sábado, 10 de agosto de 2013

UN RETRATO LITERARIO DE SANTA TERESA

                
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Celebramos hoy la fiesta de San Pedro de Alcántara conocido por todos por la descripción que de él hace Santa Teresa en el capítulo 27 del libro de la Vida. En el Carmelo Descalzo también tenemos que recordar en este día de manera especial a una de las hijas más queridas de Teresa de Jesús, a María de San José (Salazar). Esta intrépida carmelita descalza, entre otras, fue la fiel transmisora del carisma teresiano con sus escritos y vida. Nació en 1548 (posiblemente en Toledo) y por seguir el ideal teresiano murió desterrada en el convento de Cuerva (Toledo) un 19 de octubre de 1603.
 
Entre sus escritos, encontramos un retrato hecho en primera persona de su querida Madre Teresa de Jesús:
 
“Era esta santa de mediana estatura, antes grande que pequeña; tuvo en su mocedad fama de muy hermosa y hasta su última edad mostraba serlo; era su rostro no nada común sino extraordinario, y de suerte que no se puede decir redondo ni aguileño; los tercios de él iguales, la frente ancha e igual y muy hermosa, las cejas de color rubio oscuro con poca semejanza de negro, anchas y algo arqueadas; los ojos negros, vivos y redondos, no muy grandes, mas muy bien puestos; la nariz redonda y en derecho de los lagrimales, para arriba disminuida hasta igualar con las cejas, formando un apacible entrecejo, la punta redonda y un poco inclinada hacia abajo, las ventanas arqueaditas y pequeñas y toda ella no muy desviada del rostro.
 
Mal se puede con pluma pintar la perfección que todo tenía: la boca, de muy buen tamaño; el labio de arriba delgado y derecho, el de abajo grueso y un poco caído, de muy linda gracia y color; y así la tenía en el rostro, que con ser ya de edad y muchas enfermedades, daba gran contento mirarla y oírla porque era my apacible y graciosa en todas sus palabras y acciones.
 
Era gruesa más que flaca y en todo bien proporcionada; tenía muy lindas manos, aunque pequeñas; en el rostro, al lado izquierdo, tenía tres lunares levantados como verrugas pequeñas, en derecho unos de otros, comenzando desde debajo de la boca el que mayor era, y el otro entre la boca y nariz, el último en la nariz, más cerca de abajo que de arriba
 
Era en todo perfecta como se ve por un retrato que al natural sacó fray Juan de la Miseria, un religioso nuestro.” (Libro de recreaciones, recreación octava, pág. 188).
 
Este doble tesoro  de nuestra Santa Madre Teresa de Jesús (la descripción de María de San José y el cuadro de fr. Juan de la Miseria) lo podemos disfrutar y contemplar en el monasterio de las carmelitas descalzas de Sevilla que además tienen la gran suerte de custodiar también en su clausura una de las joyas más preciadas de todo la historia de la espiritualidad: Castillo interior. A ello hay que sumar que la misma María de San José fue la primera priora de esta comunidad tan querida por Teresa de Jesús. María de San José, Teresa de Jesús y Sevilla son tres nombres que no pueden separarse ni olvidarse al hablar del Carmelo Descalzo.
 

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