viernes, 29 de agosto de 2014

El limbo ¿existe o no existe?


El "limbo", ¿qué cosa es?
Faltan fundamentos en la Sagradas Escrituras de su existencia
El
El "limbo", ¿qué cosa es?

El limbo es lo que en el Credo se designa como “infiernos” cuando se afirma que "Jesucristo descendió a los infiernos".

Explica este artículo el Catecismo al enseñar: “La Escritura llama infiernos, sheol o hades a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios. Tal era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos, lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el ‘seno de Abraham’.

Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos. Jesús no bajó a los infiernos para liberar allí a los condenados ni para destruir el infierno de la condenación, sino para liberar a los justos que le habían precedido”
. (nº 633)


Y más adelante (nº 635): “Cristo, por tanto, bajó a la profundidad de la muerte para que los muertos oigan la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivan. Jesús, el Príncipe de la vida (Hch 3,15), aniquiló mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo y libertó a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud (Hb 2,14-15). En adelante, Cristo resucitado tiene las llaves de la muerte y del Hades (Ap 1,18) y al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los abismos". (Flp 2,10)

El catecismo de Trento, promulgado después del Concilio de Trento, al explicar los lugares donde están detenidas después de la muerte las almas privadas de gloria, enseña que “hay una tercera clase de cavidad, en donde residían las almas de los Santos antes de la venida de Cristo Señor Nuestro, en donde, sin sentir dolor alguno, sostenidos con la esperanza dichosa de la redención, disfrutaban de pacífica morada. A estas almas piadosas que estaban esperando al Salvador en el seno de Abraham, libertó Cristo Nuestro Señor al bajar a los infiernos” (Catecismo de Trento, parte 1, cap. 6, n. 3).

En la literatura más reciente se emplea esta palabra para indicar el lugar y la situación en que se encuentran los niños y quienes se les equiparan, que mueren sin haber recibido el sacramento del bautismo: “el limbo de los niños”. Este problema de quienes mueren sin haber llegado al uso de razón y sin haber sido bautizados ha dado lugar a diversas teorías:

–Sauras afirma que obtienen la gloria por el voto real del bautismo;

–Boudes también lo afirma, pero en razón de la solidaridad con Cristo;

–Héris y antiguamente Cayetano, creen que se salvan por la fe de los padres.

–Laurenge opina lo mismo pero en razón de una opción personal después de la muerte.

–García-Plaza supone una iluminación extraordinaria que les hace hacer un acto de caridad perfecta.

–Schell cree que se les computa la propia muerte como martirio, etc.

A falta de datos escriturísticos es necesario recurrir al pensamiento de los Santos Padres. Éstos han afirmado claramente la existencia del limbo (cf. por ejemplo, San Gregorio Nacianceno, PG 36,385-390; San Agustín, PL 40,275). En general los Padres y teólogos han afirmado la existencia del limbo como lugar y estado de aquellos que habiendo muerto antes de llegar al uso de razón y sin bautismo, y por tanto con pecado original pero sólo con él, son privados de la visión de Dios, que es don gratuito y personal, aunque no sean castigados con penas aflictivas, sino que pueden gozar de una felicidad natural.

El Magisterio no se ha expedido nunca sobre esta cuestión, aunque tenemos un par de datos debidos al magisterio de Juan Pablo II:

–el primero se refiere a los que mueren en razón del aborto; de ellos dice el Papa escribiendo a las madres que han realizado el aborto: “Si aún no lo habéis hecho, abríos con humildad y confianza al arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación. Os daréis cuenta de que nada está perdido y podréis pedir perdón también a vuestro hijo que ahora vive en el Señor.” (Evangelium Vitae, n° 99);

–el segundo está en el Catecismo: “En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin el Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo”(Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1261).

La Iglesia no conoce otro medio que el Bautismo para asegurar la entrada en el cielo. Pero también reconoce que la manera en que Dios interviene para la salvación de las almas no queda reducida a los sacramentos. Así por ejemplo, se aplican el Bautismo de sangre o el de deseo.

