lunes, 14 de enero de 2013

Todo educador tiene que enfrentarse con un dilema

Todo educador tiene que enfrentarse con un dilema, que es el desarrollo de la vida, que tiene sus leyes propias
 
Todo educador tiene que enfrentarse con un dilema
Todo educador tiene que enfrentarse con un dilema
Todo educador tiene que enfrentarse con un dilema, que es el desarrollo de la vida, que tiene sus leyes propias.

Es teniendo en cuenta esas leyes propias que yo tengo que encauzar y estimular su desarrollo.
Por eso que educar es tan complejo. Enseñar es fácil, lo difícil es educar

Para educar deberé descubrir el cómo crece la vida. Toda vida. Que está alrededor mío. Que sucede alrededor mío.
Quizás uno de nuestros hijos necesite una forma especial, una actitud especial. Deberé descubrirla y actuar en consecuencia aun que me cueste y no me guste.

Averigüemos qué necesitan nuestros hijos, y no lo que los especialistas dicen que ellos necesitan. En este punto no hay especialistas.
Lo sé como padre, esposo y bisabuelo.

Esa vida que crece es la que tendré que descubrir el cómo y cuándo de cada uno de mis actos, el cada uno de mis consejos para que sean actos y consejos educadores. Siempre deberé estar atento el cómo y cuando digo las cosas.

La familia de antes tenía un sistema, una forma de educar. Que se ajustaba a costumbres y circunstancias de lo que sucedía a nuestro alrededor.
Pero hoy día, ese sistema quedó anticuado.
Antes había mucha represión, mucho control y se contaba incluso con el respaldo de todo el ambiente social. Lo de afuera de casa era difícil que entrara. El hogar era un pequeño castillo.

Hoy en día, ya no. La radio, la televisión y la computadora tiraron abajo sus murallas. Hoy en día el ambiente del colegio, del club, y frecuentemente todo el ambiente de la vereda de enfrente ya no respaldan los principios y valores que nosotros quisiéramos que fueran el alimento nutriente que tienen nuestros hijos.

Hoy en día nos encontramos con un ambiente hostil, con un ambiente que se nos ha metido en casa aun que no queramos.
Algunos los embarra más que a otros, pero nadie se libra de ser salpicado.

Por ahí encontramos quién dice que el hombre moderno es más libre.
Y está bien, ya que esa libertad le fue dada ya por el Creador desde el fondo de los tiempos. Pero esa libertad debe ser educada, debe ser ordenada e inteligentemente ordenada acorde con lo que pertenece a cada tiempo.
La libertad debe ser educada para vivir las circunstancias actuales. Educación para la libertad que estará siempre sujeta a las leyes de su mismo Creador.

Educar en valores significa conseguir que una persona actúe de manera habitual de tal modo, que su comportamiento sea digno de imitarse. Educar no es sinónimo de lograr que alguien admire un comportamiento valioso; es alcanzar convertir en hábito el modo correcto de comportarse. Porque, como parece obvio, todos los comportamientos no son igualmente valiosos. Actuar como se debe, lo logra únicamente quien se sabe capaz de ser dueño de sí mismo. Y cuando esa persona tiene la suficiente fuerza de voluntad como para hacer lo que sabe que es bueno y no lo que le apetece o conviene a sus intereses en ese momento. (Sebastián Cerro)

¿Cómo hizo Dios al hombre, como hizo Dios al matrimonio, como hizo Dios a la familia?
Las leyes naturales no pueden ser violadas o no cumplidas sin que aparezcan las consecuencias. Las leyes naturales que el Creador implantó para el hombre, para el matrimonio y para la familia, deben ser respetadas sino queremos que un montón de problemas caigan sobre nuestra vida. Hay verdades fundamentales que sirven de base para educar.
Si no las tengo en cuenta así me va a ir. Quiera o no quiera estas bases están, es lo que llamamos leyes naturales. Están si o si. Quiera o no quiera.

En todo hombre hay una permanente tensión entre las leyes materiales y las leyes del espíritu. Y esto es necesario que yo lo tenga en cuenta, para actuar en consecuencia. Esa tensión personal también existe entre el yo persona y la comunidad que me rodea.

