viernes, 23 de agosto de 2013

Domingo de la Madre de Dios Barberi, Beato


Presbitero, 27 de agosto
 
Domingo de la Madre de Dios Barberi, Beato
Domingo de la Madre de Dios Barberi, Beato

Apóstol de Inglaterra

Martirologio Romano: En Reading, en Inglaterra, beato Domingo de la Madre de Dios Barberi, presbítero de la Congregación de la Pasión, que, buscando con empeño restablecer la unidad de los cristianos, llevó a muchos al seno de la Iglesia católica (1849).

Fecha de beatificación: El 27 de octubre de 1963. El papa Pablo VI lo elevó al honor de los altares.
Nació en Pallanzana (Viterbo) el 22 de julio de 1792. Muy niño perdió a su padre y a su madre. Un tío se hizo cargo de él durante 11 años. Domingo en su juventud, como cualquier jovencito, se enamora, pero no tiene éxito.

Un día llegan a Viterbo tres padres de la Congregación Pasionista. En uno de ellos Domingo Barberi se confiesa. Después en él surgió la idea de hacerse pasionista, sufrir por Cristo y vivir de acuerdo a las constituciones que ordenaba la Congregación. En el año de 1812 sufre una enfermedad, pero logra sanar repentinamente. La idea de ser pasionista en él se había adormecido. Se enamora de una joven y pensaba sólo en casarse, estaba perdidamente enceguecido por ella. Después de seis meses de noviazgo Domingo Barberi cae nuevamente enfermo. Durante las angustias que causaba la enfermedad en él, ve el infierno y promete cambiar de vida.

Después de tantas contrariedades en la Vida social de Domingo Barberi, al fin logra decidirse entrar al convento pasionista de Santo Ángel en Vetralla. El nuevo provincial el P. Pablo Luis fue quien lo recibió y lo animó seguir en las sendas de Dios. Durante la espera para entrar en el noviciado, Domingo se encontraba en tranquilidad junto con su hermano Salvador que también quería hacerse pasionista. Durante este período de espera tuvo voces de la Virgen que sería un religioso y predicaría por regiones lejanas. Es la previsión de lo que sería posteriormente un gran predicador y promotor de la conversión de Inglaterra.

Después de la espera, fue destinado al noviciado de Santa María de Pugliano en Paliano (frosinone). Llega a Paliano el 26 de octubre de 1814 y el 14 de noviembre era revestido con el hábito pasionista en calidad de clérigo, además cambió su apellido natal por el de Domingo de la Madre de Dios. El P. Antonio Santiago vice-maestro de novicios, posteriormente sería general en el capítulo de 1839, será el que encarge a Domingo de la Madre de Dios la fundación pasionista en Inglaterra.

El 15 de noviembre de 1815 Domingo profesaba sus votos. Luego de realizar sus votos se dirige al Monte Argentaro para continuar sus estudios filosóficos, permanece hasta la navidad de 1816 por motivo de ser llamado a la casa generaliza en Roma. Aquí culmina sus estudios filosóficos y da comienzo a los estudios de teología en el año de 1817. El 15 de marzo del mismo año recibe la tonsura clerical de manos del Mons. Frattini, en el mes de noviembre recibe las órdenes menores y fue ungido sacerdote el domingo cuarto de cuaresma por manos del mismo monseñor. En 1820 se ofrece ante la Santísima Virgen orar asiduamente por la salvación de los hombres y la conversión de Inglaterra.

Domingo de la Madre de Dios es destinado a Vetralla el año de 1821 por el P, Pablo Luis como profesor de teología y filosofía. En vetralla es nombrado vicario de la comunidad de Santo Ángel y se entregó a la formación espiritual e intelectual de los estudiantes. Luego fundó una santa liga de oraciones por la conversión de Inglaterra, encontrando acogida en sus estudiantes. En el año de 1826 termina su docencia, y es enviado como profesor de dogma y director de estudiantes a la casa generalicia. Ya libre de su oficio de profesor se entrega a realizar ejercicios espirituales. Pero en 1828 el P. Gral. le encarga elaborar un manual de filosofía y enseñe provicionalmente en Ceccano. Aproximadamente en dos meses preparó el manual de filosofía teniendo como base la filosofía tomista.