Cristo murió por todos y la vocación de todo hombre es llegar a Dios. Así que la Iglesia confía en que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo conocido sólo por Dios, se salven. Y confía también en la misericordia divina, que quiere que todos se salven (1 Tm 2, 4) pensando que debe haber un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo.

Respecto a la teoría de un estado intermedio entre el cielo y el infierno, donde las almas de estos niños no sufren, pero no gozan de la visión de Dios, el Concilio de Cártago en el año 418, la declaró como falsa.

Así que del limbo, no podemos decir que existe, primero por falta de fundamentos en las Sagradas Escrituras y segundo porque la felicidad a la que todos estamos llamados por naturaleza se debe extender a todos los hombres.

LIMBO
Etim: del latín "limbus", borde de un vestido.
Ver también:  New Advent Encyclopedia 

Los teólogos desarrollaron el concepto de "limbo": un estado de "felicidad natural" después de la muerte que no es ni cielo ni infierno. Dante, en le Divina Comedia (Siglo XIV), puso a los paganos virtuosos y a los filósofos clásicos griegos en el limbo.
El limbo nunca fue doctrina de la Iglesia Católica. Fue una proposición o hipótesis teológica que se propuso a partir del siglo XIII para explicar el destino de los que mueren sin haber cometido pecado mortal pero sin el bautismo. En la pastoral se hablaba del limbo sobre todo en referencia a los niños que morían sin ser bautizados.
Después del Concilio Vaticano II el concepto del limbo fue abandonado. El Catecismo actual confía el destino de los no bautizados en las manos de Dios sin elaborar. 
El Catecismo de la Iglesia Catolica, #1261:En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis" (Mc 10, 14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo.
Hay un rito para bebes no bautizados cuyos padres tenían la intención de bautizarlos.
Algunos puntos sobre el Limbo
Comisión Teológica Internacional con aprobación Benedicto XVI, 
Tras años de estudio, el documento «La esperanza de salvación para los niños que mueren sin el bautismo», de 41 páginas, fue publicado el 20 de Abril, 2007. Ofrecemos algunos puntos principales.
Algunos puntos del documento  Citas son traducción no oficial del documento en inglés publicado por CNS. P. Jordi Rivero.
- Hay buenas razones para tener esperanza que los bebes que mueren sin ser bautizados vayan al cielo.
- El concepto tradicional de limbo - como lugar donde los bebes no bautizados pasan la eternidad sin comunión con Dios - parece reflejar «una visión demasiado restrictiva de la salvación».
-La Iglesia continua creyendo que, por el pecado original, el bautismo es el camino ordinario de salvación para todos y urge a los padres que bauticen a los bebes.
-Hoy hay una mayor conciencia teológica de que Dios es misericordioso y «quiere que todos los seres humanos se salven».
-La gracia tiene prioridad sobre el pecado y la exclusión de los bebés inocentes del cielo no parece reflejar el amor especial de Jesús por los pequeños.
-No hay una respuesta explícita en las Sagradas Escrituras o la Tradición. En el siglo V S. Agustín especuló que los bebes que morían sin bautizar iban al infierno. En el siglo XIII los teólogos se referían al "limbo de los bebés" como un lugar donde los bebés sin bautizar estaban privados de la visión de Dios pero no sufrían porque no sabían de que estaban privados.
-A través de los años, los papas y los concilios cuidadosamente evitaron definir el limbo como doctrina de fe y dejaron la cuestión abierta.
-Una cuestión clave es la enseñanza de la Iglesia que el bautismo es necesario para la salvación. La enseñanza necesita interpretación, a la luz de que los "bebés... no ponen ningún obstáculo personal a la gracia redentora" En esta situación y en otras, la necesidad del bautismo no es absoluta sino secundaria al deseo de Dios por la salvación de todos. "Dios, por lo tanto, puede dar la gracia del bautismo sin que el sacramento sea conferido". Esto no niega que toda salvación viene por medio de Cristo y en alguna manera por medio de la Iglesia, pero requiere un mayor entendimiento sobre como esto funciona.
- “Junto a la teoría del limbo –que permanece como una posible opción teológica- puede haber otros modos de integrar y salvaguardar los principios de la fe subrayados por la Escritura” #41
Un bebe no bautizado puede ser unido a Cristo:
-En conformidad salvadora con la muerte de Cristo, en casos en que el niño sufre y muere.
-Solidaridad con Cristo de las víctimas de violencia, nacidas o no nacidas, que como los Santos Inocentes asesinados por el Rey Herodes, están en peligro por el "miedo o el egoísmo de otros"
-Dios puede simplemente dar el don de salvación a los bebes sin bautizar, correspondiendo a su don sacramental de salvación a los bautizados.

