miércoles, 9 de enero de 2013

El Evangelio de Mateo


Actualmente hay muchos escrituristas que defienden que no puede identificarse al autor con Mateo, el publicano como se había opinado desde la tradición más remota. De todas formas, su autor es un buen conocedor de las Escrituras.
Sigue la obra un plan muy elaborado, en cinco secciones homogéneas. (Hay quien ve una relación intencionada entre las cinco secciones y los cinco libros del Pentateuco). El estilo de Mateo es arameizante, como el de Marcos, pero más cuidado; menos pintoresco y más correcto.
Comienza con la genealogía y nacimiento de Jesús y termina con el envío de Jesús resucitado a los Apóstoles para que prediquen el Evangelio en todo el mundo. Parece que Mateo conoció a Marcos, ya que incorpora parte de su obra. Completa su información con lo tomado en alguna fuente escrita integrada por un conjunto de sentencias de Jesús. Parece que pretendió una catequesis eclesial, dirigida a abrir nuevos horizontes a una comunidad judeocristiana que no sabía cómo sacudirse el peso de la ley mosaica.
Jesús es presentado como predicador moralizante, con una ética superior a la judía. El estilo catequético de Mateo se presta a que los oyentes y lectores puedan captar en Jesús al predicador de la moral cristiana, con si ética distinta de los exigentes fariseos: es la ética nueva de Jesús.
Insiste en el Tema del “Reino de los Cielos”. Su evangelio es como un drama en siete actos de la venida del Reino de los Cielos: capítulos 1-2;3-7;8-10;11-13,52;13,53-18,15;19-25 y 26-28. Mateo escribe entre judíos y para judíos. En Jesús se cumplen todas las Escrituras (la ley y los Profetas). No solo se realizan en El las promesas, sino que las supera. La Iglesia, fundada sobre Pedro, es la comunidad mesiánica que prolóngala de la Alianza Antigua, dándole una extensión universal.
En el debate entre Iglesia y Sinagoga, Mateo defiende un aperturismo que abarque a toda la humanidad (28,16-20). Jesús se preocupa también de los no judíos (4,23-25); promete estar presente donde dos o tres se reúnan en su nombre sin importar el lugar, sinagoga o templo (18,20); el paganismo representado por los Magos, es invitado al nuevo programa liberador (2,1-12)…. Ataque frontal, pues, a todo enfoque partidista que favorezca sólo a los de procedencia judía.
San Mateo presenta la imagen de un Jesús legislador, cuya ley es más sublime que la mosaica. Compara a Jesús con Moisés para resaltar que el nuevo ideal ético está por encima del antiguo. Esta nueva ética, expresada principalmente en el Sermón del Monte (5,1-7,29), más difícil de cumplir que la mosaica, debe ser vista no desde la ley sino desde el evangelio. La dinámica del amor inspira, dirige, y da sentido a la ley.
El “Nuevo Israel”, la Iglesia, continúa el proceso histórico-salvífico. En este nuevo orden, la autoridad es imprescindible (5,22), carácter jerárquico de los apóstoles (18,15-20), sobre todo de Pedro (16,18-19). Este “nuevo Israel” debe extender el reino mesiánico por todo el mundo.

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