jueves, 3 de enero de 2013

Lectio Divina. Epifanía del Señor.


Oración con el Evangelio. Epifanía

Mateo 2, 1-12

1. INVOCA


  • Prepara tu ánimo para entrar en diálogo con el Señor, que te va a dirigir su Palabra.
  • Deja a un lado tus ocupaciones habituales. Porque este tiempo es el más importante para tu vida.
  • Ábrete al Espíritu que desea inspirarte el sentido de la Palabra y quiere animarte a vivirla.
  • Invoca al Espíritu, para que te ilumine y te fortalezca. Veni, Sancte Spiritus:

    Ven, Espíritu Santo,
    te abro la puerta,
    entra en la celda pequeña
    de mi propio corazón,
    llena de luz y de fuego mis entrañas,
    como un rayo láser opérame
    de cataratas,
    quema la escoria de mis ojos
    que no me deja ver tu luz.

    Ven. Jesús prometió
    que no nos dejaría huérfanos.
    No me dejes solo en esta aventura,
    por este sendero.
    Quiero que tú seas mi guía y mi aliento,
    mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz.
    Te necesito en mi noche
    como una gran tea luminosa y ardiente
    que me ayude a escudriñar las Escrituras.

    Tú que eres viento,
    sopla el rescoldo y enciende el fuego.
    Que arda la lumbre sin llamas ni calor.
    Tengo la vida acostumbrada y aburrida.
    Tengo las respuestas rutinarias,
    mecánicas, aprendidas.
    Tú que eres viento,
    enciende la llama que engendra la luz.
    Tú que eres viento, empuja mi barquilla
    en esta aventura apasionante
    de leer tu Palabra,
    de encontrar a Dios en la Palabra,
    de encontrarme a mí mismo
    en la lectura.

    Oxigena mi sangre
    al ritmo de la Palabra
    para que no me muera de aburrimiento.
    Sopla fuerte, limpia el polvo,
    llévate lejos todas las hojas secas
    y todas las flores marchitas
    de mi propio corazón.

    Ven, Espíritu Santo,
    acompáñame en esta aventura
    y que se renueve la cara de mi vida
    ante el espejo de tu Palabra.
    Agua, fuego, viento, luz.
    Ven, Espíritu Santo. Amén. (A. Somoza)


    2. LEE LA PALABRA DE DIOS Mt 2, 1-12 (Qué dice la Palabra de Dios)

    Contexto litúrgico
  • Epifanía significa manifestación. Celebramos en este día la manifestación de Jesús, el Salvador, al mundo pagano, representado por los sabios de oriente.
  • Este gesto del Señor nos desvela el sentido de su venida a la tierra. Ha venido con la misión de ofrecer la salvación a todas las gentes, de todos los lugares y de todos los tiempos.
  • Es el día en que también nosotros, que no somos del pueblo judío por nacimiento, hemos recibido el don de la fe en Jesucristo, enviado del Padre para la salvación del mundo.
  • Este relato de Mateo es una catequesis que nos indica cómo se manifiesta el Señor en todo tiempo y cómo nosotros podemos encontrarlo. Por lo tanto, lo hemos de leer más como un relato de fe que como una narración de tipo histórico.

    1. Unos sabios de oriente se presentaron en Jerusalén (v. 1)
  • Estos personajes, (magos, sabios) presentados por Mateo, significan:
    - la necesidad de los humanos de encontrarse con el verdadero Dios;
    - desde la realidad de la vida de cada uno (familia, profesión, trabajo...), cada persona ha de preguntarse siempre dónde y cómo se presenta Dios en la vida de cada uno;
    - la decisión da abandonar su casa y su país simboliza el proceso que constantemente realiza el que con sinceridad quiere encontrarse con el Señor;
    - la estrella que les guía es la luz de la fe, la llamada de Dios, que comienza a iluminar la oscuridad de su situación religiosa;
    - estos rasgos manifiestan el deseo de iniciar un camino, un proceso, para encontrar a Dios.
  • En Jerusalén, los sabios
    - dan testimonio de la llamada de Dios: Hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo (v. 2);
    - vencen las malas intenciones de Herodes;
    - y la ignorancia de los sacerdotes y de los maestros de la ley;
    - se dejan orientar por la Palabra de Dios, en la profecía de Miqueas (5, 2), que los maestros de la Ley indican (vs. 5-6);
    - nuevamente la estrella de la fe los guía hasta Belén (v. 9).

    2. Vieron al Niño con su madre María y lo adoraron (v. 11)
  • Al experimentar de nuevo la iluminación de la fe en su camino, se llenaron de una inmensa alegría (v. 10). El esfuerzo de los viajeros por seguir la luz incipiente de la fe logró, al fin, encontrar al Niño con su Madre. María es figura de la Iglesia, en la cual encontramos al Salvador.
  • Lo adoraron como a Dios postrados en tierra. Abrieron sus cofres y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra (v. 11).
  • Los sabios de oriente reconocen al Mesías en aquel Niño desvalido y pobre. Dios los ha orientado y fortalecido a lo largo de su camino de fe, poniendo de su parte el interés y el sacrificio por salvar enormes dificultades y, al fin, encontrar al Salvador.
  • Los dones que ofrecen al Niño son símbolo de su propio reconocimiento, agradecimiento y ofrenda de sí mismos y de sus vidas.
  • Lo adoraron. Adorar es, sobre todo, reconocer y agradecer el don de la vida en Dios, recibido gratuitamente, que nos lo regala desde su infinito amor. La semilla de la fe la recibimos en el bautismo, de manos de nuestra Madre la Iglesia, sin nosotros merecerla ni buscarla.
  • La catequesis nos tiene que conducir a reconocer en Jesús al mismo Dios, que nos ama y nos llena de sus dones, del mejor don, que es Él mismo, con Jesús en el Espíritu.
  • Regresaron a su país por otro camino (v. 12). Una vez que los sabios de oriente adoraron al Señor, entregándose a Él, quedaron transformados por el encuentro con el Mesías. Y regresaron a su tierra, convertidos, como personas nuevas, contentos de la experiencia vivida en aquella humilde vivienda.