Los primeros contactos con los ingleses.
En 1830 Domingo de la Santa Madre de Dios se encuentra en el convento de los santos Juan y Pablo para entablar comunicación con algunos ingleses que venían a Roma. Muchos hombres piadosos de volver a la Madre Iglesia abjuraban de la iglesia Anglicana para pertenecer a la iglesia católica. Estos hombres llegaban a Roma para prepararse y algunos a recibir las órdenes sagradas. El P. Domingo Barberi aprovechó las visitas que hacían los ingleses a la basílica de los santos Juan y Pablo. De las conversaciones que realizaba compuso una obra de apologética nombrada: “Cartas Celimontanas”.

En 1830 en otoño conoció a Ambrosio Phillips de Lisle, que se había convertido al catolicismo y había viajado a Roma en busca de apoyo para el apostolado en Inglaterra. Posteriormente, le ayudaría de una manera especial en el apostolado unionista. Domingo contó a Phillips todo lo que había sentido desde 1814: la llamada de la Virgen, la conversión de los ingleses y otras cosas. Al término de la conversación, Domingo Barberi le confió su manuscrito titulado: “el llanto de Inglaterra”.

En el año de 1831 Domingo de la Madre de Dios es nombrado rector del noviciado del Santo Ángel en Lucca, esta carga le hará alejarse de aquellos ingleses que le Visitaban. Sin embargo, tenía visitas de algunos amigos como: Trelawnwy, Lord Spencer y Phillips con quien se carteaban frecuentemente, éste había hecho una traducción del librito titulado: “El llanto de Inglaterra”. Domingo Barberi en su permanencia en Lucca trató de enrolar en las oraciones a una gran cantidad del pueblo a favor de la conversión de los ingleses.

Domingo de la Madre de Dios pertenecía a la provincia de la Dolorosa cuando fue elegido provincial. El nuevo cargo le restringía en sus conversaciones epistolares y personales con los Ingleses. Sin embargo su entusiasmo unionista no bajó la guardia. Era la época en la cual, se da el ecumenismo espiritual (Intensa campaña de oración por la unicidad). Los dirigidos del P. Domingo también promovían con celo la conversión de Inglaterra. El 24 de abril de 1836 se reunió en el capítulo provincial, descendió de ser prepósito provincial para ser consultor provincial. Libre del cargo de provincialato, reanuda sus conversaciones epistolares con sus amigos ingleses.

El Escritor.
Domingo Barberi fue un gran escritor de libros de mística, ascética, teología, filosofía, se puede decir: el mejor escritor pasionista de su tiempo.

Entre los años de 1838-1839, compuso su teología moral con un apéndice acerca de los dogmas de la Iglesia. Y en 1832 ya había compuesto un compendio de teología moral. En sus escritos morales había tenido una inclinación al probabiliorismo. Su pensamiento en Inglaterra se amplió. También se combinó en las polémicas antijansenistas. Esta repulsa aparece en su escrito de mariología.

Domingo Barberi viéndose libre del provincialato en 1836, escribe a Phillips, proponiéndole la idea de una fundación modesta y humilde, esta fundación sería el primer paso para llegar a Inglaterra. Pero había una dificultad por parte del Gral. que culminaba en el 1839 su cargo, y no podía comprometerse a una fundación apresurada. Ya en el capítulo Gral. XVII de abril de 1839 en Roma, se toma la idea de fundación de Domingo Barberi que había quedado solamente en gestiones particulares.

