sábado, 29 de septiembre de 2012

ArcángelesVer también: angeles
RafaelBarachielSaeltielJehudiel Uriel GabrielMiguel
Retablo de los siete arcángeles
Los arc�ngeles constituyen uno de los nueve coros de coros de ángeles.
Dios ha encomendado a los arcángeles las misiones mas importantes en relación a los hombres. Son guardianes de personas a quién Dios ha confiado grandes misiones, como del Santo Padre, cardenales, obispos.
Seg�n las Sagradas Escrituras hay siete arc�ngeles:
"Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria del Señor" (Tb 12:15)
"Reciban gracia y paz de Aquel que Es, que era y que viene de parte de los Siete Espíritus que estén delante de Su Trono" (Ap 1:4),
Las Sagradas Escritura mencionan el nombre de solo tres: Miguel (Ap 12:7-9), Gabriel (Lc 1:11-20; 26-38) Rafael (Tobit 12:6, 15).  Los nombres de los otros cuatro arcángeles (San Uriel, San Barachiel , Baraquiel, San Jehudiel, Saeltiel) no aparecen en la la Biblia. Se encuentran en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en la literatura rabinica. La Iglesia reconoce los nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demas nombres pueden tenerse como referencia pero, no son doctrina de la Iglesia ya que provienen de libros que no son parte del canon de la Sagrada Escritura.
Debemos tener cuidado con otros nombres dados a los ángeles, algunos de los cuales son de origen ocultista o de la Nueva Era.
Se recomienda rezar a los Siete Santos Arcángeles.
A los arcángeles se les llama los siete magníficos:
Miguel: (Ap 12:7-9) "quien como Dios". Venció y expulsó a Satanás del cielo.
Gabriel:
(Lc 1:11-20; 26-38) "el que gobierna o mensajero de Dios".
Rafael:
(Tobit 12:6, 15) "el que cura o sana". El arcángel cercano a los hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento.

Los siguientes no aparecen en la Biblia sino en otras escrituras antiguas de los judíos.


San Uriel  Su nombre significa: "Fuego de Dios"
Se le representa con una espada en el jard�n del Ed�n. Se lo considera al Arc�ngel puesto por el Padre Eterno a las puertas del Para�so con su Espada de Fuego, Aquel que expulso a Ad�n y Eva.
Combate el esp�ritu de la ira, del odio y de la impaciencia, poniendo en el coraz�n las virtudes de la dulzura, benignidad, paciencia y mansedumbre. Con la dulzura y la paciencia  vencemos y atamos al esp�ritu malvado. "Aprended de M� que soy manso y humilde de coraz�n; y hallar�is descanso a vuestras almas" (Mateo 11,29).
San Uriel nos rodea con su corona ardiente de amor, de paciencia y de bondad. El cuida todos los lugares de las apariciones Marianas, enriqueci�ndolos de gracias. Jes�s afirm� en unas de sus revelaciones: "Cuando los ej�rcitos rojos avancen, ellos atravesar�n tan solo al precio de la muerte y con la p�rdida de sus vidas, el cintur�n de fuego colocado delante de los lugares de las apariciones de mi Madre".
Ya en el cuarto siglo, San Uriel es recordado en el martirologio. El tiene en su mano izquierda la antorcha ardiente o una espada flameante, la llama ardiente del amor de Dios. San Uriel fue el encargado de expulsar a Ad�n y Eva del Para�so, y custodiar su entrada con aquella espada de fuego, de la que nos habla el G�nesis. Tambi�n se lo representa con sus manos abri�ndose las vestiduras del pecho, para dejar salir el Fuego Sagrado de Amor (como hac�a San Francisco Xavier) El Se�or, en efecto ha dicho: "Yo he venido a prender fuego a la tierra; y como desearia que ya estuviese ardiendo" (Lucas 12, 49). Que en nuestros corazones, arda, el fuego de la Gracia y del Amor de Dios. Cuan grande sea el deseo de Jes�s, de esto, lo vemos en su Sacramento de la Eucarist�a. All� est� su Amor que vence toda cosa viviente, escondido en su Carne y en su Sangre, para estar siempre con nosotros. Sobre el Altar y en el Tabern�culo, est� la Fuente del Amor, all� est� la Omnipotencia por excelencia! All� nosotros deber�amos encontrar la Gracia, para que el Fuego del Amor se haga en nosotros luz viva y resplandezca en las tinieblas. Si nosotros nos postramos humildemente adorando con gratitud y respeto a Dios en este Santo Sacramento; entonces tambi�n en nosotros arder� el fuego del Amor de Dios y llegar� a ser Luz.
Pedimos a San Uriel, nos libre de caer en la pasi�n del odio, la ira y la impaciencia, y tambi�n nos proteja de personas malvadas, iracundas, nerviosas; y derrame en nuestro coraz�n y en el alma de los que nos rodean, el Amor, dulce, suave y sereno. (En la iconograf�a se representa a San Uriel mostrando su pecho y su coraz�n ardiente de Caridad).
Oraci�n: "San Uriel rod�anos con el Cintur�n de Fuego, ven en nuestra ayuda con tu Ej�rcito Celestial. Y ens��anos a vivir y hacer como ha hecho Jes�s, aqu� en la tierra. Am�n".