    3. MEDITA (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)
  • Cada uno de nosotros he de reemprender muchas veces el camino de la fe, que nos lleva a Jesús. No es cuestión de saber muchas cosas de Jesús, del Evangelio. Es, sobre todo, seguir y estar con Jesús, para conformar nuestros valores, criterios, actitudes, sentimientos y conducta según lo que el mismo Jesús vivió y enseñó.
  • En cada momento de nuestra vida el Señor nos va llamando a una entrega más generosa y total. Con mirada y escucha de fe, podemos percibir que el Señor nos convoca desde la realidad de los sucesos diarios, agradables o desagradables, desde la Palabra leída en la Biblia y meditada, desde un buen consejo que recibimos, desde un buen testimonio que vemos, desde la oración y celebración de los sacramentos. Todo ello son luces de pequeñas estrellas que el Señor pone en el firmamento de nuestra conciencia.
  • El encuentro con Jesús, en brazos de María, nos llena de alegría y experimentamos la paz.


    4. ORA (Qué le respondo al Señor)
  • Te doy gracias, Padre, porque te preocupas de mi persona y me llamas constantemente para que sea feliz, siguiendo a tu Hijo Jesús.
  • Te doy gracias, Jesús, porque Tú me indicas el camino de tu seguimiento y quieres que sea tu discípulo y tu misionero.
  • Te doy gracias, María, buena Madre, que nos muestras y nos regalas siempre a tu Hijo para nuestro bien.


    5. CONTEMPLA
  • A Jesús Niño, en brazos de María, que nos ofrece amorosamente a su Hijo.
  • A los sabios (magos) que salvan dificultades y llegan gozosos donde Jesús. Y luego reemprenden un nuevo estilo de vida.


    6. ACTÚA
  • Agradeceré siempre el don de la fe, que el Señor me regala desde el bautismo.
  • Trataré de buscar al Señor cada día en los sucesos, en su Palabra, en la oración.
  • Ayudaré a que otros bautizados vivan su fe en la Iglesia.
  • Recitamos el salmo 72, repitiendo el versículo: Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

    Epifania.Ciclo C.pps

  • Fiesta de la Epifanía del Señor


    Entrada:

    En esta fiesta de hoy, celebramos la manifestación de Jesús. Es la fiesta de la luz que nos ilumina y de regalos porque hemos recibido el don más precioso: Jesucristo mismo. En esta celebración, unidos a todos los hombres, caminemos como un solo pueblo hacia el reconocimiento de Jesús como el Salvador. Expresemos nuestra alegría cantando con ánimo...


    Primera lectura: Is 60, 1-6 (La gloria del Señor amanece sobre ti)

    Isaías proclama con gran exaltación la Buena Nueva a las gentes que andaban en la oscuridad. Una luz brilla; la gloria de Dios aparece. Cristo es esta estrella radiante de la mañana que nos guía en la vida. Él vino al mundo para que lleguemos hasta él. Escuchemos esta primera lectura.


    Segunda lectura: Ef 3, 2-3a.5-6 (También los gentiles son coherederos)

    San Pablo, en la carta a los efesios, nos habla de la gracia que Dios nos ha dado. Por nuestro bautismo somos coherederos y copartícipes de la promesa de Dios. Nosotros sentimos alegría ya que en Cristo somos un pueblo de reyes, pueblo sacerdotal, una asamblea santa.


    Tercera lectura: Mt 2, 1-12 (Venimos de Oriente para adora al Rey)

    El siguiente relato es muy conocido por todos nosotros. Los magos buscan con plena sinceridad a Cristo para ofrecerle sus riquezas, su fe, su amor y ofrecerse a sí mismos. Estamos invitados a encontrar a Cristo en este Evangelio y en la eucaristía. Antes de la proclamación del Evangelio nos ponemos de pie, para entonar el Aleluya.


    Oraciones de los fieles

    1. Por la Iglesia, nuestra madre: para que haga resplandecer ante los pueblos la luz del Evangelio. Roguemos al Señor.

    2. Por todos los niños: para que ellos gocen hoy y siempre de un sincero amor familiar. Roguemos al Señor.

    3. Por todos nosotros aquí reunidos: para que vivamos abiertos a los signos de los tiempos y respondamos con prontitud a la llamada de Dios y de nuestros hermanos, especialmente los más pobres. Roguemos al Señor.

    4. Por nuestro país (se dice el nombre) y todos sus habitantes: para que hoy llegue la luz de Cristo a cada hogar. Roguemos al Señor.

    5. Por nuestras comunidades: para que reciban los dones del Señor. Roguemos al Señor.


    Exhortación final

    Es justo bendecirte y darte gracias, Dios Padre nuestro,
    Entre otras muchas, por estas cuatro razones fundamentales:
    Porque Cristo, tu Hijo y nuestro hermano, plantó su tienda
    En nuestro campamento humano, haciéndonos presente tu rostro;
    Porque hoy has revelado a Cristo, para luz de los pueblos,
    Tu oferta de salvación universal para todos los hombres;
    Porque al manifestarse Jesús en nuestra carne mortal
    Nos hace partícipes de su inmortalidad bienaventurada;
    Y finalmente porque así has elevado y dignificado tanto
    Nuestra naturaleza que nos concedes tu filiación adoptiva.
    Por todo ello y por tantos detalles, ¡gracias, Señor!

    Amén.

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