En el capítulo Gral. Se eligió como nuevo Gral. de la Congregación al P. Antonio de Santiago, antiguo profesor de D. Barberi, beneficioso para los deseos de fundar en Inglaterra. También es nombrado a Domingo Barberi como Escrutador. Llegando a un acuerdo entre los capitulares se aprobó el deseo de fundación. Inmediatamente, el 15 de abril de 1839 D. Barberi era elegido nuevamente provincial de la provincia de la Dolorosa.

El proyecto de la fundación seguía su camino. Ya para la expedición se debía elegir a un grupo de misioneros para partir a Inglaterra. En la lista de nombrados para dicha expedición, no figuraba el nombre del P. Domingo Barberi, el que se podía considerar como el promotor de toda la empresa se veía excluido. Además tenía que soportar humillaciones de ser tenido como vidente. Sin embargo en él no se desvanece las esperanzas, y escribe P. Gral. diciendo que Lord Spencer suponía que él formaría parte de la expedición. Fue esto que motivo a Domingo Barberi para escribir al Gral. y le conceda una respuesta para Lord Spencer. Esta carta es dirigida al P. Gral. desde el retiro de San Sosio el día 26 de marzo de 1840.

Finalmente se logra renovar el plan inicial. En esos días el P. Antonio San José que iba a comandar la expedición, desistió en razón de su quebrantada salud. Entonces el P. Gral. ve oportuno colocar a P. Domingo como cabeza de la expedición, que iban a salir primero a fundar en Tournai ( Bélgica). Este motivo conmovió enormemente al P. Domingo B., sus esperanzas renacieron como una flor en primavera y su corazón latía con impulsos gozosos.

El Día 8 de mayo de 1840 renuncia a su cargo de provincial para formar parte de la expedición.
El 24 día de la partida, salen en camino desde la Basílica de los Santos Juan y Pablo con destino a Tournai. Después de un largo y cansado viaje el 22 de mayo llegan a Tournai. Después de un Siglo de existencia de la Congregación, se abría una casa fuera de Italia. Esta fundación en Bélgica era un puente que permitiría más fácilmente llegar a Inglaterra.

En Inglaterra.
Desde Inglaterra le llega una invitación a Domingo Barberi para fundar. Después de informar al P: Gral. y con su permiso, se envarca hacia Inglaterra con el fin de inspeccionar el lugar de la próxima fundación . En Inglaterra se entrevista con el Obispo Wiseman, monseñor Walsh y con su amigo Lord Spencer que ejercía el cargo de director espiritual del colegio de Oscott. Luego de recibir las informaciones del Obispo Wiseman y del Mons. Walsh, regresa al convento de Ere en Tournai. Ya en casa escribe al Superior Gral. Las posibilidades de la fundación y la situación decadente del Anglicanismo. Domingo B. sin pérdida de tiempo se reinteró a sus ejercicios espirituales. En este tiempo recibió luces de Dios de lo que debía realizar en Inglaterra.

El movimiento de Oxford, año 1841.
Los Anglicanos entre ellos Newman y su discípulo Dalgairns, escribieron unos artículos que sus palabras tenían un valor de reto para los católicos que procuraban la unión entre los Anglicanos y ellos.

Phillips inmediatamente Después de haber leído la carta de Newman, le contesto diciéndole lo siguiente: que la santidad existía de verdad en la Iglesia. También Barberi al enterarse de la carta de Dalgairns le movió a redactar una carta en respuesta. La carta al llegar a manos de Dalgairns descubrió en su autor el ángel que él pedía a la Iglesia Católica, cayó de rodillas y llorando besó las hojas de la carta. Enseguida hizo correr la carta entre los afiliados al movimiento y a la vez envió una carta en respuesta a Domingo.

La nueva casa en Inglaterra: Aston Halle.
El convento de Ere queda consolidado en setiembre de 1841. El día 30 del mismo mes Domingo B. firma el documento de la compra del convento quedando legalizada la posesión. Con esto se veía libre para la fundación en Inglaterra. El P. Gral le otorga a Domingo B. el nombramiento de superior local, maestro de novicios del convento que se iba abrir en Aston y encargado de delegado de la fundación Belga. El mismo 30 de setiembre parte para Inglaterra con un joven pasionista Irlandés de nombre P. Amadeo.

