jueves, 8 de agosto de 2013

Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Santa


Monja Mártir, 9 de agosto
 
Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Santa
Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), Santa

Monja Mártir

Martirologio Romano: Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith) Stein, virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas y mártir, la cual, nacida y educada en la religión judía, después de haber enseñado filosofía durante algunos años entre grandes dificultades, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo y la desarrolló bajo el velo de religiosa, hasta que, en tiempo de un régimen hostil a la dignidad del hombre y de la fe, fue desterrada y encarcelada, muriendo en la cámara de gas del campo de exterminio de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia (1942).

Etimológicamente: Teresa = Aquella que es experta en la caza, es de origen griego.
Cuando Edith Stein, la última de once hermanos, nació en Breslau el 12 de octubre de 1891, la familia festejaba el Yom Kippur, la mayor fiesta hebrea, el día de la expiación. "Esto hizo, más que ninguna otra cosa, que su madre tuviera una especial predilección por la hija más pequeña". Precisamente esta fecha de su nacimientó fue para la carmelita casi un vaticinio.

El padre, comerciante de maderas, murió cuando Edith no había cumplido aún dos años. La madre, una mujer muy religiosa, solícita y voluntariosa, una persona verdaderamente admirable, al quedarse sola, debió hacer frente tanto al cuidado de la familia como a la gestión de la gran hacienda familiar; pero no consiguió mantener en los hijos una fe viva. Edith perdió la fe en Dios. "Con plena conciencia y por libre elección dejé de rezar".

Obtuvo brillantemente la reválida en 1911 y comenzó a estudiar germanística e historia en la Universidad de Breslau, más para tener una base de sustento en el futuro que por auténtica pasión. Su verdadero interés era la filosofía. Le interesaban también los problemas de la mujer. Entró a formar parte de la organización "Asociación Prusiana para el Derecho Femenino al Voto". Más tarde escribía: " como bachiller y joven estudiante, fui una feminista radical. Perdí después el interés por este asunto. Ahora voy en busca de soluciones puramente objetivas".

En 1913, la estudiante Edith Stein se fue a Gottinga para asistir a las clases universitarias de Edmund Husserl, de quien llegó a ser discípula y asistente, consiguiendo con él el doctorado. Por aquellos tiempos, Edmund Husserl fascinaba al público con un nuevo concepto de verdad: el mundo percibido no solamente existía de forma kantiana, como percepción subjetiva. Sus discípulos entendían su filosofía como un viraje hacia lo concreto. "Retorno al objetivismo". Sin que él lo pretendiera, la fenomenología condujo a no pocos discípulos y discípulas suyos a la fe cristiana. En Gottinga Edith Stein se encontró también con el filósofo Max Scheler y este encuentro atrajo su atención sobre el catolicismo. Pero todo esto no la hizo olvidar el estudio con el que debía ganarse el pan en el futuro y, en 1915, superó con la máxima calificación el examen de Estado. No obstante, no comenzó el periodo de formación profesional.

Al estallar la primera guerra mundial escribía: "ahora ya no tengo una vida propia". Siguió un curso de enfermería y prestó servicio en un hospital militar austríaco. Fueron tiempos difíciles para ella. Atendía a los ingresados en la sección de enfermos de tifus y prestaba servicio en el quirófano, viendo morir a hombres en la flor de su juventud. Al cerrar el hospital militar en 1916, siguió a Husserl a Friburgo en Brisgovia, donde obtuvo el doctorado "summa cum laude" con una tesis "Sobre el problema de la empatía ".

Por aquel tiempo le ocurrió un hecho importante: observó cómo una aldeana entraba en la Catedral de Frankfurt con la cesta de la compra, quedándose un rato para rezar. "Esto fue para mí algo completamente nuevo. En las sinagogas y en las iglesias protestantes que he frecuentado los creyentes acuden a las funciones. Aquí, sin embargo, una persona entró en la iglesia desierta, come si fuera a conversar en la intimidad. No he podido olvidar lo ocurrido". En las últimas páginas de su tesis de doctorado escribió: "ha habido personas que, tras un cambio imprevisto de su personalidad, han creído encontrar la misericordia divina". ¿Cómo llegó a esta afirmación?
Edith Stein tenía gran amistad con el asistente de Husserl en Gottinga, Adolf Reinach y su esposa. Adolf Reinach muere en Flandes en noviembre de 1917. Edith va a Gottinga. Los Reinach se habían convertido al Evangelio. Edith tenía cierta renuencia ante el encuentro con la joven viuda.

Con gran sorpresa encontró una creyente. "Este ha sido mi primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores... Fue el momento en que se desmoronó mi irreligiosidad y brilló Cristo". Más tarde escribirá: "lo que no estaba en mis planes estaba en los planes de Dios. Arraiga en mí la convicción profunda de que -visto desde el lado de Dios- no existe la casualidad; toda mi vida, hasta los más mínimos detalles, está ya trazada en los planes de la Providencia divina y, ante los ojos absolutamente clarividentes de Dios, presenta una coherencia perfectamente ensamblada".

En otoño de 1918, Edith Stein dejó la actividad de asistente de Edmund Husserl porque deseaba trabajar independientemente. La primera vez que volvió a visitar a Husserl después de su conversión fue en 1930. Tuvo con él una discusión sobre la nueva fe de la que la hubiera gustado que participara también él. Tras ello escribió una frase sorprendente: "Después de cada encuentro que me hace sentir la imposibilidad de influenciar directamente, se agudiza en mí el impulso hacia mi propio holocausto".

Edith Stein deseaba obtener la habilitación para la libre docencia, algo que, por aquel entonces, era inalcanzable para una mujer. A este respecto, Husserl se pronunciaba así en un informe: "Si la carrera universitaria se hiciera accesible a las mujeres, la podría recomendar encarecidamente más que a cualquier otra persona para el examen de habilitación". Más tarde, sin embargo, se le negaría la habilitación a causa de su origen judío.

Edith Stein vuelve a Breslau. Escribe artículos en defensa de la psicología y de las humanidades. Pero lee también el Nuevo Testamento, Kierkegaard y el opúsculo de los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola. Se da cuenta de que un escrito como éste no se le puede simplemente leer, sino que es necesario ponerlo en práctica.

En el verano de 1921 fue durante unas semanas a Bergzabern (Palatinado), a la finca de la Señora Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl. Esta señora, junto con su esposo, se había convertido al Evangelio. Una tarde Edith encontró en la biblioteca la autobiografía de Teresa de Ávila. La leyó durante toda la noche. "Cuando cerré el libro, me dije: esta es la verdad".

Considerando retrospectivamente su vida, escribía más tarde: "mi anhelo por la verdad era ya una oración".

En enero de 1922 Edith Stein se bautizó. Era el día de la Circuncisión de Jesús, la acogida de Jesús en la estirpe de Abraham. Estaba erguida ante la fuente bautismal, vestida con el blanco manto nupcial de Hedwig Conrad-Martius, que hizo de madrina. "Había dejado de practicar mi religión hebrea y me sentía nuevamente hebrea solamente tras mi retorno a Dios". Ahora tendrá siempre conciencia, y no sólo intelectualmente, sino de manera tangible, de pertenecer a la estirpe de Cristo. En la fiesta de la Candelaria, una fiesta cuyo origen se remonta también al Antiguo Testamento, fue confirmada por el Obispo de Espira en su capilla privada.

Después de su conversión, lo primero que hizo fue volver a Breslau. "Mamá, soy católica". Las dos lloraron. Hedwig Conrad-Martius escribió: "mira, dos israelitas y en ninguna de ellas hay engaño" (cf. Jn 1, 47).

Inmediatamente después de su conversión, Edith Stein aspira a entrar en el Carmelo, pero sus consejeros espirituales, el Vicario general de Espira y el Padre Przywara, S.J., le impiden dar este paso. Acepta entonces un empleo de profesora de alemán e historia en el Instituto y seminario para maestros del Convento dominico de la Magdalena de Espira hasta Pascua de 1931. Por insistencia del Archiabad Raphael Walzer, del convento de Beuron, hace largos viajes para dar conferencias, sobre todo sobre temas femeninos. "Durante el período inmediatamente precedente y también bastante después de mi conversión... creía que llevar una vida religiosa significaba renunciar a todas las cosas terrenas y vivir solamente con el pensamiento puesto en Dios. Gradualmente, sin embargo, me he dado cuenta de que este mundo exige de nosotros otras muchas cosas..., creo, incluso, que cuanto más se siente uno atraído por Dios, más debe "salir de sí mismo", en el sentido de dirigirse al mundo para llevar allí una razón divina para vivir". Su programa de trabajo es enorme. Traduce las cartas y los diarios del período precatólico de Newmann y la obra Quaestiones disputatae de veritate de Tomás de Aquino, en una versión muy libre por amor al diálogo con la filosofia moderna. El Padre Erich Przywara, S.J., la incitó a escribir también obras filosóficas propias. Aprendió que es posible "practicar la ciencia al servicio de Dios... sólo por tal motivo he podido decidirme a comenzar una serie de obras científicas". Encuentra siempre las fuerzas necesarias para su vida y su trabajo en el convento benedictino de Beuron, al que va para pasar allí las fiestas más importantes del año eclesiástico.

En 1931 termina su actividad en Espira. Intenta de nuevo obtener la habilitación para la libre docencia en Breslau y Friburgo. Todo en vano. Compone entonces una obra sobre los principales conceptos de Tomás de Aquino: "Potencia y acción". Más tarde hará de este ensayo una obra mayor, desarrollándola bajo el título de Endliches und ewiges Sein (Ser finito y Ser eterno) en el convento de las Carmelitas de Colonia. No fue posible imprimir esta obra durante su vida.

En 1932 se le asigna una cátedra en una institución católica, el Instituto de Pedagogía científica de Münster, donde tiene la posibilidad de desarrollar su propia antropología. Aquí encuentra la manera de unir ciencia y fe, y de hacer comprensible esta cuestión a otros. Durante toda su vida sólo quiso ser "instrumento de Dios". "Quien viene a mí, deseo conducirlo a Él ".

En 19331a noche se cierne sobre Alemania. "Había oído ya antes algo sobre las severas medidas contra los judíos. Pero ahora comencé de pronto a entender que Dios había puesto una vez más su pesada mano sobre su pueblo y que el destino de este pueblo era también el mío". El artículo de la ley de los nazis sobre la raza ariana hizo imposible que continuara su actividad docente. "Si aquí no puedo continuar, en Alemania ya no hay posibilidades para mí ". "Me había convertido en una extranjera en el mundo".

El Archiabad Walzer, de Beuron, ya no le impidió entrar en un convento de Carmelitas. Durante el tiempo que estuvo en Espira había hecho ya el voto de pobreza, castidad y obediencia. En 1933 se presenta a la Madre Priora del Monasterio de Carmelitas de Colonia. "Solamente la pasión de Cristo nos puede ayudar, no la actividad humana. Mi deseo es participar en ella".

Una vez más Edith fue a Breslau para despedirse de su madre y de la familia. El 12 de octubre fue el último día que pasó en su casa, el día de su cumpleaños y, a la vez, la fiesta hebrea de los tabernáculos. Edith acompaña a su madre a la sinagoga. Fue un día nada fácil para las dos mujeres. "¿Por qué la has conocido (la fe cristiana)? No quiero decir nada contra Él. Habrá sido un hombre bueno. Pero ¿por qué se ha hecho Dios? " . Su madre lloró. A la mañana siguiente Edith tomó el tren para Colonia. "No podía tener una alegría arrebatadora. Era demasiado tremendo lo que dejaba atrás. Pero yo estaba tranquilísima, en el puerto de la voluntad de Dios". Cada semana escribirá después una carta a su madre. No recibirá respuesta. Su hermana Rosa le mandará noticias de casa.

El 14 de octubre Edith Stein entra en el monasterio de las Carmelitas de Colonia. En 1934, el 14 de abril, tuvo lugar la ceremonia de toma de hábito. El Archiabad de Beuron celebró la misa. Desde aquel momento Edith Stein llevará el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.

Escribe en 1938: "bajo la Cruz entendí el destino del pueblo de Dios que entonces (1933) comenzaba a anunciarse. Pensaba que entendiesen que se trataba de la Cruz de Cristo, que debían aceptarla en nombre de todos los demás. Es verdad que hoy entiendo mejor estas cosas, lo que significa ser esposa del Señor bajo el signo de la Cruz. Aunque ciertamente nunca será posible comprender todo esto, puesto que es un secreto". El 21 de abril de 1935 hizo los votos temporales. El 14 de septiembre de 1936, en el momento de renovar los votos, murió su madre en Breslau. "Hasta el último momento mi madre ha permanecido fiel a su religión. Pero, puesto que su fe y su firme confianza en su Dios... fue lo ultimo que permaneció vivo en su agonía, confío en que haya encontrado un juez muy clemente y que ahora sea mi más fiel abogada, para que también yo pueda llegar a la meta".

En el recordatorio de su profesión perpetua, el 21 de abril de 1938, hizo imprimir las palabras de San Juan de la Cruz, al que dedicará su última obra: "que ya sólo en amar es mi ejercicio ".
La entrada de Edith Stein en el convento de las Carmelitas no fue una huida. "Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen aún más cercano; y esto porque nuestra profesión es la de dar cuenta de todos a Dios ". Dio cuenta a Dios sobre todo de su pueblo.

"Pienso continuamente en la reina Ester, que fue sacada de su pueblo para dar cuenta ante el rey. Yo soy una pequeña y débil Ester, pero el Rey que me ha elegido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo " (31.10.1938).

El 9 de noviembre de 1938 se puso de manifiesto ante todo el mundo el odio que tenían los nazis a los judíos. Arden las sinagogas, se siembra el terror entre las gentes judías. La Madre Superiora de las Carmelitas de Colonia hace todo lo posible para llevar al extranjero a Sor Teresa Benedicta de la Cruz. La noche de fin de año de 1938 cruza la frontera de los Países Bajos y la llevan al monasterio de Carmelitas de Echt, en Holanda. Allí redacta su testamento el 9 de junio de 1939.

"Ya desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su santísima voluntad, la muerte que Dios me haya destinado. Ruego al Señor que acepte mi vida y muerte... de manera que el Señor sea reconocido por los suyos y que su Reino venga con toda su magnificencia para la salvación de Alemania y la paz del mundo... ".

Ya en el monasterio de Carmelitas de Colonia, a Edith Stein se le había dado permiso para dedicarse a las obras científicas. Allí había escrito, entre otras cosas, De la vida de una familia judía. "Deseo narrar simplemente lo que he experimentado al ser hebrea". Ante "la juventud que hoy es educada desde la más tierna edad en el odio a los judíos..., nosotros, que hemos sido educados en la comunidad hebrea, tenemos el deber de dar testimonio".

En Echt, Edith Stein escribirá a toda prisa su ensayo sobre Juan de la Cruz, el místico doctor de la Iglesia, con ocasión del cuatrocientos aniversario de su nacimiento, 1542-1942. En 1941 escribía a una religiosa con quien tenía amistad: "una scientia crucis (la ciencia de la cruz) sólamente puede ser entendida si se lleva todo el peso de la cruz. De ello estaba convencida ya desde el primer instante y de todo corazón he pronunciado: Ave, Crux, Spes unica (te saludo, Cruz, única esperanza nuestra)". Su estudio sobre San Juan de la Cruz lleva como subtítulo: " La ciencia de la Cruz ".

El 2 de agosto de 1942 llega la Gestapo. Edith Stein se encuentra en la capilla con las otras Hermanas. En cinco minutos debe presentarse, junto con su hermana Rosa, que se había bautizado en la Iglesia Católica y prestaba servicio en las Carmelitas de Echt. Las últimas palabras de Edith Stein que se oyen en Echt están dirigidas a Rosa: "Ven, vayamos, por nuestro pueblo".

Junto con otros muchos otros judíos convertidos al cristianismo, las dos mujeres son llevadas al campo de concentración de Westerbork. Se trataba de una venganza contra el comunicado de protesta de los obispos católicos de los Países Bajos por los progromos y las deportaciones de los judíos. "Jamás había pensado que los seres humanos pudieran llegar a ser así, y tampoco podía pensar que mis hermanas y hermanos debieran sufrir así... cada hora rezo por ellos. ¿Oirá Dios mi oración? En todo caso, oye ciertamente sus lamentos". El Prof. Jan Nota, cercano a ella, escribirá más tarde: "para mí, ella es, en un mundo de negación de Dios, una testigo de la presencia de Dios".

Al amanecer del 7 de agosto sale una expedición de 987 judíos hacia Auschwitz. El 9 de agosto Sor Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su hermana Rosa y muchos otros de su pueblo, murió en las cámaras de gas de Auschwitz.

Con su beatificación en Colonia el 1 de mayo de 1987, la Iglesia rindió honores, por decirlo con palabras del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a "una hija de Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido, como católica, unida con fe y amor al Señor Crucificado, Jesucristo, y, como judía, a su pueblo ".
 

Edith Stein

    
Santa Teresa Benedicta de la Cruz, O.C.D.
DBP 1983 1162 Edith Stein.jpg
Edith Stein en un sello postal alemán
Religiosa y Mártir
NombreEdith Stein
Nacimiento12 de octubre de 1891
Breslavia, Flag of the German Empire.svg Imperio Alemán
Fallecimiento9 de agosto de 1942
Auschwitz, Flag of the NSDAP (1920–1945).svg Alemania nazi
Venerada enIglesia católica
Beatificación1 de mayo de 1987, por el Papa Juan Pablo II en Colonia, Alemania
Canonización11 de octubre de 1998 por el Papa Juan Pablo II
Festividad9 de agosto
PatronazgoCo-patrona de Europa
Patrona de los judíos convertidos
Edith Stein, llamada Santa Teresa Benedicta de la Cruz O.C.D. (Breslavia, Alemania (hoy Polonia) 12 de octubre de 1891 - Auschwitz, 9 de agosto de 1942), filósofa, mística, religiosa carmelita, mártir y santa alemana de origen judío. Es copatrona de Europa.
Beatificada en 1987 y canonizada en 1998 por el Papa Juan Pablo II.

