lunes, 29 de abril de 2013

La postergación del matrimonio y el hoy del invierno demográfico

El desastre demográfico avanza silenciosamente en todo el mundo
 
La postergación del matrimonio y el hoy del invierno demográfico
La postergación del matrimonio y el hoy del invierno demográfico
La situación predominante en el mundo occidental no sólo está engullendo la viabilidad de las economías, sino que afecta la fertilidad y también a los niños que logran nacer

El desastre demográfico avanza silenciosamente en todo el mundo, mientras que los medios de comunicación seculares se hacen cómplices, a veces con su silencio y otras con su aplauso, a las políticas que ven con placer el descenso de la población mundial. Parece que no se han dado cuenta de que en demografía hay un umbral a partir del cual ya no es posible recuperarse y queda solamente la destrucción.

Claro que el problema viene de muchas décadas atrás, cuando en 1968 el estadounidense entomólogo (estudioso de los insectos) Paul Ralph Ehrlich, a través de su libro The Population bomb, le vendió al mundo la idea de que millones de personas morirían de hambre en la década de 1970 por exceso de seres humanos en el planeta. Además, abogó por la aplicación inmediata de medidas preventivas tales como la esterilización forzada de los indígenas, pero también la adición de sustancias esterilizantes en el agua potable, todo ello con la finalidad de reducir la población a un «óptimo» mundial de entre mil millones y dos mil millones.

Desde entonces los que verdaderamente controlan el mundo han hecho de la doctrina de Ehrlich su más respetado dogma de fe, y todas sus políticas tienen un trasfondo controlista y la visión de que las familias numerosas y los bebés son peligrosos para la supervivencia humana.

Después de tantos años de políticas antinatalistas implementadas por la fuerza en todo el orbe, especialmente en los países del Tercer Mundo, hoy la mayoría de los científicos dedicados a los asuntos poblacionales están muy preocupados exactamente por lo contrario que preocupaba a Paul Ralph Ehrlich: se trata de lo que hoy se denomina invierno demográfico, término que sirve para describir una población que envejece rápidamente, con mayor número de personas de edad que de jóvenes y, por ende, con una serie de desafíos económicos y sociales como son la contracción de los mercados y problemas para cubrir las pensiones de los jubilados.

Por lo pronto, hoy en Japón ya se venden más pañales geriátricos que de bebés. Y en China, con su brutal política del hijo único, no sólo se ha asesinado a millones de niñas por medio del aborto, sino que el índice de hijos (vivos) por mujer es de apenas 1.54.

Todos los países del Primer Mundo tienen la tasa de natalidad por debajo del umbral del nivel de reemplazo, que es de 2.1 hijos por mujer (el 0.1 es para equilibrar considerando la posibilidad de muertes por enfermedad, guerra y hambre).

El resto de los países ya se encamina también hacia el inverno demográfico, observa Jonathan Last en su libro What to expect when no one´s expecting: America´s coming demographic disaster, donde escribe: En realidad, desde África hasta Asia, desde América del Sur a Europa del Este, y de las selvas del Tercer Mundo hasta el desierto rico de los petrorreinos, casi todos los países están experimentando una disminución de la fertilidad.

En cuanto a Estados Unidos, si presenta una tasa global de 1.93 nacimientos por mujer -cosa que no suena nada mal dada la situación del resto del mundo- es sólo gracias a las mujeres de origen iberoamericano, que tienen un promedio de 2.35 hijos, mientras que la fertilidad de las anglosajonas estadounidenses es actualmente muy parecida a la que se registra en China.

El invierno demográfico no podrá acabarse si no se cambia la mentalidad de la gente, que actualmente contribuye alegremente al desastre. En todo el mundo occidental los jóvenes están retrasando el matrimonio y retrasando la edad para tener hijos; y, especialmente en las clases bajas, la natalidad se da predominantemente en madres solteras o parejas sin casar, lo que implica mayores problemas para los hijos.

Según el informe titulado El Nudo: los beneficios y costos de la postergación del matrimonio en Estados Unidos, patrocinado por la Campaña Nacional para Prevenir el Embarazo en Adolescentes, El Instituto de la Relación y el Proyecto Nacional del Matrimonio, en el momento en que cumplen 30 años, alrededor de dos tercios de las mujeres estadounidenses han tenido un bebé, casi siempre fuera del matrimonio. En general el 48% de los primeros nacimientos son de madres solteras.

A decir de otro estudio, realizado en Estados Unidos por Pew Social Trends, el 52% de los jóvenes de entre 18 a 29 años de edad dice que llegar a ser un buen padre es "una de las cosas más importantes en su vida", y el 80% que el matrimonio es una parte importante de sus planes de vida. ¿Por qué, entonces, no se casan?

La respuesta que más se aduce para retrasar el matrimonio es el factor económico; pero observan los analistas que el ambiente en sí no ofrece ningún estímulo para motivar a los adultos jóvenes a acceder al matrimonio y a la formación seria y comprometida de una familia.

Finalmente, cuando los casamientos se dan, no siempre la edad es la ideal, comenzando a presentarse dificultades en la fertilidad.

El Rigshopitalet de Copenhague, Dinamarca, ha publicado recientemente un informe que afirma que la tasa de natalidad en aquel país anda en 1.7 hijos por mujer, y que parte del problema es que las parejas están esperando más tiempo para formar una familia, que a menudo hace más difícil la concepción, y estudios recientes han señalado también que la calidad del esperma ha bajado en los hombres daneses.

El Rigshospitalet está alentando al gobierno para que promueva la formación de familias entre parejas jóvenes, pues «muchos esperan demasiado tiempo para tener hijos. Hay una necesidad de crear conciencia, ya que el problema se está acercando a niveles epidémicos. Más y más parejas están utilizando tratamientos de fertilidad para concebir. Uno de cada diez niños en el país nace después de tratamientos de fertilidad».

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