sábado, 30 de agosto de 2014

La humildad- cuento y significado

humildadUn día un turista fue a visitar a un maestro espiritual y quedó estupefacto al ver que su casa sólo tenía una estancia llena de libros con una mesita y un banco, que eran sus únicos muebles. Y le preguntó:
- Maestro, ¿dónde tienes tus muebles?
- Y los tuyos, ¿dónde están?, replicó el maestro.
- ¿Los míos? Yo sólo estoy de paso.
- Yo también, respondió el maestro.
Por eso, no hay que pensar tanto en tener y tener cosas materiales. No hay que alardear de lo que somos o tenemos. Hay que vivir para la eternidad y ser humildes.
 Jesús nos dice: “Lleven mi yugo y aprendan de mí que soy manso y
humilde de corazón…y entonces encontrarán paz”. Entonces decimos que es la humildad
la que atrae la paz (SALMO 37, 11) y “cuya remuneración son las riquezas, honra y vida”
(PROVERBIOS 22, 4).
Según el diccionario, la humildad es la actitud de sumisión y confianza. Y esta actitud se
demuestra frente a los problemas; es sinónimo de justicia, de piedad, de mansedumbre;
es aceptar a los demás por amor, soportar a los más débiles, sobrellevarlos. Mientras que
el orgullo es soberbia, altivez, elevado concepto y gloriarse de sí mismo. La humildad no
es pobreza material, ni escasez, ni miseria; no significa “poco”, pues la humildad no trae
pobreza. La humildad no tiene que ver con el aspecto físico ni con lo que tengamos, tiene
que ver con la actitud. La humildad trae consigo riqueza, honra y vida; es decir, calidad de
vida, ese es el premio a esta actitud. Más aún, muchas veces una cultura de humillación
sirve para formar nuestro carácter pero lo que nos impide asumirla es por tener un
corazón soberbio. No olvidemos que ¡Nosotros vamos a llegar hasta donde nuestro
carácter nos alcance! Así como Dios nos ama y conoce nuestros potenciales, también
nos quebranta y nos procesa para que reaccionemos, porque nuestra fe se ve probada
en esos momentos críticos ¡Ha llegado el momento que dejemos todo rastro de altivez y
arrogancia en nuestras vidas para que tengamos abundancia de paz! Según PROVERBIOS
15, 33 “a la honra precede la humildad” y para ello hay que aprender de Jesús que es
manso y humilde para saber soportar. Vemos también en MARCOS 10, 43 que Jesús
enseña que para llegar a tener honra hay que ser servidores de todos, aun cuando el
código de la opinión pública diga que el más importante es el que tiene más gente a su
servicio. Ante La Palabra de Dios el más importante es el que sirve a más personas.
Concluyamos diciendo que la humildad siempre trae consigo cosas buenas para nuestras
vidas, nunca malas. Necesitamos humildad cuando hay que administrar mucho y también
cuando pasamos por etapas de humillación. ¡Hay que saber soportar y ser más flexibles!
La humillación te está anunciando que algo muy bueno se viene (obviamente hablamos
cuando somos humillados por cosas buenas). Si bien hay que humillarse porque Dios a
su tiempo nos exaltará (1 PEDRO 5, 5), no quiere decir que Dios nos está enseñando que
al poner en práctica este principio siempre nos vaya bien. Hace falta entrenarnos en la
humildad y para ello el servicio es elemental, porque ¡Dios siempre ha levantado a la
gente humilde! La Biblia nos dice que Moisés era el hombre más humilde sobre la faz de
la tierra (NÚMEROS 11) y Pablo enfatiza que Jesús, siendo el Salvador, se despojó de Su
Trono y se humilló hasta la muerte, por eso Dios le dio el Nombre sobre Todo Nombre
para que todos se arrodillen delante de Él (FILIPENSES 2, 6 – 1); por lo tanto, dejemos
de ser altaneros (EFESIOS 4, 1 – 3) y despojémonos de la vieja vestidura que atrofió
nuestras vidas porque estamos llamados a vivir en paz; reconozcamos que todo es gracias
a Dios (FILIPENSES 2, 3 – 4) y aprendamos a ser fieles en lo poco. Entreguemos todos los
créditos a Dios y respetemos a los demás tratándolos como nuestros superiores. Eso es
ser humildes, sin necesidad de andar comparándose, ni enalteciéndose ante los demás
(COLOSENSES 3, 12) porque Dios atiende a los humildes (SALMO 138, 6) y habita en el
quebrantado (ISAÍAS 57, 15).
¡Dios cuenta con tu corazón humilde para restaurarte!

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