-Concluyen que los muchos factores que han considerado "presentan serias bases teológicas y litúrgicas para tener esperanza de que los bebés que mueren sin ser bautizados se salvarán y gozarán la visión beatífica" "Enfatizamos que estas son razones para esperar en oración mas que fundamentos para un conocimiento seguro" La Iglesia no tiene conocimiento seguro sobre la salvación de los bebes que muren sin bautizar. 

Más allá de la Muerte


 Doctrina actual. Existencia del limbo

DOCTRINA ACTUAL

La Iglesia habla claramente que estos niños, muertos sin bautismo y con el solo pecado original, pueden salvarse. Dice el Catecismo de la Iglesia católica que “Dios ha vinculado la salvación al sacramento del bautismo, pero su intervención salvífica no queda reducida a los sacramentos” (Cat 1257). El bautismo de sangre y el deseo del bautismo “produce los frutos del bautismo sin ser sacramento” (Cat 1258). Además, todos los hombres sin excepción están llamados a la salvación. “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,4). Porque “la vocación última del hombre es realmente una sola, es decir, la vocación divina. En consecuencia, debemos mantener que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo conocido sólo por Dios, se asocien a este misterio pascual” (Cat 1260) “La gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y la ternura de Jesús con los niños... nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin bautismo” (Cat 1261). 

Según esto, si estos niños se van a salvar, la mayoría de los teólogos niegan la existencia del limbo, pues suponen que se salvarán inmediatamente después de su muerte. Ciertamente, que hoy nadie acepta la existencia del limbo como estado definitivo y eterno, como un estado intermedio para siempre. Pero ¿existe el limbo como estado temporal? .

La existencia del limbo no ha sido definida dogmáticamente por la Iglesia. Por eso, se puede opinar libremente, respetando las opiniones contrarias. Como dice un dicho atribuido a San Agustín:
“En las cosas necesarias debe hacer unidad;
en las cosas dudosas, debe haber libertad
y en todo debe haber caridad ”



