jueves, 1 de agosto de 2013

Ceferino Giménez Malla, Beato


Un gitano en los altares, 2 de agosto
 
Ceferino Giménez Malla, Beato
Ceferino Giménez Malla, Beato

Mártir

Martirologio Romano: En Barbastro, en España, beato Ceferino Giménez Malla, mártir de raza gitana. Se dedicó a promover la paz y la concordia entre su pueblo y los pueblos vecinos. En la persecución ya citada, al ver a un sacerdote arrastrado por las calles por las milicias populares y salir en su defensa, le detuvieron y, finalmente, conducido al cementerio, fue fusilado, con el rosario en sus manos, consumando así su peregrinación por la tierra (1936).
Un día apareció en la fachada del Vaticano el cuadro de un Santo del todo excepcional. Nunca se había visto uno semejante. Y el Papa lo declaraba Beato, digno de los altares y presentado a la veneración de los fieles como ejemplo de vida cristiana...

Todos se decían al ver sus estampas:
- Pero, ¿quién es ese tratante de ganado, agarrado al cordel de un caballo?
Y la respuesta dejaba perplejo a cualquiera:
- Pues, eso: un hombre --gitano para más señas, llamado Ceferino Jiménez, con el sobrenombre de Pelé-- que no tuvo otro oficio que el de tratante de ganado, que era analfabeto, que llevó siempre una vida honesta y piadosa, y que al fin murió mártir al derramar su sangre por Jesucristo.

¡Quién iba a decir que un gitano iba a subir a los altares! Y es que la fama del pueblo gitano, desparramado por toda Europa, es la de un pueblo segregado, malquerido, inadaptado e inaceptado en la sociedad. Porque, ya se sabe, el gitano es nómada, con mala fama siempre. ¡Cuidado con fiarse de un gitano!... Eso, lo que dice la gente. Por algo con Hitler paraban todos en las cámaras de gas...

Pero viene ahora la autoridad suprema de la Iglesia, nos pone la imagen de Pelé ante los ojos, y nos dice todo lo contrario:

- Este gitano, el hombre más honesto. Este gitano, un cristiano santo. Este gitano, un mártir glorioso. Este gitano, un modelo para todos...
Pelé, el simpático gitano Pelé, ha de ser llamado desde ahora el Beato Ceferino Jiménez.

Ceferino es español, nacido en Cataluña, pero pasará su vida en Barbastro, donde morirá por Jesucristo en 1936 bajo el dominio rojo, entre la legión de los llamados Mártires de Barbastro.

Gitano de pura raza, sus costumbres son siempre gitanas. Cristiano, porque sus padres se cuidaron de bautizarlo. Pero a los dieciocho años se casa sin más, y a la gitana, con Teresa, aunque años después se casará muy santamente por la Iglesia. Vive nómada, como buen gitano, por todos los pueblos de la región catalano-aragonesa. Le gustan las fiestas, el baile, la música, y gastarse de cuando en cuando algo de sus ahorrillos en las corridas de los toros.

No va a ninguna escuela, y será siempre analfabeto. Pero es inteligente y muy honesto. Al no tener hijos del matrimonio, adopta una sobrina de Teresa y a la que tendrá siempre como hija verdadera.

Tratante de caballos, mulos y burros, se muestra un negociante experto. Se le ofrece una compra de ganado en la vecina Francia, le sale redonda la operación, la repite más de una vez, y Ceferino se convierte en un hombre acomodado, que se puede comprar una casa en plena ciudad de Barbastro. Puede vestir elegante, y Teresa lucir las mejores mantillas, aretes y collares.

Ceferino es incapaz de hacer una trampa en el negocio. Y, sin embargo, un día es denunciado por ladrón y apresado. Se le procesa, pero un abogado, que conoce su honestidad, logra sacarlo de la cárcel, y Ceferino se granjea todos los respetos al ser reconocida su inocencia. El juez lo despidió del tribunal diciendo seriamente:
- Éste no es un ladrón. Éste es San Ceferino González, Patrono de los gitanos.
Lo curioso es que el juez hablaba en serio y resultó profeta...
En las riñas y peleas de los gitanos, Ceferino es el que sabe poner siempre la paz...
Cuando enviuda a los sesenta años, Ceferino acrecienta su piedad. Cada mañana asiste a la Misa y recibe la Comunión en la Iglesia de los Misioneros Claretianos, con los que un compartirá la gloria del martirio y el honor de los altares. Nunca deja la Hora Santa de los Jueves Eucarísticos en la misma iglesia. Es también de los primeros en formar dentro de la Adoración Nocturna instalada por el Obispo en la Iglesia Catedral. Ingresa en la Orden Tercera de San Francisco, pertenece a las Conferencias de San Vicente de Paúl y derrama su caridad con los pobres.

