miércoles, 9 de enero de 2013

Los Libros Sapienciales


Se da el nombre de “Libros Sapienciales” a cinco Libros del Antiguo Testamento: Job, Proverbios, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Sirácides), y Sabiduría. Con bastante impropiedad se les suele añadir los Salmos y el Cantar de los Cantares. Representan una corriente de pensamientos que se halla también en una parte de los Libros de Tobías y Baruc.
Durante la Restauración postexílica, la gran inquietud es la depuración del yahvismo y el encontrar unas nuevas bases que den consistencia al nuevo pueblo. La solución se encontró en la tesis profética sobre el reino mesiánico y en la fidelidad a la ley y al culto. Pero esta situación cambió radicalmente cuando desapareció la voz de los profetas. ¿Dónde encontrar la luz para iluminar el nuevo ideal religioso? La respuesta la encontraron en los Sabios y la Sabiduría que daban lecciones prácticas para la vida.
Ya desde el período monárquico se habla de los sabios de Israel, pero hasta la época postexílica fueron postergados por la voz de los profetas, y hasta se les llegó a ver como una amenaza para el ideal yahvista. A raíz de la caída de Jerusalén y de la posterior diáspora, los judíos entran en contacto más cercano con las obras donde los sabios son especialmente considerados (Egipto, Mesopotamia, Persia). La conclusión: merece ser escuchada la voz de los sabios.
Con el impulso del helenismo, a raíz de la conquista de Alejandro Magno, la filosofía griega se universaliza. Y el influjo del helenismo se dejará sentir, de forma desiciva, en el ambiente cultural y reflexión teológica de los judíos. Se va a dar un cambio radical en el proceso de reflexión: se admite el valor de la doctrina sapiencial (hasta entonces sólo se habían inspirado en categorías sagradas), dándole a lo sapiencial una proyección religiosa. Así, con excepción del Eclesiástico y sabiduría, que son los más recientes, los libros sapienciales no abordan los grandes temas del Antiguo Testamento: la Ley, la Alianza, la Elección, la Salvación. No muestran inquietud por la historia y el futuro de su pueblo, sino que escrutan el destino de los individuos, como el resto de sabios orientales. Pero lo consideran de un punto de vista más elevado, el de la religión yahvista. La oposición sabiduría-locura se cambia en oposición justicia-iniquidad, entre piedad-impiedad. La verdadera sabiduría es, efectivamente, el temor de Dios, y el temor de Dios es la piedad. Si la sabiduría oriental es humanismo, la sabiduría israelita es un “humanismo devoto”.

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