viernes, 9 de agosto de 2013

Tiburcio de Roma, Santo


Mártir, 11 de agosto
 
Tiburcio de Roma, Santo
Tiburcio de Roma, Santo

Mártir

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio llamado «Ad duas lauros», en la vía Labicana, a tres miliarios de la ciudad, san Tiburcio, mártir, cuyas alabanzas cantó el papa san Dámaso (s. III/IV).
Nacío en Roma, hijo de Cromacio, vicario del prefecto; fué convertido por San Sebastián, después de haber dado libertad á 1.400 esclavos, que se hicieron cristianos; renunció el empleo y se retiró á su casa de campo, la cual fué el refugio de los cristianos perseguidos en tiempo de Diocleciano. Había sido, como su padre, uno de los más hábiles abogados de su tiempo, y cambió la toga por el tormento de los mártires de Jesucristo.

Su celo por la Religión y sus virtudes se hicieron públicos. Sus milagros eran tan patentes que muchos gentiles abrazaron la fe cristiana. Habiendo reprendido al hipócrita Torcuato por sus vicios, éste le delató al emperador de ser cristiano. Preso Tiburcio, confesó la verdad de nuestra fe y los embustes y sofistería de Torcuato, con el valor que da la divina gracia. Encolerizado Fabiano, sucesor de Cromacio, mandó que sacrificase á los dioses del gentilismo, y, negándose á ello, fué condenado á pasear con los pies descalzos sobre fuego vivo, y como salió ileso de este tormento, le llevaron á una legua de la ciudad, en la vía Lavicana, y allí le cortaron la cabeza el 11 de Agosto del año 286.
San Tiburcio, mártir
fecha: 11 de agosto
†: s. III/IV - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Roma, en el cementerio llamado «Ad duas lauros», en la vía Labicana, a tres miliarios de la ciudad, san Tiburcio, mártir, cuyas alabanzas fueron celebradas por el papa san Dámaso.

San Tiburcio es famoso por el epitafio que le dedicó el papa san Dámaso, pero desgraciadamente la inscripción no incluye ningún detalle biográfico. Según la tradición, Tiburcio era un subdiácono romano. Entregado a los perseguidores por un apóstata, compareció ante el prefecto Fabiano. Gracias a su fe, salió ileso de los carbones ardientes sobre los que le obligaron a caminar. Pero los perseguidores atribuyeron ese milagro a la magia y decapitaron al mártir en la Vía Labicana, a cinco kilómetros de Roma. Estos detalles se hallan en las «actas de san Sebastián», que no merecen crédito alguno, pero está fuera de duda que san Tiburcio fue realmente sepultado en la Vía Labicana, en un sitio que se llama «Los Dos Laureles», donde más tarde se construyó una iglesia.

ver los textos que cita Delehaye en Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum, pp. 434-435; y cf. el artículo de J. P. Kirsch, Die Martyrer der Katakomb ad duas Lauros, en Ehrengabe deutscher Wissenschaft dargeboten von Katholischen Gelehrten (1920), pp. 577-601; y Damasi epigrammata (ed. Ihm), n. 30. N.ETF: Lamentablemente no he podido conseguir aun el texto del epitafio de san Dámaso.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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