Domingo B. era el primer pasionista que puso su pie en el Reino Unido. Los dos pasionistas llegan el 15 de octubre a Londres y el 7 se dirigen a Oscott donde se encuentran con sus protectores Wiseman y Lord Spencer. Instalado en Oscott escribe cartas a su amigo Phillips, al P.Gral y a la Bienhechora Canning. El párroco de Aston el Sr. Hulme al principio dificulta la entrada a los dos pasionistas poniendo algunos pretextos. Domingo B. espera pacientemente hasta que el párroco desista de su terquedad. El día 16 de febrero el mismo párroco el Sr. Hulme, fue el quien llevó a su Iglesia a los dos pasionistas.

Desde el primer día de su pocesionamiento quedó la casa destinada a retiro-noviciado. En ese mismo día ingresaron dos postulantes legos. Lugo de establecer la casa canónicamente el P. Domingo empieza con sus prédicas, pero le dificulta la pronunciación de las palabras del idioma inglés. A estas dificultades las daba por descontadas. Sus primeros sermones lo hizo con una serie de ejercicios a la comunidad de Haston. Por invitación del Sr. Hulme aceptó realizar ejercicios públicos.

Los primeros Frutos.
El domingo de ramos de1842 reviste del santo hábito a los dos primeros postulantes, y a mediados de abril, Wiseman le envía el primer clérigo aspirante a pasionista, que será revestido el 7 de mayo del mismo año. Es así que la comunidad de Aston llega a tener el año de 1843 ocho miembros. Los aspirantes desde su ingreso eran sometidos a la plena observancia regular pasionista.

El P. Domingo, además de ser maestro de novicios, era delegado Gral. de Bélgica. Por eso, todos los años iba a Bélgica para ver y velar el progreso de la Congregación en aquel reino. El celo apostólico del misionero pasionista obraba pronto sus primeros frutos. La primera abjuración de parte del anglicano Tomás que ingresó a formar parte de la comunidad, tuvo lugar el día del viernes santo de 1842. De este modo, se abrió a numerosas abjuraciones anglicanas.

Domingo para predicar y celebrar misa a un auditorio numeroso, el espacio que tenían era insuficiente, con el consentimiento de Wiseman alquiló un salón dentro de la ciudad de Stone. Durante el apostolado de Domingo sufrió mucho por aquellos que le criticaban y le agredían físicamente, a pesar de estas situaciones lo que le movía su corazón era la salvación de las almas. Ante las injurias y las burlas, él guardaba tranquilidad, humildad y paciencia por todos aquellos que obstaculizaban los designios de Dios. Sin embargo no todo era persecución, ni contradicción. D. Barberi para evitar las complicaciones y los gastos del alquiler de la casa de Stone, deseó levantar una Iglesia. Después de muchas gestiones logra su proyecto. Ya el 23 de abril de 1844 la Iglesia estaba construida y el 27 es bendecida por el Rvdo. D. Green, enviado como delegado del obispo.

En Littlemore la crisis de 1842 y las abjuraciones de los tractatarios.
La jerarquía inglesa había condenado al movimiento de Oxford. Newman ante esta situación se retira con sus dos discípulos: Dalgairns y W. Lockart a la capilla rural que había construido en Littlemore. El P. Domingo era el único que tenía confianza con los retractatarios. Se comunicaba con Dalgairns a través de cartas, un día este pide a Domingo un resumen de las reglas pasionistas, y es concedido inmediatamente.