 

Biografía y obras

Edith Stein nació en la ciudad alemana de Breslavia (hoy Wrocław, Polonia e históricamente, en alemán, Breslau) en el seno de una familia judía, el día del Yom Kipur de 1891. Era la última de un total de once hijos. Su padre era comerciante. En 1916 ingresa a la Universidad de Gotinga, donde estudió "Germanistik und Gesichte" (Germanística e Historia). Atraída por la fenomenología trascendental, se convirtió en discípula del célebre filósofo Edmund Husserl. Publica su tesis de doctorado como "Sobre el problema de la Empatía", lo que originará su programa filosófico temprano. Posterior a su tesis, vienen los escritos "Causalidad Sentiente" e "Individuo y Comunidad", en donde busca justificar filosóficamente la nueva psicología naciente. La última obra correspondiente a su primer período es "Una investigación sobre el estado", culmen de su proyecto para elaborar una antropología fenomenológica que vaya del hombre singular a la persona como comunidad.
Dentro de esta primera etapa en su pensamiento filosófico, vale también la pena resaltar su obra "Introducción a la Filosofía". Si bien no pertenece propiamente al ciclo de obras anterior y es de difícil catalogación, es una obra sumamente original. En ella se descubren los principales problemas de la filosofía de la naturaleza: el movimiento, las nociones de tiempo y espacio o qué es un objeto material y físico. En diálogo con Immanuel Kant y con Husserl, y demostrando profundos conocimientos de las ciencias duras de su época (física, biología, filosofía de la ciencia) Edith Stein establece una diferencia fundamental entre los problemas de la naturaleza y los problemas de la subjetividad. A partir de la segunda parte (encargada de estudiar la subjetividad), formulará una antropología propiamente dicha y resaltará las características del hombre como la libertad, la conciencia, y la capacidad reflexiva. En esta obra hablará de las estructuras de la personalidad y empleará el escrito como preámbulo a una obra de su etapa posterior: "La estructura de la persona humana", que es un curso que ella impartió en el Instituto de Pedagogía Científica en Münster, Westfalia (1932/33).
En Gotinga, se acerca por primera vez al catolicismo y al estallar la Primera Guerra Mundial, en 1914, Edith siguió un curso de enfermería y sirvió como enfermera en un hospital austríaco.
El hospital donde servía fue cerrado en 1916 y Edith reanudó sus estudios filosóficos con Husserl y obtiene el doctorado en la Universidad de Friburgo (Alemania).

 
Edith Stein, ca. 1920
Varios de los filósofos discípulos de Husserl se convierten al catolicismo. En 1921, de visita en la casa de Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl, en Bergzabern, Edith visita la biblioteca y lee la autobiografía de Santa Teresa de Ávila. Según la propia Edith (que lo confesaría después), esta obra fue determinante para su conversión definitiva al catolicismo. En enero de 1922, Edith fue bautizada y el 2 de febrero del mismo año, recibió la confirmación.
A partir de su conversión al catolicismo inicia una nueva etapa en su pensamiento filosófico. Se dedicará al intenso estudio de las obras de santo Tomás de Aquino y del beato Duns Escoto. Sin negar su primera etapa como fenomenóloga estrictamente husserliana, y tomando como base filosófica sus primeras obras filosóficas de antropología, escribirá "Potenz und Akt" una primera obra de metafísica y ontología en la que dialogará con el pensamiento de Hedwig Conrad-Martius. Esta obra es un estudio profundo acerca de los primeros principios metafísicos del ser: el acto y la potencia y de qué manera se desvelan éstos en el ser humano.
Posteriormente escribirá "Ser Finito y Ser eterno" (Endliches und Ewiges Sein), su obra magna, en la que desarrollará toda una metafísica inspirada en la filosofía de Santo Tomás y la fenomenología de Husserl, resultando así, una de las últimas tomistas más originales de la historia de la filosofía.
En 1933, después de dar cursos y conferencias sobre el tema de la mujer y la pedagogía, ingresa al Convento de las Carmelitas Descalzas de Colonia, donde toma el hábito de dicha orden, con el nombre de Sor Teresa Benedicta de La Cruz. El 31 de diciembre de 1938 es enviada al Carmelo de Echt (Holanda), donde parece estar fuera de peligro por no ser conocida de la población ni de los ocupantes alemanes.

Arresto y muerte

Sin embargo, como represalia de los nazis, debida a la misión pastoral de los obispos holandeses que lucharon en contra de la deportación de judíos, la santa es arrestada el día 2 de agosto de 1942 por la Gestapo junto a su hermana Rosa (también convertida al catolicismo) y llevada con otros religiosos y religiosas al campo de concentración de Amersfoort, dos días más tarde al de Westerbork (Holanda). Posteriormente es enviada al campo de exterminio nazi de Auschwitz. La llevaron a la barraca 36, siendo marcada con el Nº 44.074 de deportación. Murió como judía y mártir de la fe católica a los 51 años de edad, víctima del tóxico Zyklon B (ácido cianhídrico), emanado en vez de agua de una instalación de duchas, con una muerte casi instantánea. Su cuerpo sin vida fue calcinado con leña en agosto de 1942. Las cenizas o huesos de la Hna. Edith se arrojaron en el campo adyacente.
Mujer de singular inteligencia y cultura, ha dejado numerosos escritos de elevada doctrina y de honda espiritualidad.

Beatificación y canonización

En 1962 se inició su proceso de beatificación. Teresa Benedicta de la Cruz, considerada por el catolicismo mujer hija de Israel, Mártir por la fe en Cristo y Víctima del exterminio judío, fue beatificada por Juan Pablo II en Colonia, el 1 de mayo de 1987. Su fiesta se celebra en el Carmelo Teresiano y en la Iglesia Católica el 9 de agosto.
El Papa Juan Pablo II canonizó a la judía, filósofa, monja, mártir y beata, Teresa Benedicta de la Cruz de la Orden del Carmelo Descalzo, el 11 de octubre de 1998 en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue también este Papa quien la declaró co-patrona de Europa el 12 de julio de 1999, en el marco de la apertura del Sínodo de Europa.

Bibliografía

  • Giuseppe Pulina, L'angelo di Husserl. Introduzione a Edith Stein, Zona, Civitella in Val di Chiana 2008, ISBN 978-88-95514-47-5
  • MacIntyre, Alasdair. Edith Stein, Un Prólogo Filosófico, 1913 - 1922. ISBN 978-84-936102-3-4 Editorial Nuevo Inicio, Granada, 2008.
  • Michel Dupuis, 16 días con Edith Stein, Ciudad Nueva, ISBN 84-9715-023-6
  • Eduardo González Di Pierro, De la persona a la historia. Antropología fenomenólogica y filosofía de la historia en Edith Stein, Editorial Dríada, México, 2005 ISBN 970-93504-7-1
  • Alasdair MacIntyre, Edith Stein. A Philosophical Prologue. 1913-1921, ISBN 0-7425-4995-X
  • Alasdair MacIntyre (2008). Edith Stein, Un Prólogo Filosófico, 1913 - 1922. Editorial Nuevo Inicio. ISBN 978-84-936102-3-4. 
  • Urbano Ferrer (ed.) (2008). Para comprender a Edith Stein. Ediciones Palabra. ISBN 978-84-9840-239-1. 
  • Ezequiel García Rojo, Edith Stein. Existencia y pensamiento. Editorial de Espiritualidad,. ISBN 84-7068-251-2. [www.editorialdeespiritualidad.com]
  • Ezequiel García Rojo, Una mujer ante la verdad. Aproximación a la filosofía de Edith Stein. Editorial de Espiritualidad. ISBN 84-7068-275-X. [www.editorialdeespiritualidad.com]
  • Salto Sánchez del Corral, Ana: La Dignidad Humana: Dignidad de la Mujer. Madrid, PPC, 2007.
  • De la publicación de las traducciones al español de las Obras Completas se encargan Julen Urkiza y Francisco Javier Sancho, y se están editando bajo los sellos de Editorial de Espiritualidad, Editorial Monte Carmelo y Ediciones El Carmen.

Véase también

Enlaces externos

 


SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ

-EDITH STEIN
9 de Agosto
Ver también sus escritos: Cartas y documentos -Ed. Monte Carmelo
-El Misterio de la Navidad
-Edith Stein
-Cruz: única esperanza

Libro recomendado
Judía de nacimiento, abraza la fe católica ya siendo profesora de universidad y reconocida filósofa. Entra en las Carmelitas descalzas y muere víctima de los nazis en Aushwitz. Canonizada por Juan Pablo II el 11 de Octubre, 1998 
Consideró su conversión a la fe católica como una conversión también hacia una mas profunda identificación con su identidad judía.
Su testimonio ilustra dos temas inseparables: La unidad entre el judaísmo y la fe católica y el valor del sufrimiento."Sta. Edith Stein vio en el holocausto un aspecto del sufrimiento expiatorio... un valor redentivo para todo el mundo (y) un vínculo específico entre su sacrificio y la gracia especial necesaria para propiciar la conversión de los judíos" Salvation is from the Jews, de Roy Schoeman.  La santa murió con un grupo compuesto casi enteramente de judíos bautizados.

Teresa Benedicta de la Cruz,
 (Edith Stein)- Biografía
Nació el 12 de octubre de 1891, en la entonces ciudad alemana de Breslau (hoy Wroclaw-capital de la Silesia, que pasó a pertenecer a Polonia después de la Segunda Guerra Mundial).

Ella era la menor de los 11 hijos que tuvo el matrimonio Stein. Sus padres, Sigfred y Auguste, dedicados al comercio, eran judíos. Él murió antes de que Edith cumpliera los dos años, y su madre hubo de cargar con la dirección del comercio y la educación de sus hijos.

Edith escribió de sí misma que de niña era muy sensible, dinámica, nerviosa e irascible, pero que a los siete años ya empezó en ella a madurar un temperamento reflexivo. Pronto se destacaría por su inteligencia y por su capacidad de estar abierta a los problemas que la rodean.

En plena adolescencia deja la escuela y la religión porque no encuentra en ellas sentido para la vida. Surgen sus grandes dudas existenciales sobre el sentido de la vida del hombre en general, y se percata de la discriminación que sufre la mujer. Desde ahí inicia su búsqueda, motivada por un sólo principio: "estamos en el mundo para servir a la humanidad".

Fue una brillante estudiante de fenomenología, en la Universidad de Gottiengen. Husserl la escoge antes que a Martín Heidegger (uno de los filósofos más importantes del siglo XX) para ser su asistente de cátedra. Como mujer, en la época de 1916 esto era un logro impresionante. Partiendo de una personalidad marcada fuertemente por la determinación, la tenacidad, terquedad y seguridad en sí misma, recibió el título de Filosofía de la Universidad de Friburgo.

Siendo una mujer con una personalidad de alta tensión y fuertemente pasional, así como totalmente racionalista y atea, en el fondo mismo de su corazón, la semilla de la generosidad y servicio a la humanidad causaba un profundo cuestionamiento existencial. Fue así que decidió enlistarse en la Cruz Roja como enfermera durante la primera Guerra mundial. Sus palabras fueron: "ahora mi vida no me pertenece. Todas mis energías están al servicio del gran acontecimiento. Cuando termine la Guerra, si es que vivo todavía, podré pensar de nuevo en mis asuntos personales. Si los que están en las trincheras tienen que sufrir calamidades, porqué he de ser yo una privilegiada?"

Todo esto revela la búsqueda de un alma buena, de un alma que en ese momento no conocía a Dios pero que, sin embargo, ante el sufrimiento ajeno, se hace solidaria. En 1915 recibe la “medalla al valor".

Otras características humanas de su carácter brillaron en ese período: su amabilidad, paz, silencio, servicio y dominio de sí misma. Todo el mundo la quería. Dios ya estaba preparando su alma para un día reinar en ella.

El Momento de la ConversiónEn el año 1921, tras la muerte de un amigo muy cercano, Edith decide acompañar a la viuda, Hedwig Conrad, que también es muy amiga suya. Edith pensaba que se iba a encontrar con una mujer totalmente desconsolada ante la pérdida de su esposo tan querido. La muerte le causaba siempre un impacto interior muy grande, porque le hacia sentir la urgencia de dar respuesta a los grandes interrogantes de la vida. En este momento de su vida, ya vivía interiormente una cierta kenósis, pues había experimentado el vacío de las aspiraciones de las ideas filosóficas. Éstas no eran capaces de llenar su alma, ni de calmar su deseo de una verdad más profunda, más completa. Reconocía que en ellas quedaban grandes vacíos y lagunas. Edith buscaba más.

Fue por tanto de gran impacto para ella, encontrar que su amiga, no sólo no estaba desconsolada, sino que tenía una gran paz y gran fe en Dios. Viéndola, Edith deseaba conocer la fuente de esta paz y de esta fe. Mientras estaba en casa de la viuda Conrad, Edith tiene acceso a leer la biografía de quien pasaría a ser su maestra de vida interior y su Madre Fundadora, Santa Teresa de Jesús. Una vez que lo comienza, Edith no pudo soltar el libro, sino que pasó toda la noche leyendo hasta terminarlo. Intelectual y lógica como era, leía y analizaba cada página hasta que finalmente su raciocinio se sometió a la gracia haciéndola pronunciar aquellas palabras desde su corazón femenino: "ésta es la verdad".

La fenomenóloga brillante quiere rendirse a la gracia, pero atraviesa crisis profundas. Crisis a las que su voluntad se resiste. Edith estudia incansablemente "los fenómenos" que se van sucediendo en su alma, se apasiona por "explicar" qué es lo que pasa sin lograrlo. Esto la lleva a tener un cansancio crónico pero que finalmente le muestra lo que es el poder de la gracia de Dios en el alma.

Ella misma escribe: "hay un estado de sosiego en Dios, de total relajación de toda actividad espiritual, en el que no se hacen planes ningunos, no se toman decisiones de ninguna clase y, sobre todo, no se actúa, sino que todo el porvenir se deja a la voluntad de Dios, se abandona uno totalmente al "destino". Edith ha descubierto la verdad y se entrega: Seré Católica.

Unos pocos meses más tarde, sin más, Edith entra en una Iglesia Católica, y después de la Santa Misa, busca al sacerdote en la sacristía y le comunica su deseo de ser bautizada. Ante el asombro del Padre y cuestionamiento de su preparación para recibir el sacramento y de ser iniciada en la Fe Católica, Edith responde simplemente: ‘Haga la prueba.”

El día 1 de enero de 1922, Edith es bautizada Católica. Añade a su nombre el de Hedwig, en honor a su amiga quien fue instrumento en su conversión. Su bautismo es fuente de inmensas gracias. Ella reconoce, admirablemente, que su inserción en el Cuerpo Místico de Cristo como Católica, lejos de robarle su identidad como Judía, más bien le da cumplimiento y un sentido más profundo. Al ser Católica se siente mas Judía; encuentra en Jesucristo el sentido de toda su fe y vida como Judía. Este doble aspecto, crea en Edith un corazón auténticamente reconciliador entre las dos religiones.

Después de su bautismo emergió en ella, como fruto directo, la seguridad de su vocación a la vida religiosa. Ella misma escribía a su hermana Rosa en una ocasión: "Un cuerpo, pero mucho miembros. Un Espíritu, pero muchos dones. ¿Cuál es el lugar de cada uno? Ésta es la pregunta vocacional. La misma no puede ser contestada sólo en base de auto-examen y de un análisis de los posibles caminos. La solución debe ser pedida en la oración y en muchos casos debe ser buscada a través de la obediencia".

Es difícil a una mujer tan acostumbrada a la vida independiente y con la tenacidad de su carácter someterse a la obediencia. Pero en efecto, lo hizo.

Vida Apostólica
Edith deseaba entrar casi inmediatamente a la vida religiosa, pero el Padre que en ese momento la aconsejaba espiritualmente, reconociendo los dones extraordinarios que ella poseía, la disuade, considerando que aún tenía mucho bien que hacer por medio de sus actividades “en el mundo”. Así, Edith empieza un periodo de apostolado fecundo y de un alcance impresionante.

Empieza a trabajar como maestra en la escuela de formación de maestras de las dominicas de Santa Magdalena. Aquí establece amistosas relaciones con varias profesoras y alumnas, amistades que durarán toda su vida.

Además de sus clases, escribe, traduce, e imparte conferencias. Durante estos años realizó, además de otros trabajos menores, dos obras voluminosas: La traducción al alemán de las cartas y diarios del Cardenal Newman, y la traducción, en dos tomos, de las Cuestiones sobre la verdad de Santo Tomás de Aquino. Este se convertirá en base fundamental para sus obras filosóficas, escritas luego en el Carmelo.

También durante esta época, da varias conferencias y programas radiales dentro y fuera de Alemania, siendo reconocida notablemente por sus colegas.

Aún en medio de tanta actividad apostólica, Edith busca siempre que puede, sobre todo en Semana Santa, la soledad y la paz de la abadía benedictina de Beuron. Su amor a la Liturgia de la Iglesia la lleva a pasar horas en la capilla y a celebrar las diferentes horas de oración junto con los benedictinos. Cuando más tarde debe escoger un nombre religioso, decide agregarse el nombre de Benedicta, en reconocimiento de las muchas gracias que recibió durante sus horas con la orden benedictina.

En 1933, las situaciones políticas en Alemania van empeorando. El 1 de abril de 1933, el nuevo Gobierno nazi ordena a los profesores no-arios que abandonen “de forma espontánea”, sus profesiones. Aunque teme por la situación cada vez más precaria para los judíos, Edith y su director espiritual reconocen que, por esta eventualidad, no hay nada que ya le impida su entrada al Carmelo, lo cual ha sido su sueño mas constante durante los últimos 11 años. Y así, en el momento más fecundo de su profesión, Edith decide escuchar y acceder a la voz de su corazón, abrazando la vida religiosa. La famosa y brillante conferencista católica renuncia al mundo y voluntariamente pasa a ser parte del anonimato por tanto tiempo anhelado.