San Barachiel � Baraquiel  Su nombre significa: "Bendici�n de Dios"
Pedimoa a San Barachiel, nos proteja de caer en la pereza, la indiferencia a las Cosas Santas, en la mortal tibieza; y liberen a las almas por las que rezamos, o nos rodean, del pecado capital de pereza y la mortal ca�da en la tibieza e indiferencia.
El celo en el bien es necesario a la santidad, a la dicha, porque "El Reino de los Cielos sufre violencia y tan solo los violentos lo pueden arrebatar" (Mateo 11,12). Y en otro lugar Jes�s dice: "No los que dicen Se�or, Se�or entrar�n en el Reino de los Cielos, sino aquellos que hacen la Voluntad de mi Padre que est� en los Cielos" (Mateo 7,21). Los tibios son a los ojos de Dios tambi�n peores que las almas fr�as. El Se�or dice: "Puesto que no eres ni caliente ni fr�o, sino tibio, yo comienzo a vomitarte de mi boca" (Apocalipsis 3,16).
La liberaci�n de los pecados mencionados abre el camino para la vida espiritual, tray�ndonos el Don de la Conversi�n y la fortaleza y entrega total en sostener la vocaci�n a la que nos llam� el Padre Dios, por primero a Ser Hijos por adopci�n en la Sangre de Jesucristo, y luego en la vocaci�n particular de cada uno: vocaci�n religiosa, vocaci�n al matrimonio, vocaci�n a la solter�a, vocaci�n en una carrera en bien de la humanidad, etc. San Barachiel se lo representa portando un canastito lleno de flores y frutos preciosos (los frutos de la Vocaci�n cumplida).
El Ritual de las Bendiciones, (el Libro de las Bendiciones), Barachiel lo tiene en su mano derecha como se�al de la Bendici�n del Se�or, de los Santos Sacramentos y la administraci�n del Precios�simo Tesoro confiado a los sacerdotes. La Eucarist�a, es la gran tarea y debe ser toda la entrega. Tiene que ser la primera preocupaci�n en la oraci�n y para esto nos viene en ayuda el Santo Arc�ngel Barachiel con sus santos �ngeles auxiliares, para que las vocaciones que han sido concedidas a muchas almas se logren. Como ya dec�a San Pablo: "Yo os exhorto a caminar de una manera digna de vuestra vocaci�n, que os ha sido concedida, con toda humildad, dulzura y paciencia. Soportaos mutuamente en la caridad. Sed generosamente comprometidos para conservar la unidad del Esp�ritu en el v�nculo de la paz" (Efesios 4,1 y ss.).

Oraci�n:
"Santo Arc�ngel Barachiel, conv�ncenos con tus �ngeles. Ay�danos a crecer en las buenas obras y en el amor a Dios y a Mar�a. Am�n".


San Jehudiel   Su Nombre significa: "Alabanza de Dios":
Combate el esp�ritu de la envidia y de celos. El esp�ritu de la envidia se dirigi� contra Mar�a Sant�sima, porque de ella deb�a salir la Encarnaci�n de la Divina Persona. Su envidia lo empuj� en contra del Decreto de Dios. El pecado de envidia es celoso del bien del pr�jimo. Una vez en el Antiguo Testamento, sus hermanos quer�an quitar de en medio a Jos� por envidia, porque era el hijo predilecto de Jacob. La envidia ceg� a los fariseos frente a la Santidad y al poder milagroso de Dios. Su envidia se transform� en odio en contra del Se�or y lo conden� a muerte. Nosotros logramos vencer la envidia con el amor a Dios, a sus mandamientos y al pr�jimo, con la benevolencia, aceptando y reconociendo al pr�jimo.
El Santo Arc�ngel Jehudiel es nuestro gu�a y nuestra ayuda. Su aceptaci�n incondicional del Decreto Divino y su celo en la ejecuci�n de sus mandatos sell� su eterna alianza con Dios. Por lo tanto �l glorifica y exalta por toda la Eternidad a Dios, e incorpora en el amor, la viva alabanza a Dios. El pueblo escogido del Antiguo Testamento ha roto la Antigua Alianza y la ha rechazado. En el Nuevo Testamento estamos todos nosotros llamados a recibir la corona, que Jehudiel tiene en su mano, la se�al de la recompensa divina para aquellos que son fieles a Dios y lo alaban.
San Pablo a Timoteo: "ahora me corresponde la Corona de Justicia. que el Se�or, Justo Juez, me dar� en ese d�a. Pero no solamente a m�., sino a todos aquellos que han esperado con amor su venida" (2 Timoteo 4,8).
Pedimos a San Jehudiel, nos impida caer en envidias y celos, que exterminan toda serena paz del alma, y nos proteja de individuos obsesivos por los celos y con la pertinaz maldad de la envidia; y derrame en nuestras almas y en las de las personas que nos rodean, la fidelidad a la Ley de Dios y de la Iglesia, y la Obediencia a las Divinas Disposiciones.
Oraci�n: "Santo Arc�ngel Jehudiel, fuerte �ngel y gran opositor de los esp�ritus malignos, ven en nuestra ayuda con todo tu ej�rcito angelical. As�stenos en la lucha contra los tremendos ataques del Infierno, que amenazan destruir a la Iglesia. Quita de nuestros corazones toda envidia y haz que el Decreto Divino llegue a ser para nosotros alabanza eterna y viviente en Dios. Am�n".

