a quién llamas?... Toma, mira lo que
soy... Yo soy la Verdad y la Vida. Y entonces derramas en el alma
delicias que el mundo ignora y no comprende. Entonces, Señor, llenas el
alma de tus siervos de dulzuras inefables que se rumian en silencio, que
apenas el hombre se atreve a explicar... Jesús mío, cuánto te quiero, a
pesar de lo que soy..., y cuanto peor soy y más miserable, más te
quiero..., y te querré siempre y me agarraré a Ti y no te soltaré, y... no
sé lo que iba a decir.

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Treinta días de oración a la Reina del Cielo. A lo largo del mes de mayo, tengamos a María presente en nuestro corazón y en nuestros hogares, entregándole un ramo de Rosas de oración.

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