"¡Una verdadera locura!" ¿Cómo a alguien se le ocurre renunciar a la fama y al éxito de esa manera especialmente después de tanta lucha? Ella, que hubiera sido nombrada "Filósofa del siglo XX" si no se hubiese retirado... Pero Stein desapareció de la vida pública y la Orden del Carmelo abrió sus puertas a una de las grandes pensadoras de nuestra época.

Su FamiliaEn este momento, sería oportuno destacar lo que significa todo esto para la familia de Edith y sobre todo para su mamá. Más que su profesión, y más que su trabajo a favor de la mujer y sus derechos, fue la incomprensión de su mamá, lo que le causó un verdadero martirio interior a la santa. Para su madre, los actos de Edith constituían una traición familiar que no aceptaría jamás. Su madre, que nunca había comprendido su conversión al catolicismo, sufre un duro golpe con la nueva decisión de su hija más querida de entrar en la vida religiosa, y se niega a escuchar sus explicaciones. Edith abraza este profundo sufrimiento que traspasó su corazón, por seguir la voluntad de Dios, costara lo que costara.

Entrada al Convento de ColoniaEl 15 de abril de 1934, toma el hábito carmelitano y cambia su nombre a Teresa Benedicta de la Cruz. Son muchos quienes traducen su nombre como Teresa “bendecida por la cruz”. Ella no ha tomado su nombre a la ligera; ha entendido bien que abrazar la vida religiosa no tiene otro fin que la entrega generosa del alma en la cruz, en unión con el Crucificado, para el bien de las almas.

Ella escribe: “Mira hacia el Crucificado. Si estás unida a él, como una novia en el fiel cumplimiento de tus santos votos, es tu sangre y Su sangre preciosa las que se derraman. Unida a él, eres como el omnipresente. Con la fuerza de la Cruz, puede estar en todos los lugares de aflicción.”

Y también: “Hay una vocación a sufrir con Cristo y por lo tanto a colaborar en su obra de redención. Si estamos unidos al Señor, entonces somos miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Todo sufrimiento llevado en unión con el Señor es un sufrimiento que da fruto porque forma parte de la gran obra de redención.”

El 21 de abril de 1935, acabado el año de noviciado, hace su primera profesión religiosa y el 21 de abril de 1938, su profesión solemne.

Es durante estos años que concluyó una de las más admirables y profundas de sus obras, no ya para brillar, sino para obedecer. Se trata de la gran obra titulada: Ser Finito y Eterno. En esta obra, Edith trata las preguntas mas existenciales del hombre; reconoce la sed infinita que posee el hombre de conocer la verdad y de experimentar su fruto, entendido desde la realidad de lo eterno y lo trascendental. Y así busca unir las dos fuentes que conducen al hombre al conocimiento de si mismo y de la verdad: la fe y la filosofía.

Una vez mas, la situación de los judíos y de los que los acogen o apoyan empeora. Y ante la hostilidad creciente, sobre todo después de la famosa noche de los “Cristales Rotos” (entre el 9 y 10 de noviembre de 1938), Edith pide trasladarse del Carmelo de Colonia para evitar peligros a la comunidad. Es trasladada, --junto con su hermana Rosa, quien, después de la muerte de la mamá, se había convertido al Catolicismo como Edith y era una hermana lega de la comunidad- al Convento Carmelita de Holanda.

Es aquí donde Edith empieza a escribir, en 1941, su última y más ilustre obra: La Ciencia de la Cruz. Hecha por obediencia a sus superiores, más que una obra intelectual, es el fruto de su propio camino interior de inmolación y victimazgo en imitación al Cordero Inmolado. Teresa Benedicta de la Cruz ha deseado con todo su ser, dar respuesta a la vocación de la entrega total, hasta la Cruz. Entrega su propia vida a favor de los pecadores, y por la liberación de su pueblo, de la situación tan horrenda que viven bajo los nazis. El estar detrás de las puertas del Carmelo no ha acallado las voces del sufrimiento de su pueblo, ni del horror de la guerra. La Hermana Teresa está profundamente preocupada por la situación del pueblo judío en general, y ve en su entrega sacrificial la oportunidad de responder. Este deseo creciente del ofrecimiento de sí misma como víctima por su pueblo, por la conversión de Alemania y por la paz en el mundo, se hace cada vez más vivo. Su modo de apostolado se había transformado en el apostolado del sufrimiento.

Ella escribe: “Yo hablaba (en una ocasión) con el Salvador y le decía que sabía que era su Cruz la que ahora había sido puesta sobre el pueblo judío. La mayoría no lo comprendían; mas aquellos que lo sabían, deberían echarla de buena gana sobre sí en nombre de todos. Al terminar el retiro, tenía la más firme persuasión de que había sido oída por el Señor. Pero dónde había de llevarme la Cruz, aún era desconocido para mí.”

El pueblo sufría y la Hermana Teresa, por amor, desea sufrir con él. “El amor desea estar con el amado.” Decidida en su vocación a la Cruz a favor de su pueblo y de los pecadores, la Hermana Teresa hace una petición por escrito a su Priora, pidiendo permiso para ofrecerse como víctima:

Querida Madre, permítame Vuestra Reverencia, el ofrecerme en holocausto al Corazón de Jesús para pedir la verdadera paz: que la potencia del Anticristo desaparezca sin necesidad de una nueva guerra mundial y que pueda ser instaurado un orden nuevo. Yo quiero hacerlo hoy porque ya es medianoche. Sé que no soy nada, pero Jesús lo quiere, y Él llamará aún a muchos más en estos días.

Como Católica, la Hermana Teresa, vive su realidad judía en plenitud. Es llamada a responder como respondió la Reina Ester a favor de su pueblo. Su función consiste en interceder con toda el alma y con una disposición total para conseguir lo que pide, incluso contando con la posible pérdida de la vida. Pero lo hace en total unión con el ofrecimiento del Divino Mesías. Quiere colaborar en lo que falta a la Pasión de Cristo.

Ella escribe: “Y es por eso que el Señor ha tomado mi vida por todos. Tengo que pensar continuamente en la Reina Ester que fue arrancada de su pueblo para interceder ante el rey por su pueblo. Yo soy una pobre e impotente pequeña Ester, pero el rey que me ha escogido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo.”
En 1942 empiezan las deportaciones de judíos. Luteranos, calvinistas y católicos acuerdan leer el mismo día un texto conjunto de protesta en sus servicios religiosos. La Gestapo amenaza a todas las autoridades cristianas de Holanda con extender la orden de deportación a los judíos conversos a sus credos. Los calvinistas y los luteranos dan marcha atrás, pero Pío XII se mantiene firme. El texto de condena se lee en todas las iglesias católicas de Holanda. La venganza se cumple unos días mas tarde. Las SS invaden el convento del Carmelo de Echt y se llevan a dos monjas judías conversas: Edith y Rosa Stein. 
No era la primera vez que la Iglesia protestaba y sufría. Ya el día de la Pascua de 1939, la encíclica de Pío XI condenando duramente el nazismo, se había leído desde todos los púlpitos de Alemania. Muchos sacerdotes y católicos comprometidos habían sufrido graves consecuencias. 
Esta condenaba ocurrió antes que Francia e Inglaterra se decidieran contra Hitler. 
Esta vez las fuerzas Nazi de Ocupación, en retaliación por las declaraciones de los obispos católicos de Holanda en contra de las deportaciones de los judíos, declaran a todos los católicos-judíos “apartidas”. A la vista de los graves peligros que corren en Holanda, la comunidad del Carmelo comienza los trámites para que Edith y Rosa puedan emigrar a Suiza, pero los intentos no dan resultado. El 2 de agosto del año 1942, miembros de la SS se presentan en el convento y apresan a la Hermana Teresa Benedicta de la Cruz y a su hermana Rosa para conducirlas al campo de concentración de Auschwitz. Al salir del convento, la Hermana Teresa cogió tranquilamente a su hermana de la mano y le dijo: “¡Ven, hagámoslo por nuestro pueblo!”  Estas palabras eran eco de unas que había escrito mucho antes pero con la misma dedicación y determinación:

Yo sólo deseo que la muerte me encuentre en un lugar apartado, lejos de todo trato con los hombres, sin hermanos de hábito a quienes dirigir; sin alegrías que me consuelen, y atormentada de toda clase de penas y dolores. He querido que Dios me pruebe como a sierva, después de que Él ha probado en el trabajo la tenacidad de mi carácter; he querido que me visite en la enfermedad, como me ha tentado en la salud y la fuerza; he querido que me tentase en el oprobio, como lo ha hecho con el buen nombre que he tenido ante mis enemigos. Dígnate, Señor, coronar con el martirio la cabeza de tu indigna sierva.

En la Cima de la CruzAl ser tomadas del Convento de Holanda, primero son trasladadas la Hermana Teresa y Rosa, al campo de concentración de Mersforrt. A empujones y golpes de culata las metieron en barracones llenos de suciedad. Tenían que dormir sobre somieres de hierro sin colchón; a los servicios tenían que ir en grupo y las vigilaban mientras los utilizaban. Los hombres del SS se divertían colocando a las monjas contra la pared y apuntando hacia ellas los fusiles sin el seguro. En aquella horrible situación, una gran paz emanaba de Edith Stein.

En la noche del 4 de agosto, obligaron de nuevo a los prisioneros a subir a los medios de transporte, llevándoles hacia el norte del país. Durante este traslado, eran muchos los que morían por las asfixia y otros se volvían locos por la desesperación. La caravana se detuvo en un lugar descampado, y entre bosques y prados, obligaron a las 1200 personas que llevaban a ir hacia el campo de Westerbork.

Durante toda esta trayectoria horrenda, los prisioneros quedaban admirados ante la serenidad de Edith. Algunos de los sobreviventes dan testimonio de la paz interior de la santa:

“Las lamentaciones en el campamento, y el nerviosismo en los recién llegados, eran indescriptibles. Edith Stein iba de una parte a otra, entre las mujeres, consolando, ayudando, tranquilizando como un ángel. Muchas madres, a punto de enloquecer, no se habían ocupado de sus hijos durantes días. Edith se ocupaba inmediatamente de los pequeños, los lavaba, peinaba y les buscaba alimento.”

Otro dice:

“Había una monja que me llamó inmediatamente la atención y a la que jamás he podido olvidar, a pesar de los muchos episodios repugnantes de los que fui testigo allí. Aquella mujer, con una sonrisa que no era una simple máscara, iluminaba y daba calor. Yo tuve la certeza de que me hallaba ante una persona verdaderamente grande. En una conversación dijo ella: “El mundo está hecho de contradicciones; en último término nada quedará de estas contradicciones. Sólo el gran amor permanecerá. ¿Cómo podría ser de otra manera?”

Y finalmente otro:

“Tengo la impresión de que ella pensaba en el sufrimiento que preveía, no en su propio sufrimiento, --por eso estaba bastante tranquila, demasiado tranquila, diría yo--, sino en el sufrimiento que aguardaba a los demás. Cuando yo quiero imaginármela mentalmente sentada en el barracón, todo su porte externo despierta en mí la idea de una Pietá sin Cristo.”

Después de varios tormentos y humillaciones indescriptibles, el 7 de agosto, apenas salido el sol, Edith y su hermana, junto con unos mil judíos, son trasladados una vez más. Su destino es Auschwitz. Llegan al campo de concentración el mismo 9 de agosto y los prisioneros son conducidos inmediatamente a la cámara de gas. Es ahí donde Edith encuentra la culminación de su ofrecimiento como Esposa de Cristo. Muere como mártir, ofreciéndose como holocausto para la salvación de las almas, por la liberación de su pueblo y por la conversión de Alemania. Con la oración de un Padrenuestro en los labios, Edith da el sentido mas pleno a su vida, entregándose por todos, por amor...

Sin duda podemos declarar que la vida de Teresa fue bendecida por la Cruz. Con su vida, la Hermana Teresa repite las palabras de su gran madre espiritual, Sta Teresa de Ávila: “No me arrepiento de haberme entregado al Amor.”

Edith Stein fue canonizada como mártir en 1998 por el Papa Juan Pablo II, quien le dio el titulo de “mártir de amor”. En octubre de 1999, fue declarada co-patrona de Europa.

Su último testamento:El telegrama que Edith había enviado a la Priora de Echt antes de ser llevada a Auschwitz, contenía esta declaración: "No se puede adquirir la ciencia de la Cruz más que sufriendo verdaderamente el peso de la cruz. Desde el primer instante he tenido la convicción íntima de ello y me he dicho desde el fondo de mi corazón: Salve, OH Cruz, mi única esperanza".

Sta. Teresa Benedicta de la Cruz... Ruega por nosotros!
  

De los escritos espirituales de Santa Teresa Benedicta de la Cruz(Edith Stein Weke, II. Band, Verborgenes Leben ‘Vida Escondida’ Freiburg-Basel-Wien 1987, S. 124-126)
Ave Crux, spes unica“Te saludamos, Cruz santa, única esperanza nuestra” Así lo decimos en la Iglesia en el tiempo de Pasión, tiempo dedicado a la contemplación de los amargos sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo.

El mundo está en llamas: la lucha entre Cristo y el Anticristo ha comenzado abiertamente, por eso si te decides en favor de Cristo, ello puede acarrearte incluso el sacrificio de la vida.

Contempla al Señor que ante ti cuelga del madero, porque ha sido obediente hasta la muerte de Cruz.

Él vino al mundo no para hacer su voluntad, sino la del Padre. Si quieres ser la esposa del Crucificado debes renunciar totalmente a tu voluntad y no tener más aspiración que la de cumplir la voluntad de Dios.

Frente a ti el Redentor pende de la Cruz despojado y desnudo, porque ha escogido la pobreza. Quienquiera seguirlo debe renunciar a toda posesión terrena.

Ponte delante del Señor que cuelga de la Cruz, con corazón quebrantado; Él ha vertido la sangre de su corazón con el fin de ganar el tuyo. Para poder imitarle en la santa castidad, tu corazón ha de vivir libre de toda aspiración terrena; Jesús crucificado debe ser el objeto de toda tu tendencia, de todo tu deseo, de todo tu pensamiento.

El mundo está en llamas: el incendio podría también propagarse a nuestra casa, pero por encima de todas las llamas se alza la cruz, incombustible. La cruz es el camino que conduce de la tierra al cielo.

Quien se abraza a ella con fe, amor y esperanza se siente transportado a lo alto, hasta el seno de la Trinidad.

El mundo está en llamas: ¿Deseas apagarlas? Contempla la cruz: del Corazón abierto brota la sangre del Redentor, sangre capaz de extinguir las mismas llamas del infierno. Mediante la fiel observancia de los votos, mantén tu corazón libre y abierto; entonces rebosarán sobre él los torrentes del amor divino, haciéndolo desbordar fecundamente hasta los confines de la tierra.

Gracias al poder de la cruz puedes estar presente en todos los lugares del dolor a donde te lleve tu caridad compasiva, una caridad que dimana del Corazón Divino, y que te hace capaz de derramar en todas partes su preciosísima sangre para mitigar, salvar y redimir.

El Crucificado clava en ti los ojos interrogándote, interpelándote. ¿Quieres volver a pactar en serio con Él la alianza? Tú sólo tienes palabras de vida eterna. ¡Salve, Cruz, única esperanza!


RESPONSORIO 1Co 1, 24b
R. Nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; * Pero para los llamados, judíos o griegos, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

V. El deseo de mi corazón y mi plegaria pidiendo su salvación suban hasta el Señor. * Pero para los llamados.
1­­­­.Infancia

-Edith Stein nació en el seno de una familia judía el día de la fiesta de Kippur, el 12 de Octubre de 1981 en Breslau, en una casita que se derribó hace tiempo y que se encontraba en la calle Kohlen.

-Fue la última de un total de once hijos, cuyos nombres eran: Erna, Rosa, Frieda, Pablo, Arno, Elsa, Paul…. Su padre, Siegfried Stein, trabajaba en un negocio de madera muy próximo a su casa. El padre de Edith falleció cuando sólo contaba 2 años de edad, ocurrió un día en que se dirigió al bosque de Hitzschlage para hacer una corta muy importante, ya que les sacaría de muchas dificultades, pero le dio un infarto en medio del camino.
Su madre, Augusta Courant, era una mujer judía, muy religiosa, amable y siempre dispuesta a ayudar a los demás. Adoraba a Edith. Cuando su marido les dejó, decidió continuar con el negocio de maderas de Siegfried.

-A Edith no le gustaba nada la escuela, podía leer y escribir con los hermanos mayores, pero a la escuela no había forma de llevarla. Hasta que un día, el día en que Edith cumplió seis años, le prepararon una fiesta de cumpleaños y decidió que quería ir al colegio. La escuela estaba en Ritterplatz, se trataba de un viejo palacio gótico. Las calificaciones eran increíbles, con un horror de sobresalientes y felicitaciones. Unos años más tarde fue a la escuela mayor, la aceptaron.
2.Adolescencia y juventud
-Cuando Edith cumplió dieciséis años apareció en su vida el primo Richard, que estudiaba en Zurich. Les presentó al doctor Marek. Podía preparar a Edith en unos meses a fin de que se pusiera al tanto en matemáticas y latín. El doctor Gossman se hizo cargo de Edith cuando Richard marchó a Göttingen. Le produjo una sensación de asco este hombre, ya que se portaba groseramente con ella. Y decidió hacer el bachillerato. Se presentó a los 'Edith Stein. Santa Teresa Benedicta de la Cruz'
exámenes y fue la única alumna aprobada. El día 3 de marzo de 1911 Edith se examinó de la reválida y estaba segura de que había aprobado. Decidió estudiar filosofía después de haber leído a Haeckel. Edith en los dos semestres se hizo cargo de otras ponencias y fue cuando hechó mano de un libro de Husserl “Investigaciones lógicas”, fue como una revelación, la suerte estaba echada: se iría a Göttingen a las clases de Husserl. Pero antes tenía que ver a Reinach, era como el portavoz. Más tarde, Husserl le sugirió a Edith de hacer el doctorado y ella aceptó. Presentó el trabajo a Reinach y dijo que estaba muy bien. Después se examinó y sacó: “Máxima cum laude”. Unos años después, terminó la tesis doctoral de tres tomos y se la envió a Husserl que se encontraba en Friburgo. Él le dijo que nunca había leído un trabajo semejante y que fuera preparando el examen oral. Cuando se examinó el decano le dijo que le iban a dar la máxima puntuación, que había estado muy bien.