EXISTENCIA DEL LIMBO
Nuestra opinión es que existe el limbo como estado temporal, que durará, como el purgatorio, hasta el fin del mundo. En él, no solamente hay niños, sino también adultos que por diversas causas carecieron del suficiente uso de razón para hacer actos plenamente humanos y, por tanto, para pecar mortalmente y murieron sin bautismo con el solo pecado original. Por ejemplo, muchos enfermos mentales o con graves problemas sicológicos. 
Consideramos que muchos niños pueden ir directamente al cielo después de su muerte sin pasar por el limbo, en virtud de la fe y oración de sus padres, que desearon su bautismo vivamente, o quizás los ofrecieron a Dios antes de nacer o fueron bendecidos por sacerdotes o hubo otras personas que oraron por ellos antes de fallecer... Hay muchos misterios de Dios que no podemos conocer y no podemos saber los exactos caminos de salvación que Dios tiene para estos niños, que pueden ser diversos para cada uno. 
Sin embargo, es justo pensar que hay muchos niños que mueren sin bautismo y nadie se acuerda de ellos ni ora por ellos ni antes ni después de su muerte. Quizás, en muchos casos, porque han sido abortados espontáneamente a los pocos días de ser concebidos, cuando son tan pequeñitos como la cabeza de un alfiler y ni siquiera su propia madre se ha podido dar cuenta. Esto ocurre también cuando se usan dispositivos intrauterinos que son abortivos. En muchos casos de abortos provocados, nadie se acuerda de ellos, sobre todo cuando sus padres son personas perversas o que han estado metidos en satanismo, ocultismo... Yen muchos casos de niños de familias paganas o de quienes por diversas razones creen que el aborto no es pecado o que el feto no es un ser humano, tampoco rezarán por ellos ni se acordarán de ellos. 
Nosotros consideramos que para ser liberados del pecado original, es necesaria alguna acción positiva de sus padres o familiares o de otras personas buenas. También se debe reparar ese pecado cometido, en el caso de los abortos provocados. 
Por eso, la Iglesia lo único que nos dice sobre estos niños muertos sin bautismo y con solo el pecado original es que hay que “ORAR POR SU SALVACIÓN” (Cat 1283). Lo cual significa que su salvación no viene necesariamente, como en algunos casos, de inmediato, sino después de orar por ellos un tiempo, antes de que vayan al cielo. Durante ese tiempo de espera ¿donde están? En un “lugar” o estado que llamamos “limbo”. ¿Cuánto tiempo? Sólo Dios lo sabe y dependerá de cada caso en particular.

“En cuanto a los niños muertos sin bautismo,
la liturgia de la Iglesia nos invita a tener
confianza en la misericordia de Dios
y a orar por su salvación” (Cat 1283)

Entonces el limbo ¿existe o no existe?