Esto es así desde toda época, desde el hombre de las cavernas, hasta el hombre de nuestro siglo. El hombre sigue siendo una persona; persona que quiere ser libre. El gran desafío de hoy en día es como formar un hombre libre porque la pura libertad, vivir en la pura libertad no forma.
Una cometa vuela porque está atada. Es semejante a lo que ocurre con la libertad. No existe la libertad sin límites.

El gran desafío es como llegar a tener personalidades perfectas integradas en una comunidad perfecta, donde el uso de la libertad está unido al compromiso, está unido a la responsabilidad.

El que tiene responsabilidades debe saber que la vida es como un campo lleno de minas y que hay que estar atento en lo que hago y en donde piso.
El novelista John Steinbeck escribió que el hombre es el único zorro que instala la trampa, le pone una carnada y luego mete el pie.
A veces los poderosos en su borrachera de poder creen que todo les está permitido, seguramente porque desde su alto pedestal se ven grandes e insignificantes los que están abajo.
En su borrachera de poder no tienen conciencia que lo más importante es entender que estoy allí por un tiempo limitado y que entre las obligaciones está el de dignificar el cargo. Y una manera de hacerlo es poniendo cordura a los instintos.
¡Qué difícil pedirle cordura a un borracho!

Que logremos tener y formar familias en las cuales sus miembros son originales y libres, pero son también comprometidos, son capaces de crear vínculos permanentes porque son responsables.

Hoy nos encontramos con que hay un proceso de disolución de los vínculos.
Los vínculos son cada vez más débiles, son cada vez más confusos.
El vivir en pareja tan frecuente en nuestra sociedad, no es más que ir a vivir con otra persona con la puerta abierta para mandarme mudar cuando las cosas me dejen de gustar.
La indisolubilidad es la victoria del deber, el divorcio la soberanía del placer


¿Cómo lograr que nuestros hijos sean plenamente ellos mismos, libres y originales, pero al mismo tiempo se integren socialmente, entregando un aporte original y asumiendo responsabilidades sociales? ¿Cómo lograrlo?

El desafío está en la familia como comunidad lo más perfecta sobre la base de personalidades también lo más perfectas posibles.
¿Cómo lograr personalidades perfectas, cómo lograr familias perfectas?
Desde el amor, la alegría y la generosidad. El amor es la única fuerza que hace crecer la vida.
La alegría es el perfume que le da a la generosidad un aroma especial.

¿Cuál es la mejor virtud humana?
Saber amar. La vida me ha enseñado a ser generoso. Siempre estoy alegre, porque así la gente que me rodea también lo está y eso me hace sentir muy bien. (José Sánchez González)

El amor como camino a la perfección, a la unidad y a la fecundidad.
El amor es la única fuerza realmente dinamizadora.
Si no logro desencadenar la dinamita del amor, yo no educo.
Podré enseñar, pero no educar.

Educo sólo cuando creo aspiraciones, cuando creo anhelos, cuando despierto la dinamita de darse y de recibir, creando un intercambio enriquecedor. Eso es amor. Dar y recibir, es un ir y un volver: el amor va y viene. Cuando sólo va en una dirección no es amor. El amor va y viene.

Lo contrario de eso es el desamor, es la desvinculación, es cuando yo me encierro y puede haber millones de factores que hacen que comience en encerrarme en mi mismo.
El amor siempre conduce al diálogo; el diálogo es el vehículo por el cual se sale de sí mismo para ir al otro y se acoge al otro en el propio corazón.

Esto sucede en todos los ámbitos de la vida.
Y en la vida del cristiano, en la vida del creyente bautizado, esto tiene que penetrar hasta el mismo fondo de la conciencia.
Debe actuar desde un bautismo que lo hizo nuevo, desde un bautismo que no le quedó en el cuero cabelludo, sino que penetró y se hizo carne en él.
Se hizo conciencia en él.

Hay algunos que escriben amor con “H”, vale decir, escriben y creen en un amor sin cruz.
No existe el amor sin dolor, no existe el amor sin renunciamiento.
Lo otro es un disfraz del amor.
Amor disfrazado es lo que quiere decir escribir amor con “H”.
¿Cómo es tu amor?

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