lunes, 30 de septiembre de 2013

COMPARTIR EL EVANGELIO EN FRATERNIDAD

 
La Hermana JOSEFA FALGUERAS ha recopilado un material verdaderamente importante y útil para la lectura, comprensión y seguimiento de Jesucristo tal como nos lo presenta el Evangelio. Varios métodos con la única finalidad de conocer y amar más al Señor. En último lugar se nos ofrece la experiencia del Hermano Carlos en unos textos escogidos.
Profundizar el Evangelio en fraternidad es un camino que pide un cierto entrenamiento y también perseverancia en la comunidad. Hay fraternidades que viven este compartir como un momento sagrado, siempre el mismo día y a la misma hora, con mucha fidelidad. En otras fraternidades cambian a menudo, se dejan cambiar por los acontecimientos, y esto a veces no ayuda. Hay temporadas en que el cansancio o la sequedad hacen que alguna no le encuentre gusto, que lo dejen pero después vuelven a empezar. A veces ayuda cambiar de método.
Cada método tiene sus ventajas y sus inconvenientes. No es suficiente limitarse a hacer un estudio, pero tampoco basta con compartir lo que cada una siente. Si vamos cambiando de método, será más enriquecedor, porque unos favorecen el estudio y otros el compartir.
MÉTODO PROPUESTO POR EL EQUIPO DE FORMACIÓN
DE LAS HERMANITAS DE JESÚS

Leer el texto escogido.
Antes de hablar del texto propiamente dicho, preguntarse: ¿Quién lo escribió? ¿Cuándo? ¿Para quién?
Situar el texto en el contexto general del Evangelio (muchas Biblias indican las grandes partes de cada Evangelio).
Mirar el contexto inmediato: lo que precede y lo que sigue. A menudo aclara el significado del texto.
Leer de nuevo atentamente el texto para descubrir su estructura. Es posible dividirlo en varias partes, a partir del encadenamiento de ideas, de la repetición de algunos términos, de palabras que pueden marcar una insistencia o servir de enlace. ¿Hay palabras que se repiten? Estar también atentos a la sucesión de gestos, palabras, etc. Comparar eventualmente el texto con los pasajes paralelos fijándose en las semejanzas y las diferencias que pueden aclarar la comprensión. Al hacer esta comparación, preguntarse sobre el texto mismo, y no lanzarse en una comparación global de los relatos.
Hacer el comentario del texto, estudiando cada versículo, con la ayuda de las notas y las referencias en el margen de la Biblia, pero sin perderse, sólo para iluminar el texto.
De todo este trabajo, entresacar el mensaje, la Buena Noticia que Dios quiere darnos.
Actualizar esta Buena Noticia en la vida concreta y cotidiana de nuestra fraternidad, con lo que cada uno vive. Tener el cuidado de no moralizar, es una Buena Noticia de Salvación.
LECTURA SANTA EN GRUPO (LECTIO DIVINA)
MÉTODO PROMOVIDO POR EL CARDENAL MARTINI

Si es posible, es bueno que cada persona haya leído el texto de antemano y mirado un poco el contexto bíblico. El encuentro empieza con una oración al Espíritu Santo.
1. El tiempo de la observación del texto
Una persona del grupo lee en voz alta y lentamente el texto.
Luego, durante siete minutos de silencio, cada una observa los elementos que componen el texto (por ejemplo, palabras importantes, personajes, movimientos, lugares, títulos que se dan a Jesús).
2. El tiempo de la meditación
Por último, cada uno, en una frase o dos solamente, expresa al grupo el elemento que ha observado y que le parece más importante.
De nuevo, lectura del texto por otra persona.
Durante siete minutos de silencio cada una relee el texto y procura percibir cual es la fe que se expresa en él, y cómo interroga a su propia fe.
Nuevo compartir: en una frase o dos, cada una resume lo que le parece ser la enseñanza de fe del texto.
3. El tiempo de la contemplación o de la oración
El texto es leído por una tercera persona.
Durante siete minutos de silencio, cada una reza a partir de su meditación y de lo que ha oído de las otras. Si es posible, utilizar en la oración las palabras del texto.
Último compartir. Brevemente, cada persona expresa, delante de las otras, una o dos expresiones de su oración personal.
Se concluye con el Padre Nuestro o con la oración del Magníficat.
MÉTODO DE VIGAN
(CENTRO CATEQUÉTICO DE FILIPINAS)