-En 1913 Edith se dirigió a Göttingen con su hermana Rosa con la intención de asistir a las clases de Husserl. El 7 de abril de 1915 se embarcó en un tren de madera para ir a Mährisch-Weisskirchen a ingresar en un hospital militar cuando estalló la primera guerra mundial. Volvió a Breslau después de estar en aquel hospital y poco después se fue a Göttingen a ver a Reinach y a Husserl. Se dirigió a Friburgo para examinarse ante el decano y en octubre volvió otra vez para ser la asistente de Husserl. Pasó un tiempo con Ana Reinach en Göttingen después de la caída de Adolph Reinach en el frente de Flandes.

-Profesores: los primeros profesores después de la infancia fueron el primo Richard y el doctor Gossman, con quien no se llevaba muy bien. El doctor Roehl, quien intentó disuadir a Edith de hacer el bachillerato. Después fueron Adolph Reinach y el filósofo Husserl, con quienes estableció una gran amistad. También conoció en persona a Max Lehmann, un ensayista importante sobre la política y la historia de Alemania y que le encargó a Edith un trabajo sobre la Constitución de 1849. A Hans
Edmund Husserl Lipps, un joven de 23 años, lo
conoció cuando se sumó al grupo de discípulos de Husserl.
-Amigos/as: sus amigos fueron sobretodo Husserl, Adolph Reinach, Ana Reinach y también Conrad y Hedwig Martius. A estos dos últimos los conoció cuando Edith se sumó a la sociedad filosófica que discutían sobre las tesis más profundas de Husserl y fue en su casa donde leyó la “Vida” de Santa Teresa de Jesús. Han s Biberstein, que medio se le enamoró en época de exámenes de Erna. Durante su infancia su prima Leni y su amiga Johanna.
Adolph Reinach
3.Madurez
-Edith empezó a leer “la vida” de Santa Teresa de Jesús en casa de Hedwige Martius y quiso dejarse embriagar por aquella mujer que escribía sobre sí misma. Se encontraba en trance de conversión. Siguió leyendo, la fe se le revelaba como algo más que la adhesión a unas doctrinas, la fe era una vida íntima, cotidiana, inspiradora de todos los sentimientos. Dios se le revelaba como un ser próximo, que la habitaba interiormente. Y le pidió al abate Breitlig que le administrara el bautismo, el padre maravillado, accedió.
-El último día del año de 1921 la pasó entera en oración. Al día siguiente, con el alma iluminada por la luz de la víspera, Edith se acercó a la fuente del bautismo. Cristo se le había quedado dentro. Edith desbordaba alegría.
Recibió el bautismo el primer día del año del Señor de 1922. Del judaísmo vino a la iglesia, recibió los nombres de Teresa Hedwige y su madrina fue Hedwige Conrad.
- Edith estaba ansiosa por incorporarse de lleno a la vivencia de los sacramentos. Y la confirmación debía venir a fortalecer los pasos que acababa de dar con el Bautismo. Se fue a Spira donde conoció al canónigo Schwind y al obispo monseñor Sebastián, quien le dijo a Edith de hacer la confirmación el día de la Purificación de Nuestra Señora, es decir, el día 2 de Febrero.
4.Vida en el Carmelo

- El 15 de octubre de 1933 Edith entraba en el Carmelo de Colonia. Tenía 42 años. Edith Stein vistió el hábito del Carmelo el 15 de Abril de 1934 y se hizo novicia con el nombre de Sor Teresa Benedicto de la Cruz. Todo había estado precioso, Edith lucía un traje blanco, tocado blanco, alma blanca. Ella dijo que quería la misericordia de Dios, la pobreza del Carmelo y la compañía de las hermanas.
- Entre tanto, el provincial de los carmelitas insistió para que se dedicara a completar su obra "Ser finito y Ser eterno", iniciada antes de entrar en el Carmelo. En 1938 culminó su formación carmelita y el 1 de mayo hizo los votos de profesión religiosa carmelita para toda la vida.
En 1938 la situación en Alemania empeoró, y el ataque de las temidas S.S. el 8 de noviembre a las sinagogas despejó toda duda acerca del estado verdadero de los ciudadanos judíos.
El convento de los priores preparó el traslado de Edith al convento de Dutch en Echt y el 31 de diciembre de 1938, Edith Stein fue llevada a Holanda. Allá en el convento de Echt, compuso 3 hermosos actos de oblación, ofreciéndolos por el pueblo judío, por el evitamiento de la guerra y por la santificación de la Familia Carmelita. Después, reorganizó su vida enseñando latín a las postulantes y escribiendo un libro acerca de San Juan de la Cruz. En 1941, por encargo de la Priora del monasterio de Echt, dio inicio a una nueva obra y la continuó mientras pudo, esta vez sobre la teología mística de San Juan de la Cruz. La tituló Scientia Crucis La obra quedó incompleta,
porque también en Echt los nazis terminaron por alcanzarla.

El Carmelo de Colonia
- Edith dejó su carrera como estudiante y aceptó el puesto de profesora de alemán en el Colegio de las Hermanas Dominicas en Speyer. Allí, trabajó durante ocho años como profesora. Dividía su día entre el trabajo y la oración.
En 1931, Edith deja la escuela del convento para dedicarse a tiempo completo a la escritura y publicación de sus trabajos. En 1932 acepta la cátedra en la Universidad de Münster, pero un año después le dijeron que debería dejar su puesto por su ascendencia judía. Recibió varias ofertas profesionales de gran atractivo y seguridad, pero Edith se convenció que había llegado el momento de entregarse por completo a Dios.
El 14 de octubre de 1933, ingresa al convento carmelita en Cologne tomando el nombre de Teresa Benedicta y reflejando su especial devoción a la pasión de Cristo y su gratitud a Teresa de Ávila por su amparo espiritual. En 1938 la situación en Alemania empeoró y el 31 de Diciembre Edith Stein fue llevada a Holanda al convento de Echt.
Como la incineración y los cuartos de gas aumentaron en el Este, pidió una visa a Suiza junto con su hermana Rosa, con quien había vivido en Echt, para ser transferidas al Convento de Carmelitas de Le Paquier. La comunidad de Le Paquier informó a la Comunidad de Echt que podía aceptar a Edith pero no a Rosa. Para Edith fue inaceptable y por eso se rehusó ir a Suiza y prefirió quedarse con su hermana Rosa en Echt. Rosa Stein
Cuando el Obispo de Holanda redactó una carta pastoral en donde protestaban severamente en contra de la deportación de los judíos, los nazis reaccionaron ordenando la exterminación de los judíos que eran católicos. El domingo 2 de agosto, a las 5 de la tarde, después de que Edith Stein había pasado su día rezando y trabajando en su interminable manuscrito de su libro sobre San Juan de la Cruz, los oficiales de la S.S. fueron al convento y se la llevaron junto con Rosa.
5. Muerte en el campo de concentración
El 2 de agosto de 1942 llega la GESTAPO al convento de Echt. Edith Stein se encuentra en la capilla con las otras Hermanas. En cinco minutos debe presentarse, junto con su hermana Rosa. Asustada por la multitud y por no poder hacer nada ante la situación, Rosa se empezó a desorientar. Un testigo relató que Edith tomó de la mano a Rosa y le dijo tranquilamente: "Ven Rosa, vamos a ir por nuestra gente". Juntas caminaron hacia la esquina y entraron en el camión de la policía que las esperaba. Fueron llevadas a Amersfoort y Westerbork, el campamento central de detención en el norte de Holanda.
En medio de la noche, antes del amanecer del 7 de agosto de 1942, sale una expedición de 987 judíos hacia Auschwitz. El 9 de agosto Sor Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su hermana Rosa y muchos otros de su pueblo, murió en las cámaras de gas de Auschwitz.
En 1950, la Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942. No hubo supervivientes. He aquí lo que decía la lista de los Entrada: “el trabajo te hará libre”
deportados:
Número 44070: Edith Theresa Hedwig Stein, nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, Muerta el 9 de Agosto de 1942.
6.Canonización

El 1 de mayo de 1987, Edith Stein, la monja carmelita, fue beatificada junto con el Padre Rupert Mayer, un sacerdote jesuita conocido por su resistencia a los nazis, durante una masiva celebración presidida por el Papa Juan Pablo II en Colonia.
Diez años después, en 1997, Teresa Benedicta McCarthy, una pequeña niña de la ciudad de Boston, en Estados Unidos, fue diagnosticada con un grave e irreversible caso de daño hepático luego de consumir una fuerte dosis de medicamentos, se recuperó repentinamente apenas sus padres oraron a Edith Stein.
Este hecho, completamente documentado, fue reconocido oficialmente como un milagro, abriendo así el camino para la canonización.
Edith Stein fue canonizada el 11 de octubre de 1998, en una sencilla ceremonia presidida por el Sumo Pontífice.
7.Resumen:

Me ha impresionado mucho la vida de esta santa mujer en todos los aspectos de su vida. Primero la madurez que poseía desde pequeña, ya que siempre tenía claro lo que quería hacer y lo llevaba a cabo. Luego la búsqueda de la fe en el Dios cristiano, ya que leyó, estudió muchísimo antes de darse cuenta de que quería dedicarse por completo a su fe en Él. Y ya por último, el martirio. El como consiguió mantener la dignidad y el amor a Dios hasta el último momento de su vida, ayudando a los deportados y siempre con una sonrisa en su rostro.

Edith Stein | Liturgia eucarística y de las horas





SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ - EDITH STEIN
FIESTA
9 DE AGOSTO
 
Celebramos este día a una gran mujer: Santa Teresa Benedicta de la Cruz, cuyo nombre de nacimiento fue Edith Stein. Nacida en el seno de una familia judía, Edith perdió a la temprana edad de los 13 años la fe de sus padres y se alejó conscientemente de la oración. No obstante, siempre permaneció en la búsqueda de la verdad, que finalmente encontró al leer la autobiografía de Santa Teresa de Jesús. El 1 de enero de 1922 recibió, a los 31 años, el bautismo y en 1933 ingresó en el monasterio de Carmelitas Descalzas de Colonia en Alemania. Como consecuencia de la persecución de los nazis a los judíos, Edith murió el 9 de agosto de 1942 en las cámaras de gas de Auschwitz, tras haber ofrecido su vida por su pueblo Israel y por la paz del mundo. Mujer dotada de una extraordinaria inteligencia y múltiples dones humanos dejó numerosos escritos filosóficos y espirituales. Juan Pablo II la canonizó en 1998 y la declaró patrona de Europa en 1999.
 
ANTIFONA DE ENTRADA
Esta mártir derramó su sangre por el nombre de Cristo, no temió las amenazas y alcanzó así, el reino de los cielos.
 
ORACION COLECTA
Señor, Dios de nuestros padres en la fe, infúndenos copiosamente la fuerza de la cruz, con la que enriqueciste de modo admirable a Santa Teresa Benedicta en la hora del martirio; concédenos por su intercesión, buscarte sin descanso a ti que eres la suma Verdad, y mantener con lealtad hasta la muerte la alianza eterna del amor, sellada con la sangre de tu Hijo para la salvación de la humanidad.
 
PRIMERA LECTURA - Acuérdate Señor en el día de nuestra aflicción
Lectura del libro de Ester     4,17k-17n.17r.17t
Por su parte, la reina Ester se refugió en el Señor, presa de mortal angustia. Despojándose de sus magníficos vestidos, se vistió de angustia y duelo. En vez de exquisitos perfumes, echó sobre su cabeza ceniza y suciedad, humilló su cuerpo hasta el extremo, encubrió con sus desordenados cabellos la gozosa belleza de su cuerpo, y suplicó al Señor, Dios de Israel, diciendo:
“Mi Señor y Dios nuestro, tú eres único. Ven en mi socorro, que estoy sola y no tengo socorro sino en ti, y mi vida está en peligro.
Yo oí desde mi infancia, en mi tribu paterna, que tú, Señor, elegiste a Israel de entre todos los pueblos, y a nuestros padres de entre todos sus mayores para ser herencia tuya para siempre cumpliendo en su favor cuanto dijiste.
Acuérdate, Señor, y date a conocer en el día de nuestra aflicción; y dame a mí valor, rey de los dioses y señor de toda autoridad. Líbranos con tus manos y acude en mi socorro, que estoy sola, y a nadie tengo, sino a ti, Señor”.
Palabra de Dios
 
SALMO RESPONSORIAL     Sal 30,3cd-4.6.8ab.16bc-17
V. A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu.
R. A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Sé tú Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame.
R. A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu.
V. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción.
R. A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Líbrame de los enemigos que me persiguen; haz brillar tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia.
R. A tus manos Señor, encomiendo mi espíritu.
 
ALELUYA
Aleluya, aleluya.
Dichosa tú que soportaste la prueba, porque recibiste la corona de la vida
Aleluya.
 
EVANGELIO - La salvación viene de los judíos
Lectura del santo Evangelio según San Juan     Jn 4,19-24
Le dice la samaritana a Jesús: “Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y ustedes dicen que en Jerusalén es donde se debe adorar”. Jesús le dice: “Créeme, mujer, que llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora, ya estamos en ella, en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”.
Palabra del Señor
 
ORACION DE LOS FIELES
Señor Jesús, Tú eres la salvación del mundo. A ti clamamos de todo corazón y te pedimos que escuches nuestra oración por intercesión de tu sierva Santa Teresa Benedicta de la Cruz.
Por el Papa, los obispos, los sacerdotes y todos los que transmiten la fe, roguemos al Señor.
Por todos los cristianos, para que su fe se fortalezca. Te pedimos especialmente por los jóvenes, para que se animen a seguirte desde en la vida religiosa, roguemos al Señor.
Por los investigadores e intelectuales, catedráticos y profesores. Haz que sean por su vida cristiana un ejemplo para la juventud, roguemos al Señor.
Por todos los enfermos y las personas que se encuentran en situaciones difíciles, por los decepcionados y abandonados. Haz que encuentren a hombres y mujeres que les acompañen en su dolor, roguemos al Señor.
Por nuestros difuntos. Consuma en ellos la obra de Tu misericordia y acógelos en Tu gloria, roguemos al Señor.
Oración
Escucha, Padre Santo, la oración de tu Iglesia, y por la intercesión de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, concédenos cuanto te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.
 
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios nuestro, Santa Teresa Benedicta de la Cruz entendió el destino de su pueblo en la cruz de tu Hijo y la cargó sobre si en nombre de todos. Derrama tu bendición sobre estos dones y concédenos que por su intercesión estemos dispuestos a participar en el sacrificio único de la Nueva Alianza que selló tu Hijo con su sangre para la salvación del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.

PREFACIO DE LA SANTA CRUZ
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque has puesto la salvación de la humanidad
en el árbol de la Cruz,
para que, donde tuvo origen la muerte,
de allí surgiera la vida;
y el que en un árbol venció, fuera en un árbol vencido,
por Cristo nuestro Señor.
Por él, los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales,
celebran tu gloria en la fiesta de tu hija Teresa Benedicta de la Cruz.
Unidos a su alegría
permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…

ANTIFONA DE COMUNION     Jn 12, 32
Cuando yo sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.

ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Señor Dios misericordioso, que en la festividad de Santa Teresa Benedicta nos has dado a gustar del fruto del árbol de la cruz. Ayúdanos, por la fuerza de este alimento, a que nos mantengamos fieles a Cristo hasta que podamos comer del árbol de la vida en el Paraíso. Por Jesucristo nuestro Señor.



DOCUMENTOS EN PDF: 
Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Liturgia de la Eucaristia.doc
Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Liturgia de las Horas.doc
(Descargar debajo en: descargar archivos)
 
descargar archivos:
 
 

Homilía de canonización de Teresa Benedicta de la Cruz

           


Homilía de canonización de la Beata Teresa Benedicta de la Cruz


1. «En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!» (Ga 6, 14).
Las palabras de san Pablo a los Gálatas, que acabamos de escuchar, reflejan bien la experiencia humana y espiritual de Teresa Benedicta de la Cruz, a quien hoy inscribimos solemnemente en el catálogo de los santos. También ella puede repetir con el Apóstol: «En cuanto a mí ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!».
¡La cruz de Cristo! En su constante florecimiento, el árbol de la cruz da siempre nuevos frutos de salvación. Por eso, los creyentes contemplan con confianza la cruz, encontrando en su misterio de amor valentía y vigor para caminar con fidelidad tras las huellas de Cristo crucificado y resucitado. Así, el mensaje de la cruz ha entrado en el corazón de tantos hombres y mujeres, transformando su existencia.
Un ejemplo elocuente de esta extraordinaria renovación interior es la experiencia espiritual de Edith Stein. Una joven en búsqueda de la verdad, gracias al trabajo silencioso de la gracia divina, llegó a ser santa y mártir: es Teresa Benedicta de la Cruz, que hoy, desde el cielo, nos repite a todos las palabras que marcaron su existencia: «En cuanto a mí ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo!».
2. El día 1 de mayo de 1987, durante mi visita pastoral a Alemania, tuve la alegría de proclamar beata, en la ciudad de Colonia, a esta generosa testigo de la fe. Hoy, a once años de distancia, aquí en Roma, en la plaza de San Pedro, puedo presentar solemnemente como santa ante todo el mundo a esta eminente hija de Israel e hija fiel de la Iglesia.