Es analfabeto, pero se sabe de memoria las historias de la Biblia y las narra a los niños gitanos, a los que enseña también, con un candor y piedad entrañables, a respetar los pajaritos y cuidar las flores...
Ya lo vemos: un hombre lleno de piedad con Dios y un apóstol entre los de su raza gitana.

Al estallar la revolución marxista en Julio de 1936, y cuando las cárceles rebosan de presos, Ceferino se enfrenta a unos revolucionarios en plena calle porque están maltratando a un sacerdote:
- ¡Virgen Santísima! ¡Tantos hombres armados contra un sacerdote indefenso!
Lo detienen entonces a él, le registran los bolsillos y le encuentran el rosario. ¡A la cárcel sin más!... Uno de los jefes revolucionarios lo quiere salvar:
- ¡Deja ese rosario y esas tonterías con tus fa-natismos, y yo te saco de aquí!
- ¡Gracias! Pero yo moriré con mi rosario...
Y el día dos de agosto, a mitad de la noche, era sacado de la cárcel con un grupo de veinte presos más. Entre ellos, los tres Superiores del Seminario Claretiano, cuya iglesia frecuentaba. Ceferino lanza por el camino el grito de ¡Viva Cristo Rey!, el mismo grito con que pocos días más tarde atronarán las calles los jóvenes Misioneros Claretianos. Y gritando ¡Viva Cristo Rey! cayó bajo las balas.

Hoy, está en los altares, con el santo Obispo Monseñor Asensio y con los 51 Beatos Misioneros Claretianos. Ceferino Jiménez, el simpático Pelé, primer gitano con santidad reconocida por la Iglesia. El que nos dice que hasta el hombre más marginado de la sociedad puede ser un santo de mucha categoría... .

Beatificado el4 de mayo de 1997, en Roma, por S.S. Juan Pablo II


Beato Ceferino Giménez Malla, el «Pelé», mártir
fecha: 2 de agosto
n.: 1861 - †: 1936 - país: España
canonización: B: Juan Pablo II 4 may 1997
hagiografía: Directorio Franciscano
En la misma ciudad de Barbastro, beato Ceferino Jiménez Malla, el «Pelé», mártir de raza gitana, dedicado a promover la paz y la concordia entre su pueblo y los vecinos, el cual, en la mencionada persecución, al salir en defensa de un sacerdote que era arrastrado por las calles por los milicianos, fue detenido y, llevado al cementerio, consumó su peregrinación por la tierra al ser fusilado, mientras sostenía la corona del Rosario en sus manos.
refieren a este santo: Beato Florentino Asensio Barroso

En un triste día de una de las muchas revoluciones dedel siglo XX -a principios de agosto de 1936- los milicianos fusilaban también a un gitano en la localidad de Barbastro, en España, junto con otras 18 personas, la mayoría sacerdotes y religiosas. Era un gitano sin importancia desde un punto de vista político, que hasta se hubiera podido salvar si sólo hubiera sido más «prudente». Pero él, ante el pelotón de ejecución, levantó el rosario y gritó: «¡Viva Cristo Rey!».

Ese gesto y esas palabras tienen valor simbólico: un pueblo no se identifica con un territorio nacional o con un idioma, sino con relación a una cultura en la que están presentes también valores religiosos por los cuales vale la pena incluso morir. El gitano que murió fusilado el 2 de agosto de 1936 estaba empadronado como Ceferino Giménez Malla, pero para sus hermanos gitanos era «el Pelé». Lo habían arrestado quince días antes porque, al ver que los milicianos detenían a un sacerdote por la calle, se había puesto a gritar: «¡Insolentes! ¡Tanta gente para poner preso a un cura!».

Los milicianos le habían vaciado los bolsillos, encontrando un rosario. Lo llevaron, con el sacerdote, a una cárcel improvisada: el convento de las Capuchinas, donde ya había 350 detenidos. La situación era delicada y estaba dominada por los humores de la plaza y de los milicianos. Era preciso tener «prudencia», no irritar a los revolucionarios. La hija adoptiva, Pepita, de 12 años, le llevaba de comer a la cárcel todos los días. Papá Pelé la hacía permanecer un poco con él y juntos rezaban el rosario. En la cárcel, todos «rezaban el rosario y oraban» (Summ., p. 23), pero el Pelé era incansable en la oración: «el rosario significaba la fe en Cristo». Los carceleros estaban muy enojados con eso y muchos de los presos aconsejaban al gitano que fuera más discreto y «prudente».