Primera etapa: el Texto
  1. Lectura. Se lee el texto, cada uno sigue en su Biblia. Es práctico si todo el mundo tiene la misma versión.
  2. Tres minutos de silencio. Durante este tiempo, cada uno lee de nuevo el texto, anotando las expresiones que le llaman la atención (un versículo, una palabra o dos…)
  3. Se comparte. Cada uno lee las expresiones que ha anotado, sin ningún comentario.
Segunda etapa: la Palabra
  1. Lectura. Se vuelve a leer el texto en su totalidad.
  2. Durante 5 minutos de silencio, cada uno procura responder a la pregunta: "¿Qué me dice el Señor a través de este texto?" (Y no: ¿qué pienso yo de este texto?) El texto pasa a ser Palabra de Dios, dirigida a mí personalmente.
  3. Se comparte. Cada uno comunica lo que el Señor le dice, en este momento, partiendo de ese texto. Se suele introducir cada intervención con: "El Señor me dice: María…"o "Antonio…"
Tercera etapa: la Respuesta
  1. Lectura (casi seguro que todo el mundo lo habrá aprendido de memoria…).
  2. Tiempo de silencio, cada uno lee de nuevo el texto e intenta responder a la pregunta: "¿Qué contesto yo a lo que el Señor me dice (o me hace comprender por la voz de los otros)?"
  3. Compartir. Cada uno formula su respuesta en forma de oración, eventualmente con un compromiso concreto.

MÉTODO “PALABRA Y VIDA”


  1. A través de los relatos, personajes y situaciones de la Biblia, Dios dice algo de sí mismo. Contemplar lo que Jesús hace, dice, sus acciones y sus movimientos. ¿Qué me quiere dar a conocer Dios de sí mismo a través de este texto?
  2. A través de esos hechos Dios quiere siempre decirnos algo sobre nosotros mismos: lo que hacemos y lo que somos. ¿Qué nos quiere decir Dios de nosotros y de nuestra vida a través de este texto?
  3. Dios tiene siempre algo que proponernos. ¿Qué nos pide Dios en este texto?

MÉTODO “SENCILLO”


1. Invitación.
Tomamos conciencia de que el Señor está en medio de nosotros. Oración al Espíritu Santo.
2. Lectura del Texto.
Leer el Evangelio, de preferencia tres veces y en traducciones distintas, dejando tiempos de silencio entre ellas.
3. Quedarse en el texto.
Cada persona comparte la palabra o la frase que le ha tocado el corazón. Silencio.
4. Intercambio.
De nuevo cada persona comparte por qué esa palabra o esa frase la ha impresionado. Silencio.
5. Actuar.
¿Qué significa este Evangelio para mí? ¿Para nuestra fraternidad? ¿A qué nos invita?
6. Oración.
Cada persona ora a partir de la Palabra escuchada.
Conclusión: Padre Nuestro.
“MÉTODO” DEL HERMANO CARLOS


El Hermano Carlos puso por escrito muchas de sus meditaciones como se lo había aconsejado el P. Huvelin en una carta que recibió al principio de su estancia en Nazaret: "Escriba sus meditaciones, es una buena práctica; y para usted tiene la ventaja particular de precisar las ideas y de centrar el espíritu"1.
El Hermano Carlos escribe sobre su "método":
"Meditaciones por escrito: hazlas con mucha libertad de espíritu, piedad y paz, piadosamente y sin prisas, sin empeñarte en acabar todas las meditaciones cada día; hazlas largas o cortas, según la gracia: lo que no hagas hoy, lo harás mañana. Son oraciones (…) Leerás los Evangelios, los Salmos o los Profetas (…) cuando sientas que yo no quiero que hagas más oración, lee esto a mis pies, conmigo, pidiéndome que te lo explique"2. "La Sagrada Escritura : no hay que leer pasajes largos seguidos, a lo más medio capítulo, o uno (…) pero hay que leer varias veces al día textos sobre los cuales hacer nuestra meditación"3.
"Tu oración. Tu método. 1º: ¿Qué queréis decirme, Dios mío? 2º: Yo, he aquí lo que tengo que deciros. 3º: No hablar más, mirar al Amado"4.
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1. 24 de mayo de 1897.
2. Cf. Voyageur dans la nuit, 36.
3. Ibid., 38.
4. Ibid., 34.


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