Como entonces, también hoy nos inclinamos ante el recuerdo de Edith Stein, proclamando el inquebrantable testimonio que dio durante su vida y, sobre todo, con su muerte. Junto a Teresa de Ávila y a Teresa de Lisieux, esta otra Teresa se añade a la legión de santos y santas que honran la orden carmelitana.
Amadísimos hermanos y hermanas, que habéis venido para esta solemne celebración, demos gracias a Dios por la obra que realizó en Edith Stein.
3. Saludo a los numerosos peregrinos que han venido a Roma y, de modo particular, a los miembros de la familia Stein, que han querido estar con nosotros en esta feliz circunstancia. Un saludo cordial va también a la representación de la comunidad carmelitana, que se convirtió en la «segunda familia» para Teresa Benedicta de la Cruz.
Doy mi bienvenida, asimismo, a la delegación oficial de la República federal de Alemania, encabezada por el canciller federal saliente Helmut Kohl, a quien saludo con cordialidad y deferencia. Saludo, igualmente, a los representantes de los estados del norte del Rin Westfalia y Renania-Palatinado, así como al alcalde de la ciudad de Colonia.
También de mi patria ha venido una delegación oficial guiada por el primer ministro Jerzy Buzek, a la que saludo cordialmente.
Quiero reservar una mención especial a los peregrinos de las diócesis de Wrocław, Colonia, Münster, Espira, Cracovia y Bielsko-Żywiec, aquí presentes junto con sus cardenales, obispos y sacerdotes. Se unen a la gran multitud de fieles que han venido de Alemania, de Estados Unidos y de mi patria, Polonia.
4. Queridos hermanos y hermanas, Edith Stein, por ser judía, fue deportada junto con su hermana Rosa y muchos otros judíos de los Países Bajos al campo de concentración de Auschwitz, donde murió con ellos en la cámara de gas. Hoy los recordamos a todos con profundo respeto. Pocos días antes de su deportación, la religiosa, a quienes se ofrecían para salvarle la vida, les respondió: «¡No hagáis nada! ¿Por qué debería ser excluida? No es justo que me beneficie de mi bautismo. Si no puedo compartir el destino de mis hermanos y hermanas, mi vida, en cierto sentido, queda destruida».
Al celebrar de ahora en adelante la memoria de la nueva santa, no podremos menos de recordar, año tras año, la shoah, ese plan cruel de eliminación de un pueblo, que costó la vida a millones de hermanos y hermanas judíos. El Señor ilumine su rostro sobre ellos y les conceda la paz (cf. Nm 6, 25 ss).
Por amor a Dios y al hombre, una vez más elevo mi apremiante llamamiento: ¡Que nunca más se repita una análoga iniciativa criminal para ningún grupo étnico, ningún pueblo, ninguna raza, en ningún rincón de la tierra! Es una llamada que dirijo a todos los hombres y mujeres de buena voluntad; a todos los que creen en el Dios eterno y justo; a todos los que se sienten unidos a Cristo, Verbo de Dios encarnado. Todos debemos ser solidarios en esto: está en juego la dignidad humana. Existe una sola familia humana. Es lo que la nueva santa reafirmó con gran insistencia: «Nuestro amor al prójimo .escribió. es la medida de nuestro amor a Dios. Para los cristianos, y no sólo para ellos, nadie es .extranjero.. El amor de Cristo no conoce fronteras».
5. Queridos hermanos y hermanas, el amor a Cristo fue el fuego que encendió la vida de Teresa Benedicta de la Cruz. Mucho antes de darse cuenta, fue completamente conquistada por él. Al comienzo, su ideal fue la libertad. Durante mucho tiempo Edith Stein vivió la experiencia de la búsqueda. Su mente no se cansó de investigar, ni su corazón de esperar. Recorrió el camino arduo de la filosofía con ardor apasionado y, al final, fue premiada: conquistó la verdad; más bien, la Verdad la conquistó. En efecto, descubrió que la verdad tenía un nombre: Jesucristo, y desde ese momento el Verbo encarnado fue todo para ella. Al contemplar, como carmelita, ese período de su vida, escribió a una benedictina: «Quien busca la verdad, consciente o inconscientemente, busca a Dios».
Edith Stein, aunque fue educada por su madre en la religión judía, a los catorce años «se alejó, de modo consciente y explícito, de la oración». Quería contar sólo con sus propias fuerzas, preocupada por afirmar su libertad en las opciones de la vida. Al final de un largo camino, pudo llegar a una constatación sorprendente: sólo el que se une al amor de Cristo llega a ser verdaderamente libre.
La experiencia de esta mujer, que afrontó los desafíos de un siglo atormentado como el nuestro, es un ejemplo para nosotros: el mundo moderno muestra la puerta atractiva del permisivismo, ignorando la puerta estrecha del discernimiento y de la renuncia. Me dirijo especialmente a vosotros, jóvenes cristianos, en particular a los numerosos monaguillos que han venido durante estos días a Roma: Evitad concebir vuestra vida como una puerta abierta a todas las opciones. Escuchad la voz de vuestro corazón. No os quedéis en la superficie; id al fondo de las cosas. Y cuando llegue el momento, tened la valentía de decidiros. El Señor espera que pongáis vuestra libertad en sus manos misericordiosas.
6. Santa Teresa Benedicta de la Cruz llegó a comprender que el amor de Cristo y la libertad del hombre se entrecruzan, porque el amor y la verdad tienen una relación intrínseca. La búsqueda de la libertad y su traducción al amor no le parecieron opuestas; al contrario, comprendió que guardaban una relación directa.
En nuestro tiempo, la verdad se confunde a menudo con la opinión de la mayoría. Además, está difundida la convicción de que hay que servir a la verdad incluso contra el amor, o viceversa. Pero la verdad y el amor se necesitan recíprocamente. Sor Teresa Benedicta es testigo de ello. La «mártir por amor», que dio la vida por sus amigos, no permitió que nadie la superara en el amor. Al mismo tiempo, buscó con todo empeño la verdad, sobre la que escribió: «Ninguna obra espiritual viene al mundo sin grandes tribulaciones. Desafía siempre a todo el hombre».
Santa Teresa Benedicta de la Cruz nos dice a todos: No aceptéis como verdad nada que carezca de amor. Y no aceptéis como amor nada que carezca de verdad. El uno sin la otra se convierte en una mentira destructora.
7. La nueva santa nos enseña, por último, que el amor a Cristo pasa por el dolor. El que ama de verdad no se detiene ante la perspectiva del sufrimiento: acepta la comunión en el dolor con la persona amada.
Edith Stein, consciente de lo que implicaba su origen judío, dijo al respecto palabras elocuentes: «Bajo la cruz he comprendido el destino del pueblo de Dios. (...) En efecto, hoy conozco mucho mejor lo que significa ser la esposa del Señor con el signo de la cruz. Pero, puesto que es un misterio, no se comprenderá jamás con la sola razón».

El misterio de la cruz envolvió poco a poco toda su vida, hasta impulsarla a la entrega suprema. Como esposa en la cruz, sor Teresa Benedicta no sólo escribió páginas profundas sobre la «ciencia de la cruz»; también recorrió hasta el fin el camino de la escuela de la cruz. Muchos de nuestros contemporáneos quisieran silenciar la cruz, pero nada es más elocuente que la cruz silenciada. El verdadero mensaje del dolor es una lección de amor. El amor hace fecundo al dolor y el dolor hace profundo al amor.

Por la experiencia de la cruz, Edith Stein pudo abrirse camino hacia un nuevo encuentro con el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, Padre de nuestro Señor Jesucristo. La fe y la cruz fueron inseparables para ella. Al haberse formado en la escuela de la cruz, descubrió las raíces a las que estaba unido el árbol de su propia vida. Comprendió que era muy importante para ella «ser hija del pueblo elegido y pertenecer a Cristo, no sólo espiritualmente, sino también por un vínculo de sangre».
8. «Dios es espíritu, y los que lo adoran, deben adorarlo en espíritu y verdad » (Jn 4, 24).
Amadísimos hermanos y hermanas, estas palabras las dirigió el divino Maestro a la samaritana junto al pozo de Jacob. Lo que donó a su ocasional pero atenta interlocutora lo encontramos presente también en la vida de Edith Stein, en su «subida al monte Carmelo». Ella percibió la profundidad del misterio divino en el silencio de la contemplación. A medida que, a lo largo de su existencia, iba madurando en el conocimiento de Dios, adorándolo en espíritu y verdad, experimentaba cada vez más claramente su vocación específica a subir a la cruz con Cristo, a abrazarla con serenidad y confianza, y a amarla siguiendo las huellas de su querido Esposo: hoy se nos presenta a santa Teresa Benedicta de la Cruz como modelo en el que tenemos que inspirarnos y como protectora a la que podemos recurrir.
Demos gracias a Dios por este don. Que la nueva santa sea para nosotros un ejemplo en nuestro compromiso al servicio de la libertad y en nuestra búsqueda de la verdad. Que su testimonio sirva para hacer cada vez más sólido el puente de la comprensión recíproca entre los judíos y los cristianos.
¡Tú, santa Teresa Benedicta de la Cruz, ruega por nosotros! Amén.

Juan Pablo II
Vaticano, 11 de octubre de 1998
 
 
La vida de Edith viene marcada por un encuentro constante, antes y después de su conversión, con la Cruz. Está como bendecida por la Cruz del Señor. Por eso decide ponerse el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.

+++



 
«Título: Edith Stein –
camino de cruz; ética después de Auschwitz»
 
Camino a Auschwitz. Edith Stein
 
Edith Stein: judía, filósofa, monja, mártir
y Patrona de Europa (1891-1942)
 
Autora: Mª Mercedes Álvarez Pérez
Ed: Magisterio Casals. Biografía joven
Páginas: 161.


Sorprende esta biografía por el modo con que la autora, de una forma muy sencilla, amena, y asequible para edades desde los catorce años, nos narra la vida apasionante de una mujer que sin duda han marcado el talante intelectual del siglo XX.

Judía que pierde la fe a los catorce años (1905). Pronto se inicia en la filosofía (Círculo de Gotinga) conectando con Husserl, padre de la fenomenología, y también con Max Scheler y Adolf Reinach, quienes dan pinceladas cristianas a la filosofía que ofrecía Husserl. Se convierte al catolicismo en 1921 leyendo en casa de unos amigos a Santa Teresa de Jesús de un golpe (entre otros sucesos que le acompañan y dirigen su conversión), da conferencias sobre la figura de la mujer, imparte clases en un colegio de dominicas en Espira. Decide entrar en el Carmelo (en Colonia) sin dejar los estudios filosóficos impulsados por su director espiritual. En agosto de 1942 los nazis entran en un convento de carmelitas en Holanda (Echt) donde está refugiada Edith junto con su hermana Rosa (que era la portera del convento y que se convirtió al catolicismo cuando murió la madre de ambas). Se llevan a las hermanas del convento por ser de raza judía. Sin saber hacia dónde la dirigen, Edith acepta la voluntad de Dios con ánimo fuerte y con alegría. El tren que se hace con ellas tiene una meta: Auschwitz. Muere mártir el 9 de agosto de ese año en las cámaras de gas.
 
Birkenau fotografía 1



La vida de Edith viene marcada por un encuentro constante, antes y después de su conversión, con la Cruz. Está como bendecida por la Cruz del Señor. Por eso decide ponerse el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.

Birkenau fotografía 2



A los dos años de nacer pierde a su padre. Su madre se hace cargo de una familia de once hermanos y Edith es la menor. En plena Guerra Mundial (1915) se ofrece voluntaria en la Cruz Roja, donde por sus méritos y la atención desmesurada a los enfermos le hacen merecedora de la Medalla del Valor. En la Universidad no le dan la cátedra por ser judía. Cuando decide entrar en el Carmelo, su madre se opone de tal modo, que Edith llega a perder el sueño varias noches. Su madre no le corresponde todas las cartas que Edith le escribe tan cariñosamente.

El Papa Juan Pablo II la canoniza en Roma el 11 de octubre de 1998. Un año más tarde, el 1 de octubre, es proclamada Patrona de Europa junto a santa Catalina de Siena y a santa Brígida de Suecia.
Alberto Sánchez León
 

+++
 

La ciencia de la vida
Título : ‘Benedicta de la Cruz. Edith Stein, signo de contradicción’
Autor : Florencio García Muñoz
Editorial : San Pablo
 
Según nos recuerda Alasdair MacIntyre, en el capítulo décimo de su Tras la virtud, el medio principal para la educación moral es la narración de la Historia. Podemos, con la licencia propia del pensamiento, ampliar la idea y afirmar que el medio principal de la educación espiritual es la narración de la vida de la gracia, de su encuentro con Cristo, en quienes han aceptado la gracia de Dios y se han abierto de corazón a la voluntad divina. Autores como Gadamer nos recuerdan en su filosofía el valor de la narración y de la biografía. Hay quien ha sospechado que la disolución de la narrativa de vidas de santos era el principio de un cristianismo más parecido a un gnosticismo que a la confesión verdadera que hemos heredado de la Tradición. Es loable, a todas luces, que la editorial San Pablo, tan volcada en publicaciones populares, nos entregue una cuidada colección Semblanza de hombres y mujeres que son presencia e icono de santidad. En el caso que nos ocupa, la biografía, más bien intelectual que espiritual, que el sacerdote abulense Florencio García Muñoz ha escrito de Edith Stein, santa Teresa Benedicta de la Cruz, es la evocación de una de las vidas más fecundas de la plena contemporaneidad. El texto sigue muy de cerca, como si fuera un eco, la autobiografía de la santa, aunque no olvida otros referentes, principalmente sus voluminosos escritos, bien engarzados en el conjunto de la narración. Debemos agradecer al autor el esfuerzo de publicar, al final, una amplia bibliografía que es desigual en el valor de las referencias internas. No en vano debemos recordar que el Papa Benedicto XVI designó a esta santa Patrona de las Jornadas Mundiales de la Juventud. En este sentido, este sencillo, y a la vez completo, texto puede ser una buena introducción para que los jóvenes conozcan la biografía dilatada de esta mujer ejemplar. La actualidad de este libro evoca otras iniciativas culturales de primera magnitud, de hondo calado y de profunda dimensión, que están naciendo en la Iglesia y que llevan el patrocinio de la santa. Una de ellas, significativa, y que en su sentido encaja con lo que se ha querido decir en este texto, en la dimensión intelectual de la vida de Edith Stein, es el naciente Instituto de Filosofía Edith Stein, de la archidiócesis de Granada. Como nos recuerda esta iniciativa, en su obra, Edith Stein no descarta ninguno de los elementos que constituyen la experiencia de lo real. «Su compromiso vital con la verdad recibió el impulso definitivo en el encuentro con Cristo. Su filosofía llevó a la fenomenología a abrirse a nuevas cuestiones y a un reencuentro con la Tradición, especialmente con santo Tomás. Carmelita y mártir, víctima de una de las más terribles ideologías totalitarias del siglo XX, en ella descubrimos una trayectoria filosófica que posibilita un verdadero diálogo desde la fe cristiana con las culturas y las posiciones intelectuales de los hombres de hoy».
Y, como al principio de la reseña, no sin cierta intencionalidad, se citó a uno de los filósofos contemporáneos más interesantes, MacIntyre, concluyamos con él y con su recuerdo sobre Edith Stein, en la medida en que esta filósofa de primera, discípula de una pretendida síntesis entre realismo y posibilidad de conocer la realidad después de Kant, de realismo y fenomenología, nos alerta sobre la disolución de la vida moral e intelectual en la modernidad ilustrada y en sus derivaciones. Ambos nos ayudan a la recuperación de los conceptos de tradición y de comunidad como esenciales para la vida moral e intelectual, y para un diálogo fecundo entre culturas diversas. Afirman que la razón humana no existe sino en una tradición, sino en una comunidad histórica. José Francisco Serrano Oceja - 2008-02-15
 
+++
“Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra...” (Lc 10,21)  

Auschwitz es el símbolo de la barbarie nazi, como se encargó de recordar ayer un compungido Schröder Construido a partir de mayo de 1940 en la línea ferroviaria entre Katowice y Cracovia cerca de Oswiecim, Auschwitz se concibió en un principio como un campo de concentración de prisioneros políticos polacos. Pero Auschwitz, principal escenario de la «solución final de los judíos», acabó siendo el campo de exterminio más mortífero de la Alemania nazi, donde murieron entre 1,1 y 1,5 millones de personas, el 90 por ciento judíos. Auschwitz, convertido en una máquina de matar judíos al estilo de una cadena de montaje, estaba dividido en tres partes: Auschwitz I, Auschwitz-Birkenau y Auschwitz-Monowitz. Cuando los prisioneros llegaban al campo, los soldados los dividían en dos grupos: obreros y no aptos para el trabajo. A estos últimos les esperaban las cámaras de gas, donde eran asesinados a sangre fría con «Zyclon B», y después incinerados. Auschwitz también fue escenario de macabros experimentos médicos, como los realizados por el doctor Josef Mengele.