El Pelé no tenía ninguna importancia política y, en una situación como la que había en España, recién estallada la revolución, se pensaba que una figura como la del Pelé no tenía nada que pudiera perjudicar a los revolucionarios. Por esto alguien pidió ayuda a un anárquico de Barbastro, Eugenio Sopena, uno de los miembros más influyentes del comité revolucionario, que estimaba a nuestro gitano y vivía en un apartamento situado en el mismo edificio donde vivía el Pelé. Sopena hizo presión, pero le respondieron que el gitano ejercía influencia en los presos desde un punto de vista religioso. Por tanto, debía comenzar por eliminar el rosario y dejar de rezar. Sopena le pidió varias veces que le entregara el rosario: «¡Te matarán!», le decía, pero era inútil. También la pequeña Pepita insistía: «Dame el rosario, bótalo, que podría pasarte algo». Un testigo declaró en el proceso de beatificación: «Quizás se hubiera salvado de la muerte (...). Tal como estaban las cosas en ese momento, el siervo de Dios sabía que lo fusilarían si no renegaba de la propia fe».

Una muerte por la fe es la culminación de toda una vida de fe. No obstante su vida de gitano, dedicado al comercio, Pelé «iba a misa todos los días y rezaba el rosario (...). Muchas veces he oído decir en mi casa que iba diariamente a la misa y comulgaba», declaró un testigo en el proceso canónico. Y otros repitieron las mismas cosas: «En Barbastro, era el primero en las procesiones (...). Lo he visto a menudo con un gran cirio...».

Le gustaban, como buen gitano, las manifestaciones como las procesiones y las peregrinaciones; pero su espiritualidad se alimentaba en las fuentes de las instituciones que había entonces para los laicos: los Jueves eucarísticos, la Adoración nocturna, las Conferencias de San Vicente de Paúl. En 1926, cuando los capuchinos resolvieron fundar la Tercera Orden Franciscana en Barbastro, organizaron un triduo de preparación en la ciudad. El día de la erección de la T.O.F., se hicieron terciarios el obispo de la ciudad, 11 sacerdotes, 33 seminaristas y 114 laicos, entre los cuales el Pelé, que fue elegido como uno de los 10 consejeros de la fraternidad. La cuestión es significativa si se piensa que era gitano y analfabeto.

La fe del siervo de Dios se manifestó no sólo en su vida de piedad, sino en su amor al prójimo, en la rectitud y honradez en el comercio, y en la atención a los niños, sobre todo gitanos, que en esa época no eran objeto de una especial atención pastoral: «Reunía a muchos niños, gitanos o payos (es decir, no gitanos), y nos enseñaba a rezar, nos contaba historietas y nos daba la merienda». Otros testimonios: «Algunas veces nos reunía a su alrededor y nos llevaba fuera del pueblo; nos daba consejos y nosotros lo escuchábamos con mucha atención». «Exhortaba a los chicos a que respetaran los pajarillos y las hormigas (...), relataba historias de la Biblia (...). Hacia cantar canciones de la Iglesia».

Esa fe del siervo de Dios tenía, naturalmente, las características de la cultura gitana, y también la profundidad de una espiritualidad con raíces sólidas: «Aunque (el Pelé) careciera de toda instrucción literaria por ser analfabeto, tenía, sin embargo, una gran formación espiritual: la vida espiritual le salía del interior». Una muestra de su profunda espiritualidad era su resignación cristiana y el hecho de que veía la mano de Dios en todas las cosas: «En los reveses de fortuna o en las desgracias, el siervo de Dios decía siempre: Dios lo ha querido, él lo sabe. Alabado sea el Señor».

Ceferino Giménez Malla, con su «muerte por la fe» y su «vida de fe», ha demostrado que Cristo está presente en todos los pueblos y en todas las razas, y que la santidad puede nacer en todas partes. La Iglesia reconoce en él a un hijo auténtico y fiel, un testigo de Cristo, un evangelizador de su propia gente (cf. Positio, p. 3).

Artículo de Mons. Francesco Gioia, o.f.m.cap. En el artículo original figura como fecha de fusilamiento el 9 de agosto, la he corregido al 2, porque es la que está inscripta actualmente en el Martirologio Romano, sin embargo, no parece que se sepa con certeza ese dato, fue en los primeros días de agosto.
 

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