Este caso es especialmente interesante no sólo por el asunto teológico que implica, sino sobre todo por el enorme revuelo mediático que creó en el 2007 y el daño que hizo a la Iglesia y a muchos católicos.
ARGUMENTO: La Iglesia decía antes que el limbo existía y ahora dice que no existe. ¿Se cree el papa que puede crear y destruir limbos a su antojo en el Más Allá? ¿Mentía la Iglesia antes o ahora, y miente en más cosas? Un buen ejemplo de que los católicos y los cristianos en general creen en una religión irracional e inventada.
APOLOGÍA
Veamos qué podemos decir ante tales incorrectas acusaciones y comprenderemos por qué todo este revuelo del limbo proviene precisamente de un querer razonar en exceso. Según nos dice el Nuevo Testamento, para entrar en el cielo es necesario el bautismo (entre otras cosas). Este asunto de la salvación sin duda merece un artículo propio y lo tendrá, y también el tema del bautismo de niños, pero ahora nos vamos a centrar simplemente en las consecuencias de esta doctrina para los niños muertos sin bautizar. Es interesante también tener en cuenta que el destino de la gente buena que muere sin haber conocido a Jesús podría ser el mismo, así que podríamos estar hablando del destino de millones de personas, incluida la gente que ha sido educada en el ateísmo y  rechaza a Jesús porque no ha tenido la oportunidad de conocerlo bien (salvo a través de caricaturas y estereotipos falsos) e igualmente gentes de otras religiones en idéntica situación.
Existen tres tipos de bautismo: el normal (el del agua), el de la sangre (mártires que mueren antes de ser bautizados) y el del deseo (catecúmenos sinceros que mueren antes de recibir el deseado bautismo). También se dice que Dios establece los sacramentos pero “no está limitado por ellos”, lo que traducido coloquialmente sería algo así como que el dueño de la discoteca exige invitación para dejar entrar, pero como es el dueño, también puede dejar entrar a quien considere, según su criterio, aunque no tenga invitación.
Partiendo de estas verdades doctrinales, se ha especulado con la idea de que el feto que muere en el vientre de su madre, sin bautizar, podría ir al cielo por un “bautismo de deseo” transferido por parte de la madre que deseaba bautizarlo cuando naciera. Esa misma transferencia podría también producirse cuando el niño es demasiado pequeño para elegir, siempre que la madre tuviera intención de bautizarlo pronto pero el niño se muere antes.
Otras especulaciones no fueron tan optimistas. San Agustín opinaba que estos niños iban al infierno (si sólo hay cielo e infierno, si no pueden entrar al cielo tendrán que ir al infierno), pero allí su castigo sería “más suave” (ahora nos preguntaríamos, ¿castigados por haber hecho qué?). A partir de aquí esa hipótesis se fue suavizando drásticamente con el paso del tiempo. Santo Tomás de Aquino ya dice que no puede ser que esos niños inocentes vayan al infierno ni que sean castigados sin tener culpa ninguna. Si no pueden entrar en el cielo entonces tiene que existir otro lugar, pero no hay otro lugar. Este dilema lo resolvió diciendo que iban a una región situada “al borde” del infierno (en latín borde es “limbus”). Así nació la idea del Limbo. También se dijo que no sufrían por la falta de visión beatífica puesto que, no teniendo noticia de su existencia, no la echaban de menos. Y más tarde se les atribuyó una especie de “felicidad natural”, con lo que el “vestíbulo del infierno” más bien se convirtió en un “vestíbulo del cielo”.
Pero el hecho es que la Iglesia nunca ha definido como dogma de fe la existencia de dicho “limbo de los niño”; y hoy los teólogos lo rechazan mayoritariamente, dando por supuesta la salvación eterna de tales niños. El mismo Cardenal Ratzinger, cuando era Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, declaró:
«El limbo no ha sido nunca definido como verdad de fe. Personalmente -hablando más que nunca como teólogo y no como Prefecto de la Congregación- dejaría en suspenso este tema, que no ha sido nunca nada más que una hipótesis teológica».
Sin embargo en el 2007 el tema del limbo, que parece que ya sólo interesaba a los teólogos, y no mucho, adquiere una sorprendente relevancia internacional y se convierte en un ejemplo de la falta de información y, aún peor, la tremenda desinformación a la que los cristianos de hoy estamos sometidos. El limbo hace titulares de prensa en todo el mundo, países católicos y no católicos por igual. Los titulares dicen en tono de guasa que la Iglesia –o el papa- “cierra el Limbo”, e inmediatamente los no creyentes e incluso los no católicos lo utilizan para burlarse de los católicos. Y muchos católicos, confusos e incluso avergonzados, aguantan el chaparrón como pueden, o incluso lo consideran la gota que colma el vaso y abandonan su fe. Y es que, verdaderamente, ¿quién es el papa para poner y quitar limbos en el más allá? ¿y si ahora nos dicen que el infierno también es mentira? Igual podría ser mentira todo lo demás. Una de dos, o el papa se cree que es Dios, o la Iglesia católica miente, o al menos fabrica sus creencias sobre la marcha.
La mayoría de los cristianos actuales reciben su información (incluida la referida a su fe y a su iglesia) a través de los medios de comunicación, así que muy pocos se cuestionaron las afirmaciones sensacionalistas de los medios. La verdad es mucho más simple y no tiene absolutamente nada de novedad ni de polémica.