+++
 

La ética después de Auschwitz
 
Gonzalo Herranz
Departamento de Humanidades Biomédicas
Universidad de Navarra
4 de febrero de 2005
Diario Médico (Madrid)
La semana pasada, Javier Júdez publicó un hermoso artículo en Diario Médico con ocasión de cumplirse los 60 años de la liberación de Auschwitz. En él, nos ha recordado una historia que nos conviene no olvidar: que nadie está libre de la tentación de dejarse embrutecer por la pasión de saber, ni de convertirse en un poseso de la peor de las furias: la furia cientifista. Muy oportunamente Júdez nos invita a mirar sin parpadear aquel pasado cruel, para que podamos enfrentar el futuro con ponderación y responsabilidad.
Júdez alude al formidable progreso ético que en el campo de la investigación biomédica media entre los años de la segunda guerra mundial y el presente que vivimos. Y aduce como prueba el Protocolo adicional al Convenio de Oviedo sobre Investigación Biomédica que hace unos días se ha puesto a la firma de los Estados que integran el Consejo de Europa.
Sería muy interesante saber cuántos lectores de Diario Médico han leído de punta a cabo el artículo de Júdez. Y cuántos se fueron a la página de Internet del Consejo de Europa para leer que dice el Protocolo y el Informe Explicativo que lo acompaña. Podríamos así tener unos índices que nos dijeran hasta qué punto el interés por la ética de la investigación biomédica ha arraigado entre nosotros.
Porque no es lo mismo predicar que dar trigo. No han faltado ocasiones en la historia, relativamente breve, de la ética de la investigación biomédica, en que los investigadores no se han preocupado en serio de comprender y practicar la sabiduría moral contenida en los grandes documentos en que se ha ido plasmando. Uno de ellos, el Código de Nuremberg.

Un desprecio olímpico
Javier Júdez nos dice que el Código de Nuremberg se convirtió durante la expansiva época investigadora de la posguerra en la concreción para la investigación de los recién proclamados Derechos Humanos. No es esa la conclusión a la que se llega cuando se distingue entre hechos y ditirambos. Se dice que fue el momento inaugural de la ética médica contemporánea, que despertó la conciencia de la sociedad hacia los problemas éticos de la investigación biomédica, que es el documento más importante en la historia de la ética de la investigación médica y el primum movens en el proceso que condujo a la protección de los derechos de la persona sometida a experimentación.
La verdad es que el Código de Nuremberg pasó inadvertido: no fue noticia, nadie se fijó en él hasta casi 25 años después, en que fue rescatado del olvido y rehabilitado a su lugar de prestigio actual. Las grandes revistas no se hicieron eco prácticamente de la sentencia fulminada en agosto de 1947 contra los investigadores nazis por sus crímenes. Una revisión escrupulosa de las grandes revistas médicas lo muestra. La única excepción es el JAMA: la sentencia contra los médicos nazis no aparece hasta el 29 de noviembre de 1947 bajo la forma, extremadamente humilde, de una carta de su corresponsal en Berlín, que incluye una versión muy abreviada de las diez cláusulas del Código. El BMJ, que informó de algunas incidencias del juicio, no dio noticia del Código de Nuremberg. En la bibliografía sobre ética de investigación publicada entre 1947 y 1964, estudiada por Schaupp, sólo dos trabajos citan la sentencia.

La lección que hay que aprender
Júdez nos recuerda al final de su Tribuna que en el siglo XXI hemos de enfrentarnos a muchos retos y que el espíritu de Nuremberg puede ser una buena ayuda para enfrentarnos a ellos.
Nada más cierto. El olvido de Nuremberg se explica por la actitud de la sociedad de la posguerra hacia la investigación científica. En los países vencedores dominaba un ciego optimismo general ante el poder benéfico de la ciencia, el convencimiento de que lo mismo que, gracias a la investigación, se había ganado la guerra contra las potencias del Eje, se ganarían las batallas contra la enfermedad y la pobreza.
Y, sin embargo, aquellos fueron tiempos de un paternalismo muy duro en investigación, en que estaba permitido todo lo que fuera en favor de la ciencia. Nadie que trabajara en investigación humana antes de 1965 -ha advertido Bob Levine- podrá recordar qué era eso de obtener el consentimiento voluntario e informado conforme a las normas de Nuremberg". Las investigaciones del Comité Asesor sobre los Experimentos de Irradiación han demostrado que hasta bien entrados los años 60, el Código de Nuremberg careció de influencia entre los principales investigadores estadounidenses: veinte años de olvido.
Esa es la lección que hay que aprender: no bastan los grandes convenios ni sus protocolos adicionales, no es suficiente dictar leyes o promulgar decretos, ni sirven de mucho las declaraciones éticas ni los comités que las aplican, si no hay una genuina conversión en el corazón de los investigadores y de los políticos de la ciencia. La lección consiste en aprender qué es, en qué consiste y cómo se manifiesta, el respeto por la integridad y la libertad del ser humano, hechura de Dios, de modo que la reverencia por todos los seres humanos, por humildes que sean, se anteponga a la búsqueda de datos nuevos y curaciones de maravilla, a la sed de prestigio personal o de beneficios económicos, a las pasiones que con tanta frecuencia se apoderan del alma del investigador.
Ciertamente, una lección tan necesaria como difícil de aprender en los tiempos que corren. 2005

 
+++
 

¿Dónde estaba Dios durante el «tsunami»?*
 
Tres lecciones para las conciencias, según la «Civiltà Cattolica» ROMA, jueves, 20 enero 2005.- La tragedia causada por el «tsunami» en el sudeste asiático y África arroja tres lecciones: la precariedad del ser humano, la exigencia solidaridad, la necesidad de conversión, considera el editorial del último número de la revista La Civiltà Cattolica.

En última instancia, estas tres lecciones son la consecuencia de la respuesta a la pregunta que muchos se han hecho ante la catástrofe: «Y Dios, ¿dónde está en todo esto?», escribe la revista de la Compañía de Jesús cuyos borradores son revisados por la Secretaría de Estado vaticana.

«Ante todo hay que decir que ver un castigo divino en las catástrofes naturales por los pecados de los hombres es un error, que pone en cuestión a Dios tal y como ha sido revelado por Jesús en el Evangelio», afirma.

«Dios es un Padre que cuida providencialmente a todos sus hijos, que perdona sus pecados, en particular, cuida a los pobres, a los pequeños, y no abandona a quienes sufren», reconoce.

«Su providencia consiste en el hecho de que Dios sabe sacar el bien para los hombres incluso de las situaciones más dolorosas y trágicas en que le colocan los acontecimientos desastrosos de la naturaleza, así como su maldad y falta de sabiduría», indica.

«La manera en que esto tiene lugar es para nosotros un gran misterio», reconoce el editorial, «pero precisamente porque Dios es bueno tenemos que pensar que no permitiría que estos hechos dolorosos y trágicos, si no fuera capaz y no tuviese la intención de sacar del mal el bien para los hombres», asegura.

«Precisamente porque Dios es justo tenemos que pensar que la providencia amorosa de Dios es más grande para los humildes, los pobres y los niños inocentes», añade.

«Dios, en su ternura paterna, estaba cerca de cada uno de esos niños y los salvó en su Reino», asegura.

Esta consideración lleva a la revista a sacar tres lecciones para los hombres y mujeres contemporáneos.

En primer lugar, esta tragedia «debe recordarnos la condición de precariedad en la que se desarrolla la vida del hombre sobre la tierra».

Esta constatación, sugiere, debe llevar a evitar la tentación que plantea «el orgulloso sentido de omnipotencia que algunos cultivan en el mundo de hoy, seguros de que el hombre, con los impresionantes poderes del progreso científico, podrá derrotar las fuerzas del mal que pueden acabar con su bienestar, a su salud y a su vida».

En segundo lugar, la tragedia del sudeste asiático «debe ser un llamamiento a la solidaridad», sugiere la revista más antigua de las que se publican en Italia. «El verdadero problema de los países golpeados por el "tsunami" es el de la reconstrucción».

Pero, «por desgracia --añade--, no se mueven en esta dirección la ciencia y la técnica», denuncia.

«Basta pensar en las inmensas sumas de dinero que podrían servir para dar comida y educación a los millones de personas que mueren de hambre y para curar enfermedades, como el sida, que corre el riesgo de destruir todo un continente como África, y que sin embargo son derrochadas por la búsqueda y la construcción de armas cada vez más terribles y mortíferas, como si no fueran suficientes los inmensos arsenales de armas nucleares que ya existen y que podrían destruir muchas veces el planeta».

Por eso, en tercer lugar, este desastre constituye un llamamiento a la «conversión», explica citando a Jesús en el Evangelio (el accidente de la torre de Siloé). ZS05012003
-.-
 
¿Dónde estaba Dios durante Auschwitz?
 

 


מלאו שישים שנה לשחרור אסירה מחני ההשמדה אושוויץ-בירקנאו. ברגע שכזה אי אפשר שלא להיזכר בטרגדיה שהייתה שם, תוצר הרה־אסון של שנאה מתוכנתת. בימים אלו שומה עלינו להעלות את זכרם של מליוני בני האדם החפים אשר סבלו ייסורים לא־אנושיים והושמדו בתאי הגזים ובמשרפות. אני מרכין ראשי לפני כל אלה שחוו על בשרם את התגלמות של mysterium iniquitatis [סטר הרשע].
כאשר עליתי לרגל למחנה אושוויץ-בירקנאו בתור אפיפיור בשנת 1979, השתהיתי אל מול המצבות לזכר הנספים. חרוטות עליהן כתובות בלשונות רבות: פולנית, אנגלית, בולגרית, שפת הצוענים, צ´כית, דנית, צרפתית, יוונית, עברית, יידית, ספרדית, פלמית, סרבו-קרואטית,  גרמנית, נורווגית, רוסית, רומנית, הונגרית ואיטלקית. בכול השפות הללו כתוב זכרון נרצחי אושוויץ, כולם בני בשר ודם, אף כי רובם בלתי ידועים: גברים, נשים וטף. השתהיתי אז מעט יותר ליד האבן הנושאת כתובת בעברית ואמרתי: " כתובת זו מעוררת בנו את זכרו של העם שבניו ובנותיו שולחו להשמדה טוטאלית. העם הזה מוצאו מאברהם שהוא גם אבינו שלנו לפי האמונה כפי שהעיד פאולוס התרסי [ראה איגרת לרומיים 4, 12-11]. דווקא עם זה, שאלוהים ציווה עליו את הדיבר "לא תרצח", חווה על בשרו את משמעות הרצח. אסור שאיש יעבור על פני המצבה הזאת בשיוויון נפש  ".
 היום אני שב וחוזר על מלים אלו. לנוכח השואה אסור לאף אדם להחשות. אותו נסיון לאבד באופן מתוכנן עם שלם מרחף כצל על אירופה ועל העולם כולו; זהו פשע שמכתים לעולם ועד את תלדות האנושות. מי ייתן שלפחות מעתה ואילך ישמש דבר זה אות אזהרה: אסור להיכנע לאידיאולוגיות אשר מאפשרות לרמוס את כבוד האדם על יסוד הבדלי גזע, צבע, לשון ודת. אני מפנה קריאה זו לכול, ובעיקר לאלה שבשם הדת נוקטים בכוח הזרוע ובטרור.
 הרהורים אלו ליוו אותי בעיקר כאשר במהלך שנת אלפיים נשאה הכנסייה את תפילת הסליחות החגיגית בבזיליקה של סן פייטרו, וגם כאשר עליתי לרגל למקומות הקדושים ובאתי לירושלים. ב " יד ושם " - אתר הזכרון לשואה - ולרגלי הכותל המערבי נשאתי בלבי תפילה וביקשתי מחילה ואת תשובת הלבבות.
 אני זוכר שבשנת 1979 נעצרתי והתמלאתי הרהורים לפני עוד שתי מצבות שהיו כתובות ברוסית ובשפת הצוענים. תולדות השתתפותה של ברית המועצות במלחמה ההיא היו סבוכות, אך אי אפשר שלא לזכור שהרוסים ספגו בה את שיעור האבידות הגבוה מכולם. בתוכניותיו של היטלר נועדו גם הצוענים להשמדה טוטאלית. אסור להמעיט באובדן החיים שנכפה על אחינו אלה במחנה ההשמדה אושוויץ-בירקנאו. משום כך אני שב ומדגיש שאין לחלוף בשיוויון נפש על פני המצבות ההן.
 לבסוף נעצרתי לפני המצבה הכתובה בשפה הפולנית. אמרתי אז שהתנסות אושוויץ הוויתה         " שלב נוסף במאבק של מאות שנים שידעה האומה הזאת, בהגנה על זכויותיה הבסיסיות בקרב עמי אירופה. זו הייתה עוד זעקה למען זכותה למקום משלה על מפת אירופה; עוד התחשבנות כואבת עם המצפון של האנושות ". קביעת האמת הזאת לא הייתה כי אם קריאה לעשות צדק הסטורי עם האומה הזאת שהתנסתה בתלאות כה רבות בתהליך של שיחרור יבשת אירופה מאידיאולוגיית הרשע הנאצית, ונמכרה לעבדות לאידיאולוגיה הורסנית אחרת: הקומוניזם הסובייטי. היום אני שב ומדגיש אותן מלים ומודה לאל על כי הודות למאמץ הבלתי נלאה של בני ארצי מצאה פולין את מקומה הראוי לה על מפת אירופה. משאלתי היא שהמעשה ההסטורי הזה יעשיר את רוחם של כל הארופים.
 במהלך הביקור במחנה אושוויץ-בירקנאו אמרתי גם שמן הראוי להתעכב לפני כל אבן ואבן. אני עצמי נהגתי כך, ונשאתי בלבי תפילה בעוברי ממצבה למצבה, ובקשתי מאת האל רב־החסד למען כל הקורבנות מהאומות שזוועות המלחמה פגעו בהן. התפללתי גם כדי שבאמצעותם תוגש מתנת השלום לעולם כולו. אני ממשיך ומתפלל, בלא הרף, מתוך אמונה שבכל מקרה בסופו של דבר ינצח כבוד־האדם, כיבוד זכויותיו של כל פרט לחפש את האמת בדרכו־שלו, שמירת אמות המוסר, מימוש צדק ומשפט לכול בתנאי חיים הראויים לבני אנוש [ראה האפיפיור יוחנן ה־23, איגרת Pacem in terris (השלום בעולם), " זכרונות הכס הקדוש ", 55 (1963), ע´ 295-296]. בדברי על קורבנות אושוויץ, אנני יכול שלא להזכיר שבתוך כל  אותו מצבור רוע שלא יתואר, היו גם גילויים הירואיים של דבקות בטוב. אין ספק שאנשים רבים קיבלו על עצמם את הסבל מרצונם החופשי,והוכיחו אהבה לא רק כלפי חבריהם האסירים אלא גם כלפי המרצחים. רבים עשו זאת מאהבת האל ומאהבת האדם גם יחד, ויש שעשו זאת בשם הערכים הרוחניים הנעלים ביותר. בזכותם, התגלתה אמת ברורה, שפעמים רבות מוצאים בכתבי הקודש: גם אם אדם מסוגל לעשות את הרע, ולעתים את הרע מכול, לא הרע הוא שיגבר. גם במצולות הסבל, האהבה יכולה לנצח. המצאותה של אהבה כזאת בתוך תוכי אושוויץ, אסור שתישכח. עליה לעורר תמיד את מצפון הבריות, להחנק עימותים, ולדרבן לשלום.
דומה שזו המשמעות העמוקה ביותר של טקס יום הזכרון הזה. אם אנו אמנם מעלים את זכר הטרגדיה של הנספים, אין כוונתינו לפתוח מחדש פגעים כואבים, ואף לא לעורר רגשי שינאה ונקם; אלא לחלוק כבוד לאותם אנשים, ולחשוף את האמת ההסטורית, ובעיקר על מנת שהכול יידעו שאותם  אירועים אפלים צריכים לשמש היום לכל אדם קריאה לאחריותו בבניית ההסטוריה שלנו. מי ייתן שבשום פינה של העולם לא יחזור על עצמו הדבר שבו התנסו גברים ונשים שאנו מבכים זה שישים שנה.
 אני שולח את ברכותיי לכל המשתתפים בטקסי יום הזיכרון הזה ומבקש לכול מאלוהים את מתת ברכתו.
 מן הווטיקן, 15 בינואר 2005
IOANNES PAULUS PP. II
 



“Es curioso que este también llamado progresismo laicista, no quiera saber nada con el cristianismo, aunque luego sean los más entusiastas defensores de la tolerancia, integración y entendimiento con los musulmanes”. 2004
 
+++
 
 

Un antiguo escritor cristiano, Eusebio de Cesarea, subraya la primacía del amor por encima de la necesaria justicia: «No juzgues primero y después ofreces misericordia; sino que primero ten misericordia y después juzgas; con clemencia y con misericordia emite sentencias».
 
+++
 
Cardenal Joseph Ratzinger (S. S. Benedicto P.P. XVI) - Introducción al cristianismo
 
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra...” (Lc 1,35) -       En todos los nacimientos milagrosos del Antiguo Testamento, en los momentos decisivos de la historia de salvación... el sentido del acontecimiento es siempre el mismo: la salvación del mundo no viene del hombre, ni de su propia fuerza. Es necesario que el hombre la acoja como don ofrecido, sólo lo puede recibir como don gratuito. El nacimiento virginal de Cristo es, ante todo, un mensaje sobre la manera de la llegada de la salvación hasta nosotros, -- en la simplicidad de la acogida, como don absolutamente gratuito del amor que rescata al mundo. “Canta de alegría, estéril, tú que no dabas a luz, rompe a cantar de júbilo, tú que no conocías los dolores de parto, porque serán más los hijos de la abandonada que los hijos de la casada, dice el Señor.” (Is 54,1)
     Considerando que cada persona humana constituye ya una novedad inefable, siendo una criatura de Dios, única en la historia, Jesús, es la novedad verdadera. No procede del “humus” de la humanidad sino del Espíritu de Dios. Por esto es llamado el “nuevo Adán” (1Cor 15,47); en él da comienzo una nueva humanidad... La fe cristiana confiesa que Dios no es prisionero de su eternidad, limitado a la esfera puramente espiritual. Al contrario, él puede actuar aquí, hoy, en medio de mi universo. En efecto, él ha actuado en Jesús, el nuevo Adán, nacido de María Virgen por el poder creador de Dios, cuyo Espíritu, en el comienzo, “aleteaba sobre las aguas.” (Gn 1,1) creando el ser de la nada.
 