La primera abjuración de parte de los tractatarios lo hace Lockart discípulo de Newman que abjura el 26 de agosto de 1843 pasándose al catolicismo. Este suceso conmovió a todos los que formaban el movimiento. Luego de este acontecimiento, Domingo barberi va a Littlemore para encontrarse con Newman. En el poco tiempo que tuvieron para dialogar, Nuwman quedó impresionado por las palabras y el aspecto de D. Barberi.

Por otro lado Dalgairns, el sincero discípulo de Newman, seguía a su maestro en el camino de la sincera búsqueda de la verdad. Escribe con frecuencia a Domingo pidiéndole oraciones para sí y para su maestro Newman. El 20 de setiembre escribe al P. Domingo diciendo: que por la gracia de Dios estoy decidido hacerme católico. LLeno de júbilo Domingo de la Madre de Dios le responde ofreciéndole el convento de Aston. Dalgairns se retiró al convento pasionista el 27 de setiembre en donde realizó su profesión de fe.

Dalgairns de regreso a Littlemore, expresa a Newman el proyecto del P. Pasionista y la visita que les iba a realizar. La visita de Domingo B. va a tener cabida el 8 de octubre. Antes de la llegada del humilde pasionista, Nuwman había decidido dar un paso grandioso en su vida, volver a la Iglesia Católica; también realizó algunos preparativos para este encuentro. Domingo, luego de un largo viaje desde el convento de Ere llega a Littlemonte la fecha indicada, aproximadamente a las 10 de la noche. Nuwman ante la presencia del santo visitante, se arroja a los pies, pidiéndole con lágrimas en los ojos que le escuche su confesión y le admita entrar en la Iglesia Católica.

El día 9 de octubre Newman termina su confesión; luego vienen otros que abjuran como: Bomles, Stanton a quien Newman había escrito por dos veces sobre Domingo Barberi antes de su visita a Littlemontee. Por la tarde en la capilla de la casa, los convertidos realizan su profesión de fe y enseguida el oficio divino del día. El Día 10 de octubre, Domingo recibió en la Iglesia a otras muchas personas y 11 partía de Littlemonte con gran gozo. Para él lo más impresionante era la conversión de Nuwman, al cual consideraba algo así como al papa del anglicanismo. A la conversión de Newman, le siguió la del célebre Faber. El P. Domingo Barberi Invita al noviciado a Newman, éste acepta la invitación, era el año de 1845. Después de esta invitación Nuwman se retira de Littlemonte, llevando solamente una mesita de recuerdo, en la cual el P. Domingo B. había celebrado la Santa Eucaristía, y él había recibido la primera comunión católica. El 28 de octubre de 1846 se encamina a Roma a prepararse con el fin de recibir las órdenes sagradas según la celebración católica. Posteriormente de una asidua preparación recibe la ordenación sacerdotal el 30 de mayo de 1847, y el 3 de junio celebra su primera misa, día de la fiesta del Corpus Christi. Ya ordenado sacerdote regresa a Inglaterra, donde sigue teniendo relaciones cordiales con los pasionistas. El 1 de enero, Nuwman, se instala en Morivale, allí se encontró por última vez con Domingo Barberi antes de su muerte.

Muerte y glorificación
Habían transcurrido cuatro años nada más después de la abjuración de Newman y sus compañeros. En total una actividad de ocho años, en Inglaterra exactamente como la predicación del otro apóstol de Inglaterra, San Agustín. Domingo ha trabajado mucho en el apostolado, se ha desvivido y sacrificado totalmente por su querida Inglaterra, sin embargo nadie pensaba de la desaparición del fundador. Fue precisamente en a ciudad de Reading donde le encontró la bendita muerte el 27 de agosto de 1849.

La muerte del padre Domingo, fue una muerte verdaderamente pasionista: como Cristo lejos de su patria, lejos del propio convento en una casa doblemente extraña, en un fondo de estación y rodeado de protestantes.

Introducida su Causa de beatificación, después de su muerte, la glorificación tuvo lugar en la Basílica de San Pedro. “Ante el fuerte movimiento ecuménico del concilio Vaticano II y estando presentes en Roma los padres de dicho concilio el 27 de octubre de 1963. El papa Pablo VI elevó al honor de los altares a Domingo Barberi, proponiéndole como modelo del auténtico y verdadero ecumenismo basado en el fiel seguimiento de Cristo y, por lo tanto, en la verdad y la caridad”.




Beato Domingo de la Madre de Dios Barberi, religioso presbítero
fecha: 27 de agosto
n.: 1792 - †: 1849 - país: Reino Unido (UK)
canonización: B: Pablo VI 27 oct 1963
hagiografía: Web Pasionista
En Reading, en Inglaterra, beato Domingo de la Madre de Dios Barberi, presbítero de la Congregación de la Pasión, el cual, buscando con empeño restablecer la unidad de los cristianos, llevó a muchos al seno de la Iglesia católica.
El P. Domingo de la Madre de Dios nació en Viterbo, Italia, en 1792, y murió en Reading, en Inglaterra, el 17 de agosto de 1849. Sacerdote pasionista, consideró su especial vocación trabajar en la ´vuelta de Inglaterra a la fe católica. El siguiente dscurso fue pronunciado por SS Pablo VI el día de la beatificación, domingo 27 de octubre de 1963:


La Iglesia militante, después de larga espera y larga reflexión, ha contado hoy entre los elegidos de la Iglesia triunfante este nuevo beato, Padre Domingo de la Madre de Dios, religioso Pasionista, que vivió en la primera mitad del siglo pasado.

Bendecimos a Dios, y le damos gracias en un primer momento por la gloria que le viene por este religioso: soli Deo honor et gloria (1 Tim. 1, 17) siempre repitiendo: "gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam". Nos alegramos luego con la familia religiosa de los Clérigos descalzos de la Santa Cruz y la Pasión de Nuestro Sr. Jesucristo, la Congregación religiosa fundada en el siglo XVIII por S. Pablo de la Cruz, ya madre fecunda de santos y ahora enriquecida de otro hijo elevado al honor de los altares; gozamos nosotros mismos con toda la Iglesia, que pone en evidencia a un nuevo héroe de santidad y admira en él las señales del Espíritu santificador, deduciendo que su alma bendita goza ya de la visión beatífica, y que su historia y su actividad son dignas de ser recordadas para siempre, conocidas y estudiadas para enseñanza, edificación e imitación por parte de nosotros que aún somos peregrinos, como él lo fue en el pasado, sobre las sendas de la vida temporal, directos a Dios, gustando de la misma meta: la vida eterna.

Una de las intenciones que mueven a la Iglesia a tributar a uno de sus miembros aquella solemne exaltación, que llamamos ahora beatificación es, en efecto, la de dar a conocer a un hijo suyo singular y victorioso, y de proponerlo al culto de los fieles, sea como alma privilegiada, en la cual la acción de la gracia ha sido más profunda y manifiesta, sea como ejemplo, en el que el esfuerzo de la virtud ha sido más vigoroso e instructivo. Es decir La Iglesia otorga a uno de sus hijos un honor público y oficial, que, por un lado, se remonta para dar gloria a Dios, y por otro quiere sea resplandor para ella misma, para nuestra común edificación como luz encendida de ofrenda a la divinidad, que alumbra la asamblea de los fieles convocada para la oración.

Y tal luminoso reflejo, ésta vez, nos alumbra casi de sorpresa, porque, fuera de los Cohermanos del nuevo Beato y de una pequeña lista de devotos y estudiosos, el P. Domingo no era demasiado conocido entre nosotros. La cultura común, que tiene a menudo, para los héroes de la santidad, una erudita información, casi lo ignoraba, y su figura de maestro y asceta ni siquiera fue conocida en los cenáculos preciosos de la moderna hagiografía, y tampoco en los jardines floridos del fervor religioso. No era una figura popular. En estos últimos años se ha comenzado a hablar de él por parte del Cohermano P. Federico Menegazzo de la Dolorosa, que nos ofrece hoy una lectura amplia e histórica del Beato, y de parte de algunos beneméritos estudiosos, entre los cuales el muy recordado Giuseppe De Luca, pero como iniciados investigadores y especialistas descubridores de documentos ocultos y aspectos históricos inadvertidos de los manuales corrientes. Y he aquí que esta beatificación viene a destacar un personaje de gran mérito, y no por un título solo.

Nos enteramos así de que el Padre Domingo es digno de memoria como autor escolástico de excelentes estudios de teología y filosofía: su estudio, por ejemplo, sobre la infalibilidad pontificia, adelanta con segura visión de la doctrina, la definición que muchos años después hará el Concilio Vaticano primero. Nos enteramos de que P. Domingo fue fecundo escritor de libros de ascética y mística, entre los cuales su autobiografía, que quedó, la mayor parte, en estado de manuscrito; documentos, por desgracia, no siempre satisfactorios para nuestras exigencias literarias, pero siempre notables para ilustrar dignamente la vida religiosa del siglo XVIII, y siempre apreciables para enriquecer el pensamiento y la experiencia de la historia de la espiritualidad, que son fruto de grandes y profundos estudios, de largas reflexiones e interiores elaboraciones, si debemos creer, aunque sin tomarlo al pie de la letra, como dictadas por la norma que él mismo propuso a los escritores de libros doctrinales: «No escribáis nunca sobre el papel la primera línea de una obra, si primero no habéis escrito la última línea en el cerebro. Diez años de lección, veinte de meditación y una hora de composición, si queréis hacer obra digna de elogio», (Ms. VII, 1, c. 222). Este perfil de hombre de letras sagradas todavía hará más interesante para todos nosotros aquel de hombre de acción y oración: sabemos que el P. Domingo fue gran maestro de ascética, predicador incansable, apóstol y apologeta experto de las corrientes de pensamiento de su tiempo, época cargada de ideas antiguas y nuevas y de errores peligrosos; y fue muy entregado a la correspondencia con hombres de pensamiento y acción en un radio mucho más vasto de aquel claustral y local. Y he aquí que la acción entra en su vida: gobierno de su familia religiosa, viajes, fundaciones. La historia de P. Domingo, la cual no supera los cincuenta y siete años (tiempo que semeja ser meta de muchas grandes vidas) se hace en tal modo tan intensa y llena de acontecimientos, que van desde los más interiores, asociados a fenómenos místicos, hasta aquellos más exteriores como extenuantes fatigas apostólicas. No es aquí donde tenemos que contar tal historia.

Aquí nos basta notar un aspecto y recordar un hecho, que semejan caracterizar sumariamente pero fielmente al nuevo Beato. Un aspecto digno de consideración es el de su dedicación a la Pasión de Cristo y la devoción a la Virgen de los Dolores. Este, nuestro piadosísimo hermano celestial, semeja repetirnos la palabra de S. Pablo, cuál síntesis y definición de su vida: «Yo no juzgo saber alguna cosa entre vosotros, sino a Jesucristo, y éste crucificado», (1 Cor. 2, 2). El P. Domingo no solo predicó el culto a la Cruz del Señor, sino que él mismo la portó. Fue un paciente, fue un doliente. Esta nota dolorosa se acentúa poco a poco mientras su peregrinar se encaminaba al final, y nos deja entrever el lado dramático de su espiritualidad, que debería ser, en las diversas medidas de la divina voluntad, la de cada cristiano. «Si alguien quiere venir detrás de mí, dice el Señor, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga» (Mt 16,24). El P. Domingo ha hecho resonar el eco de esta voz divina, y ahora también a nosotros, si no somos sus vanos devotos, nos las repite de nuevo; y lo hará hasta que de él se tenga memoria.

Finalmente, el hecho que hace recordar al Padre Domingo, es bien conocido, y fue hasta hoy el título principal de su notoriedad. El hecho de la conversión de Newman; fue el Padre Domingo, quien la tarde de octubre de 1845, en Littlemore, recogió la profesión decisiva de fe católica de aquel singularísimo espíritu. La extraordinaria importancia de aquel simple acontecimiento y la hasta ahora siempre creciente grandeza del célebre inglés reflejan sobre el humilde religioso una luz fulgurante. En seguida viene a nuestros labios la pregunta: ¿fue él quien convirtió a Newman? ¿cuál fue el influjo del P. Domingo sobre de él?

Estas preguntas son todavía hoy de mucho interés y si las respuestas no pueden atribuir a nuestro beato el mérito directo de aquella formidable conversión, madurada, como se sabe, después laboriosas y dramáticas meditaciones, deben, sin embargo, reconocerle otros dos méritos notables: aquel de haber escuchado una secreta e inexplicable vocación, claramente enunciada en su alma, desde los primeros años de su vida religiosa, de consagrar su ministerio apostólico a Inglaterra, dónde todavía los Pasionistas no habían llegado; él mismo lo cuenta, cuando todavía novicio en 1814: «al final de septiembre o en los primeros días de octubre sobre el mediodía, mientras oraba delante del altar de la Virgen, le fue revelada la fecha en que, sacerdote profeso, habría iniciado el ministerio y el campo de apostolado entre los disidentes: el Noroeste de Europa; especialmente Inglaterra» (cfr. Padre Federico, P. 48 y 474). Y en uno de sus trabajos ascéticos, ahora publicados, él pondrá sobre los labios de Jesús su singular vocación, cuando todavía no se había realizado: «Inglaterra, aquella querida Inglaterra, sobre la cual tú, alma devota, muchas lágrimas vertiste, se dispone ahora a regresar otra vez a mi redil; y verás en ella, dentro de poco tiempo, reflorecer el fervor de la fe de los primeros fieles» (Arch it. por la Historia de la Piedad, 11, p. 142). El Padre Domingo será el primer Pasionista en entrar en Inglaterra, y él, todavía vivo, dará origen a cuatro casas de su Congregación, que, en la opinión humana, no se habrían hecho posibles si se toma en cuenta la mentalidad inglesa de entonces.

En cambio los caminos del Señor son diferentes. Porque podemos adherir al nuevo beato el mérito de haber llevado la imagen más apta para atraer la consideración y la admiración de Newman, que hará de la figura de aquel humilde religioso un personaje impresionante de un libro suyo (Loss and Gain) y que lo recordará en la famosa "Apología" con sencillas pero elocuentes palabras: «Es un hombre simple y santo y al mismo tiempo dotado con notables talentos. No conoce mis intenciones, pero yo quiero pedirle la admisión en el único Redil de Cristo...» (Cap. VII, hacia el fin). Y escribirá después: «El p0adre Domingo fue un admirable misionero. Un predicador lleno de celo. Él tuvo una gran parte en mi conversión y en la de otros. Tan sólo en su mirada había algo santo. Cuando su figura me venía a la vista, me conmovía profundamente de la manera más extraña. La alegría y la amabilidad de su trato unidas a su santidad ya era para mí un santo discurso. Ninguna maravilla por lo tanto que yo me volviera su convertido y su penitente. Él tuvo un gran amor por Inglaterra...» (Deposición al Card. Parrocchi, cfr. P. Fed. p. 474).

Y esto basta ahora para nosotros. Mas es de creer y de desear que el acercamiento de estas dos santas figuras, el beato P. Domingo y el Card. John Henry Newman, ya no dejarán nuestro espíritu, que seguirá pensando en el sentido misterioso de su encuentro con gran esperanza y con prolongada oración.

Hemos tomado el discurso ya traducido al castellano del web pasionista, la versión original, en italiano, incluyendo el saludo final a los peregrinos ingleses, puede leerse en el web del Vaticano.

 

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