El limbo nunca ha sido doctrina oficial de la Iglesia, nunca, y menos aún, un dogma. Como hemos visto en nuestra crónica histórica, fue una hipótesis que lanzó San Agustín y modificó Santo Tomás en un intento personal por reconciliar dos ideas que le resultaban contradictorias o al menos de difícil encaje. Esa teoría tuvo éxito y se extendió. La Iglesia oficial la manejó como teoría, pero nunca la sancionó (al igual que la ciencia trabaja con teorías que parecen útiles aunque aún no hayan podido demostrar si son ciertas o falsas). La doctrina no cambia, porque la verdad no cambia, pero las teorías se pueden modificar para mejorarlas, y eso es lo que durante siglos ha hecho la Iglesia con la teoría del limbo. En el siglo XX la Iglesia, tanto oficial como de a pie, terminó por no aceptar que seres inocentes fuesen excluidos del cielo sin culpa alguna, y la teoría del limbo quedó abandonada. Pero el problema sigue ahí, y no tenemos una respuesta. Igual que San Agustín dio su respuesta personal, su opinión, la Iglesia actual también da una opinión diciendo que dichos niños probablemente se salven igualmente, pero que no puede afirmar categóricamente que sea así o al contrario, porque ni la Biblia ni la Tradición nos dicen nada sobre el tema. Ante esta situación, lo mejor que podía hacer la Iglesia (ojalá lo hubiera hecho desde el primero momento) es guardar silencio o expresar su esperanza de salvación basándose en la bondad de Dios y su amor por los niños.
Esto es precisamente lo que el papa Benedicto XVI quiso, aclarar la situación explicando la postura de la Iglesia al respecto. No estableciendo una nueva opinión, sino explicando a la gente cuál era la postura de la Iglesia. Con lo que no contaba el papa es con que su mensaje llegaría a la mayoría de los cristianos filtrado y manipulado por los medios de comunicación para convertir una noticia casi insulsa en un titular sensacionalista: “El Papa Cierra El Limbo” (así apareció en muchos periódicos de todo el mundo).
Por poner solo uno entre miles de ejemplos, copiaré aquí el principio del artículo que sobre el tema publicó el periódico español “El País” (uno de los periódicos más prestigiosos de habla hispana, y supuestamente uno de los más serios):
El papa cierra las puertas del limbo
Las puertas del limbo se cerraron ayer de forma definitiva. En adelante, los niños que mueran sin bautizar quedarán en manos de “la misericordia de Dios” e irán quizá al paraíso. La clausura del limbo comenzó con el catecismo publicado en 1992 por Juan Pablo II, un texto en el que no se citaba el misterioso lugar de frontera donde los niños “no gozan de Dios pero tampoco sufren”, en palabras del catecismo de san Pío X. Y ayer se hizo oficial, con la presentación de conclusiones de una Comisión Teólogica Internacional reunida en el Vaticano durante las pasadas semanas. (El País digital, 7 de octubre de 2006)
La conclusión tras leer el artículo es clara, el periódico anuncia, con cierta sorna, que ha habido un cambio de doctrina en el la Iglesia y que “en adelante”, los niños que mueran sin bautizar ya no irán al limbo como los anteriores, sino quizá al paraíso. Y todo ello se relata sin perder la sensación de seriedad en la retransmisión de la noticia. Y ahora veamos lo que realmente ocurrió:
El 19 de abril de 2007, siendo papa Benedicto XVI (anterior Cardenal Ratzinger), el Vaticano autorizó la publicación de las conclusiones de una comisión teológica internacional indicando que dicha conclusión está en consonancia con la doctrina de la Iglesia (o sea, que no la contradice). El documento dice:
Todos los factores que hemos considerado [...] dan serias bases teológicas y litúrgicas a la esperanza de que los niños muertos sin bautismo estén salvos y gocen de la visión beatífica”.
El documento deja bien claro que el asunto del limbo es una hipótesis histórica y como tal debe ser tratado, y también deja bien claro que no es que la Iglesia ahora haya dado con la solución al problema, sólo que la hipótesis actual es mucho más esperanzada que antes, pero el problema sigue abierto y el documento afirma:
La teoría del limbo es entendida como un estado que incluye las almas de los niños que mueren con el pecado original [no lavado por el bautismo] y que, por tanto, ni merecen la visión beatífica ni tampoco merecen castigo alguno por no ser culpables de ningún pecado personal. Esta teoría, elaborada por los teólogos a principios de la Edad Media, nunca formó parte de las definiciones dogmáticas del Magisterio [de la Iglesia]. Sin embargo, el mismo Magisterio a veces mencionó esta teoría en sus enseñanzas ordinarias hasta el Concilio Vaticano II. Por lo tanto continúa siendo una hipótesis teológica posible”.
Por poner un ejemplo del revuelo de comentarios que esta malintencionada noticia produjo en internet, aquí copio un comentario de los usuarios de Yahoo!Respuestas:
“¿Por que la Iglesia determino que ya no existe el Limbo? , entonces que nos devuelva el dinero que nos cobro.En determinado momento la Iglesia solicito el pago de cierta cantidad de dinero para sacar del Limbo a los familiares fallecidos obteniedo Indulgencias . Wau nuevamente otro cambio … o no sera que como Pluton ya no es planeta La Iglesia no se quedo atras…. les gusta la publicidad”
A lo cual otro usuario responde:
Mira si iglesia determino que no existe el limbo es porque nunca a existido. porque yo creo que por muy que sea la iglesia no creo que tengan la autoridad para poner o quitar una cosa así. Y sobre lo que an cobrado por misas para sacar las almas de los difuntos del limbo pues es negocio como todo en esta vida.
Y otro más, responde
“no lo sabia, fijate”
Todos asumen sin dudarlo que la noticia de que la Iglesia quita el limbo es correcta, incluso el tercer usuario, que se entera ahí mismo, tampoco lo cuestiona. Un asunto así de grave y la gente acepta las noticias sin más. También es típico de la poca formación cristiana general el comentario que hacen sobre que la Iglesia ha cobrado por sacar familiares del limbo. Como hemos comentado, no se consideraba el limbo un lugar del que se pudiera salir y por tanto la Iglesia nunca cobró ni hizo misas por eso (por desgracia sí “cobró” en su tiempo en misas e indulgencias por sacar gente del purgatorio, que es lo que aquí confunden).
¿Qué ocurre pues? Que la Iglesia se limita a aclarar que el Limbo es y siempre ha sido una teoría, no una doctrina, y que en realidad no sabemos qué pasa con esos niños, aunque confiamos en la bondad de Dios. Punto. Todo lo demás ha sido desinformación y confusión interesada.
Sirva este asunto como ejemplo de la fiabilidad que podemos dar a los medios de comunicación para informarnos, al menos en temas de fe. Si con un asunto tan poco relevante (para el público en general) y tan difícil de malinterpretar se puede hacer un circo mediático semejante, podemos esperarnos cualquier cosa.



Limbo (teología)


Cristo en el limbo.
En la teología católica, el limbo es el estado o el lugar temporal de las almas de los buenos creyentes que han muerto antes de la resurrección de Jesús (limbo de los patriarcas), y el estado o lugar permanente de los no bautizados que mueren a corta edad sin haber cometido ningún pecado personal, pero sin haberse visto librados del pecado original mediante el bautismo (limbo de los niños). Teóricamente, al menos según algunas interpretaciones, y a pesar de su nombre, también irían a éste aquellos adultos que, no habiendo cometido pecado personal alguno, no hubieran tenido la oportunidad de conocer la doctrina cristiana ni ser bautizados; aunque el estado de concupiscencia provocado por el pecado original haría muy remota la posibilidad de que un caso así haya llegado a darse.
El significado de «limbo» es ‘borde’ u ‘orla’, y penetró en el lenguaje cuando se quiso indicar que los niños muertos sin pecados personales van a residir en la región fronteriza del infierno, en una especie de nivel superior, adonde no les alcanzaría el fuego. Aunque popularmente se entiende como un sitio «al que las almas van», desde el punto de vista teológico el concepto nunca estuvo completamente definido; era lo que en teología se conoce como teologúmeno. En realidad, el limbo nunca fue declarado dogma por laIglesia (como sí lo fue el Purgatorio) si bien esta creencia fue ampliamente difundida en el mundo católico. Sí fue declarado dogmáticamente que el pecado original merece las penas del infierno, y que sólo a través del bautismo, en cualquiera de sus formas, puede ser perdonada la culpa que lo acompaña.
En el año 2006, el papa Juan Pablo II eliminó la creencia católica del limbo para los niños no bautizados, indicando que el destino de sus almas queda sujeto "a la misericordia de Dios".1

Véase también

Bibliografía

  • Enrique DenzingerEl magisterio de la Iglesia. Barcelona: Herder, 31.ª edición, 3.ª reimpresión, 1963.

Referencias

Enlaces externos

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