+++
Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. 38 Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. (Mt 9, 37-38) Rogate ergo dominum messis, ut mittat operarios in messem suam (Mt 9, 38; Lc 10,2).  -  MAXIMILAIN PFEILER (DOCUMENTATO A ROMA DAL 1690 AL 1721)Natura morta con fiori e frutta - Uno di una coppia dipinti ad olio su tela, 72,5x96,5 cm cadauno
 
Isaac de Santa Estrella (hacia 1171) monje cisterciense
Sermón 2 para Todos los Santos, 13-20 

Dichosos los que lloran...” (Mt 5,4) -   “Dichosos los que lloran, porque serán consolados.” (Mt 5,4) Con estas palabras quiere el Señor darnos a comprender que el camino del gozo son las lágrimas. Por la desolación se va a la consolación; perdiendo la vida se la gana, odiando la vida se la recobra (cf Mt 16,24ss) Si te quieres conocer a ti mismo y saber dominarte ¡entra en ti mismo y no busques fuera! ¡Entra en tu interior, pecador, entra donde estás, en tu corazón...! El hombre que entra en si mismo ¿no se descubrirá, desde lejos, como el padre descubre al hijo pródigo, en una región extraña, en un tierra desconocida, donde se sienta y llora por el recuerdo de su padre y de su patria? (cf Lc 15,17)...
      “Adán ¿dónde estás?” (Gn 3,9) Tal vez todavía estás en la sombra para no verte a ti mismo. Coses unas hojas de higuera de vanidad para cubrir tu vergüenza, mirando lo que está a tu alrededor y lo que te pertenece... ¡Mira dentro, pecador, entra en tu alma! ¡Mira y llora por el alma sujeta a la vanidad, a la agitación y que no puede liberarse de su cautividad...Es evidente, hermanos, que vivimos fuera de nosotros mismos, somos olvidadizos de nosotros mismos cada vez que nos disipamos en risotadas o distracciones, cuando nos concedemos comodidades fútiles. Por esto, la Sabiduría tiene interés en invitarnos a la casa del arrepentimiento, más bien que a la casa de la diversión, es decir, llamar al hombre mismo desde dentro del mismo, diciendo: “Dichosos los que lloran” y en otro pasaje: “Ay de los que reís ahora” (Lc 6,25)
       Hermanos míos, gimamos en presencia del Señor cuya bondad nos perdona. Volvamos hacia nuestro interior, con ayunos, llantos, sobre nosotros mismos, (cf Jl 2,12) para que un día...sus consolaciones alegren nuestras almas. Dichosos, en efecto, los que lloran, no porque lloran, sino porque serán consolados. Las lágrimas son el camino, la consolación es la dicha.
 
+++
Simón Pedro - Pescador y príncipe de los apóstoles, primer papa y piedra sobre la cual se edifica la Iglesia. Éste es Pedro. Pedro dijo: «Señor, en tu palabra, echaré la red»
 
Lo que no sería en absoluto democrático sería negar a los creyentes el derecho a hacer valer en el juego político su sentido de lo que es acorde con la dignidad humana, por el hecho de que tal sentido pueda sustentarse de alguna manera en una creencia religiosa. En fin, un creyente demócrata está dispuesto a no hacer valer la voluntad de Dios a toda costa, pero no renuncia, como tampoco renuncia quien no tiene ningún credo religioso, a que de alguna manera –mediante las reglas del juego democrático- su concepción del bien se imponga en la sociedad.
Aunque sea un sofisma muy extendido, no deja de ser un sutil camelo la pretensión de que la democracia se sustenta en unos pretendidos valores neutros, supuestamente válidos para todos y que, al final, suelen acabar consistiendo en rechazar una visión del hombre inspirada en la trascendencia.
 
+++
 
 
La Iglesia o convocación del pueblo de Dios
 
San Cirilo de Jerusalén – Obispo de la Iglesia Católica
DOCTOR DE LA IGLESIA año 313 ca + 386 ca.
Catequesis 18,23-25
La Iglesia se llama católica o universal porque está esparcida por todo el orbe de la tierra, del uno al otro confín, y porque de un modo universal y sin defecto enseña todas las verdades de fe que los hombres deben conocer, ya se trate de las cosas visibles o invisibles, de las celestia­les o las terrenas; también porque induce al verdadero culto a toda clase de hombres, a los gobernantes y a los simples ciudadanos, a los instruidos y a los ignorantes; y, finalmente, porque cura y sana toda clase de pecados sin excepción, tanto los internos como los externos; ella po­see todo género de virtudes, cualquiera que sea su nom­bre, en hechos y palabras y en cualquier clase de dones espirituales.
 Con toda propiedad se la llama Iglesia o convocación, ya que convoca y reúne a todos, como dice el Señor en el libro del Levítico: Convoca a toda la asamblea a la entra­da de la tienda del encuentro. Y es de notar que la prime­ra vez que la Escritura usa esta palabra «convoca» es pre­cisamente en este lugar, cuando el Señor constituye a Aarón como sumo sacerdote. Y en el Deuteronomio Dios dice a Moisés: Reúneme al pueblo, y les haré oir mis pa­labras, para que aprendan a temerme. También vuelve a mencionar el nombre de Iglesia cuando dice, refiriéndose a las tablas de la ley: Y en ellas estaban escritas todas las palabras que el Señor os había dicho en la montaña, desde el fuego, el día de la iglesia o convocación; es como si dijera más claramente: «El día en que, llamados por el Señor, os congregasteis». También el salmista dice: Te daré gracias, Señor, en medio de la gran iglesia, te alabaré entre la multitud del pueblo.
 Anteriormente había cantado el salmista: En la iglesia bendecid a Dios, al Señor, estirpe de Israel. Pero nuestro Salvador edificó una segunda Iglesia, formada por los gentiles, nuestra santa Iglesia de los cristianos, acerca de la cual dijo a Pedro: Y sobre esta piedra edificaré mi Igle­sia, y el poder del infierno no la derrotará.
 En efecto, una vez relegada aquella única iglesia que es­taba en Judea, en adelante se van multiplicando por toda la tierra las Iglesias de Cristo, de las cuales se dice en los salmos: Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la iglesia de los fieles. Concuerda con esto lo que dijo el profeta a los judíos: Vosotros no me agradáis –dice el Señor de los ejércitos–, añadiendo a continua­ción: Del oriente al poniente es grande entre las nacio­nes mi nombre.
 Acerca de esta misma santa Iglesia católica, escribe Pa­blo a Timoteo: Quiero que sepas cómo hay que conducirse en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios vivo, columna y base de la verdad.
-.-
 
La Iglesia es la esposa de Cristo
 
San Cirilo de Jerusalén – Obispo de la Iglesia Católica
DOCTOR DE LA IGLESIA año 313 ca + 386 ca.
Catequesis 18,26-29 - II Corintios 11,7-29
 
«Católica»: éste es el nombre propio de esta Iglesia santa y madre de todos nosotros; ella es en verdad esposa de nuestro Señor Jesucristo, Hijo unigénito de dios (porque está escrito: Como Cristo amó a su Iglesia y se entregó a si mismo por ella, y lo que sigue), y es figura y anticipo de la Jerusalén de arriba, que es libre y es nuestra madre, la cual, antes estéril, es ahora madre de una prole nume­rosa.
 En efecto, habiendo sido repudiada la primera, en la segunda Iglesia, esto es, la católica, Dios –como dice Pablo– estableció en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficen­cia, el gobierno, la diversidad de lenguas, y toda clase de virtudes: la sabiduría y la inteligencia, la templanza y la justicia, la misericordia y el amor a los hombres, y una paciencia insuperable en las persecuciones.
 Ella fue la que antes, en tiempo de persecución y de an­gustia, con armas ofensivas y defensivas, con honra y deshonra, redimió a los santos mártires con coronas de paciencia entretejidas de diversas y variadas flores; pero ahora, en este tiempo de paz, recibe, por gracia de Dios, los honores debidos, de parte de los reyes, de los hom­bres constituidos en dignidad y de toda clase de hombres. Y la potestad de los reyes sobre sus súbditos está limi­tada por unas fronteras territoriales; la santa Iglesia ca­tólica, en cambio, es la única que goza de una potestad ilimitada en toda la tierra. Tal como está escrito, Dios ha puesto paz en sus fronteras.
 En esta santa Iglesia católica, instruidos con esclareci­dos preceptos y enseñanzas, alcanzaremos el reino de los cielos y heredaremos la vida eterna, por la cual todo lo toleramos, para que podamos alcanzarla del Señor. Por­que la meta que se nos ha señalado no consiste en algo de poca monta, sino que nos esforzamos por la posesión de la vida eterna. Por esto, en la profesión de fe, se nos en­seña que, después de aquel artículo: La resurrección de los muertos, de la que ya hemos disertado, creamos en la vida del mundo futuro, por la cual luchamos los cris­tianos
 Por tanto, la vida verdadera y auténtica es el Padre, la fuente de la que, por mediación del Hijo, en el Espíritu Santo, manan sus dones para todos, y, por su benignidad, también a nosotros los hombres se nos han prometido veridicamente los bienes de la vida eterna.
 
+++
 
Es oportuno hacer notar a los lectores que los que se oponen a la infalibilidad papal tienen en general la idea de que es una infalibilidad cuasi-divina. No es así, la infalibilidad que esta doctrina reclama, es muy limitada y NO incluye la posibilidad de revelar NUEVAS doctrinas, tan solo de ampliar el entendimiento del depósito apostólico de la fe. [Es el progreso de la verdad que Cristo prometió a su Iglesia con el Paráclito]

Lo anterior es una gran verdad: Se niega un dogma por que, o se entiende mal o se desconoce por completo.

He aquí como el Sagrado Concilio Vaticano I, en la sesión IV, Constitución Dogmática Pastor aeternus, capítulo 4, define, bajo inspiración del Espíritu Santo, el dogma:
Por esto, adhiriéndonos fielmente a la tradición recibida de los inicios de la fe cristiana, para gloria de Dios nuestro salvador, exaltación de la religión católica y salvación del pueblo cristiano, con la aprobación del Sagrado Concilio, enseñamos y definimos como dogma divinamente revelado que:

"Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe....

El ‘Romano Pontífice*, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables. De esta manera si alguno, no lo permita Dios, tiene la temeridad de contradecir esta nuestra definición: sea anatema."
-.-
* Obispo primus inter-pares’
 
La intervención del carisma de infalibilidad se da sólo en circunstancias concretas. Según la definición del Concilio Vaticano I, la tarea del Papa no es manifestar nuevas doctrinas, sino conservar, exponer y defender lo que ya está contenido, si bien de manera implícita, en las verdades reveladas, objeto de fe. Y la Revelación se cumplió con la muerte del último apóstol. En esta exposición fiel de la fe de los apóstoles, la asistencia del Espíritu Santo es absoluta y garantiza la infalibilidad de las definiciones. El Papa no declara infalibles sus ideas u opiniones personales. Hay definiciones infalibles sólo en materia de fe y de moral. Si, por ejemplo, el Papa hace un diagnóstico sobre un problema que atañe a la cultura o a la política, la infalibilidad, por supuesto, no tiene nada que ver. En el mudable flujo de las circunstancias históricas, una decisión que puede parecer oportuna, algún tiempo después quizá puede dejar de serlo. Algunos deducen que la Iglesia se contradice. Pero la mayor parte de las veces se ve el deseo de los pastores de descifrar eso que también La Pira, después del Papa Juan y el Concilio, llamaba los signos de los tiempos.
+++
 
San Gregorio de Nacianceno (330-390) obispo, doctor de la Iglesia Católica - Del amor a los pobres, 4-6; PG 35, 863
 
“Al actuar así enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser compasivo.” (Sab 12,19) -       El primer mandamiento y el mayor, el fundamento de la Ley y de los profetas (Mt 22,40) es el amor que, según mi parecer, da la mayor prueba de sí mismo en el amor a los pobres, en la ternura y la compasión por el prójimo. Nada honra tanto a Dios como la misericordia porque nade se le asemeja tanto. “La justicia y el derecho sostienen su trono...” (Sal 88,15) Prefiere la misericordia al juicio (Os 6,6). Nada como la benevolencia hacia los hombres atrae tanto la benevolencia de Dios, amigo de los hombres. (Sap 1,6) Su recompensa es justa, mide con la medida de la misericordia.
       Hay que abrir nuestro corazón a todos los pobres, a todos los desgraciados, sea cual fuera su sufrimiento. Este es el sentido del mandamiento que nos exhorta a “alegrarnos con los que están alegres y entristecernos con los que lloran.” (Rm 12,15) Siendo nosotros también humanos, ¿no nos conviene ser misericordiosos con nuestros semejantes?
 
+++
 
La Iglesia, desde el inicio, es católica,
esta es su esencia más profunda, dice Pablo.
 
El nuevo pueblo de Dios, la Iglesia, es un pueblo que proviene de todos los pueblos. La Iglesia, desde el inicio, es católica, esta es su esencia más profunda. San Pablo explica y destaca esto en la segunda lectura, cuando dice:  "Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu" (1 Co 12, 13). La Iglesia debe llegar a ser siempre nuevamente lo que ya es: debe abrir las fronteras entre los pueblos y derribar las barreras entre las clases y las razas. En ella no puede haber ni olvidados ni despreciados. En la Iglesia hay sólo hermanos y hermanas de Jesucristo libres. S. S. Benedicto XVI – P.P. 2005
 
+++
 

"Obras todas del Señor, bendecid al Señor".-
“¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!” (Sal 8, 2).
 
La belleza de la naturaleza nos recuerda que Dios nos ha encomendado la misión de "labrar y cuidar" este "jardín" que es la tierra (cf. Gn 2, 8-17).
 
En el Magnificat María nos habla también de sí, de su glorificación ante todas las generaciones futuras: «Ha puesto sus ojos en la humildad de su sierva. Por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí». De esta glorificación de María nosotros mismos somos testigos «oculares». ¿Qué criatura humana ha sido más amada e invocada, en la alegría, en el dolor y en el llanto, qué nombre ha aflorado con más frecuencia que el suyo en labios de los hombres? ¿Y esto no es gloria? ¿A qué criatura, después de Cristo, han elevado los hombres más oraciones, más himnos, más catedrales? ¿Qué rostro, más que el suyo, han buscado reproducir en el arte? «Todas las generaciones me llamarán bienaventurada», dijo de sí María en el Magnificat (o mejor, había dicho de ella el Espíritu Santo); y ahí están veinte siglos para demostrar que no se ha equivocado.
 
Su fe indefectible que sostuvo la fe de Pedro y de los demás Apóstoles, durante más de dos mil años, siga sosteniendo la de las generaciones cristianas, aquella y siempre misma fe. Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros. Amen ¡Gracias!
 
+++
 
 
Por venir a visitarnos, nuestro agradecimiento.
Por la gracia de Dios, en el año del Señor 2007: Anno Domini
"In Te, Domine, speravi; non confundar in aeternum!".
Mane nobiscum, Domine! ¡Quédate con nosotros, Señor!
 
La Iglesia testimonia el Evangelio por los caminos del mundo, ¡por eso es católica!; desde que Cristo la fundara, hace dos milenios.
“El que a vosotros escucha, a mí me escucha” (Lc 16,10).
Si la presencia de Cristo es la que hace sentirse de veras en casa, es precisamente porque impulsa la libertad del cristiano más allá de los muros de la casa, pues es consciente de que el horizonte de su casa es el mundo-global-universalidad-catolicidad. Por el camino de cada día, vivamos el Evangelio que la Iglesia propone.
 
+++
 
Dones y frutos del Espíritu Santo - La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David (cf Is 11, 1-2). Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana (Sal 143,10).
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios... Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo (Rm 8,14.17)
Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: ‘caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad’ (Ga 5,22-23, vg.).
In Obsequio Jesu Christi.
 