San Saeltiel   Su Nombre significa:  "Plegaria a Dios":
Se lo representa con las manos juntas en oraci�n profunda o con el incienso de adoraci�n, representando as� su uni�n gozosa con Dios;
Combate el esp�ritu de la intemperancia, la gula y del exceso en la bebida. La intemperancia lleva a toda clase de pecados y de delitos. El Salvador nos advierte: "Est�n alerta, no sea que se endurezcan sus corazones por los vicios, borracheras y preocupaciones de la vida. No sea que ese d�a caiga de repente sobre ustedes" (Lucas 21,34).
Contra este vicio ponemos la virtud de la templanza y de la renuncia. Ellas llevan a una inteligencia m�s clara, a una voluntad fuerte, a nuevas virtudes, al perd�n de los pecados, a la escucha de las oraciones, a gracias extraordinarias y a la vida eterna. Por su intercesi�n, pueblos enteros, en ambiente de misi�n, fueron liberados del pecado de la intemperancia en la bebida. Esto lo ha conseguido un sacerdote en las misiones, donde �l hab�a dado a conocer a este Arc�ngel y hab�a invocado su ayuda. Personalmente, quien esto escribe, obtuvo de este gran arc�ngel, el favor, para un sacerdote perdido por toda clase de vicios, comenzando por la bebida, y terminando con toda clase de escandalosos excesos (para lo cual invoc� y rez� a diario a cada arc�ngel en demanda de las virtudes contrarias a tales deplorables vicios)
Sealtiel como distribuidor de gracias lleva en sus manos una cesta de flores (tambi�n frutos), o bien, va derramando flores y frutos; se�al de la gloria, de la vida con Dios, de la pr�ctica de las Santas Virtudes. A la Venerable Sor Josefa Men�ndez (Hermana Coadjutora de la Congregaci�n del Sagrado Coraz�n, fundada por Santa Magdalena Sof�a Barat, y confidente de las revelaciones del llamamiento de amor del Coraz�n del Salvador).
La alegr�a de la vida en la vida de los ni�os de Dios se refleja en Sealtiel. El saberse escondidos completamente en la bondad paternal de Dios, en el ardiente amor de Mar�a y el valor de luchar por Dios y por Mar�a. El amor de entrega a Dios tambi�n se refleja en Sealtiel. Lo invocamos con sus �ngeles �ngeles para los esposos, para que ellos puedan siempre decir s� a toda nueva vida, confiada por Dios y por El obsequiada.
Pedimos a San Saeltiel nos refrene a nosotros y ponga los l�mites a las personas de nuestra casa o conocidos o aquellos que deseamos convertir y socorrer con la caridad cristiana: de los vicios, de la embriaguez y el pecado capital de la gula, troc�ndolo en verdadero Gozo espiritual de vivir en Dios (en clima de Oraci�n, el Estado de Gracia, en Uni�n con Dios).
Oración: "Santo Arc�ngel Sealtiel, ay�danos con tus �ngeles, ense�anos a rezar, como el Se�or ha rezado y nos ha ense�ado a rezar! Am�n".
En la grandeza de las tareas confiadas a los siete arc�ngeles, nosotros podemos reconocer el poder que Dios les ha dado y la importancia de invocar su ayuda. Aquel que los honra, honra tambi�n a su Reina, a Mar�a Sant�sima, y obtienen una eficaz ayuda en la lucha contra los siete pecados capitales. Recemos a menudo siete Pater, Ave y Gloria en honor de los Santos Arcángeles. con la invocación:
"Vosotros Santos ángeles,
venid con Vuestros Ejércitos,
mostrad a nosotros y a todos los hombres
vuestra ayuda y vuestra fuerza,
para que nuestro corazón se encienda
en el Amor de Dios
y de María, vuestra Reina, Amén".

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