sábado, 10 de agosto de 2013

JOSÉ, MODELO DEL CONTEMPLATIVO

                
 
José es un judío que ha tenido que hacer un cambio muy profundo en su vida, y aunque no entiende nada, obedece a la voluntad de Dios. Así también el contemplativo cuando sintió la llamada al seguimiento se sintió llamado por Dios a hacer un cambio decisivo en su vida. NO era llamado a hacer nada, sino a estar, a ser. Entre tantos millones de hombres, Dios lo elegía para que le adorara, para que suplicara, para que fuera signo callado y voz que grita en el desierto.
 
Y José respondió con fe a aquello que no entendía. Lo mismo el contemplativo. Acepta una vida aparentemente inútil, sólo confiando en la fe que esa entrega será misteriosamente fecunda en el cuerpo de Cristo y para la humanidad entera. José no entiende nada, tampoco el contemplativo, pero aun así cree contra toda esperanza. Y cuando en el claustro silencioso, la fe se haga oscura, el contemplativo como el justo José seguirá fiel en su misión.
 
José vive al servicio de Jesús y de María, es decisiva su colaboración en la obra de la redención, pero calladamente, sin decir palabra. Simplemente está ahí, al servicio de Jesús y de María. Trabajo callado, entrega generosa y paciente; una vida que en el torno del amor se va consumiendo, como el cirio que se consume casi sin darnos cuenta. Así el contemplativo, que día tras día, sin hacerse sentir va dejando su vida al servicio callado pero constante de sus hermanos los hombres, aunque estos no se den cuenta…

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