Las ilustraciones que adornan un expuesto, no son obligatoriamente alusivas al texto. Estando ya públicas en la red virtual, las miramos con todo respeto y sin menoscabo debido al ‘honor y buena reputación de las personas’. De allí, hayamos acatado el derecho a la intimidad, al honor, a la propia imagen y a la protección de datos. Tomadas de Internet, las estampas, grabados o dibujos que adornan o documentan este sitio web ‘CDV’, no corresponden ‘necesaria e ineludiblemente’ al tema presentado; sino que tienen por finalidad –a través del arte- hacer agradable la presentación. Tributamos homenaje de sumisión y respeto a todas las personas, particularmente cuyas imágenes aparecen publicadas, gracias.-
Si de manera involuntaria se ha incluido algún material protegido por derechos de autor, rogamos que se pongan en contacto con nosotros a la dirección electrónica, indicándonos el lugar exacto- categoría y URL- para subsanar cuanto antes tal error. Gracias. ‘CDV’.-
"En caso de hallar un enlace o sub-enlace en desacuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica, notifíquenos por e-mail, suministrándonos categoría y URL, para eliminarlo. Queremos proveer sólo sitios fieles al Magisterio". Gracias.-
“Conocereisdeverdad.org = CDV” no necesariamente se identifica con todas las opiniones y matices vertidos por autores y colaboradores en los artículos publicados; sin embargo, estima que son dignos de consideración en su conjunto. ‘CDV’ Gracias.-
CDV” intenta presentar la fe cristiana para la gente más sencilla (catequistas, etc.), en especial para los estratos aparentemente más bajos. ¿La razón? Simple: «Son ellos quienes más necesitan conocer la alegría de Cristo».-
Debido a la existencia de páginas excelentes sobre apologética y formación,  lo que se pretende desde ‘CDV’ es contribuir muy modestamente y sumarse a los que ya se interesan por el Evangelio de Cristo de manera mucho más eficaz. ‘CDV’ Gracias.-
‘La belleza camino hacia Dios’ Benedicto Pont. Max. XVI – 21.IX.MMX, Roma




 
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), virgen y mártir
fecha: 9 de agosto
n.: 1891 - †: 1942 - país: Polonia
canonización: B: Juan Pablo II 1 may 1987 - C: Juan Pablo II 11 oct 1998
hagiografía: Vaticano
Fiesta de santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith) Stein, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas y mártir, la cual, nacida y educada en la religión judía, después de haber enseñado filosofía durante algunos años entre grandes dificultades, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo, prosiguiéndola bajo el velo de las vírgenes consagradas hasta que, en tiempo de un régimen hostil a la dignidad del hombre y de la fe, fue encarcelada lejos de su patria, y en el campo de exterminio de Auschwitz, cercano a Cracovia, en Polonia, murió en la cámara de gas.
patronazgo: co-patrona de Europa.
oración:
Dios de nuestros padres, que guiaste a tu mártir Santa Teresa Benedicta al conocimiento de tu Hijo crucificado y a imitarle hasta la muerte, concédenos por su intercesión que todos los hombres reconozcan en Cristo a su Salvador y puedan contemplarte para siempre por medio de Él. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

«Nos inclinamos profundamente ante el testimonio de la vida y la muerte de Edith Stein, hija extraordinaria de Israel e hija al mismo tiempo del Carmelo, sor Teresa Benedicta de la Cruz; una personalidad que reúne en su rica vida una síntesis dramática de nuestro siglo. La síntesis de una historia llena de heridas profundas que siguen doliendo aún hoy...; síntesis al mismo tiempo de la verdad plena sobre el hombre, en un corazón que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontró descanso en Dios». Estas palabras fueron pronunciadas por el Papa Juan Pablo II con ocasión de la beatificación de Edith Stein en Colonia, el 1 de mayo de 1987.
Cuando Edith Stein, la última de once hermanos, nació en Breslau el 12 de octubre de 1891, la familia festejaba el Yom Kippur, la mayor fiesta judía, el día de la expiación. Esto hizo, más que ninguna otra cosa, que su madre tuviera una especial predilección por la hija más pequeña. Precisamente esta fecha de su nacimientó fue para la carmelita casi un vaticinio. El padre, comerciante de maderas, murió cuando Edith no había cumplido aún dos años. La madre, una mujer muy religiosa, solícita y voluntariosa, una persona verdaderamente admirable, al quedarse sola, debió hacer frente tanto al cuidado de la familia como a la gestión de la gran hacienda familiar; pero no consiguió que sus hijos mantuvieran una fe viva. Edith perdió la fe en Dios: "Con plena conciencia y por libre elección dejé de rezar".
Obtuvo brillantemente la reválida en 1911 y comenzó a estudiar germanística e historia en la Universidad de Breslau, más para tener una base de sustento en el futuro que por auténtica pasión. Su verdadero interés era la filosofía. Le interesaban también los problemas de la mujer. Entró a formar parte de la organización "Asociación Prusiana para el Derecho Femenino al Voto". Más tarde escribía: "como bachiller y joven estudiante, fui una feminista radical. Perdí después el interés por este asunto...".
En 1913, la estudiante Edith Stein se fue a Gottinga para asistir a las clases universitarias de Edmund Husserl, de quien llegó a ser discípula y asistente, consiguiendo con él el doctorado. Por aquellos tiempos, Edmund Husserl fascinaba al público con un nuevo concepto de la verdad, la concepción fenomenológica, que implicaba un retorno a las realidades que están más allá de la conciencia puramente subjetiva: "a las cosas mismas" -tal era el lema de la escuela husserliana-. Sin que él lo pretendiera, la fenomenología condujo a no pocos discípulos y discípulas suyos a la fe cristiana. En Gottinga Edith Stein se encontró también con el filósofo Max Scheler y este encuentro atrajo su atención sobre el catolicismo. Pero todo esto no la hizo olvidar el estudio con el que debía ganarse el pan en el futuro y, en 1915, superó con la máxima calificación el examen de Estado. No obstante, no comenzó el periodo de formación profesional.
Al estallar la primera guerra mundial escribía: "ahora ya no tengo una vida propia". Siguió un curso de enfermería y prestó servicio en un hospital militar austríaco. Fueron tiempos difíciles para ella. Atendía a los ingresados en la sección de enfermos de tifus y prestaba servicio en el quirófano, viendo morir a hombres en la flor de su juventud. Al cerrar el hospital militar en 1916, siguió a Husserl a Friburgo en Brisgovia, donde obtuvo el doctorado "summa cum laude" con una tesis "Sobre el problema de la empatía".
Por aquel tiempo le ocurrió un hecho importante: observó cómo una aldeana entraba en la Catedral de Frankfurt con la cesta de la compra, quedándose un rato para rezar. "Esto fue para mí algo completamente nuevo. En las sinagogas y en las iglesias protestantes que he frecuentado los creyentes acuden a las celebraciones. Aquí, sin embargo, una persona entró en la iglesia desierta, come si fuera a conversar en la intimidad. No he podido olvidar lo ocurrido". En las últimas páginas de su tesis de doctorado escribió: "ha habido personas que, tras un cambio imprevisto de su personalidad, han creído encontrar la misericordia divina". ¿Cómo llegó a esta afirmación?
Edith Stein tenía gran amistad con el asistente de Husserl en Gottinga, Adolf Reinach y su esposa. Adolf Reinach muere en Flandes en noviembre de 1917. Edith va a Gottinga. Los Reinach se habían convertido al Evangelio. Edith tenía cierta renuencia ante el encuentro con la joven viuda.
Con gran sorpresa encontró una creyente. "Este ha sido mi primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores... Fue el momento en que se desmoronó mi irreligiosidad y brilló Cristo". Más tarde escribirá: "lo que no estaba en mis planes estaba en los planes de Dios. Arraiga en mí la convicción profunda de que -visto desde el lado de Dios- no existe la casualidad; toda mi vida, hasta los más mínimos detalles, está ya trazada en los planes de la Providencia divina y, ante los ojos absolutamente clarividentes de Dios, presenta una coherencia perfectamente ensamblada".
En otoño de 1918, Edith Stein dejó la actividad de asistente de Edmund Husserl porque deseaba trabajar independientemente. La primera vez que volvió a visitar a Husserl después de su conversión fue en 1930. Tuvo con él una discusión sobre la nueva fe de la que la hubiera gustado que participara también él. Tras ello escribió una frase sorprendente: "Después de cada encuentro que me hace sentir la imposibilidad de influenciar directamente, se agudiza en mí el impulso hacia mi propio holocausto".
Edith Stein deseaba obtener la habilitación para la libre docencia, algo que, por aquel entonces, era inalcanzable para una mujer. A este respecto, Husserl se pronunciaba así en un informe: "Si la carrera universitaria se hiciera accesible a las mujeres, la podría recomendar encarecidamente más que a cualquier otra persona para el examen de habilitación". Más tarde, sin embargo, se le negaría la habilitación a causa de su origen judío.
Edith Stein vuelve a Breslau. Escribe artículos en defensa de la psicología y de las humanidades. Pero lee también el Nuevo Testamento, Kierkegaard y el opúsculo de los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola. Se da cuenta de que un escrito como éste no se le puede simplemente leer, sino que es necesario ponerlo en práctica.
En el verano de 1921 fue durante unas semanas a Bergzabern (Palatinado), a la finca de la Señora Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl. Esta señora, junto con su esposo, se había convertido al Evangelio. Una tarde Edith encontró en la biblioteca la autobiografía de Teresa de Ávila. La leyó durante toda la noche. "Cuando cerré el libro, me dije: esta es la verdad". Considerando retrospectivamente su vida, escribía más tarde: "mi anhelo por la verdad era ya una oración".
En enero de 1922 Edith Stein se bautizó. Era el día de la Circuncisión de Jesús, la acogida de Jesús en la estirpe de Abraham. Estaba erguida ante la fuente bautismal, vestida con el blanco manto nupcial de Hedwig Conrad-Martius, que hizo de madrina. "Había dejado de practicar mi religión judía y me sentía nuevamente judía solamente tras mi retorno a Dios". Ahora tendrá siempre conciencia, y no sólo intelectualmente, sino de manera tangible, de pertenecer a la estirpe de Cristo. En la fiesta de la Candelaria, una fiesta cuyo origen se remonta también al Antiguo Testamento, fue confirmada por el Obispo de Espira en su capilla privada.
Después de su conversión, lo primero que hizo fue volver a Breslau. "Mamá, soy católica". Las dos lloraron. Hedwig Conrad-Martius escribió: "mira, dos israelitas y en ninguna de ellas hay engaño" (cf. Jn 1, 47). Inmediatamente después de su conversión, Edith Stein aspira a entrar en el Carmelo, pero sus consejeros espirituales, el Vicario general de Espira y el Padre Przywara, S.J., le impiden dar este paso. Acepta entonces un empleo de profesora de alemán e historia en el Instituto y seminario para maestros del Convento dominico de la Magdalena de Espira hasta Pascua de 1931. Por insistencia del Archiabad Raphael Walzer, del convento de Beuron, hace largos viajes para dar conferencias, sobre todo sobre temas femeninos. "Durante el período inmediatamente precedente y también bastante después de mi conversión... creía que llevar una vida religiosa significaba renunciar a todas las cosas terrenas y vivir solamente con el pensamiento puesto en Dios. Gradualmente, sin embargo, me he dado cuenta de que este mundo exige de nosotros otras muchas cosas..., creo, incluso, que cuanto más se siente uno atraído por Dios, más debe "salir de sí mismo", en el sentido de dirigirse al mundo para llevar allí una razón divina para vivir". Su programa de trabajo es enorme. Traduce las cartas y los diarios del período precatólico de Newmann y la obra Quaestiones disputatae de veritate de Tomás de Aquino, en una versión muy libre por amor al diálogo con la filosofia moderna. El Padre Erich Przywara, S.J., la incitó a escribir también obras filosóficas propias. Aprendió que es posible "practicar la ciencia al servicio de Dios... sólo por tal motivo he podido decidirme a comenzar una serie de obras científicas". Encuentra siempre las fuerzas necesarias para su vida y su trabajo en el convento benedictino de Beuron, al que va para pasar allí las fiestas más importantes del año eclesiástico.
En 1931 termina su actividad en Espira. Intenta de nuevo obtener la habilitación para la libre docencia en Breslau y Friburgo. Todo en vano. Compone entonces una obra sobre los principales conceptos de Tomás de Aquino: "Potencia y acción". Más tarde hará de este ensayo una obra mayor, desarrollándola bajo el título de Endliches und ewiges Sein (Ser finito y Ser eterno) en el convento de las Carmelitas de Colonia. No fue posible imprimir esta obra durante su vida.
En 1932 se le asigna una cátedra en una institución católica, el Instituto de Pedagogía científica de Münster, donde tiene la posibilidad de desarrollar su propia antropología. Aquí encuentra la manera de unir ciencia y fe, y de hacer comprensible esta cuestión a otros. Durante toda su vida sólo quiso ser "instrumento de Dios". "Quien viene a mí, deseo conducirlo a Él ".
En 1933 la noche se cierne sobre Alemania. "Había oído ya antes algo sobre las severas medidas contra los judíos. Pero ahora comencé de pronto a entender que Dios había puesto una vez más su pesada mano sobre su pueblo y que el destino de este pueblo era también el mío". El artículo de la ley de los nazis sobre la raza aria hizo imposible que continuara su actividad docente. "Si aquí no puedo continuar, en Alemania ya no hay posibilidades para mí. Me había convertido en una extranjera en el mundo".
El Archiabad Walzer, de Beuron, ya no le impidió entrar en un convento de Carmelitas. Durante el tiempo que estuvo en Espira había hecho ya el voto de pobreza, castidad y obediencia. En 1933 se presenta a la Madre Priora del Monasterio de Carmelitas de Colonia. "Solamente la pasión de Cristo nos puede ayudar, no la actividad humana. Mi deseo es participar en ella".
Una vez más Edith fue a Breslau para despedirse de su madre y de la familia. El 12 de octubre fue el último día que pasó en su casa, el día de su cumpleaños y, a la vez, la fiesta hebrea de los tabernáculos. Edith acompaña a su madre a la sinagoga. Fue un día nada fácil para las dos mujeres. "¿Por qué la has conocido (la fe cristiana)? No quiero decir nada contra Él. Habrá sido un hombre bueno. Pero ¿por qué se ha hecho Dios? " . Su madre lloró. A la mañana siguiente Edith tomó el tren para Colonia. "No podía tener una alegría arrebatadora. Era demasiado tremendo lo que dejaba atrás. Pero yo estaba tranquilísima, en el puerto de la voluntad de Dios". Cada semana escribirá después una carta a su madre. No recibirá respuesta. Su hermana Rosa le mandará noticias de casa.
El 14 de octubre Edith Stein entra en el monasterio de las Carmelitas de Colonia. En 1934, el 14 de abril, tuvo lugar la ceremonia de toma de hábito. El Archiabad de Beuron celebró la misa. Desde aquel momento Edith Stein llevará el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.
Escribe en 1938: "bajo la Cruz entendí el destino del pueblo de Dios que entonces (1933) comenzaba a anunciarse. Pensaba que entendiesen que se trataba de la Cruz de Cristo, que debían aceptarla en nombre de todos los demás. Es verdad que hoy entiendo mejor estas cosas, lo que significa ser esposa del Señor bajo el signo de la Cruz. Aunque ciertamente nunca será posible comprender todo esto, puesto que es un secreto". El 21 de abril de 1935 hizo los votos temporales. El 14 de septiembre de 1936, en el momento de renovar los votos, murió su madre en Breslau. "Hasta el último momento mi madre ha permanecido fiel a su religión. Pero, puesto que su fe y su firme confianza en su Dios... fue lo ultimo que permaneció vivo en su agonía, confío en que haya encontrado un juez muy clemente y que ahora sea mi más fiel abogada, para que también yo pueda llegar a la meta".
En el recordatorio de su profesión perpetua, el 21 de abril de 1938, hizo imprimir las palabras de San Juan de la Cruz, al que dedicará su última obra: "que ya sólo en amar es mi ejercicio ". La entrada de Edith Stein en el convento de las Carmelitas no fue una huida. "Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen aún más cercano; y esto porque nuestra profesión es la de dar cuenta de todos a Dios ". Dio cuenta a Dios sobre todo de su pueblo.
"Pienso continuamente en la reina Ester, que fue sacada de su pueblo para dar cuenta ante el rey. Yo soy una pequeña y débil Ester, pero el Rey que me ha elegido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo " Escribe en 1938. El 9 de noviembre de 1938 se puso de manifiesto ante todo el mundo el odio que tenían los nazis a todo lo judío: Arden las sinagogas, se siembra el terror entre las gentes judías. La Madre Superiora de las Carmelitas de Colonia hace todo lo posible para llevar al extranjero a Sor Teresa Benedicta de la Cruz. La noche de fin de año de 1938 cruza la frontera de los Países Bajos y la llevan al monasterio de Carmelitas de Echt, en Holanda. Allí redacta su testamento el 9 de junio de 1939. "Ya desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su santísima voluntad, la muerte que Dios me haya destinado. Ruego al Señor que acepte mi vida y muerte... de manera que el Señor sea reconocido por los suyos y que su Reino venga con toda su magnificencia para la salvación de Alemania y la paz del mundo... ".
Ya en el monasterio de Carmelitas de Colonia, a Edith Stein se le había dado permiso para dedicarse a las obras científicas. Allí había escrito, entre otras cosas, De la vida de una familia judía. "Deseo narrar simplemente lo que he experimentado al ser judía". Ante "la juventud que hoy es educada desde la más tierna edad en el odio a los judíos..., nosotros, que hemos sido educados en la comunidad judía, tenemos el deber de dar testimonio". En Echt, Edith Stein escribirá a toda prisa su ensayo sobre Juan de la Cruz, el místico doctor de la Iglesia, con ocasión del cuatrocientos aniversario de su nacimiento, 1542-1942. En 1941 escribía a una religiosa con quien tenía amistad: "una scientia crucis (la ciencia de la cruz) sólamente puede ser entendida si se lleva todo el peso de la cruz. De ello estaba convencida ya desde el primer instante y de todo corazón he pronunciado: Ave, Crux, Spes unica (te saludo, Cruz, única esperanza)". Su estudio sobre San Juan de la Cruz lleva como subtítulo: " La ciencia de la Cruz ".
El 2 de agosto de 1942 llega la Gestapo. Edith Stein se encuentra en la capilla con las otras hermanas. En cinco minutos debe presentarse, junto con su hermana Rosa, que se había bautizado en la Iglesia Católica y prestaba servicio en las Carmelitas de Echt. Las últimas palabras de Edith Stein que se oyen en Echt están dirigidas a Rosa: "Ven, vayamos, por nuestro pueblo". Junto con otros muchos otros judíos convertidos al cristianismo, las dos mujeres son llevadas al campo de concentración de Westerbork. Se trataba de una venganza contra el comunicado de protesta de los obispos católicos de los Países Bajos por los progromos y las deportaciones de los judíos. "Jamás había pensado que los seres humanos pudieran llegar a ser así, y tampoco podía pensar que mis hermanas y hermanos debieran sufrir así... cada hora rezo por ellos. ¿Oirá Dios mi oración? En todo caso, oye ciertamente sus lamentos". El Prof. Jan Nota, cercano a ella, escribirá más tarde: "para mí, ella es, en un mundo de negación de Dios, una testigo de la presencia de Dios".
Al amanecer del 7 de agosto sale una expedición de 987 judíos hacia Auschwitz. El 9 de agosto Sor Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su hermana Rosa y muchos otros de su pueblo, murió en las cámaras de gas de Auschwitz.
Con su beatificación en Colonia el 1 de mayo de 1987, la Iglesia rindió honores, por decirlo con palabras del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a "una hija de Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido, como católica, unida con fe y amor al Señor Crucificado, Jesucristo, y, como judía, a su pueblo". Fue canonizada por el mismo papa el 11 de octubre de 1998, y un año más tarde, declarada co-patrona de Europa.
 
 
 
 
 

No hay comentarios: